Querido Bloguero, me gustaría referirme en este texto a las Fiestas de la Mercè desde el punto de vista de los títeres, pues me da la impresión, creo que acertada, de que la Fiesta Mayor de Barcelona es una fiesta altamente titiritera, por las siguientes razones que voy a ir desglosando a continuación.
Los Gigantes.
El Gegant del Pi i su esposa paseando por la Rambla.
Son estos inmensos muñecos que llevan un portador dentro y que suelen pasearse por la calle acompañados de tambores y chirimías, y en algunos casos con auténticas bandas musicales. En Barcelona, el desfile de los Gigantes, junto con los Cabezudos más otras figuras alegóricas, es uno de los actos más importantes de su Fiesta Mayor, muy esperado por los niños, los visitantes y las familias en general.
Fueron más de cien los Gigantes que desfilaron el otro día por las calles de la ciudad, casi tres horas largas de inacabable pasacalle, para tortura de los padres que debían sostener a sus hijos en los hombros, pero una gozada para los pequeños y los no tan pequeños que se dejaron impresionar por la altura de estos señores de cartón, algo rígidos y de mirada severa.
En esta rara modalidad titiritesca, ya no es la mano quién se mete en el "alma" del títere, sino que es el mismo titiritero quién debe meterse en las entrañas del muñeco, como si éste se lo tragara, para levantarlo desde dentro y llevarlo en volandas. Ser víctima de la digestión del títere gigante es una experiencia que nunca he vivido pero que me imagino fuerte y agotadora. Estos sufridos titiriteros suelen actuar con un equipo de cómplices siempre a su lado, tocando música y animándolo con gritos de apoyo, mientras de vez en cuando le pasan una bota de vino como quién pone gasolina al coche.
Tal vez lo más duro sea que los Gigantes sólo necesitan el cuerpo y la vitalidad del titiritero, pero muy poco de su inteligencia y nada de su sutileza, de modo que la experiencia debe ser básicamente del tipo catártico-sudoro, algo parecido a los portadores que llevan los pasos de la Semana Santa. Aunque también es verdad que cuando ves a un par de Gigantes bailar con gracia, correr, pararse, dar alguna vuelta significativa, y otros mil detalles más, los Gigantes cogen vida y acaban excitando increíblemente al público.
La ley del titiritismo se cumple pues también en los Gigantes, esa ley que dice que la vida del muñeco es la proyección y el desdoblamiento de su manipulador. Sólo que aquí, la personalidad del Gigante es tan fuerte, que más que del titiritero, cabría hablar de un desdoblamiento del Gigante, que se multiplica en sus distintos portadores titiriteros –pues los hay varios, que se van cambiando, para aguantar las horas de pasacalle.
Aunque lo más sensato sea pensar que esos gigantes son el desdoblamiento de los mismos ciudadanes de la ciudad y sus barrios, que con sus impuestos pagan a los artesanos y a los titiriteros para que muevan y construyan a sus proyecciones o dobles colectivos. De ahí las exageradas dimensiones y su porte hiératico y severo, de títeres que se saben portadores de esencias superiores a la de los pobres titiriteros, simples peones de su altanera majestad.
El Correfoc.
Se llama así uno de los eventos más impresionantes de las Fiestas de la Mercè: el pasacalle loco y desmadrado de las decenas de dragones, águilas y otros monstruos mitológicos que, en compañía de los Diablos que les acompañan, con sus correspondientes bandas musicales, básicamente de tambores, se desplazan por determinadas calles de Barcelona lanzando fuego por doquier, en una orgía increíble de pólvora, explosiones de petardos de todo tipo, fuego y quemaduras.
Quién nunca ha visto el Correfoc, realmente le aconsejo que venga un día a a Barcelona para verlo, pues es una de las experiencias más tremendas e impactantes que pueden vivirse en una ciudad.
El elemento titiritil de este evento debe buscarse en los muñecones, monstruos horrendos algunos, simpáticos y divertidos la mayoría, que llevan uno, dos o tres portadores titiriteros en su interior, y que van cargados de bengalas, petardos y otros dispositivos de fuego como si fueran tanques que se mezclan y arremeten contra el público mientras van disparando sus cargas explosivas, chamuscando a todo lo que encuentran a su paso. Se hace de noche, como es lógico, y la edad media de los participantes suele ser más bien baja, aunque no demasiada. Los quinceañeros se lo pasan pipa y los jóvenes que gustan de emociones fuertes sin pasarse demasiado de la raya, encuentran en el Correfoc una buena ocasión para lucir sus gallardías.
A esta especie de titiriteros se la podría denominar como la rama “piromaníaca” y “petardera” del titiritismo, más empeñada en conseguir efectos pirocatárticos y piroespectaculares que teatrales propiamente dicho. Aunque ha habido grupos, como Els Comediants, que a partir de esa tradición popular han creado obras de gran éxito y calado, como “Dimonis”, verdadera obra de culto para muchos espectadores, un espectáculo que ha recorrido medio mundo siempre con la polémica encima, pues no en todas partes se acepta el fuego tan alegremente como en España.
La Festa Popular de Putxinel.lis al carrer.
Esta iniciativa tiene un lugar de origen concreto, el teatrillo La Puntual de la calle Allada-Vermell, y un titiritero emprendedor que la empuja: Eugenio Navarro.
Tras abrir su pequeño teatro en pleno centro de Barcelona, muy cerca del Museo Picasso, ya el año pasado ofreció a los del Ayuntamiento organizar unas funciones en la gran plaza que da el teatrillo. Para el siguiente, o sea éste, les convenció para que asumieran un mayor compromiso respecto a la programación. El resultad ha sido esta Festa Popular que ha conseguido reunir, durante tres días, a varios grupos de títeres catalanes y uno colombiano, así como a una ingente cantidad de público que ha llenado la plaza con una afluencia sin precedentes en este lugar.
El secreto es fácil: calidad de los grupos programados, centralidad topográfica, buena disposición horaria de las funciones, y estar bien visibles en el programa general de la Mercè.
Creo que la afirmación antes apuntada de que estas fiestas son, por naturaleza propia y en su esencia más íntima, eminentemente titiriteras, obliga a que en el programa haya también el apartado de los títeres con sus titiriteros de verdad, y que éstos se desparramen y exhiban sus retablos y teatrillos por toda una zona concreta de la ciudad. Que la escogida sea la calle Allada Vermell y la Plaça de les Olles, en el mismo barrio dónde antiguamente se ubicaba la Barcelona bulliciosa y medieval, muy cerca del céntrico Born, y dónde actualmente se encuentra La Puntual junto con el Espai Brossa, me parece de una lógica aplastante.
El grupo Pa Sucat con ·Les Maravelles de l'Orient".
Actuaron compañías como Pa Sucat –toda una revelación la de este grupo que pesentó un espectáculo muy bien ejecutado de títere tradicional catalán–, Toni Zafra, conocido marionetista de hilo que se estrenó con títeres tradicionales, o el delicioso “Per lo rector”, espectáculo de la compañía Ne Me Títere Pas hecho a la manera de los “Bonecos de Santo Aleixo” con una gracia infinita. A añadir las actaciones de la compañía La Fanfarria de Colombia, con el espectáculo “Huevos de Picaflor”, que encantó a niños y mayores, dentro de una operación festivalera de hermanamiento entre Barcelona y Medellín.
En La Puntual (es decir, en su propia casa) actuó Eugenio Navarro con su “Rutinas”, un clásico ya del titiritismo catalán de profundas raíces anglo-canarias, que se despidió del público de Barcelona después de haberse prodigado durante los fines de semana de la anterior temporada. Para la presente, Eugenio está preparando una nueva versión del espectáculo de sombras Caramante, uno de sus éxitos más notorios.
Esperemos que la Festa Popular de Putxinel.lis consiga consolidarse para las próximas Festes de la Mercè, pues no sólo ofrece una imagen francamente agradable e inédita de estos nuevos espacios barceloneses, sino que da también un sentido a la misma Festa de la Mercè, al establecer, como antes se ha dicho, y de un modo nítido y sin confusión alguna, el eje titiritesco de su esencialidad simbólica más profunda, marcada por los Gigantes y Cabezudos, y los bichos mitológicos del Correfoc.
Viaje al Infierno en el Ateneu del Chino de la calle Robadors, con Pepe Otal y Pep Gómez.
Pep Gómez y Pepe Otal antes de bajar a los infiernos, en el Ateneu del Xino.
Quedaba pendiente, en este recorrido panorámico por la Barcelona titiritera de la Mercè, la función realizada en uno de los lugares más “undergrounds” de la ciudad –por no decir “el que más”– situado en la famosa calle Robadors, centro neurálgico de la prostitución barcelonesa de toda la vida hasta los años ochenta, cuando los afeites olímpicos empezaron a cambiar esta parte vieja de la ciudad.
Daba la casualidad que Pep Gómez, famoso titiritero y papirofléxico, nació precisamente en esta misma calle Robadors, por lo que esta función representaba el cierre de un ciclo geográfico en su larga carrera profesional, después de haber deambulado por Mallorca (yo siempre creí que era mallorquín) y otros lugares del mundo.
Respecto a Pepe Otal, tampoco era para él este escenario un lugar demasiado distante a sus propios lares, instalado como está en su taller de la calle Guardia, ubicado en el corazón del llamado Barrio Chino.
Una calle, la de Robadors (cuya etimología hay que suponer que proviene del verbo “robare”, o sea robar, por lo tanto, una calle dónde se robaba mucho), que ya no es lo que era, por suerte o mala suerte, pues también es verdad que la anterior tenía su gracia, como muchos estetas de la ciudad se empeñan en recordar, con grandes críticas al saneamiento urbanístico hecho por el Ayuntamiento, críticas que desde luego no comparto, aunque sí comprendo.
La calle Robadors actual sigue siendo cutre, incluso más que antes (pues la prostitución de antaño era de mucha solera y pedigrí, de modo que tanto la calle como los infinitos bares que la poblaban estaban siempre y a todas horas repletos de gente). El cutrerío actual se explica por la escasa afluencia de público –se ha convertido en una calle oscura casi sin locales abiertos–, todavía con una presencia triste y esporádica de mujeres de la vida, y porque se halla en un estado deplorable de conservación. De ahí que la presencia de un Ateneu de los de estilo libertario sea de agradecer y constituya un pequeño resplandor diferencial y antidepresivo.
Sin embargo, no me extrañaría que en poco tiempo la calle cambiara, dadas las transformaciones que se están haciendo en las zonas adyacentes, con mucha construcción nueva, hoteles incluídos, y con la Rambla del Raval cada vez más afianzada como uno de los centros más atractivos y novedosos de la Barcelona vieja. ¿Se convertirá la calle Robadors en la “Moncada“ –nuestra calle medieval-comercial más emblemática– del Barrio Chino del futuro? Porqué no, cabría responder dadas las sorpresas que suelen dar las ciudades –y especialmente la nuestra.
Pero volvamos a los títeres y veamos como Pepe Otal y Pep Gómez, con la solemnidad que caracteriza a este par de titiriteros que lo son más por vocación que por otros afanes, representaron en dicho Ateneu su Bajada a los Infiernos, es decir, su visión particular de la Divina Comedia de Dante.
Con un teatrillo-mesa muy simple con decorado de fondo del tipo “rollo de papel-tela” pintado que se va desplegando con una manivela a medida que avanza la acción, los dos titiriteros se sitúan a ambos lados del mismo, Pepe Otal en el papel de Virgilio y Pep Gómez en el de Dante.
Cómo es lógico, que nadie espere oir la Divina Comedia entera. Como buenos titiriteros que son, la simplifican a sus máximos extremos. Para empezar, se limitan a la primera parte, la del Infierno. Y las sucesivas escenas del mismo van pasando a bastante velocidad. Pero la gracia del montaje es el tono que toman los dos personajes titiriteros, los cuales se van desdoblando en los muñecos y siluetas mientras a la vez ilustran la narración con sus gestos, sus gags y sus figuras y figuritas.
Mapa del infierno.
Dante (Pep Gómez) es un quejica poeta que no duda en llorar y en lamentarse ante las dificultades y los peligros con los que se enfrenta, a la par que expresa su asombro y admiración por los mismos, mientras que Virgilio (Pepe Otal) habla de ellos como si le importaran un pito, con un énfasis clásico y épico, pero con una actitud más propia de un Dios que está por encima de los humanos y de lo infernal. Esta mezcla de registros y actitudes es lo que provoca momentos unos hilarantes, otros poéticos y entrañables, disparatados las más de las veces, y siempre ocurrentes y con unas imágenes potentes gracias a los decorados, las máscaras y las pequeñas marionetas o figuras desplegadas. Una luz escasa y en general un cierto desorden evolutivo ayudaron a crear el ambiente “infernal” deseado, de modo que la informalidad característica de Pepe se puso a favor del espectáculo.
El público, que abarrotaba la sala, aplaudió con ganas y supo apreciar los esfuerzos de los dos titiriteros. El local ayudó también a crear el ambiente adecuado y salimos de la función sin duda más informados sobre los asuntos del más allá infernales que tanto tienen que ver con los del más aquí terrenales.
Felicitaciones pues a los dos valientes artistas, siempre al pie del cañón, sin miedo a atreverse con los más clásicos de los clásicos, y dispuestos a bajar a los humanos y entrañables infiernos de nuestras infernales ciudades.
Bienvenidos, Benvinguts, Welcome, Bienvenus! Estáis invitados al blog personal de Toni Rumbau: Un retablo de títeres, ópera, música, política, viajes.... Intersecciones. Una ventana abierta al mundo.
jueves, septiembre 28, 2006
martes, septiembre 26, 2006
Jean François Coche, llibreter del PAM DE NAS, rep la Creu de Sant Jordi.
Jean François Coche amb la Creu de Sant Jordi, envoltat de dues fans.
Aquest dilluns s’han lliurat al Gran Teatre del Liceu les Creus de Sant Jordi, atorgades a persones i entitats. Hi vaig anar perquè dos dels guardonats eren coneguts meus : l’Anna Maria Moix i en Jean François Coche.
S’ha de dir que la llista dels guardonats era molt extensa i que hi havia entre ells noms de molta importància, com el periodista Tomás Alcoverro, corresponsal a Beirut de La Vanguardia, el músic J.M. Mestres Quadreny, la cineasta Isabel Coixet, entre altres. Per cert, que alguns dels guardonats arrossegaven una certa polèmica, com es va poder observar a l’entrada del Liceu: just a l’acera del mig de La Rambla, una multitud de treballadors de la Seat i de La Vanguardia no van cessar de cridar i fer tota mena de sorolls en desacord amb els representants d’aquestes empreses que figuraven entre els premiats. Fins i tot dins del Liceu, en rebre el guardó un d’ells, es van sentir uns quants xiulets. La lluita de classes, que sembla mig enterrada a Catalunya, va fer acte de presència a l’inici, durant i al final d’aquesta cerimònia cívica amb ressonàncies patriòtiques, cosa que d’alguna manera va fer trontollar els fonaments elitistes de l’acte.
Protestes davant del Liceu.
En els casos de l’Anna Maria Moix i d’en Jean François Coche, es tracta de premiats amb mèrits de caixó, en el sentit de que es mereixen amb escreix la distinció i el reconeixament que representa aquest tipus de cerimònia. L’Anna Maria, per la seva trajectòria impecable, no sols literària sinó també d’agitadora cultural, i en Jean François Coche, per la seva dedicació vocacional envers la cultura catalana feta des del PAM DE NAS, la seva llibreria a París.
Dels dos, però, m’agradaria parlar aquí del segon personatge, per una simple raó: en Jean François Coche, malgrat el mèrit de la seva trajectòria, és un personatge poc conegut, per no dir gens, del públic en general de Catalunya. Un personatge, a més a més, dotat d’uns trets originals d’intel.ligència i d’excentricitat, que considero justifica l’atenció d’aquestes línies.
Qui és aquest senyor, francès de naixament, de cultura i de caràcter, que regenta una llibreria a París dedicada majoritàriament al llibre català i occità, que parla un català perfecte, quasi bé gens de castellà, que és també una de les poques persones a París capaç de contestar el telèfon en occità, un entès entusiaste del llibre vell –el qual també es ven a la seva llibreria– i que malgrat totes aquestes qualitats d’excel.lència innegable mostra el seu més absolut menyspreu envers els principis de la mercadotècnia?
Jean François a l'interior del Pam de Nas.
D’entrada, un francès que per no se sap quins set sous un dia va decidir desdoblar-se i fer-se també català, en aprendre la llengua i convertir la cultura catalana en la segona seva –o potser en la seva primera, segons la temporada i l’estat d’ànim. I ja que es ficava amb el català, perquè no amb l’occità? Així ho feu, en efecte, sent durant molts anys l’únic editor a París de llibres en aquesta llengua quasi extingida.
Amb un perfil d’aquesta mena, un s’imagina la figura d’un romàntic entusiaste i hiperdinàmic, amb una vocació militant, potser fins i tot un neonacionalista perifèric, enamorat de les causes perdudes. Doncs bé, res d’això és així, malgrat ser-ho d’alguna manera...
M’explico. Es pot dir que en Jean François és un romàntic anti-romàntic, un entusiaste escèptic, un hiperdinàmic peresós i pessimista, un militant vocacional desenganyat i sorneguer, un neonacionalista perifèric anti-nacionalista i cosmopolita, així com un patriota que se n’enfum de la pàtria. També es podria dir d’ell que és un sòlid home d’esquerres profundament conservador, etc.
L’única cosa certa de la suposició anterior és la de ser un amant de les causes perdudes. Potser per això en comptes d’un gos té un burro, anomenat Bidou, que guarda en una casa a les afores de París i que va a visitar els caps de setmana. Un animal, el burro, quasi en extinció (sembla que últimament a França hi ha una revifalla de l’ase, tant de bò sigui cert) i que ell tracte com algú amb qui tenir-hi una bona i llarga relació d’amistat.
La més pura contradicció i l’esperit contradictori conseqüent són, per tant, els motors d’aquest personatge insòlit que malgrat aquest avançar sense avançar, i aquest posar-se constantement pals a les rodes, fa més de trenta anys que té una llibreria, el PAM DE NAS, a una de les zones més cèntriques i cares de París, la Rue des Grands Augustins, al costat de Saint-Michel, tocant al carrer Saint-André Les Arts. Un establiment que és un dels més antics del barri, amb unes estanteries i una escala de fusta meravelloses, i que cada dos per tres ha de refusar les ofertes d’emprenedors en general xinesos, que li posen un xec en blanc per quedar-se amb el traspàs del negoci.
Disposar d’un esperit tan contradictori com el de Coche és per a mi un indubtable signe d’intel.ligència, ja que avui en dia només es pot encarar la complexitat del món des de posicions mínimament dobles i contradictòries. Per això el ciutadà parisí Jean François Coche, en no tenir-ne prou amb una sola identitat, se’n va buscar una segona de seguida. Que aquesta fos la catalana, va ser un cop de l’atzar, en trobar-se de vacances per aquestes latituds i aturar-s’hi per estudiar agronomia. I un cop en va tenir una de segona, hi va veure la oportunitat de sumar-hi una tercera, la occitana.
Amb l’entusiasme dels inicis, el PAM DE NAS va disposar fins i tot d’una imprenta al seu soterrani (la màquina encara hi és, però ara rau embolicada i muda), on s’editaven llibres en Occità de poesia, petits assaigs i altres rareses, en acurades edicions artesanals. I, a la vegada, es convertia en l’única llibreria catalana de París.
Està ràpid dit, però tot això representa un impressionant esforç de contactes i de viatges, de compres a cegues, d’exploracions il.lusionades de mercat, de desenganys i contratemps, que quan s’estira al llarg de trenta anys, adquireix l’assenyada pàtina de l’ofici –del “métier”– i t’acaba convertint en un rara avis d’aquests que es troben en perill d’extenció.
El Pam de Nas des de fora
Precisament per evitar aquest perill, tant de bò aquesta Creu de Sant Jordi dongui ànims nous i energies fresques al PAM DE NAS i al seu artífex, en Jean François Coche, aquest amic diletant i erudit llibreter que m’agradaria trobar sempre al seu lloc de batalla, en ser un dels meus puntals bàsics de referència a la ciutat de París.
Per cert, avui mateix ha sortit al País un magnífic article d’Octavi Martí sobre Jean François Coche i el Pam de Nas a la pàgina 36 (felicitats!), el qual aclareix part del passat i del futur del personatge i de la seva llibreria. Segons es diu al final del mateix, hi ha la possibilitat de que aquesta es converteixi en un “centre cultural euroregional”, amb capacitat de conectar-se a les biblioteques públiques de Catalunya, Balears, Aragó, Midi-Pyrénées i Languedoc. Es sortiran amb la seva en Coche i en Maragall, l’un per tirar endavant la Llibreria i l’altre el seu projecte de l’Euro-Regió? Si fos així, n’hi hauria ben bé per llogar-hi cadires i quedar-nos tots amb un PAM DE NAS!
jueves, septiembre 21, 2006
MERCÈ 2006: Temporada de Títeres en Barcelona
1- FESTA POPULAR DE PUTXINEL.LIS AL CARRER.
2- LA DIVINA COMEDIA, de Pepe Otal y Pep Gómez.
3- Primicia de octubre: MAMULENGOS de Brasil en La Puntual.
2- LA DIVINA COMEDIA, de Pepe Otal y Pep Gómez.
3- Primicia de octubre: MAMULENGOS de Brasil en La Puntual.
1- FESTA POPULAR DE PUTXINEL.LIS AL CARRER
Organitza: La Puntual – Eugenio Navarro
MERCÈ 2006
DEL 23 AL 25 DE SETEMBRE
Entrada Lliure
c/Allada-vermell i Plaça de les Olles
El tiiritero Eugenio Navarro, director de La Puntual, nos ofrece esta programación titiritesca en la plaza que hay frente a su teatro. Un mosaico de espectáculos para todos los públicos. Una oportunidad de ver títeres de cachiporra procedentes de Cataluña y de Colombia. Ah, ¡y últimas funciones del aplaudido Rutinas de Eugenio Navarro! He aquí el programa:
Dissabte 23
12-18 h Teatre Màgic (Catalunya, taller de construcció de titelles)
12-21 h Fira de titellaires, d'artesans i de pintura
12-14 h Ne Me Titere Pas: 'Per lo rector' (Lleida, titelles tradicionals). Passis cada 20 minuts. Preu: 1 e.
13.00 h Cia. Pa Sucat: 'Les meravelles de l'Orient' (Valls, titelles i actors)
16-18 h Ne Me Titere Pas. Passis cada 20 minuts. Preu: 1 e.
17.00 h La Puntual: 'Caramante' (Barcelona, ombres xineses). Sala La Puntual-Putxinel·lis de Barcelona (Allada-Vermell, 15). Preu: 6 e.
17.30 h Mercè de Conte. Inici cercavila de contes (fins a pl. de les Olles)
18.00 h Toni Zafra: 'Quantum' (Barcelona, titelles)
Diumenge 24
10.30 h Mercè de Conte. Inici cercavila de contes (fins a pl. de les Olles)
12-18 h Teatre Màgic (taller de construcció de titelles)
12-21 h Fira de titellaires, d'artesans i de pintura
12-14 h Ne Me Titere Pas: 'Per lo rector' (Catalunya, titelles tradicionals). Passis cada 20 minuts. Preu: 1 e.
13.00 h Cia Pa Sucat: 'Els valents ridículs' (titelles i actors)
17.00 h Toni Zafra: 'Nans' (titelles tradicionals, estrena!)
17.30 h Mercè de Conte. Inici cercavila de contes (fins a pl. de les Olles)
18.00 h La Fanfàrria: 'Huevo de picaflor' (Medellín, titelles)
19.00 h La Puntual: 'Caramante' (ombres xineses). La Puntual (Allada-Vermell, 15). Preu: 6 e
.20.30 h La Fanfàrria: 'Huevo de picaflor'
Dilluns 25
10.30 h Mercè de Conte. Inici cercavila de contes (fins a pl. de les Olles)
12-15 h Fira de titellaires, d'artesans i de pintura
12.30 h Ferrés Brothers: 'Operació Avi' (Igualada, titelles contemporànies)
13.30 h Commedia dell'Arte (acte suspès)
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2- LA DIVINA COMEDIA, de Pepe Otal y Pep Gómez
Domingo 24 de septiembre, a les 8 del vespre.
Ateneu del Chino, c/Robadors, 25
Vuelve este inclasificable espectáculo del par Otal/Gómez, dos maestros titiriteros que han decidido bajar al Infierno para mostrarnos lo que Dante Alighieri encontró allí.
Lo harán en un local situado en pleno Barrio Chino, dónde antaño existía lo que bien podría denominarse como un alegre y dantesco infierno barcelonés, en el llamado Ateneu del Chino, calle Robadors, nº 25.
Una experiencia de las que dejan recuerdo.
He aquí algunos datos del espectáculo:
* Dante, en medio del camino de su vida, se extravía en una selva oscura. Para volver al camino recto debe atravesar, guiado por Virgilio, los nueve círculos infernales.
* Las almas de 41 pecadores, desnudas, porque así lo exige el guión, son juguetes de madera, títeres, autómatas y otros ingenios manipulados por unos dantescos titiriteros.
* Dos actores que se desdoblan en títeres dan vida a los poetas, Dante y Virgilio.
* La acción transcurre en el taller de los titiriteros y en el propio Infierno, o sea, en la calle Robadors número 25..
* No se lo pierdan...
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3- Primicia de Octubre:
MAMULENGOS de Brasil, a cargo de Chico Simoens.
del 12 al 15 de octubre de 2006.
Este Blog tiene el placer de anunciar que los días 12, 13, 14 y 15 de octubre de este año, es decir, a partir del Día de la Hispanidad, actuará en La Puntual (c/Allada-vermell), a las 8h de la tarde, el mamulengueiro brasileño Chico Simoens. Una ocasión única de ver a un verdadero titiritero de la escuela de los Mamulengos en Barcelona.
Quién esté interesado en saber más sobre los mamulengos, vea este artículo en portugués publicado en la siguiente revista brasileña "Revista Crítica".
Respuesta al comentario de Joseba Ayensa en mi anterior texto sobre la “Metedura de pata del Papa”.
Querido Joseba,
Te agradezco tus comentarios al texto que publiqué el otro día. Tienes razón en casi todo lo que dices, pero hay algunos detalles de los que discrepo. En primer lugar, creo que sí hubo “metedura de pata”, por la simple razón que el Papa no se esperaba la reacción suscitada. Bien es cierto que no hay justificación alguna, desde nuestro punto de vista, a semejante reacción, pero un Papa es un político, además de teólogo en este caso, jefe de un estado que representa a una gran comunidad de creyentes, los católicos. Y cómo político, debe saber que sus palabras serán miradas con lupa, sobretodo si afrontan temas o plantea frases especialmente sensibles a determinados asuntos. Por eso, como político perteneciente a una escuela diplomática de las mejores del mundo –la vaticana–, podría haber cuidado los detalles y anticipar las reacciones. De ahí que haya habido “metedura de pata” –creo que reconocida por él mismo.
Por lo demás, es evidente que cualquiera tiene el derecho a decir lo que le plazca. Un derecho que es incuestionable. El Papa se posiciona, y ya está. Y lo que sí puede hacer también cualquiera es posicionarse respecto a su posicionamiento. Así se entabla el diálogo y se confrontan las ideas. Es lo que intenté hacer en mi texto. Posicionarme ante su posicionamiento respecto al Islam y sobretodo respecto a Europa: pues en su largo discurso habla muy claramente de su visión –que no es la visión de un particular cualquiera, sino de la derecha eclesiástica y retrógrada– del Islam (una religión que según él no acepta el espacio del logos racional que procede de la tradición socrática) y de Europa.
Sobre su visión del Islam, poco hay que decir. Forma parte de la típica discusión entre monoteístas: que si una es más racional que la otra, y por lo tanto, más verdadera, etc. Sobre Europa, sí que hay mucho que decir, pues su concepción está en clara oposición a la de los que sostenemos perspectivas más abiertas, laicas y no esencialistas de la llamada identidad europea. Ceo que este tema está bastante desarrollado en mi texto inicial.
Querría también decir algo sobre el espanto de los radicalismos islámicos vistos desde aquí. Cuando vemos en países como el Líbano, o Turquía, o Siria, manifestaciones violentas y exaltaciones histéricas, ya sea contra el Papa o contra las caricaturas, solemos generalizar y extender estas reacciones a todo el país en cuestión. Aquí nos equivocamos mucho. Pues la mayoría de la población de estos países (y aquí podríamos incluir también a Irán o Pakistán) lo único que quiere es vivir tranquila y en paz, poder trabajar, comprar, llevar a sus niños al colegio, mirar la tele, comprarse un coche, y a ser posible, viajar a España para pasar las vacaciones en Mallorca, Marbella o cualquier otro lugar mítico.
En los paises en lo que este ”sueño” empìeza a hacerse realidad (como Turquía, o como en el Líbano antes de la brutal agresión israelí), los radicalismos descienden que es un contento. El desarrollo, el bienestar, la democracia, la riqueza y el consumo son los mejores antídotos al fanatismo. Pues dejemos a estos países crecer, ayudémoslos a hacerlo, y los resultados serán notorios en poco tiempo.
¿Pero qué pasa en la realidad? Pues que Occidente, por sus intereses en el petróleo, jamás han dejado a estos países desarrollarse según sus naturales impulsos. Los ejemplos son claros: en Egipto, Occidente impide una verdadera democracia y mantiene en el poder a una plutocracia corrupta que sólo consigue agravar los problemas existentes. En Irán, cuando los reformistas intentaron cambiar el país, Bush los pone en el eje del Mal.
En Líbano, justo cuando este país empezaba a levantar cabeza después de su cruel y larga guerra civil, con una buena temporada turística en ciernes (que por cierto era la envidia de un Israel metido en un siniestro agujero negro sin las alegrías del turismo a causa del tema Palestino), y a pesar de sus graves deficiencias y “pecados” complicadísimos de explicar (que si Herbolá, que si las granjas de no sé qué, que si Siria e Irán, etc), de pronto recibe el castigo israelí que decide “hacerlo retroceder veinte años” –con el beneplácito y la bendición de la mayor democracia del mundo, EEUU.
En Arabia, el caso es de un cinismo mayúsculo: a cambio de su incondicionalidad petrolera, se les ha permitido expandir el peor islamismo radical con una impunidad y una complicidad total (Bin Laden, ex agente de la Cia, los Talibanes creados por la Cia, los servicios secretos pakistanís y el capital de Arabia Saudita, etc). En Palestina, Hamás fue apoyado descaradamente por Israel para hundir a la OLP laica. Fue Occidente quién sembró estas tempestades. Claro que esto no las excusa, pero sí que las explica.
Por eso es importante la actitud de Europa: en vez de esencialismos (que es la postura de Bush y la del Papa, aunque ambos la defiendan de diferente modo), es importante defender el relativismo formal capaz de admitir en su seno a un país como Turquía, a ayudarlo a entrar en el club, a potenciar los acercamientos de países como el Líbano, Síria e Irán, etc.
En fin, ésta es mi opinión, Joseba.
Te agradezco tus comentarios al texto que publiqué el otro día. Tienes razón en casi todo lo que dices, pero hay algunos detalles de los que discrepo. En primer lugar, creo que sí hubo “metedura de pata”, por la simple razón que el Papa no se esperaba la reacción suscitada. Bien es cierto que no hay justificación alguna, desde nuestro punto de vista, a semejante reacción, pero un Papa es un político, además de teólogo en este caso, jefe de un estado que representa a una gran comunidad de creyentes, los católicos. Y cómo político, debe saber que sus palabras serán miradas con lupa, sobretodo si afrontan temas o plantea frases especialmente sensibles a determinados asuntos. Por eso, como político perteneciente a una escuela diplomática de las mejores del mundo –la vaticana–, podría haber cuidado los detalles y anticipar las reacciones. De ahí que haya habido “metedura de pata” –creo que reconocida por él mismo.
Por lo demás, es evidente que cualquiera tiene el derecho a decir lo que le plazca. Un derecho que es incuestionable. El Papa se posiciona, y ya está. Y lo que sí puede hacer también cualquiera es posicionarse respecto a su posicionamiento. Así se entabla el diálogo y se confrontan las ideas. Es lo que intenté hacer en mi texto. Posicionarme ante su posicionamiento respecto al Islam y sobretodo respecto a Europa: pues en su largo discurso habla muy claramente de su visión –que no es la visión de un particular cualquiera, sino de la derecha eclesiástica y retrógrada– del Islam (una religión que según él no acepta el espacio del logos racional que procede de la tradición socrática) y de Europa.
Sobre su visión del Islam, poco hay que decir. Forma parte de la típica discusión entre monoteístas: que si una es más racional que la otra, y por lo tanto, más verdadera, etc. Sobre Europa, sí que hay mucho que decir, pues su concepción está en clara oposición a la de los que sostenemos perspectivas más abiertas, laicas y no esencialistas de la llamada identidad europea. Ceo que este tema está bastante desarrollado en mi texto inicial.
Querría también decir algo sobre el espanto de los radicalismos islámicos vistos desde aquí. Cuando vemos en países como el Líbano, o Turquía, o Siria, manifestaciones violentas y exaltaciones histéricas, ya sea contra el Papa o contra las caricaturas, solemos generalizar y extender estas reacciones a todo el país en cuestión. Aquí nos equivocamos mucho. Pues la mayoría de la población de estos países (y aquí podríamos incluir también a Irán o Pakistán) lo único que quiere es vivir tranquila y en paz, poder trabajar, comprar, llevar a sus niños al colegio, mirar la tele, comprarse un coche, y a ser posible, viajar a España para pasar las vacaciones en Mallorca, Marbella o cualquier otro lugar mítico.
En los paises en lo que este ”sueño” empìeza a hacerse realidad (como Turquía, o como en el Líbano antes de la brutal agresión israelí), los radicalismos descienden que es un contento. El desarrollo, el bienestar, la democracia, la riqueza y el consumo son los mejores antídotos al fanatismo. Pues dejemos a estos países crecer, ayudémoslos a hacerlo, y los resultados serán notorios en poco tiempo.
¿Pero qué pasa en la realidad? Pues que Occidente, por sus intereses en el petróleo, jamás han dejado a estos países desarrollarse según sus naturales impulsos. Los ejemplos son claros: en Egipto, Occidente impide una verdadera democracia y mantiene en el poder a una plutocracia corrupta que sólo consigue agravar los problemas existentes. En Irán, cuando los reformistas intentaron cambiar el país, Bush los pone en el eje del Mal.
En Líbano, justo cuando este país empezaba a levantar cabeza después de su cruel y larga guerra civil, con una buena temporada turística en ciernes (que por cierto era la envidia de un Israel metido en un siniestro agujero negro sin las alegrías del turismo a causa del tema Palestino), y a pesar de sus graves deficiencias y “pecados” complicadísimos de explicar (que si Herbolá, que si las granjas de no sé qué, que si Siria e Irán, etc), de pronto recibe el castigo israelí que decide “hacerlo retroceder veinte años” –con el beneplácito y la bendición de la mayor democracia del mundo, EEUU.
En Arabia, el caso es de un cinismo mayúsculo: a cambio de su incondicionalidad petrolera, se les ha permitido expandir el peor islamismo radical con una impunidad y una complicidad total (Bin Laden, ex agente de la Cia, los Talibanes creados por la Cia, los servicios secretos pakistanís y el capital de Arabia Saudita, etc). En Palestina, Hamás fue apoyado descaradamente por Israel para hundir a la OLP laica. Fue Occidente quién sembró estas tempestades. Claro que esto no las excusa, pero sí que las explica.
Por eso es importante la actitud de Europa: en vez de esencialismos (que es la postura de Bush y la del Papa, aunque ambos la defiendan de diferente modo), es importante defender el relativismo formal capaz de admitir en su seno a un país como Turquía, a ayudarlo a entrar en el club, a potenciar los acercamientos de países como el Líbano, Síria e Irán, etc.
En fin, ésta es mi opinión, Joseba.
miércoles, septiembre 20, 2006
La metedura de pata del Papa.
Nuestro Papa ha metido la pata. No basta con tener buenas intenciones, parece decirnos el caso, también importa saber quién va a escuchar lo que se dice. Se presenta como sabio y erudito, y la calle tercermundista se le echa encima sin contemplaciones. Pensaba hablar desde el púlpito de la cátedra, y resulta que hablaba al montón desde la plaza del mundo, a las masas que nunca pisarán universidad alguna. ¡Curiosa amplificación del mensaje!
Dijo: “Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás sólo cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”.
Claro, lo dijo Benedicto XVI pero citando al autor real de las palabras, un tal Manuel II Paleólogo (1350-1425), quién a su vez la pronunció ante un erudito persa musulmán con el que mantuvo doctos diálogos, probablemente en torno a 1391.
Por cierto, dato histórico: al emperador Manuel II Paleólogo le sucedió en la dignidad imperial su hijo Juan VIII; y tras él llegó el último emperador bizantino, Constantino XI, quien murió en combate en las murallas de su ciudad el 29 de mayo de 1453, el mismo día en que fue tomada por los turcos, poniendo punto y final al imperio.
Esto lo dijo el Papa en Ratisbona, en medio de un largo discurso en el que postulaba “un gran logos” dónde las culturas deben encontrar su espacio de diálogo.
Este Papa va de teólogo, mientras que el anterior iba de político. Lo malo es que es un teólogo de los que consideran que la razón moderna sólo puede sustentarse en la fe cristiana. Todo lo demás es “naufragio”. Al ser un gran teólogo –todo el mundo lo dice, y el discurso lo documenta– sabe cómo argumentar estas verdades. Pero en realidad, todos los monoteístas coinciden en que sólo hay un Dios con su “logos” particular, sea éste más o menos racional (en general, menos que más). Los demás “logos” no sirven, o son malos, o están equivocados, o son irracionales, o simplemente, no son ningún “logos”. Esta actitud “logo-esencialista” choca con los otros monoteístas, en este caso islámicos, que no se caracterizan precisamente por un “logo-esencialismo” demasiado sutil. Es la eterna pelea de gallos: mi dios es más verdadero que el tuyo, etc.
El anterior Papa era “político”: le importaba la forma, no el contenido. Era un Papa postmoderno y por eso tuvo el éxito mediático que tuvo y se granjeó tantas simpatías mundiales, como se demostró en su funeral. Y la forma es un asunto de estrategia, de equilibrios de poder, de estética, de lenguaje, que facilita la comunicación. El actual parece despreciar la actitud formalista y opta por la “esencialidad de los contenidos”, pues su gran preocupación y su lucha es contra el “relativismo”, el gran peligro de la actual sociedad formalista de Occidente que lo reduce todo a contenidos sin substancia. Ésta es su causa. Pero el gran peligro que corre es que al ser esencialista, inevitablemente choca con los demás “esencialistas” que también están contra la “decadencia del relativismo occidental” pero desde sus particulares “logos” y puntos de vista. Por ejemplo, los fundamentalistas islámicos. Ya le gustaría a Don Benedicto juntar todas estas esencias en un único “logos” unificador, como él postula, y hacer un gran frente mundial de la “esencialidad logoística”. Menos mal que por el mismo hecho de ser monoteístas, su razón de ser principal es pelearse entre ellos para imponer cada uno su verdadera y única razón.
Pues lo que digo, menuda metedura de pata.
Aunque tal vez no lo sea tanto, y haya aquí una cierta “chulería” teológica (es decir, ideológica) que busca reivindicar la “Racionalidad Cristiana de Occidente” frente a la “Irracionalidad Islámica de Oriente”. Así lo están sugeriendo algunos analistas sagaces. Es decir, practicar lo mismo que Bush hace a lo bestia, pero con los retorcidos e hipócritas lenguajes de la teología vaticanista. ¿Pero acaso no son ambas Esencialidades Monoteísticas (la cristiana y la islámica) igual de irracionales? Sólo falta que se sume a la pareja el Judaísmo para acabar de meternos a todos en el hoyo.
Lo que hace sospechar esta “chulería” es su insistencia en asociar Europa al Cristianismo. Dice en el mismo discurso de Ratisbona: “Considerado este encuentro (entre la fe bíblica y el interrogarse a nivel filosófico del pensamiento griego), no es sorprendente que el cristianismo, no osbtante su origen e importante desarrollo en Oriente, haya encontrado su huella histórica en Europa. Podemos expresarlo también al contrario: este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, ha creado Europa y permanece como fundamento de aquello que, con razón, se puede llamar Europa”. O sea que el fundamento de Europa es el cristianismo. Borra de un plumazo la Grecia presocrática, dónde nació la razón filosófica, la Roma pagana, el bizantinismo oriental, la escuela de traductores de Toledo, el aristotelismo islámico que trajo la razón helenística a la Cristiandad, el Renacimiento que bebió tanto de Oriente, así como la lucha heroica contra la Iglesia que la Ilustración, la ciencia, las vanguardias y los políticos laicos hicieron para construir la Europa moderna.
Para él, jamás Turquía podría entrar en Europa, ni por supuesto Líbano, ni ningún otro país del sur del Mediterráneo. Pero bueno, ¿no nació Europa en Tiro (Fenicia), no era una princesa hija del rey de esta ciudad, Agenor? ¿No fue raptada por Zeus y llevada a Creta, poseída allí por el dios y madre de tres personajes todos ellos levantinos: Minos, rey de Creta, Radamanto y Sarpedón, que fue rey de Licia, en Asia Menor? Para el papa Benedicto todo esto no existe, lo importante es la cohesión que la Iglesia Católica dio a Europa. A base de guerras de religión, claro, con sus “racionales logos” armados hasta los dientes.
Este Papa parece querer cargarse toda la política universalista de sus antecesores y poner a los cristianos de nuevo en una trinchera. Es el camino más directo al desastre. Si se sale mínimamente con la suya –y tal como está el patio, seguro que encuentra a sus voceros en las derechas emergentes europeas, tan ansiosas como están de esencialidades monoteísticas–, el final de la Religión Católica está a la vuelta de la esquina. Rendiría pues un gran servicio al mundo, aunque en su empeño se llevara no pocas vidas humanas.
Ante este panorama, nada más urgente que defender a países como el Líbano, cuna legendaria de Europa, símbolo vivo de la concordia de lo diferente, del “consenso contradictorio”, aún estando todos metidos en tan pequeño territorio. Su lucha por la supervivencia ante la irracionalidad militarizada de los “logos fanaticus” de Israel/Estados Unidos, sumada a la irracionalidad de los no menos fanáticos “logos geoestratégicus” de Irán y Siria, es en estos momentos única y heroica. Europa debería regresar a su tierra de origen, abrazar a su madre natural e integrar a este país en su seno, para protegerlo y convertirlo en modelo y en paradigma del futuro. Aunque antes, claro, debería el Líbano solucionar ciertas “cositas” interiores suyas…
Dijo: “Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás sólo cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”.
Claro, lo dijo Benedicto XVI pero citando al autor real de las palabras, un tal Manuel II Paleólogo (1350-1425), quién a su vez la pronunció ante un erudito persa musulmán con el que mantuvo doctos diálogos, probablemente en torno a 1391.
Por cierto, dato histórico: al emperador Manuel II Paleólogo le sucedió en la dignidad imperial su hijo Juan VIII; y tras él llegó el último emperador bizantino, Constantino XI, quien murió en combate en las murallas de su ciudad el 29 de mayo de 1453, el mismo día en que fue tomada por los turcos, poniendo punto y final al imperio.
Esto lo dijo el Papa en Ratisbona, en medio de un largo discurso en el que postulaba “un gran logos” dónde las culturas deben encontrar su espacio de diálogo.
Este Papa va de teólogo, mientras que el anterior iba de político. Lo malo es que es un teólogo de los que consideran que la razón moderna sólo puede sustentarse en la fe cristiana. Todo lo demás es “naufragio”. Al ser un gran teólogo –todo el mundo lo dice, y el discurso lo documenta– sabe cómo argumentar estas verdades. Pero en realidad, todos los monoteístas coinciden en que sólo hay un Dios con su “logos” particular, sea éste más o menos racional (en general, menos que más). Los demás “logos” no sirven, o son malos, o están equivocados, o son irracionales, o simplemente, no son ningún “logos”. Esta actitud “logo-esencialista” choca con los otros monoteístas, en este caso islámicos, que no se caracterizan precisamente por un “logo-esencialismo” demasiado sutil. Es la eterna pelea de gallos: mi dios es más verdadero que el tuyo, etc.
El anterior Papa era “político”: le importaba la forma, no el contenido. Era un Papa postmoderno y por eso tuvo el éxito mediático que tuvo y se granjeó tantas simpatías mundiales, como se demostró en su funeral. Y la forma es un asunto de estrategia, de equilibrios de poder, de estética, de lenguaje, que facilita la comunicación. El actual parece despreciar la actitud formalista y opta por la “esencialidad de los contenidos”, pues su gran preocupación y su lucha es contra el “relativismo”, el gran peligro de la actual sociedad formalista de Occidente que lo reduce todo a contenidos sin substancia. Ésta es su causa. Pero el gran peligro que corre es que al ser esencialista, inevitablemente choca con los demás “esencialistas” que también están contra la “decadencia del relativismo occidental” pero desde sus particulares “logos” y puntos de vista. Por ejemplo, los fundamentalistas islámicos. Ya le gustaría a Don Benedicto juntar todas estas esencias en un único “logos” unificador, como él postula, y hacer un gran frente mundial de la “esencialidad logoística”. Menos mal que por el mismo hecho de ser monoteístas, su razón de ser principal es pelearse entre ellos para imponer cada uno su verdadera y única razón.
Pues lo que digo, menuda metedura de pata.
Aunque tal vez no lo sea tanto, y haya aquí una cierta “chulería” teológica (es decir, ideológica) que busca reivindicar la “Racionalidad Cristiana de Occidente” frente a la “Irracionalidad Islámica de Oriente”. Así lo están sugeriendo algunos analistas sagaces. Es decir, practicar lo mismo que Bush hace a lo bestia, pero con los retorcidos e hipócritas lenguajes de la teología vaticanista. ¿Pero acaso no son ambas Esencialidades Monoteísticas (la cristiana y la islámica) igual de irracionales? Sólo falta que se sume a la pareja el Judaísmo para acabar de meternos a todos en el hoyo.
Lo que hace sospechar esta “chulería” es su insistencia en asociar Europa al Cristianismo. Dice en el mismo discurso de Ratisbona: “Considerado este encuentro (entre la fe bíblica y el interrogarse a nivel filosófico del pensamiento griego), no es sorprendente que el cristianismo, no osbtante su origen e importante desarrollo en Oriente, haya encontrado su huella histórica en Europa. Podemos expresarlo también al contrario: este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, ha creado Europa y permanece como fundamento de aquello que, con razón, se puede llamar Europa”. O sea que el fundamento de Europa es el cristianismo. Borra de un plumazo la Grecia presocrática, dónde nació la razón filosófica, la Roma pagana, el bizantinismo oriental, la escuela de traductores de Toledo, el aristotelismo islámico que trajo la razón helenística a la Cristiandad, el Renacimiento que bebió tanto de Oriente, así como la lucha heroica contra la Iglesia que la Ilustración, la ciencia, las vanguardias y los políticos laicos hicieron para construir la Europa moderna.
Para él, jamás Turquía podría entrar en Europa, ni por supuesto Líbano, ni ningún otro país del sur del Mediterráneo. Pero bueno, ¿no nació Europa en Tiro (Fenicia), no era una princesa hija del rey de esta ciudad, Agenor? ¿No fue raptada por Zeus y llevada a Creta, poseída allí por el dios y madre de tres personajes todos ellos levantinos: Minos, rey de Creta, Radamanto y Sarpedón, que fue rey de Licia, en Asia Menor? Para el papa Benedicto todo esto no existe, lo importante es la cohesión que la Iglesia Católica dio a Europa. A base de guerras de religión, claro, con sus “racionales logos” armados hasta los dientes.
Este Papa parece querer cargarse toda la política universalista de sus antecesores y poner a los cristianos de nuevo en una trinchera. Es el camino más directo al desastre. Si se sale mínimamente con la suya –y tal como está el patio, seguro que encuentra a sus voceros en las derechas emergentes europeas, tan ansiosas como están de esencialidades monoteísticas–, el final de la Religión Católica está a la vuelta de la esquina. Rendiría pues un gran servicio al mundo, aunque en su empeño se llevara no pocas vidas humanas.
Ante este panorama, nada más urgente que defender a países como el Líbano, cuna legendaria de Europa, símbolo vivo de la concordia de lo diferente, del “consenso contradictorio”, aún estando todos metidos en tan pequeño territorio. Su lucha por la supervivencia ante la irracionalidad militarizada de los “logos fanaticus” de Israel/Estados Unidos, sumada a la irracionalidad de los no menos fanáticos “logos geoestratégicus” de Irán y Siria, es en estos momentos única y heroica. Europa debería regresar a su tierra de origen, abrazar a su madre natural e integrar a este país en su seno, para protegerlo y convertirlo en modelo y en paradigma del futuro. Aunque antes, claro, debería el Líbano solucionar ciertas “cositas” interiores suyas…
viernes, septiembre 15, 2006
El elegante avestruz
Volví el otro día al Zoo. Cómo tengo la tarjeta de socio, puedo entrar cuando quiero durante todo el año. Un alivio poder visitarlo sin prisas, sin la obligación de tener que verlo todo. Esto último no se lo recomiendo a nadie: a la hora y media, ya no se distingue entre un guepardo y un canguro, y tanto te da ver cóndores que castores. Sobretodo a una cierta edad, pues me imagino que los niños tienen más cuerda y se cansan menos.
Me entretuve con los avestruces. Están junto a la entrada principal del Parque y me quedé maravillado contemplándolos. Lo que más choca es su porte femenino, por lo que sorprende que sea una ave que se escribe en masculino. ¡Parecen viejas damas de otra época, cubiertas de pieles astrosas y polvorientas, que les caen por los lados y les obligan a caminar con paso saltarín, balanceándose con una cadencia elegante y antigua! Quedé fascinado ante aquella visión inesperada. ¡Qué manera de caminar, con qué cadencia dudosa, entre tímida y coqueta! Pero de pronto, la vieja dama se para y se queda con la boca abierta, sus labios en pico, largos y duros, abiertos. Parada por un asombro, no se sabe cuál, los ojos excitados, tal vez sufre de hipertensión, aunque al cabo se cierran dejando la boca abierta, y te das cuenta que en realidad está echando una cabezadita. ¡Bendita señora! Aunque luego me entero que es macho: tiene las plumas negras.
Su cuello es largo y rugoso, casi de reptil, pero muy elegante, flexible y ondulado. Sus patas, nerviosas y huesudas, al ir desnudas la hacen aún más coqueta. ¡Qué animal más raro e intrigante! Parece que sea la primera vez que veo un avestruz.
Me entero luego que se ha convertido en un animal de cría, que empieza a haber granjas de avestruces por todo el mundo (sobretodo en Estados Unidos, aunque ya empieza a haberlas en España), pues de él se aprovecha todo: la piel (muy apreciada en las pasarelas, Armani la exhibe con asiduidad), las plumas, la carne, la grasa y las uñas (para pisapapeles, pues son muy duras). ¡Pobre avestruz! Sólo imaginarlo sin sus plumas me llena de indignación, ¡qué ignominia! Un animal tan noble que suele vivir, dejado en libertad, ¡entre 60 y 70 años! Con una dieta sana, libre y sin depredadores, igual llegaría a los cien. Los suelen matar a los 10 meses de edad, más tarde la carne ya es demasiado dura. ¡Qué disparate!
¿Porqué los humanos debemos alimentarnos de carne?, me pregunto ante estas crueles realidades. Patos, pollos, cerdos, ovejas, vacas… y ahora, avestruces. Y los canguros, que me olvidaba… Comprendo que cuando emergíamos como especie, necesitáramos ese plus en proteínas. La caza ha sido un arte y una necesidad durante miles y miles de años. No hace mucho descubrimos la ganadería y la matanza sistemática. Hasta llegar a la actual industria alimenticia. Pero ahora que ya somos urbanos, que nos hemos cepillado casi todos los bosques salvajes y las selvas retroceden año tras año, es un poco absurdo que todavía necesitemos matar a otros animales para alimentarnos. ¿Acaso somos caníbales? Estoy seguro que de aquí a doscientos años, pasaremos por tales: asesinos en serie de animales.
Ante esta realidad, las Corridas de Toros me parecen una antigualla noble y elegante, un anacronismo respetuoso y comprensivo, casi civilizado. Claro que deberán desaparecer, pero cuando eliminemos los mataderos –aunque puestos a hablar de matanzas, antes están las guerras por eliminar, creo, pues también los humanos somos animales a los que hay que respetar.
Pero no quería hablar de éso sino del avestruz. Lo estuve contemplando casi una media hora, fascinado por su inmovilidad. Apenas cambió de sitio. De vez en cuando hundía su pico entre las plumas, para rascarse, supongo. El cuello se giraba con elegancia, y sólo movía un poco el cuerpo, balanceando sus capas y ropajes, mientras sus piernas tiesas parecían temblar un poco. Al final me fui, pues tuve la impresión que con mi insistencia invadía su vida privada. Y para dejar paso a los niños y a las familias que se acercaban también asombradas pero con prisas.
Seguí paseando por el Parque, pero aquella primera impresión del avestruz se me quedó grabada en la mente. Pensé que no valía la pena continuar. ¿Acaso mis visitas estarían limitadas a un único animal?, me dije asustado. Bueno, para eso se hace uno socio. Vi la Cabra Hispánica frente a los avestruces. Sería el objetivo de mi próxima visita. Y es que encima de un peñasco, en una jaula que casi no lo parecía, algo escondido detrás de un arbusto, vislumbré a un Cabrón que me había echado el ojo. ¿Será Satanás?, pensé. No, era un Macho Cabrío español, de mucho cuidado, provisto de una inmensa barba y con unos cuernos de armas tomar. Lo saludé y me respondió con un resoplido.
- Hoy no –le dije.- Mejor quedamos la semana que viene.
No pareció muy convencido, pero al instante me ignoró.
¡Qué lujo!, pensé, tener a esos animales en tu propia ciudad, poderlos visitar cada día si quieres, charlar con ellos y descifrar sus pensamientos. Ese mismo Cabrón, ¿qué estaría pensando?... Pero lo dejo para otro día. Hoy me quedo con el avestruz. Con “ella” en el recuerdo tengo más que suficiente.
lunes, septiembre 04, 2006
La obsesión iraní.
Me gustaría, querido bloguero, tratar este tema aún sabiendo lo espinoso que es, sobretodo porque los profanos que contemplamos el panorama desde la barrera, poco sabemos de los entresijos y los tejemenejes que se llevan sus protagonistas y muy en especial los llamados “fontaneros” que se mueven por entre esos turbios vasos comunicantes que son los denominados “servicios secretos de inteligencia”.
Resulta curiosa esta obsesión de las élites americanas conservadoras hacia este país, al que diabolizan por encima de otros de la zona mucho más peligrosos e impresentables desde el punto de vista de los derechos humanos. Me refiero, por ejemplo, a Pakistán o a Arabia Saudí, grandes aliados de EEUU, los cuales son, han sido y serán siendo, con el mayor descaro, los principales financieros de todo el extremismo islámico más cerril y peligroso en el mundo entero. ¿De dónde ha salido el dinero para pagar las miles y miles de mezquitas construídas en todos los países del mundo, y muy en especial en los musulmanes, sus escuelas coránicas, así como sus libros de texto impresentables? Que se lo pregunten a los turcos, o a los marroquís, o a cualquier país de la zona. ¿De dónde sale el dinero que financia a la resistencia irakí? ¿Acaso no hay millones y millones de dólares invertidos allí? Todo apunta a Arabia Saudí, verdadero santuario del más retrógrada pensamiento integrista islámico. Un país feudal que vive bajo una dictadura cerril y trasnochada.
Irán es una incongruencia y una singularidad que molesta a todo el mundo. A los sunís, porque con sus aberturas sociales incipientes, pone en cuestión los sistemas políticos dictatoriales de estos países. A los americanos y a los israelitas, porque son un ejemplo viable de un sistema alternativo que ha crecido aún estando en contra de su dictámen.
Desde luego, las facetas más fascistas y fanáticas del régimen iraní son tan reprobables como la de los demás países citados. Pero junto a éstas, hay otros aspectos que singularizan el caso y lo hacen interesante, sobretodo en sus momentos de apertura desgraciadamente abortados por unos y otros, desde dentro y desde fuera.
De entrada, el shiísmo tiene una relación con el “Libro” distinta a los sunitas: abierta, de modo que sus intérpretes pueden adaptarlo a la modernidad. Algo que contrasta con la actitud suní más intransigente, para la que el Libro es intocable, de modo que unas indicaciones pensadas para la Edad Media deben ser igualmente válidas para el siglo XXI. Eso conlleva unas implicaciones considerables: en Irán, el 60% de los estudiantes universitarios son del sexo femenino. Algo insólito en Arabia y otros países árabes. Las mujeres pueden conducir, fumar, casarse, divorciarse, andar solas por las calles, van al fútbol, entran en bares y restaurantes... Son médicas, abogadas y políticos. Al menos, así lo he visto yo entre los chiítas del Líbano. En Irán hay elecciones, aunque éstas estén trucadas, especialmente cuando la balanza se inclina del lado de los retrógradas.
Existe además en este país una cierta clase media incipiente, formada por tenderos, comerciantes, hombres de negocios, estudiantes, artistas y profesionales liberales, que está profundamente occidentalizada en los aspectos relativos a las costumbres, a la abertura al mundo y a los sistemas nuevos de comunicación. Esta clase, que dispone de una todavía escasa relación con el poder, busca básicamente acercarse a Europa, entrar en el mundo de los intercambios y del comercio, abrir el país al negocio turístico y a la influencia extranjera, en fin, apuesta por la modernización en sus facetas más positivas. Síntoma de esta realidad es el cine que nos llega de Irán, premiado en tantos certámenes europeos, los trabajos de sus artistas, pintores, dibujantes, escritores…, que se abren paso en los mercados mundiales y que tanto recuerdan momentos como los vividos en España, en los últimos años de la dictadura, cuando parte de la población luchaba por salirse del franquismo y entrar en el mundo moderno.
Un país que hizo su revolución nacional –se sacó de encima al títere de los EEUU en la zona, y nacionalizó su máximo bien, el petróleo– basándose en las únicas fuerzas que han sido capaces hasta ahora de encararse con el imperio: el fanatismo religioso. Que aguantó una de las peores guerras del siglo XX, atacados por un Irack que tuvo todo el beneplácito y el apoyo de Occidente. Y un país que estuvo a punto de dar un salto cualitativo con sus políticos reformistas, apoyados por los sectores jóvenes y progresistas de la sociedad. ¿Por qué en aquel momento fueron sistemáticamente rechazados por EEUU, cuando había la posibilidad de ayudar a estos sectores abiertos al cambio, situando Irán en un lugar cercano a la Turquía actual, igualmente gobernada por un partido islámico moderado? Durante la crisis de Afganistán, mostró signos de colaboración clarísismos, y en los inicios de la invasión de Irack, se vio que era el único que podía estabilizar la nueva realidad chií de este país destrozado. Incluso en Líbano, Herbolá mostró en un momento dado claros indicios de integrarse en la vida política del país, entrando en el parlamento, aceptando el sistema representativo, y participando de los negocios turísticos y comerciales que empezaban a despuntar allí.
Como respuesta a todos estos síntomas y posibilidades, EEUU optó por la diabolización y lo metió en su “eje del mal”. ¿Por qué? Los resultados son claros: refuerzo de las tendencias más intransigentes y retrógradas, un nuevo primer ministro que se llena la boca de retórica inflamable e impresentable, un intervencionismo que defiende sus intereses hegemónicos en Irack y Líbano, una escalada de amenazas absurdas, etc. Es obvio que el único camino posible que nosotros, como europeos, podemos imaginar es que Irán entre en una fase democrática de verdad, rebaje sus pretensiones de convertirse en una fuerza regional agresiva e intervencionista, acepte el juego de la interdependencia entre países y poderes, acate las decisiones internacionales y acabe sumándose a un papel parecido al de Turquía, que pretende consolidarse como país puntero de los negocios entre Oriente y Occidente, y que busca sobretodo formar parte del engranaje europeo.
(Puerta de las Naciones, Persépolis)
Pero para conseguir estos objetivos, la táctica diabolizadora de los EEUU, cuya principal receta es “atacar y hacer retroceder el país unos cuantos años atrás”, no es precisamente la más idonea. Muy al contrario, es una táctica perversa, injusta, cruel, irracional y que sólo sirve a unos intereses particulares que de tan particulares y egoístas que son, ni siquiera son abiertamente explícitables: la industria armamentística y el monopolio del petroleo. Generar el caos es la táctica de los neocons americanos. Pero hacerlo en un país como Irán, con posibilidades claras de evolucionar hacia posturas como las indicadas, es no sólo jugar con fuego, es jugar a destruir el mundo. Y para los europeos, es incendiar nuestras fronteras y hacernos retroceder veinte o cincuenta años en nuestras posibilidades de expandir pacífica y democratizadora nuestros sistemas sociales y políticos, así como nuestros intereses económicos.
En fin, simples reflexiones que me parecen de una obviedad tan fragante como urgente de ser tratada.
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