En estos días en los que la llamada “actualidad” hierve como una olla a presión, bien activada por los periódicos, las televisiones y una realidad de signo agorero, constato alarmado como la cifra de parados no cesa de crecer y como el nivel de tráfico rodado urbano cada vez nos remite más a las noches de los años sesenta. Algunos periodistas hablan de inminente estallido social, aunque la verdad es que en parte alguna se ven indicios de ella. Como suelo hacer cuando los interrogantes se acumulan en demasía, acudo a la playa para charlar con mis amigos futurólogos. Los encuentro animados y con muy buen aspecto, como si sus raciones diarias de crisis y actualidad con las que se desayunan con los periódicos fueran el mejor de los sustentos.
- Os veo muy animados. ¿Acaso tenéis buenas noticias
del futuro?
Se ríen de mi broma, pero educados y sensibles como
son, me responden al acto con ganas:
- Mira, Rumbau, las cosas están que hierven, eso lo
sabemos todos, pero pensar el futuro como hacemos nosotros, aunque no siempre
sea halagüeño, es algo que nos llena de satisfacción. ¿Y sabes por qué? Pues
porque al proponer nuestras soluciones, que son las que vemos llegar del
futuro, nos sentimos partícipes del mismo, y nada hay de más gratificante que
acompañar el devenir del mundo y de la historia. Y fíjate que aunque haya
errores y fallos monumentales, pues es obvio que no podemos acertar en todo,
ello no impide que propongamos nuestras visiones, que quizás yerren en unos
aspectos y detalles, pero que seguro aciertan en otros. Es como si viviéramos
subidos al tiempo, ese tiempo que ahora corre acelerado para imponer sus nuevas
realidades, pues ya sabes que el tiempo que ahora se ha puesto en marcha es de
los de tipo “creativo”, a diferencia de otras épocas en las que los tiempos
eran más perezosos y repetitivos, lo que daba esta sensación a los mortales de
estar mecidos siempre por los mismos vaivenes de la historia. Hoy no, es
un tiempo de “si te he visto no me
acuerdo”, lo que nos obliga a estar muy atentos.
- ¿Y qué queréis decir con esto de “tiempo
creativo”?
El que habla y responde es Mercadal, el médico
jubilado y astrólogo de afición, quién gusta teorizar sobre futurología, lo que
siempre provoca largos silencios a su colega Bastides, que suelen acabar en
súbitas visiones, como si las abstracciones rimbombantes del doctor le empujaran
a los abismos donde se esconde el futuro.
- El tiempo es creativo por definición y por
necesidad. Pero lo curioso del caso es que los tiempos cambian y adquieren
distintas cualidades según lo observamos de una manera u de otra. Fíjate que
esto ya lo anticipó Einstein cuando dijo que el tiempo era relativo al punto de
observación. El punto de vista que nos ofrecían las culturas antiguas era
bastante estable, a causa de la misma estabilidad en la manera de concebir el
mundo y en cómo los poderes se asentaban en apelaciones divinas. Hoy nuestras
culturas urbanas viven procesos de cambio acelerados a causa de la complejidad
caótica que las aqueja, de imprevisibles comportamientos, a los que debemos
sumar todas las imprevisiones que se superponen concernientes al deterioro
medioambiental, a los cambios climáticos, a las innovaciones tecnológicas, a las
migraciones, etc. Nosotros lo único que hacemos es seguir a Einstein: nos
colocamos en los puntos de observación acelerados de la Historia, es decir, en
el mismísimo futuro que asoma en nuestras visiones. Podemos equivocarnos en las
deducciones, pero no en la corrección de nuestros puntos de vista y
observaciones. Dicho en otras palabras: al ponernos de lado del tiempo,
aceptamos su valor creativo, lo que nos permite serlo al estar subidos a su
lomo. Ya te digo, podemos equivocarnos, pero qué placer inventar el futuro
sabiendo que lo hacemos al compás del tiempo, que quizás nos engañe, como suele
hacer, pero que se lo inventa tanto como lo hacemos nosotros. ¿Lo comprendes?
La verdad es que me he perdido pero no se lo digo a
Mercadal, para no desanimarlo y sacarle de su estado de inspiración.
- Entonces, si no he comprendido mal, ¿cada uno es
libre de inventarse el futuro que quiera?
- Desde luego, sólo faltaría que no se pudiera. De
hecho, es algo que está prohibidísimo, pues ¡ay de aquél que escape al rebaño!,
se dice y se ha dicho siempre. Pero en realidad, jamás como hoy han podido los
humanos inventarse el futuro según su propio placer. Es cosa de pocos, eso es cierto, pero de “muchos pocos”,
de modo que visto globalmente son un montón los que lo hacen. Por eso decimos
que el tiempo corre acelerado que es un contento. Lo que pasa es que muchos
inventan el futuro sin saberlo, atados a las cadenas de mando de los que sí lo
saben. Es decir, suben al tiempo a lomos de una corporación, de una marca, de
un estado o de una nación, como si el tiempo fuera un caballo al que se puede
embridar y domar. Pero todo ello es un espejismo. No, Rumbau, el tiempo hoy sólo
se deja cabalgar individualmente. Cualquier pretensión de engancharlo a una
colectividad, a un fin común, a una caravana de locos innovadores, está
condenada al fracaso. ¡Vaya uno, el Tiempo, para dejarse atrapar y conducir!
Pero desde el simple individuo, sin pretensiones de globalidad alguna, entonces
el Tiempo se convierte en un punto de vista y en una caja de herramientas para
la creación.
Veo que Mercadal está hoy lanzado en sus
elucubraciones, que gusta de oscurecer con soflamas paradójicas, lo que las
hace tan incomprensibles. Pero aún así, disfruto de escucharlas, a pesar de que
entienda menos de la mitad de lo que dice. Bastides, callado como un muerto,
parece concentrado en sus más hondos pensamientos.
- ¿Pero de qué le sirve al individuo “ser creativo”
si luego el tiempo impone sus propias creaciones que afectan a la globalidad de
los seres humanos, arrasando con las singularidades que se han atrevido a
levantar cabeza?
- Rumbau, comprendo tu pregunta, y acepto que tienes
toda la razón del mundo. Pero hay aquí unos misterios de difícil entendimiento
que afectan a la Creación en mayúscula, es decir, a lo que verdaderamente
debemos considerar como creativo. Y es lo siguiente: cuando hay Creación,
cuando irrumpe de verdad lo nuevo, inmediatamente ocupa su lugar en el vacío
del devenir, sumándose a las otras creaciones que hayan podido irrumpir en el
mismo momento. Es decir, lo Nuevo es Nuevo porque está vivo, y al estar vivo
acude al encuentro de lo que también está vivo, que es poco frecuente en los
espacios del tiempo. Piensa que hablamos aquí de una vida distinta a la
biológica, mucho más poderosa, pues es la que establece nuevos paisajes,
condiciones y leyes. Por eso a veces una simple visión del futuro aparecida en
el más humilde de los humanos pero dotada de una ingente carga potencial, gana
por goleada a las visiones de menor peso y fuerza, por muy asentadas que éstas
estén.
- Qué quieres decir que gana por goleada…
- Pues que lo que surge como más interesante por su
profunda carga gravitatoria, substituye y se impone a la levedad de lo que simplemente
se arrastra en su existencia. Pero debo decirte una cosa: la creación es hoy
individual, y sólo entonces el Tiempo la hace real y operativa.
- Pero también pueden haber creaciones colectivas,
creo yo. Las afirmaciones nacionales, por ejemplo, pueden considerarse impulsos
creativos de nuevas realidades…
- Desde luego, hay grados diferentes de creatividad,
y las afirmaciones colectivas tienen una fuerza todavía importante y operativa,
pues por algo nos encontramos aún en fases que algunos llaman “pre-humanas”,
propias de este largo Neolítico cuyo fin se estira desde hace siglos… Los
asuntos del Poder Político tal como los entendemos dependen en un noventa y
nueve por ciento de estos impulsos de lo tribal-colectivo, qué duda cabe. Y no
hay que menospreciarlos. Es como el tema del fútbol: vale la pena distanciarse,
pero si uno es del Barça, no hay distanciamientos que valgan…
Tengo que decir que tanto Mercadal como Bastides,
además de grandes aficionados a los toros, son ambos del Barça, aunque suelen
seguir los partidos por la radio o por la tele, a causa de sus escasos
presupuestos de jubilados.
- También en los temas del Poder hay niveles y
registros diferentes. Pero no voy a entrar en estos temas, muy difíciles,
confusos y siniestros, sino que aquí estamos discutiendo sobre las visiones de
futuro, que es lo que nos interesa. Visiones que son imágenes y realidades. Las
imágenes hablan de realidades y las imponen. Y el futuro gana por goleada al
presente cuando su peso es superior a éste. Creo que esto es obvio. Una cosa es
lo que quieren los humanos, otra las mismas realidades, más sagaces y objetivas
en su apreciación de probabilidad. Tampoco podemos darlo todo por hecho al cien
por cien, por supuesto, pero sí existen unos grados de posibilismo histórico
ciertamente altos. Y es en estos intersticios de lo posible, lo aconsejable y
lo probable, donde intervenimos nosotros. Aunque insisto en que no hay que dar
nada por hecho, y que es necesario saber y aceptar que andamos la mayor parte
del tiempo a ciegas.
De pronto, Bastides, cuyos ojos hacía rato se habían
clavado en la línea del horizonte, dijo en un arrebato de inspiración:
- ¡En verdad en verdad os digo que el futuro sólo
existe en nuestras invenciones, que no son tales sino las visiones que tenemos
de ellas, llegadas de un futuro que no existe! ¡De ahí su fuerza y pujanza,
pues al llegar del vacío de no ser nada, nacen con la fuerza primigenia de lo
nuevo, que rompe incluso lo que se arrastra con ganas de ser futuro!
Impresionados por las palabras de Bastides, nos
callamos intentando entender su contenido. Finalmente Mercadal, tras ver que su
amigo no tenía más que decir, exclamó:
- ¡De cajón, Bastides, de cajón! Lo que has dicho a
la perfección: el misterio de nuestras visiones. Creo que la cosa ha quedado clara,
Rumbau. Lo que explica que la lógica de la historia a veces se quede tan corta
y que por lo general sea más bien un estorbo al futuro que llega. No lo dudes, el
tiempo hoy vuela, y sólo volando con él podemos gozar de un punto de vista
sólido y fiable.
Decido dejarlos, incapaz de seguir sus afirmaciones
contradictorias que sin embargo consiguen fascinarme. ¿Tendrán razón estos dos viejos
y el tiempo hoy se inventa el devenir a su antojo y capricho, como hacen ellos
mismos cada día en sus paseos por la playa? Tiempo al tiempo, responderían ambos,
tiempo al tiempo…