martes, julio 31, 2012

La sumisión creativa o el futuro de Cataluña


Reloj Suizo. Imagen de los distintos tiempos de la
sumisión creativa.
Me maravilla constatar como algunas de las predicciones de mis amigos de la playa se están cumpliendo, no al pie de la letra, desde luego, pero sí de un modo indirecto y alusivo. Aunque lo más interesante para mi es ver como con el tiempo van afinando su analítica, obligados a adaptar sus visiones a la realidad. Intrigado por el énfasis que en mi anterior encuentro habían puesto en el elemento matemático, fui directamente al grano cuando esta tarde nos vimos en la playa.

- ¿Podríais aclararme esta distinción del otro día entre un norte hábil en el manejo de las matemáticas y un sur más bien de letras?

Mercadal, quién de los dos futurólogos es el que atiende con mayor consideración mis opiniones, respondió al acto.

- Me encanta que me hagas esta pregunta, Rumbau, porque precisamente desde que nos vimos la última vez he pensado mucho en lo que dijimos, cuando Bastides puso sobre la mesa el tema de las matemáticas. Creo que ha dado en el clavo pescando una de las distinciones más condicionantes de los próximos años, y que no sólo es aplicable a las sociedades del norte y del sur europeas, sino al mundo en general. Me refiero a este fundamentalismo de lo abstracto que el capitalismo asocia al dinero y que se ha impuesto mundialmente como el único valor de referencia. En cualquier parte, el imperativo de los beneficios y de acumular dinero se ha convertido en el verdadero motor de la actividad social y empresarial, de modo que incluso la política se ha supeditado a él, al ponerse al servicio de las necesidades del mundo de las finanzas. La prueba es que ante cualquier situación de crisis económica, lo primero que hacen los políticos es asegurar el bien funcionamiento de los bancos y de las finanzas, quedando en un último plano la atención que requieren los ciudadanos aquejados por esta crisis. Pero no sólo ocurre en situaciones de crisis, también en épocas de bonanza los políticos procuran atender básicamente las necesidades de los financieros y de las corporaciones, al bajar impuestos y gastar en infrastructuras que satisfagan los deseos de las grandes empresas. Y las matemáticas son fundamentales para mantener este predominio, pues son los algoritmos que rigen la globalización financiera y que establecen una realidad que está por encima de los "humanos". Hoy vemos como esta realidad abstracta, bien apoyada por una tecnología de última generación que sustenta las redes interactivas de la globalización, se ha impuesto por goleada a las realidades de verdad, aquéllas en las que vivimos las personas normales y corrientes. 

 - Pero parece que no hay alternativas a este desarrollo, puesto que estas tecnologías se ha convertido en indispensables para todos...

- Por eso están ganando por goleada, porque el mundo de las finanzas y del gran capital se ha hecho con esta arma inesperada que les permite saltarse a la torera las fronteras y cualquier intento de regulación. Con este truco, han desarbolado todas las resistencias y se han impuesto a nivel global. Y ahora lo que intentan es imponerse también en lo local. No se trata de unos "malos" que controlan el tinglado, una manera incorrecta de ver la situación, sino más bien de una inercia que se ha impuesto fomentada por el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías. Y por eso ganan las derechas: son las que han abrazado este "progreso" de las tecnologías al ser los dueños de las mismas. Las izquierdas se han quedado con criterios de ética y de moral, que son asuntos de letras, incapaces de competir con el progreso tecnológico de los números y por ello condenados al desfase y a quedarse fuera de lugar.

- Caramba, Mercadal, esta afirmación de que las izquierdas son de "letras" no la había oído nunca...

- Esto es muy viejo, Rumbau.

- Entonces, una solución para las izquierdas sería que estudiaran matemáticas...

- Por supuesto. Pero ya existen precedentes en el asunto. Fíjate en el Obama: ganó las elecciones sobreponiéndose a todos los obstáculos aparentemente insalvables al servirse de las llamadas "redes sociales", del márketing de las empresas y de nuevas formas de autofinanciación. Para ello se sirvió de las más avanzadas tecnologías en uso y ganó con su "Yes, we can". Claro que luego tuvo que adaptarse a las realidades del poder imperial, y al imperativo de las corporaciones, de ahí que sus ideas de cambio acabaran tan descafeinadas. No logró imponer nuevos modelos algorítmicos y abstractos, es decir, mentales, a los ya existentes. Pero eso no lo hace un individuo a solas, y menos desde una posición de Presidente de los EEUU. 

 - ¿Qué soluciones ves entonces?

- No hay soluciones, Rumbau, olvídate de esta palabra mágica que no existe. La realidad de los cambios ocurre cuando le da la gana ocurrir, generalmente sin avisar, y no seremos nosotros los que vayamos a producirlos. Lo único que podemos hacer es analizar e imaginar, y, nosotros concretamente, como futurólogos, lo que hacemos es avanzarnos al futuro, pues tal es nuestro cometido. Pero fíjate en una cosa: las grandes victorias de lo abstracto suelen ser victorias de un delirio que se impone sobre la realidad, pues delirio es todo lo abstracto cuando quiere imponerse como un modelo único de abordar el mundo. ¿Y sabes como acaba eso? Con el derrumbe de los delirios. Siempre ha sido así. Es literalmente imposible que una visión sesgada y reduccionista de la realidad no acabe hundiéndose ante la irrupción de la propia realidad, que tarde o temprano emerge con toda su complejidad. Estas emergencias de lo complejo pueden ser salvajes u ordenadas, y lo peligroso del asunto es que cuánto mayor es la seguridad de los mandamases en controlar el mundo, mayor es la erupción de la realidad en descontrolado volcanismo.

Imagen tradicional del Capitalismo.


- Es verdad, Mercadal. Pero también se ha visto que los poderes han aprendido esta lección, y que por ello hacen todo lo posible para que las reacciones a sus políticas sean lo más caóticas y desarticuladas posibles, de modo que impidan cualquier respuesta articulada y ellos puedan rápidamente ocupar el puesto de "salvadores" y seguir así en sus posiciones, adpatándose a las nuevas realidades resultantes. La Guerra de Irak siguió un poco esta estrategia: provocar reacciones irracionales para poder luego acabar con ellas desde posiciones de fuerza y de racionalidad. De hecho, buena parte de las estrategias aplicadas en Oriente Próximo tienen este cariz. Por eso lo tienen tan difícil las revoluciones de la Primavera Árabe, enfrentadas al caos en el que desde siempre los poderes han intentado mantener la región.

Bastides, que escuchaba sin decir nada pero muy pensativo y atento a las palabras de su amigo, dijo de pronto aquejado por súbita inspiración: 

- Ambos tenéis toda la razón, y ahora comprendo cómo con nuestras visiones lo que intentamos es ordenar el tremendo caos al que nos dirigimos. No hay que tener miedo al caos, al revés, lo nuevo siempre ha surgido de lo caótico, todas las mitologías lo tienen en sus inicios. Un caos en el que ya nos encontramos, y que nosotros llevamos intuyendo desde hace años. Y es aquí dónde se verá el fuelle de los pueblos, si trodavía tienen en sus venas la capacidad creativa o han cucumbido para siempre a la esclavitud de los poderes. Una creatividad que tendrá su parte colectiva, pero sobre todo grupal e individual.

Lo dijo con un tono de misterio mirando a su amigo Mercadal, unidos ambos por una complicidad de años de elucubraciones futuristas.

- ¿Acaso nos estamos acercando a las emergencias neomonárquicas? -preguntó críptico Mercadal.

- En verdad en verdad os digo que la velocidad de los cambios nos conducirá más pronto de lo que nos pensamos a situaciones propicias a nuestros augurios. Es decir, Cataluña deberá sacar pecho y toda su "rauxa" disponible si quiere salir del pozo sin fondo en el que no tardará en meterse. Pero para que ello ocurra, debemos esperar al relevo de la actual clase política, inhabilitada para estos menesteres del futuro. 

- ¿Cambiar la clase política?... Muy largo me lo fías, Bastides. Ya sabes com las posaderas aman las butacas y lo pegadas que están a ellas...

- No creas que se tardará mucho en producirse este cambio. El descrédito de nuestros dirigentes es mayúsculo y por mucho humo que lancen para nublar la vista de los ciudadanos, poco a poco las verdades se van conociendo. La impostación nacionalista con la que pretenden salvarse, precipitada e inmadura, hacer aguas por todas partes: demasiado minada por las corruptelas y por sus últimas políticas ciegas y anticiudadanas.

- No lo veo tan claro. Pensad que tienen  en sus manos toda la coral mediática y que las emociones son muy fáciles de manipular.

- Pero cuando se queden sin dinero, las cosas no serán tan fáciles. Por eso corren ahora como nunca: quieren aprovechar sus últimos estertores de gloria y de poder, antes de que caigan en manos de los acreedores. 

- Pero piensa que si España les aprieta demasiado, también les estarán dando oxígeno para movilizar el agravio comparativo.

- Nos esperan semanas increíbles y cruciales, dignas de ser observadas con lupa y con la mayor atención. Pero lo que me anima a ver nuestros futuros neomonárquicos más cercanos, es la creatividad civil de la ciudadanía, que a pesar de la crisis, no cesa en sus inventos. Fíjate en el Bulli de Ferran Adrià y su nueva fundación: aquí hay más futuro de lo que nos pensamos. Y si el Eurovegas cae finalmente en Cataluña, levantará expectativas de negocio que disparará la imaginación de los emprendedores creativos. Y si no cae, lo hará también a modo de substitutivo. El teatro también dará saltos de gran altura en cuanto se encuentre sin la tutela nacionalista, al cerrar ésta todos sus grifos. Liberado, el teatro y la ópera de remolque se lanzarán a la internacionalización de sus productos, abrazando el inglés y el español como lenguas de uso, sin olvidarse del catalán, que seguirán cultivando aunque menos. 

- O sea, que para vosotros, esta crisis es el punto de partida para que Cataluña se lance hacia su verdadero futuro de región dedicada enteramente al turismo, al entretenimiento y al agasajo del cliente.

- Por supuesto. Las crisis son esenciales para que haya catarsis y que de ella surja lo nuevo. Y lo nuevo en Cataluña, tal como están las cosas planteadas, pasa por esos caminos de la sumisión creatriva...

Admirado de sus tan extravagantes como radicales opiniones, decidí dejarlos en la playa, absortos ellos en sus visiones de futuro, preocupado yo por las imágenes que emanaban de sus palabras.

martes, julio 17, 2012

La Historia y las Matemáticas del futuro


Mezquita de Córdoba.
Foto de Tímor Espallargas. Wikipedia


Ante la tremenda situación en la que nos encontramos, intervenidos por Europa y atrapados en una vorágine de decisiones y de hechos consumados que nos caen encima con implacable fatalidad, decido ir a la playa para encontrarme con mis dos amigos futurólogos. Aunque sus opiniones a veces resultan chocantes, suelen acertar bastante más de lo que podría esperarse de dos ancianos que pasan ya de los setenta y cinco años. Pero sobretodo aprecio en ellos un optimismo incorregible que no deja de ser sorprendente en los tiempos que corren.

- ¿Cómo os sentís, tras los últimos anuncios de Rajoy? -les pregunto a bocajarro.

- Mal, por supuesto. Nadie puede estar contento con los políticos que nos gobiernan. La vergüenza es mayúscula y lo que nos cae encima, de aúpa.

Lo dice Bastides, el más visionario de los dos amigos, pero también el más realista. Tal vez a causa de su profesión de zapatero: trabajar con los vestidos del pisar es de alguna manera estar en una constante toma de tierra. Mercadal, que suele explayarse más en sus intervenciones, también quiso dar su opinión:

- Ciertamente, las cosas se están poniendo negras. Son unos nubarrones históricos que vienen cargados, eso es indudable, y a quién coja al descubierto, de poco le valdrá echarse a correr, a no ser que corra mucho, claro. En estos casos, algunos piensan que hay planes ocultos y que ciertos cerebros poderosos lo están controlando todo. Una tesis que no comparto. Claro que hay cerebros que están detrás de los acontecimientos, muy convencidos ellos de que están al mando de la Historia, pero ¡cómo se equivocan! Los que creen controlar, son los que menos controlan. Y no hablo por hablar, Rumbau. Fíjate que las mismas leyes de la física, hoy tan de moda, me dan la razón: quién se implica en los acontecimientos, acaba arrastrado por ellos. Y cuánto más intentas controlarlos, más te engañas y más te envuelven sus efectos. Todo eso lo digo porque cuando se trata de observar la realidad afín de comprender un poco lo que ocurre, lo mejor es dejarse de actitudes paranoicas e intentar acercarse desde una sana y distante indiferencia. Eso no quiere decir que no nos apasione nuestro trabajo de observadores indiferentes, qué duda cabe, pero es un apasionamiento más de la tercera edad, de longitudes estiradas de onda, por decirlo de alguna manera. Es difícil que nos entiendas, pues todavía eres joven, pero es la única manera de dar con un mínimo de objetividad...

Aunque Mercadal se acerque a los ochenta, no deja de ser extravagante que me llame joven, yo que paso de los sesenta...

- Pero bueno, lo que parece innegable es la gravedad de la situación... -les digo para excitarles a hablar. Bastides, muy callado y circunspecto, interviene con su voz grave y más bien apagada:

- En verdad en verdad os digo, que la gravedad es suma, como bien dices, Rumbau. E incluso me atrevería a decir que hay un antes y un después a estas fechas fatídicas que establecen casi un punto cero de no retorno. Las cuerdas sociales y políticas se están tensando por todas partes, lo cual no es cosa de unos pocos, sino un impulso de la mayoría, de la que, evidentemente, no podemos excluir a los poderosos. Y si todo el mundo tensa, los poderosos tensarán más y mejor, según sus intereses y provistos de grandes medios. Es como si la Historia hubiera entrado en una catarsis gigantesca, algo que venimos oliendo desde hace tiempo, pero nunca imaginamos que ocurriría tan pronto y que sus efectos fueran a ser tan espectaculares. A esos momentos yo los llamaría "sacudidas", como una especie de grandes terremotos de la sociología, como si el espíritu humano hubiera decidido desentumecerse. ¡Fuera lastres!, parece decir, y a cada grito caen víctimas y más víctimas por las cunetas del tiempo. Y lo explico así para indicar el alto grado de fatalidad que existe en lo que nos ocurre. Me refiero a la gran dificultad existente para dar hoy con respuestas racionales y operativas capaces de enfrentarse a las fuerzas que nos empujan al desfiladero. Es obvio que unos grupos de grandes intereses pretenden someter todo el sur de Europa, arruinarnos con la deuda y tenernos a su merced para unos cuantos lustros. Pero lo malo para nosotros es que lo hacen cuando ya nadie cree en respuestas colectivas, y cuando éstas, al nacer, se levantan ya heridas de muerte. Este es el drama, Rumbau, nuestras sociedades del sur que se creen tan espabiladas, en realidad son aún rebaños impotentes que carecen de la suficiente autonomía individual para enfrentarse a los poderes financieros y especulativos del norte.

Cada vez más inspirado, Bastides, que se ha detenido frente al mar dejando que su mirada se pose en el horizonte, continúa hablando del siguiente modo:

- El desfase es evidente. La matemática se ha impuesto, y el reino de lo abstracto se ha apoderado del planeta. La mecanización del mundo es imparable, a ella todos hemos sucumbido, porque tal es la dirección que nos empuja. Los mediterráneos estamos todavía en fases infantiles de la historia: nos gusta comer, beber, fumar puros, ir a los toros, hacer la siesta, regatear y trapichear con los impuestos. Confiados en los créditos, nos hemos dejado endeudar sin sospechar la trampa en la que nos metíamos. ¿Significa esto que todo está perdido? Sí y no. A corto plazo, la derrota es aplastante. Los números cantan y hoy mandan, y nadie con dos dedos de frente se atreve a salirse de las matemáticas. Dos y dos son cuatro, aquí y en Helsinkí. Pero a la larga, es evidente que el partido de las matemáticas lo tiene más crudo. Hoy manda la aritmética, pero otras matemáticas más acordes con nuestra psicología latina, esas matemáticas que se atreven a hablar de caos y que aceptan tan campantes las contradicciones, éstas se acercan más a nosotros. Nuestro problema es que siempre hemos sido pueblos de letras y que nos contentamos con las primeras reglas de la aritmética. Somos incapaces de entender los sofisticados algoritmos de las finanzas, que sin embargo se basan en el dos más dos igual a cuatro, es decir, en el burdo principio de la propiedad privada. ¡Cada uno con su pisito! Qué bajo hemos caído...

Azulejo de Lacería. (Wikipedia)
- ¿Tan mal lo ves? -le pregunto, asombrado de la dirección que ha tomado su pensamiento.

- No a la larga. Hoy nadie da dos duros por los pueblos del Norte de África. Esos musulmanes parecen estar fuera de la Historia. Y si los del norte europeo nos miran a nosotros con la sonrisa irónica del vencedor, a los de más abajo simplemente los despachan con desprecio. Mal haríamos nosotros en imitarles. ¿Y sabes por qué? ¡Por las matemáticas, claro! Fíjate que los pueblos del Islam son los que inventaron el cero y el cálculo moderno. El carácter iconoclasta de estas culturas les abre las puertas de lo abstracto. No se distraen en el arte figurativo sino en simetrías geométricas. Por eso el Occidente dominante ha procurado mantenerlos siempre a raya con el analfabetismo y la incultura. Saben los anglosajones que si se les dejara estudiar, podrían llegar a competir con ellos. Por eso mantienen el régimen feudal de Arabia Saudita, que financia la paralización evolutiva de los pueblos de la región. Fíjate como se han  apresurado los salafistas a inundar de dinero las nuevas democracias surgidas de la Primavera árabe. Y la guerra que están cocinando en Siria con Irán de fondo no busca más que eternizar el atraso entero de la región. Pero el hundimiento de España, Italia y Grecia, será muy importante al producir un interesante acercamiento de estos pueblos con sus vecinos del otro lado del Mediterráneo. Empezará entonces el desarrollo de la cuenca mediterránea en su conjunto, de un modo lento pero imparable, bajo la tutela turca, si esta potencia consigue salvar los escollos de las trampas guerreras a las que se verá sometida. Un desarrollo que será distinto al actual, centrado evidentemente en el turismo, pues tal es el destino de nuestros pueblos, pero no por ello menos interesante, al propiciar curiosas emergencias aparentemente muy anodinas pero de profundo alcance interseccionista y revolucionario. Me refiero a los nuevos procesos autonomistas de carácter neomonárquico que desde hace tiempo venimos postulando, como muy bien sabes…

- ¿Quieres decir que el Mediterráneo tendrá entonces un mayor protagonismo?

- Su aportación será indirecta. Gracias a la iconoclastia musulmana y al contagio de lo abstracto, pero desde las profundidades hedonistas de la complejidad latina, siempre tan cargada de dualidades y contradicciones, nacerá aquí una nueva matemática que será escrita con números pero también con gestos vitales, un nuevo lenguaje de la complejidad que aquí tendrá un uso aplicado básicamente al turismo. Esta será nuestra aportación. Fruto de ella procederá el renacer de la Corrida de Toros que tanto hemos anticipado, los neomonarquismos de la Cocina, la Ópera y los Placeres, cuyo epicentro será por cierto la tierra catalana… Pero hasta que los chinos y sobretodo los rusos no nos mimeticen y asimilen estas nuevas modalidades de formulación vital y matemática, no se empezará a resquebrajar el aplastante fundamentalismo de lo abstracto que los anglosajones y el norte europeo imponen sobre el planeta.

Mercadal, que escuchaba entregado las palabras de su amigo, no pudo contenerse más y exclamó:

Caligrafía tuluth. Meknes, Marruecos.(Wikipedia)
- ¡Genial, Bastides, genial, te has explicado como un libro!

Bastides, que parecía no escuchar a nadie, se quedó mudo y absorto, como si en el horizonte del mismo mar Mediterráneo objeto de sus visiones estuviera contemplando con nitidez las imágenes que le habían llegado del futuro: las nuevas matemáticas latinas que habrían de dar al traste con el dominio del mundo anglosajón.

- ¿Y sabes qué te digo? Pues que si la Historia se apresura un poco, todavía llegaremos a verlo, Rumbau, todavía llegaremos a verlo…

¡Extravagantes futurólogos! Risueño, pero inquieto e intrigado por las palabras que acababa de oír, me despedí de ellos para regresar cabizbajo a la realidad oscura de nuestro país intervenido…