domingo, diciembre 30, 2018

El Rey León

(versió en català)

Kevin Pluck [CC BY 2.0 ], via Wikimedia Commons

Cuando hablamos del Zoológico y de sus habitantes, uno de los que más llama la atención del público es el León. La razón es clara: pertenece a la Casa Real selvática y, pese a no utilizar ningún cetro, la corona se le da por supuesta. Esta principalidad jerárquica explica muchas cosas: de entrada, que sea el animal más feliz del Zoo. Sabido es que el león suele pasarse el día durmiendo, acostado al sol espantando las moscas con la cola. Se dice que es la leona quien caza y que el león se limita a rugir y, como es de esperar, a comerse las mejores partes del botín. Después, punteado por los bostezos, suele hacer una siesta que dura horas (20 al día, al parecer). En el Zoo, esta costumbre aún se realiza con más exactitud, ya que ni siquiera tiene que salir a cazar: los empleados del Parque le llevan diariamente la comida. Esto no es ninguna crítica ni los otros animales del entorno lo ven como un privilegio insultante: todo el mundo acepta esta realeza natural sustentada por la cabellera que le caracteriza, así como por la naturaleza extraordinaria de su rugido.

Se trata de una condición, la suya, perfectamente asumida por grandes y pequeños, felinos y cérvidos, aves y reptiles. Quizá no por las pulgas ni por las ratas, estas bestias impertinentes y mal educadas, pero no dejan de ser la excepción que confirma la regla. Nadie le niega ni el título ni el papel. Y sin él ser consciente, de alguna manera sí lo es, como lo manifiesta la tranquilidad de su gesto, que se impone sin tener nunca que justificarse. En el Zoo, esta condición real se acepta y se respeta: tanto los empleados municipales, veterinarios e investigadores, como el mismo público, saben que una corona invisible permanece siempre en su cabeza, del mismo modo que los reyes actuales de los humanos no necesitan llevar sus trajes y distintivos cada día. La verdadera diferencia entre unos y otros radica en que los reyes de naturaleza humana sí necesitan disfrazarse y ponerse la corona de vez en cuando, aunque sea una vez al año o una vez en la vida, para que la gente lo recuerde, mientras que el león, salvo en los dibujos animados y en las caricaturas, en la vida real nunca lleva corona. Por lo demás, las similitudes son grandes: en ambos casos, no se les exige ningún trabajo y se pasan la vida sin hacer prácticamente nada. Sólo han de "estar" y "ser", y de vez en cuando, "rugir".

Después de estas palabras introductorias al león, se comprenderá que cuando entré en el Zoo con ánimos de empezar a redactar esta crónica, una de las primeras cosas que hice fue visitar al Rey de la Selva. Era una manera de homenajearlo y de someterme a la jerarquía. Llegué y allí lo vi, bien, a las leonas es a quien vi, ya que ninguno de los señores estaba a la vista. De repente descubrí a uno: acostado entre un grupo de sus señoras. La cabeza reposaba sobre una piedra y de lejos semejaba un fardo de pieles doradas. Al verlo así dormido, pensé que parecía un rey destronado. ¡Pobre león! Y sin embargo, ¡qué prestancia y qué distinción! ¡Qué rostro de majestad e imperio! ¡Qué serenidad dura e indiferente! ¡Qué amplitud de frente regia y magna! ... ¡Y eso que sólo dormía!

Para verlo bien, tuve que esperar un rato, pero al final levantó la cabeza, miró al público, parpadeó dos o tres veces y, de repente, abrió la boca en un regio y magnífico bostezo. Las cámaras de fotografiar del público, que habían esperado aquel instante con ansiedad, dispararon todas a la vez, sin que al león le importara un bledo. Al terminar el bostezo, apoyó de nuevo la cabeza y volvió a su somnolencia.

Sí, no había duda, mi primera impresión había sido correcta: bajo aquella apariencia de lánguido aburrimiento, el León era el más feliz de los habitantes del Parque. Comprendí que el León ejercía su cargo con vocación, y que era en el Zoo donde mejor se expresaba su regia leonidad.

Además, de todos sus compañeros de Reino, creo que el León es quien tiene más justificada su reclusión. No porque haya hecho nada malo, ya que la mayoría de los leones que habitan en los parques zoológicos de las ciudades suelen ser buenas personas y no tienen asuntos pendientes con la justicia, ni la divina, ni la humana, ni la animal. No, su castigo, si de castigo puede hablarse, es por el símbolo que representa: el poder regio, la Monarquía. Ponerlo en un Zoo es encajarlo en una constitución. ¿Les molesta eso? No lo creo: se vive bien, el sueldo no es malo, el trabajo es poco y se mantienen las distinciones. Es desde el lado del Símbolo que pueden sentir algún escozor, o mejor dicho, una cierta nostalgia. Pero los humanos han aprendido, a lo largo de los siglos, que es mejor tenerlos en una jaula, aunque sea dorada. Que luzca su empaque, sí, pero entre cuatro paredes.

Vincenzo Gianferrari Pini [CC BY-SA 2.5 it ], from Wikimedia Commons
Para acabar de ensalzar su figura, nada mejor que ver lo que pasa cuando se le exhibe en el circo -o se la exhibía, ya que me parece que lo han prohibido-. Lo he visto varias veces, en directo y por televisión. El domador, disfrazado de Tarzán, busca siempre lo imposible: ser él el Rey, destronando a quien lo es por ley natural. Recuerdo que su figura, heroica entre las fieras, nunca lograba la realeza que buscaba. Era como si un domador simio pretendiera ser humano domando a unos humanos. Podía jactarse de su valentía, y eso nadie se lo discute, y aún de muchos otros atributos todos ellos dignos y meritorios (gracia, arte, tenacidad, astucia, picardía, mano izquierda, voluntad, heroísmo, elegancia, maña...) pero nunca el brillo de la corona pasaba de uno al otro. Daba la sensación de que las fieras obedecían por educación, como lo hacen los reyes coronados cuando asisten a los desfiles, a las bodas o a las inauguraciones, para no dejar en ridículo a quienes les dan de comer, actuando con afecto e incluso con mimo hacia el domador, por ejemplo dejándole poner la cabeza dentro de su boca sin comérsela. Y es que sabe muy bien el león que, por mucho que el otro lo pretenda, la corona no se la quita nadie. Porque la corona es él.

Llegados aquí, hay que volver atrás y centrarnos de nuevo en el deslumbramiento que nos ha provocado la imponente presencia de la fiera. ¿Realeza? Más bien deberíamos hablar de Dignidad para indicar las cualidades y la valoración que el león nos despierta. Sus atributos, que consideramos elegantes, majestuosos, nobles, dignos, indiferente a las banalidades, no son más que el espejo en el que proyectamos todas estas cualidades, un modelo natural donde poder encarnarlas.

¿Pero cuando comenzó esta manía y todo este jaleo de las proyecciones? El león, rey. La tortuga, sabia. El caballo, noble. El burro, tonto... Qué pesados somos… Y sin embargo, creo que constituye una de las aptitudes principales de los humanos. Millones de años de observarnos los unos a los otros propiciaron que al final, una de las especies, la nuestra, se diera cuenta de las diferencias. El primate homínido que se separó de la rama común de los chimpancés hace seis millones de años intuyó que mirar era ver al otro, adivinó la dualidad esencial de la percepción y, en la distancia entre el que mira y lo mirado, nació el espacio para lo que hemos llamado conciencia con un poquito de auto-conciencia. Desde entonces no hemos cesado de calificar y de ordenar los modelos que la naturaleza nos ofrece, proyectando en cada uno de ellos nuestras cualidades deseadas o desdeñadas. Así se crearon las primeras culturas animistas, que más tarde subieron de tono con las divinidades zoomorfas para acabar con los dioses personalizados.

Observar a los animales sin reprimir nuestra capacidad de proyección y desde la ingenuidad de una percepción apriorística, disfrutando de ello sin reparo, así como de los diferentes contenidos que la tradición les otorga, ¡qué delicioso entretenimiento!

martes, diciembre 18, 2018

¿Es posible salir del bucle independentista? Libertad, Alteridad, Fraternidad…


Esta pregunta me la voy haciendo día tras día sin encontrar a nadie con una respuesta convincente. La situación sigue tan complicada o más que nunca, según se mire, pues con los resultados de las elecciones en Andalucía se introducen nuevas variables que tienden a echar más leña al fuego. Y mientras todo el mundo se desgarra las vestiduras con la entrada de Vox en el tablero español, los nacionalistas catalanes más convencidos parecen estar encantados, pues ahora por fin podrán esgrimir razones de peso, según ellos creen, sin darse cuenta de que no están más que cavando su propia tumba. 

Voy a la playa, pues necesito hablar con mis amigos futurólogos, que suelen ver las cosas con distancia y sus ideas siempre son un alivio de relatividad y sosiego. 

Los encuentro frente al Club Natación Barcelona. Veo a Mercadal y a su lado a Bastides metido en uno de sus silencios contumaces. Con ellos van también Corominas y Paquito, los dos muy preocupados, caminando descalzos por la orilla del mar. 

- Buenas tardes a todos. ¿Qué os pasa que os veo tan cejijuntos?

- Bueno, la situación está muy complicada… -dice Paquito, profesor de historia en un instituto y independentista moderado. Parece asustado…

Mercadal me aclara la situación:

- Están preocupados por lo del viernes 21. Pero yo les digo que de nada sirve preocuparse, pues lo que tenga que pasar pasará, como siempre ocurre, y sanseacabó. 

- Pues yo no lo veo tan claro, Mercadal –dice Corominas–, por primera vez veo peligros que antes no existían, y el ambiente está muy caldeado…

- Y tienes razón, ¿pero qué le vamos a hacer? Fijaros que el momento es francamente divertido, si le sacamos todo el dramatismo escénico. Pedro Sánchez se la juega con su apuesta de venir a Barcelona, pero están más preocupados todos los demás que él mismo, lo que es un punto a su favor. Los de la ceba, quiero decir los independentistas, no saben muy bien qué hacer. Por un lado el cuerpo les pide guerra pero el cerebro y el canguelo les sugieren que no conviene excitarse demasiado. Los callejeros están eufóricos y en estado de exaltación máxima, esperando el cuerpo a cuerpo con los policías, con la esperanza de recibir muchos palos de los nacionales, a ver si consiguen revivir un poco de 1-O. Los del PP y Ciutadans se mofan de Sánchez y de su apuesta, pero saben que si le sale mínimamente bien, se asegura el futuro, pues el pueblo español prefiere llegar a acuerdos que a las manos. Todos gesticulan con muchas razones de peso pero quién parece estar más tranquilo es Sánchez, como si no tuviera nada que perder. Y en verdad que tiene poco que perder, pues ya lo perdió todo en Andalucía y sólo le queda salir airoso de Cataluña con los mínimos rasguños. ¿Se saldrá con la suya? He aquí la cuestión. No lo tiene fácil, desde luego…

- Todo el mundo dice que son días decisivos…

- Sí y no, Rumbau. Siempre se dice lo mismo, pero en realidad todo sigue su curso inalterable y predecible, pues son tan lamentables los posicionamientos de unos y de otros, que van al enconamiento sin remisión alguna, convencidos de tener la razón, y con ganas de conseguir la victoria final sobre el enemigo. Como si ello fuera posible…

- ¿Qué quieres decir? –le pincho–, ¿que nadie puede ganar?

- Exactamente. Y por eso se siguen peleando, porque saben que en el fondo nadie puede ganar y como se vive muy bien en el encono, pues siguen en ello a ver si les dura el chollo…

- Caramba, no lo había pensado así…

- Pero algún poco de razón tendrán unos más que otros… -protesta tímidamente Paquito, que no acaba de entender este relativismo del futurólogo…

- Que tengan o no razón es lo de menos, sin duda cada contrincante tiene la suya, de razón, todas ellas están muy bien sustentadas y son de peso, con mucho márketing por detrás las apoya, pero al tener la razón todos, no hay solución. 

- Pues entonces se impondrá la ley del más fuerte, ¿no?

- Sí y no. Hoy en día, ¿dónde está la fuerza? No, Corominas, el empate es mayúsculo y pétreo, un tapón más que peligroso, pues si sale disparado, la explosión afectará a todos…

- Entonces, ¿no ves la solusión por ninguna parte? Estamos condenados a este bucle de absurda irracionalidad?

- Sí, pues la salida evidente no puede venir de ellos, sino de otra parte. Mira hacia el sur y fíjate en los valencianos. A la chita callando, van mostrando el camino. Por ahora, son los más inteligentes del ruedo ibérico. Y mira también a Aragón y Zaragoza. Están aprendiendo lo que debería haber defendido el catalanismo, cuando aún tenía posibilidades…

- A qué te refieres…

- Pues a esa obviedad de que las diferencias, hoy en día, ya no son un motivo de separación sino que, por el contrario, son un evidente estímulo para la colaboración y la confraternización. Esta era la posición del catalanismo sano del primer Maragall y de cuando se hizo la Transición, cuando se veían las diferencias hispánicas como grandes acicates para la colaboración y el apoyo en aras de un desarrollo común basado en estas diferencias. Pujol rompió con esta idea al imponer el clásico nacionalismo del yo contra tú, de buscar en los demás el enemigo para afianzar así su sueño romántico de una Cataluña pura e independiente. Pero es de cajón: la solución está en este pequeño cambio de chip: exaltar las diferencias no para separarse, sino para unirse en el mutuo provecho. 

Bastides, que se había detenido y miraba fijamente al mar, arrancó a hablar con voz inspirada: 

- ¡En verdad en verdad os digo, que veo en el futuro una nueva revolución mundial que substituirá los tres principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad, por la nueva tríada Libertad, Alteridad, Fraternidad! Fijaros cómo la Revolución Francesa, al imponer estos principios, impuso la fraternidad entre los que se sienten iguales, es decir, entre los que pertenecen a un mismo bando o nación, una igualdad de parte que les enfrenta a los que se sienten pertenecer a la otra parte, con lo que delimita la fraternidad al grupo o a la tribu. De aquí nacieron todas las guerras del siglo XX. Hoy hemos comprendido que la libertad, aplicada a la persona, debe aplicarse a su diferencia, pues todos tenemos derecho a ser diferentes, el uno catalán, el otro español, el otro gallego o valenciano, cada uno con su singularidad a cuestas y con ganas de exaltarla a sus máximos exponentes, y es en estas diferencias donde cabe aplicar la Fraternidad. La fraternidad entre iguales no tiene ni mérito ni sentido, pues no hay personas iguales, todos somos diferentes, de ahí que la base de todo es la Alteridad, que substituye a la falsa Igualdad, un concepto que sólo sirve para someter a los diferentes y hacerles creer que son iguales. 

Nos quedamos anonadados ante las palabras visionarias de Bastides, que parecía estar bebiéndolas del mismo horizonte, como si alguien se las estuviera dictando desde la lejanía, quizás algún dios de esos mediterráneos que ayudan a ver el futuro y que por lo visto se asoman a algunas playas, como la de la Barceloneta. 

- ¿Y crees que esto cambiaría las cosas?... –preguntó tímidamente Paquito, que no entendía nada.

- ¡Por Ra! –saltó Mercadal, a quien las palabras de su amigo lo habían excitado sobremanera–, ¡lo cambia todo! Este nuevo concepto abre las puertas del futuro como pocas veces lo había visto. ¿Quieres una política de acorde con esta nueva idea? Pues sólo tienes que desarrollar las tres palabras conjugadas entre sí, y tendrás todas las líneas tácticas y estratégicas a seguir. 

- Algo que los nacionalistas, sean del signo que sean, jamás podrán hacer, de ahí el parón en el que se encuentran. El tapón es la palabra Igualdad metida entre la Libertad y la Fraternidad. Sacarla y poner Alteridad permite que fluyan las diferencias y que Libertad y Fraternidad circulen y se apliquen universalmente. ¡Más claro el agua!

- Substituir el odio al diferente por la fraternidad y sacarle todo el rendimiento a la nueva situación. Y desde la libertad de poder ser diferente. Los independentistas coaccionan la libertad de los que no lo son, quieren imponer su igualdad de lengua y pensamiento, y la fraternidad sólo es aplicable a los del clan, a los del lazo amarillo, los demás son los enemigos a batir. He aquí su perversión: han traicionado al catalanismo, que sí entendía la suma de Libertad, Diferencia y Fraternidad. 

Los dejé al pasar de nuevo por el Club, aturdido por sus palabras. Y mientras me dirigía a las duchas, no podía dejar de pensar en lo que nos había revelado Bastides. ¿Acaso tenía razón y la nueva fórmula de la vieja tríada revolucionaria tenía que pasar a Liberté, Altérité, Fraternité?...

jueves, noviembre 22, 2018

‘Cròniques Orientals’, de Josep Maria Romero


Acaba d’aparèixer –i acabo de llegir– l’últim llibre del meu amic J.M.Romero, publicat per Comanegra, molt ben vestit pel pròleg de Toni Arbonès i l’epíleg de Màrius Serra, i haig de dir que m’ha agradat molt (1). Un títol que considero dels més importants de l’autor, que mereix una alta qualificació com a llibre de viatge i d’experiència de vida, i que s’enlaira en un exercici de distanciament, d’observació i d’autoconsciència molt útil en els temps que corren, en els que els esperits solen anar a remolc dels demés, atrapats com estem per la velocitat, el col·lectiu i els sorolls de la batalla diària. 

El gran encert, per a mi, és la forma: capítols curts que es succeeixen sense cap ordre diacrònic ni geogràfic, potser un centenar de petites seqüències que focalitzen un lloc, uns personatges, uns pensaments, i la presència de l’autor, l’ull que va saltant pel mapamundi i pel calendari, endavant i endarrere, amb una lògica que se’ns apareix aleatòria i juganera, pinzellades que tanmateix diuen més que una simple impressió. Es podria dir que l’estil és com una mena d’aplicació del haiku japonès traslladat a la prosa, amb un gust per la síntesi i el detall sense la depuració essencialista del haiku, per descomptat, en una mena de haiku sense haiku. De fet, mana en el conjunt un realisme de la mirada, molt a la manera de Josep Pla, de qui en Romero confessa la seva admiració, amb un gust pels adjectius que no dubten a deixar-se estilitzar.

S’imposa la perspectiva realista i sobretot pragmàtica, com per altra part ens indica l’aposta vital de l’autor per la filosofia xinesa del ying y del yang: taoisme pràctic de viure i menjar bé, de gaudir de la vida amb hedonisme mesurat i modest, sense mai recórrer al primitivisme dels rics que no saben ser rics. Sembla com si en Romero, havent decidit viure a cavall de tantes cultures i geografies diferents, hagués necessitat una mena de coixí ideològic prou pragmàtic, obert i flexible per ajudar-lo a entomar tanta diversitat. I quina filosofia hi pot haver de més pragmàtica que la xinesa? Una cultura capaç de menjar de tot, d’incorporar i fer-se seu allò de fora que més li agrada i li convé. Una filosofia que no es contenta amb quatre únics elements de caire metafísic, sinó que en necessita cinc, com els dits de la mà, tots ells ben reals i tangibles, per arrelar-se així més estretament a la terra.

J.M.Romero en un mercat.
La Xina, Laos, el Vietnam, Cambodja, Tailàndia, Filipines, la Índia, Bangladesh, Pakistan, Afganistan, el Nepal, Turquia, Irak, Iran, Afganistan... I dins d’aquests països, els infinits mosaics de cultures locals, de comarques i ciutats exòtiques i alhora moltes d’elles ja banalitzades per la modernitat, cadascuna amb el seu tros de vida, els seus records, les imatges que han quedat fixades a la retina, els amics, els hotels, les cartes que van amunt i avall, els guest-house, les carreteres secundàries per anar en moto. Molt importants són els bars i els restaurants, la majoria modestos però refinats, menys el de Bombai, on cada dia acudeix al Taj Mahal, un dels restaurants més espectaculars del món accessible a la butxaca Romero abans de que els atacs terroristes el posessin als diaris.

Recórrer a un mosaic de mirades i d’encontres, de petites experiències i de moments, no és potser una manera d’enlairar-se vers una visió de conjunt des del detall? Una mirada capaç de copsar la consciència sencera del planeta però des del particular, sense sortir del tros que es viu en present, en el dia a dia de l’experiència. Crec que aquesta és la gran aportació del llibre d’en Romero, aconseguir aquest punt d’anar del tot a la part i de la part al tot, sense trair ni l’un ni l’altre, i sense sotmetre’s a cap disciplina de constricció geogràfica o diacrònica, és a dir, amb la llibertat relaxada de saber que es vagi on es vagi, la visió es manté. Clar que això exigeix una pràctica considerable de despreniment, d’anar deixant llast per quedar-se en les coses essencials, les quals l’autor les troba en els llocs i les cultures més humils, en les registres vitals del gust per la vida senzilla, natural i espontània, fora dels neguits consumistes i dels estàndards socials de benestar, aquells que exigeixen cotxes, bonics apartaments, robes de marca i molta hipoteca. 

J.M.Romero i l'hedonisme taoïsta del bon viure.
Aquest estat de saviesa natural, que el taoisme i les filosofies orientals de la renúncia tan bé il·lustren, el troba Romero en la cultura dels Akha, que formen part d’aquest conjunt de poblacions encara més o menys caçadores i recol·lectores que habiten en una àmplia franja que els entesos anomenen Zòmia. Una zona immensa ja que compta amb una extensió de dos milions i mig de kilòmetres quadrats i una població d’uns noranta milions de persones, que trepitja en rigoroses línies transversals el Vietnam, Laos, Tailàndia, Myanmar, la Xina, el Tibet, Bangladesh i l’Índia –cito al mateix Romero en el seu primer capítol, que titula ‘L’art de no ser governats’.

Per això li agrada tant visitar el seu amic Amme, mentre va seguint amb escèptica curiositat antropològica com els costums dels Akha –i dels tailandesos en general- van canviant a mesura que la modernitat i el consum s’infiltra per les parets dels seus habitacles. A vegades, en les seves apreciacions sociològiques sobre les classes mitjanes dels països hi traspua la característica i sempre agraïda sorna catalana, que aplica tan a l’Extrem Orient com a l’Extrem Occident, quan de tant en tant es fixa en Europa i en Barcelona.

Podríem dir que gràcies a la seva forma de capítols curts que fragmenten l’experiència i multipliquen els punts d’observació, el llibre és un festival de la diversitat oriental, un verdader banquet d’exotisme i de sentit comú, pel qual les diferències no són motiu de separació ni de conflicte, sinó tot el contrari, un estímul a la curiositat, per veure com l’excentricitat cultural, per molt desbarrada que sigui, és, per els qui la practiquen, el pa seu de cada dia. Així ens ho va mostrant el text mentre salta com una llagosta d’una ciutat i d’una regió a l’altra. 

J.M.Romero i el viatge.
Que en Romero sigui un català nascut a Barcelona i impregnat de la cultura anglosaxona de resistència dels anys setanta i vuitanta, no l’impedeix trobar-se com a casa en un poblat Akha que manté formes de vida ancestrals. Les diferències, lluny de separar, en aquest cas uneixen. Fins i tot es podria dir que a més diferència, més interès i curiositat sent el viatger. Per això el viatge és tant important en la filosofia de vida de l’autor, en ser una manera de buscar i conrear les diferències. Taoisme, cinc elements, lleu animisme intuïtiu, però viscuts des del viatge i l’alçada que et deixa veure el conjunt. Perdre’s en el detall perquè et segueixes mirant des de dalt. És aquesta doble visió l’essència del llibre i dels capítols d’en Romero, al meu entendre, una distància que permet que les cultures siguin miralls on unes es veuen i s’emmirallen en les altres, i aquests miralls trossejats i  creuats entre sí són els que fragmenten la mirada i l’experiència en aquest centenar de capítols curts del mosaic oriental.

Un llibre d’experiència de vida i de saviesa del viatger que ha après a viure parat i movent-se alhora. D’un català que ha sabut aplicar el principi de la relativitat a la cultura i al viure diari. Un llibre, com deia al principi, important i necessari.

(1) Veure comentari a un altre text de l’autor, Siempre el Oeste.

lunes, agosto 27, 2018

Reflexiones críticas desde la playa. El presente continuo de Cataluña y el Futuro que se nos echa encima

Pasqual Maragall y Cobi. Foto: Antonio Espejo / El País
Pasó agosto volando como suele hacer este mes, que gusta llevar la contraria a sus usufructuarios que lo quieren siempre largo por no decir eterno. Es decir, se acaban las vacaciones y se acerca el otoño que nos llama al redil. Un redil peliagudo aquí en Cataluña, del que muchos querrían escapar hartos de la tensión nacionalista. Se lo digo a Mercadal, el único de mis amigos futurólogos que hoy ha acudido a la playa, y que se ríe al escuchar mis palabras.

- Exageras como siempre, Rumbau. Por muy mal que vayan las cosas, recuerda que siempre tenemos la playa y la Barceloneta, un barrio cada día más entretenido como habrás comprobado si te has leído los periódicos. Lo del Procés está de capa caída, por mucho que clamen al cielo sus convencidos, que ya no saben qué hacer para mantener la tensión. Por supuesto que van a apretar todos los aceleradores y que habrá follones en la calle, pero alguna válvula de escape tienen que tener, para que no les coja a todos un infarto.

- Sí, todo lo que quieras, Mercadal, pero el peligro es que la frustración los conduzca a la violencia. Las ansias de radicalizarse están en auge y los cosidos sociales empiezan a reventar. Cualquier chispa puede provocar un incendio o un muerto. Y ya sabes que los nacionalistas lo buscan desesperados, imagínate el provecho que le podrían sacar.

- Sí, sí, todo lo que quieras y tienes toda la razón del mundo, ¿pero qué se le va a hacer, si quiénes podrían rebajar la tensión no quieren bajar del burro? Vale la pena, en situaciones de este tipo, mirar algo más allá y saltarse los sucesos del presente continuo, ese que se estira obsesivo, para ver qué pasará en unos cinco o diez años. ¿Hacia adónde vamos? Esta es la pregunta pertinente, la única que a la larga nos puede sacar del embrollo.

- ¿Pero acaso sabéis vosotros adónde vamos?

- Que seamos futurólogos no significa que seamos a adivinos. Intentamos discernir lo que nos cae encima y algunas ideas tenemos, en efecto, pues por algo nuestro cometido es mirar el futuro, por muy borroso que lo veamos.

- Te veo muy cauto hoy, Mercadal…

- Lo hemos hablado estos días con Bastides, que hoy tenía dentista, y lo que hemos visto es que se acercan bastos.

- ¿Qué quieres decir?

- Las derechas se están imponiendo y muy nos tememos que en España están al caer.

- ¿No confías en Sánchez?...

- Ojalá se saliera con la suya, pero lo tiene crudo. Pero aun suponiendo que vaya a elecciones y que gane y pueda gobernar, no podrá hacerlo desde la izquierda, pues los nacionalistas catalanes se lo van a impedir. Lo mejor sería que la oleada derechista nos llegue de la mano de los socialistas, siempre sería más tranquila y benigna, pero si la polarización en Cataluña se dispara, tendrán las de ganar Ciudadanos y el PP. Y ya sabemos lo que nos espera. Con el tiempo, veremos a Rajoy como uno de los presidentes más tranquilos, pacíficos y civilizados del país, aunque eso no le sirviera en su día para solucionar las cosas.

- O sea, que según vosotros, nos esperan años de oscuridad represiva y mano dura.

- Sí, es una manera de decirlo. Fíjate cómo está Europa. Los más moderados de los países importantes, que en estos momentos son Macron y la Merkel, ocupan posiciones claramente de derechas, y para mantener el control, no tendrán más remedio que tranquilizar a las poblaciones europeas atemorizadas con algo de mano dura y autoritarismo. ¿Qué podrán hacer las izquierdas? Nada de nada. Fíjate que allí donde gobiernan, se dedican a lo simbólico, porque en lo económico y en lo que importa, aplican políticas de derechas. Los que mejor lo hacen, que son los portugueses, intentan pasar desapercibidos, pues por algo son los europeos más inteligentes del momento. No cómo las izquierdas españolas, empeñadas en resucitar el franquismo y en caer en el enfrentamiento entre las dos Españas. Aquí hacen teatro, sobreactuaciones que buscan el conflicto, porque por lo visto es lo único que saben o pueden hacer, mientras que allá callan y hacen política de verdad: hablan, negocian, acuerdan y aplican.

- Pues sí que lo ves crudo… Igual exageras un poco, Mercadal...

- Pero tampoco es tan desesperante la situación. Fíjate que mientras se mantengan unos ciertos niveles de formalismo democrático, esos vaivenes de menor a mayor autoritarismo son el pan nuestro de cada día de la Historia. De hecho, lo singular y lo excepcional son los momentos laxos. Hoy prima la pendencia, los políticos europeos se han convertido en chulitos de barrio, a ver quién la dice o la tiene más gorda. Y los españolitos no podíamos  ser menos. Y los que más gallean, son los catalanes, lanzados a encarnar los arquetipos de la chulería hispana por excelencia hasta el delirio. Unos lo llaman rauxa, pero yo disiento: la buena rauxa es la creativa, porque cuando es destructiva, como está sucediendo ahora, yo lo llamaría más bien delirio patriotero o mera excitación infantil.

- Ui, si te oyeran… Pero, ¿por qué la llamas destructiva?

- Porqué se están cargando al mismísimo catalanismo, que es la base de esta oscilación que va del seny a la rauxa y viceversa. El catalanismo ha sido hasta ahora este globo de civilización peninsular que ha permitido avanzar y asentar, asentar y avanzar, en sucesivos períodos de expansión y concentración, pero sin perder un punto de gravedad fundamental, que es el respeto a la población mayoritaria del país. Esta sístole y esta diástole, algunos lo han llamado el corazón de la España contemporánea, al haber sido uno de las pulsiones fundamentales que ha hecho avanzar y cambiar al país. El respeto y la admiración que hasta hace poco tenían las inteligencias españolas hacia todo lo catalán han sido inmensos. Todo esto se ha venido abajo. El independentismo ha frivolizado su relación con España, ha jugado a la deslealtad pensando que ellos siempre son los más listos y avanzados, y que por lo tanto, siempre acabarían ganando. Pero en su despropósito, han menospreciado a la mitad de los catalanes, acostumbrados como estaban a su sumisión durante los largos años de Pujol. Los han menospreciado y humillado. Y ahora claman al cielo porque se sienten injustamente perseguidos por la justicia. Todo eso es por haber aplicado una rauxa de signo destructivo. La rauxa creadora es siempre inclusiva y busca, desde la locura o desde el arrebato de la genialidad, lo que avanza en la dirección civilizadora del conjunto. La rauxa de verdad entusiasma al pueblo, pero no a una mitad de él, sino a todo el mundo.  Un ejemplo claro fue el caso de Pasqual Maragall, que consiguió entusiasmar a toda la población de Barcelona y de Cataluña en su proyecto de país, y que tuvo en las Olimpiadas su punto álgido y ejemplar, en lo que se refiere a la aceptación y participación del público. Él tenía un proyecto de futuro y por eso entusiasmaba a la gente. Por supuesto, el nacionalismo de Pujol y el independentismo de Esquerra Republicana pusieron los correspondientes palos a las ruedas de su proyecto hasta que consiguieron neutralizarlo y absorberlo.

- Eso es una verdad como un templo, desde luego.

- Ahora, lo que el independentismo ha conseguido es caer en lo peor del espíritu revanchista español, el de las dos Españas, el de los buenos y los malos, en el desprecio de los que no piensan como tú, en lo que unos llaman el guerracivilismo. Poner a estas alturas a Cataluña contra España jugando además a desenterrar los agravios de la Guerra Civil, es de una insensatez y de una perversidad difíciles de superar. Para mí, es una traición al catalanismo: ni seny ni rauxa, un puro suicidio colectivo.

- ¡Caramba, Mercadal, me dejas patitieso!

- Por eso te digo, Rumbau, que por mucho jolgorio que nos otorguen los próximos años, no conducirán a nada bueno ni nuevo, sino que habrá que esperar unos lustros para ver los cambios de tendencia.

- ¿Y hacia adónde apuntan estos cambios?

- Nosotros seguimos pensando en la FEAA, ya sabes, la Federación Española de Autonomías Autodeterminadas, una forma como cualquier otra de indicar una evolución natural hacia la máxima potencialidad civilizadora de las regiones ibéricas, basada en una descentralización radical junto a una coordinación de lealtad peninsular de nuevo cuño. Cataluña podría haber sido la avanzada de esta evolución, si hubiera mantenido el rumbo del catalanismo histórico integrador e inclusivo, pero al romper la baraja, se ha auto-excluido de este proceso, que promete ser rico y fecundo en vicisitudes de progreso avanzado de lo colectivo. Otras regiones tomarán el relevo. Aragón, Valencia, Murcia, Galicia y parte de Andalucía serán las encargadas de tirar del carro. Estamos viendo muchos síntomas de que esto ya está sucediendo. Fíjate el auge que ciudades como Zaragoza, Valencia, Castellón, Alicante, Murcia, Almería y Málaga están tomando. También Palma de Mallorca si saben mantener el rumbo adecuado. Y Madrid parece querer tomar nuevas direcciones. La alcadesa Carmena es un ejemplo de sensatez, aunque esté rodeada de partidos que no valen un pito. El futuro está aquí, Rumbau.

- Por lo que dices, habrá que esperar bastante para ver la realidad de estos cambios…

- No creas, las cosas hoy cambian tan deprisa que cuando menos te lo esperas, canta el gallo. Pero fíjate la paradoja: Cataluña, que iba en primera posición, de pronto decide, motu proprio,  llevada por sus élites descarriadas, ponerse a la cola. Cuando los catalanes se den cuenta del despropósito, querrán pedir explicaciones. Y aunque esto parece lejos, el futuro hoy, Rumbau, está que arde y, literalmente, ¡se nos echa encima!

Dejé a mi amigo proseguir su paseo por la playa, mientras yo me dirigía a las duchas de mi Club, con el fin de calmar el incendio de sus palabras en mi cabeza.

domingo, junio 24, 2018

El PP se va y Sánchez Presidente: aquí te quito y aquí me pongo


Playa de la Barceloneta
La suma de acontecimientos de los últimos días, con cambios inesperados en el panorama de la política doméstica y también de la internacional, me excita a acudir con ganas a la playa para encontrarme con mis amigos futurólogos, ávido de comentar la situación.

El mar está estupendo, lo podríamos cualificar de bello y sosegado, más el brío fresco de la primavera, ideal para estos tiempos que exigen una mente despierta y puntos de vista amplios y generosos. Quizás por eso me siento optimista y pienso que los últimos cambios pueden, en efecto, cambiarlo todo.

- ¿Habéis visto lo ocurrido? Cae Rajoy y en un rápido ‘aquí te quito y aquí me pongo’, Sánchez es Presidente. ¡Inaudito!

- ¡Admirable al cien por cien, Rumbau! Estas semanas han sido de ésas que tanto gustamos Mercadal y yo, cuando en menos de lo que canta un gallo, se pasa página a un capítulo de la Historia y todo fluye que es un contento, ¡como si hubieran puesto vaselina a los días!

- Entonces, ¿creéis que con este cambio pueden mejorar las cosas? Quizás toca ser optimistas…

- Eso nunca se sabe. Hoy en día lo que parece que va para bien puede acabar en su contrario, y viceversa. Pero aún así, yo diría que algunos pasos positivos se han dado. Por de pronto, en el contencioso catalán. A los procesistas, que han vivido del PP todos estos años, de pronto se les ha acabado el chollo: la fuente declarada de sus males ya no está y eso les obligará a hacer política, de momento ya han votado en el Congreso. Además, con Borrell en Exteriores, lo tendrán más crudo para engatusar a los públicos internacionales: su conocimiento de la situación catalana y del discurso nacionalista augura un cambio en la visión internacional del tema. Ya no podrán decir que España es un país retrógrado, autoritario y toda esta mandanga. España cuenta de pronto con un gobierno avanzado, puesto al día, femenino en un elevado porcentaje y con ministros de peso y de prestigio europeo. En eso parece que se ha ganado algo.

- Pero tanto Ciudadanos como el PP parecen dispuestos a chafarle la gaita, a Sánchez…

- Desde luego, el espectáculo circense de este gobierno está asegurado: será un continuo juego de equilibrios de altura y sin red. Aunque quizás la red sea Europa, que parece haber jugado fuerte en la solución de la crisis.

- Aquí se comprobará el grado de madurez de Ciutadans…

- Han crecido muy rápido y todos se han conjurado contra ellos. Fíjate que volvemos a la misma situación que antes: lo decisivo vuelve a ser Catalunya y cómo se encara el problema.

- Iceta parece tenerlo muy claro. Quizás ha llegado su momento.

- Sí, impresiona la tenacidad de este político, aunque creo que le pierde una cierta tendencia a maniobrar sin discurso claro. Su intento de buscar un consenso interior catalán de mínimos entre todas las fuerzas lo ensalza como la figura con más visión estratégica, esto es cierto. El tándem que consiga hacer con Arrimadas y luego con Domènech, serán decisivos. Veremos si realmente cuenta con la fuerza y la capacidad creadora que exige el momento.

- ¿Qué quieres decir con eso de que le gusta maniobrar?

- Me refiero a que le falta discurso. Conoce el medio político como nadie, ha sido el fogonero del PSC durante muchos años, sus ideas son claras y acertadas, pero le cuesta tener visiones de futuro que consigan entusiasmar al público. Pesa en él un inevitable escepticismo fruto de chocar siempre con el mismo pedrusco, el nacionalismo, que ha martirizado a los socialistas desde el principio de la Democracia, y eso le impide volar y mirar más allá de los conceptos de nación y toda la parafernalia de los irredentos. Aquí falta un Maragall de los primeros tiempos, con visiones futuristas arriesgadas, rompedoras y atractivas, y con capacidad de entusiasmar a una nueva generación de catalanes. ¿Dónde están las llamadas a unirse en red con las ciudades vecinas, la necesidad de aliarse en una potente euro-región dejándose de nuevos estados y de sus ridículas nuevas fronteras? El discurso nacionalista ha corrompido el lenguaje y ha destrozado cualquier visión abierta de futuro, de ahí la importancia de retomar las riendas hacia otra dirección.

- Ciudadanos podría hacerlo pero le pesa más el ir en contra que pensar en positivo.

- Nacieron fruto del desprecio del nacionalismo catalán hacia los castellanohablantes, y les cuesta pasar al estado de proposición. No saben el poder que tienen, les falta confianza y atrevimiento, pese al enorme esfuerzo que han hecho para sacarse de encima los estigmas que les han endosado los nacionalistas, que los han demonizado y lo sigue haciendo con el mayor descaro. Quizás por eso la opción de sacarse a Valls de la manga puede ser finalmente una buena idea.

- ¿Tú crees? Fíjate cómo lo han crucificado nada más sacar la nariz por la ventana...

- Sí, no lo tiene fácil, pero tiene la mente libre para proponer visiones rompedoras de futuro, por mucho que las izquierdas abominen de él.

- Puede ser interesante, es cierto, pero si sólo sirve para polarizar más la situación, no creo que le vaya demasiado bien.

- Sí, el peligro es ése, y ahí veremos si es un político inteligente de verdad.

Mercadal, que escuchaba con atención, quiso intervenir:

- El futuro es la clave, siempre lo hemos dicho. Me dirás que nada hay más oscuro que lo que está por devenir, y tendrás toda la razón del mundo. Pero aún así, lo que interesa a todos es salir del bucle perverso en el que los independentistas han llevado a Cataluña y a toda España. Y sólo con una elaborada visión de futuro, capaz de superar las dicotomías de exclusión mutua, podremos ir para adelante. Ideas claras, nuevas y trempades, como decimos en catalán.

Un futuro que mis amigos parecen tener muy claro y que yo veo cada día más oscuro...