Playa de la Barceloneta. Foto de Luca Valentino
Esta frase no me la he
inventado yo, que conste, sino mis dos amigos futurólogos de la Barceloneta,
que tanto han teorizado en sus cartas sobre las cuestiones del futuro. Hace
días que los oigo con este mantra de la ‘intersección mutante creativa’, que
para ellos es el quid de las cosas que están por ocurrir. Una mutación, bonita
palabra que, sin embargo, sabe más a deseo o a sueño, que a realidad. ¿Mutar en
qué, y para qué?
- Caracoles, Rumbau,
todo es muy evidente: si seguimos con lo mismo, acabaremos achicharrados por
los conflictos sin solución, que son todos los que nos rodean e incumben.
Eso dijo Mercadal, para
rematar luego Bastidas con la siguiente consideración:
- Elemental, pero no
nos olvidemos de que estamos hablando del futuro no inmediato, quiero decir, no
el de mañana o pasado mañana, que ya está maduro o ‘cocinado’, sino del que nos
llegará en unos años o décadas, del que nada sabemos.
Claro, pensé, del que
nada sabemos, menos ellos, que lo ven con claridad meridiana cada día en sus
paseos por la playa…
- Así es, Rumbau
-respondió el doctor jubilado, que me había pescado lo que pensaba-, aunque no
lo parezca, somos muy realistas y tenemos claro que nuestras visiones son eso,
visiones, y por ello mismo difíciles por no decir imposibles de demostrar. Y, sin
embargo, ahí están, para indicarnos el camino de lo posible.
- ¿Y por donde andan
esos caminos?
- Como ya hemos dicho
más de una vez, en aceptar múltiples temporalidades. Salir es esta tiranía de
los tiempos únicos, de los que no podemos o, más bien, no nos dejan escapar.
Fíjate que hoy todos pugnan por imponer sus tiempos, que creen ser los mejores.
Los nacionalistas de cualquier tendencia y especialidad viven inmersos en
tiempos que ellos consideran únicos, tiempos que les llegan del pasado y que
están dirigidos a conseguir un futuro particular, el de la nación en la que
creen. Por eso desprecian los tiempos intermedios, los de la gente normal, que
no creen en nada o en otras cosas, los que vivimos el día a día intentando
conseguir tiempos propios, personales de cada uno, que son los que liberan y
dan satisfacción. En cambio, los tiempos nacionalistas necesitan someter las
diferencias para imponer el suyo que, al ser colectivo, necesita obediencia de
todos.
- Esto es una verdad
como un templo…
- Pero no solo son los
nacionalistas, cada partido político busca imponer su propia temporalidad. En
el fondo, eso que llaman ‘relato’ no deja de ser una descripción del tiempo que
pretenden imponer. También las novelas y los relatos literarios proponen tiempos
diferentes, pero no pretenden imponerlos a los demás, todos sabemos que las novelas buscan crear un tiempo diferente y propio,
que nos sirve para entender y ver las cosas desde otras perspectivas, y así
poderlo cruzar con el que nosotros tenemos.
- Es verdad eso que
dices, Bastidas, pero las sociedades necesitan tiempos compartidos para
funcionar y no caer en el caos. Creo que lo difícil es llegar a darse cuenta
del asunto, pues pocas veces he visto a la gente preocuparse por esta temática.
Si es verdad que muchos se quejan de que no tienen tiempo para ellos ni para
nada, según se dice con mucha insistencia, pero lo consideran una
característica del momento, un estigma de nuestra época, y lo asumen como algo
irremediable.
Nos detuvimos acosados
de pronto por la belleza del mar, de un azul intenso, con un sol que empezaba a
menguar. Recordé entonces otro asunto que me llevaba preocupando desde hace
días.
- Quiero preguntaros
qué opináis sobre la crisis de Israel y Palestina, y la guerra que allí tiene
lugar. ¿Cómo lo veis?
Sabía que mis amigos
futurólogos tenían algunas ideas claras sobre este eterno conflicto, y los
últimos acontecimientos quizás les habían cambiado de parecer.
- Rumbau, este
conflicto es el paradigma número uno de lo que estábamos hablando sobre los
discursos únicos y las polaridades. Pero allí el juego sucio y el choque de las
unicidades ha llegado a tales extremos, que incluso a nosotros nos sorprende. Ya
sabes que con anterioridad abordamos este tema y que dijimos que hacia la mitad
del siglo XXI empezaría el declive de Israel y su sustitución por una nueva
entidad mucho más compleja e interesante, con la importante intervención del
Líbano en este desenlace liberador para todas las partes, incluyendo a los
mismos israelitas.
- Sí, lo recuerdo muy
bien (vean el libro ‘El Futur de Catalunya i els Amics de la Platja’, una
recopilación de cartas de Bastidas editada por Arola Editors).
- Pues ahora, seguimos pensando
lo mismo, pero con el agravante de que el suicidio israelita, empujado por la
estupidez americana, puede llegar a ser más caótica y catastrófica de lo que
pensábamos. Sobre si será antes o después de lo predicho, aún no sabemos qué
pensar, pero no me extrañaría que la aceleración de nuestra época lo acabara engullendo
todo a velocidades de vértigo.
- Es terrible lo que
decís.
-Lo es, pero los
acontecimientos aquí se adelantan a la cautela con la que suele moverse la
Historia. Parece que la excelsa señora tiene prisa, y que la imbecilidad humana
la está poniendo nerviosa, con ganas de sacarse de encima las penosas transiciones
en las que estamos embarcados.
- ¿Pero acaso sabéis
hacia dónde vamos?
- Nos lo olemos,
Rumbau, nos lo olemos…
- ¿Y por dónde van los
tiros, según vosotros?
- Los caminos son
múltiples, pero las tendencias son dos: la primera es por allá donde empujan buena
parte de los estados y las multinacionales, eso es, caer rápido bajo el dominio
de las nuevas tecnologías digitales y los avances de la Inteligencia Artificial
y toda esta panacea. A ello apuestan los grandes poderes, empezando por los de
cariz totalitaria, China y Rusia, y seguidos por las llamadas democracias,
Europa, EEUU, la Índia, etc. Un futuro tecnocrático de felicidades controladas
y de esclavitud mental y física.
- Si, esta es bastante
obvia. ¿Y la segunda?
- La segunda está aún
por inventar, pero todo el mundo sabe sin decirlo que ronda alrededor de esos
valores hoy desprestigiados que tienen que ver con la Libertad, con la sutileza
del Espíritu, y con el dúo Igualdad-Fraternidad pero que acepta la Diferencia.
Algo en lo que aparentemente todos estamos de acuerdo, pero que la pereza, la
dejadez y la estupidez imperantes no permiten que se manifieste.
- Esta segunda vía
parece estar vetada a los humanos de hoy…
- Tienes toda razón del
mundo, y se explica este veto por la gran dificultad que conlleva pensar lo
sutil, y ejercer la Igualdad y la Fraternidad incluyendo la Diferencia. ¿Cómo
podemos ser iguales y fraternales si somos diferentes? Es una contradicción que
requiere ser entendida y aceptada, y eso es pedir mucho a los humanos de hoy, anclados
como están en verdades únicas, agrupados en conjuntos dentro de los cuales
todos son muy amigos y fraternales, pero que consideran al grupo de al lado
enemigos acérrimos sin derecho a existir. Cuando todos los grupos se comportan
así, llegamos a la guerra de todos contra todos, y en estas condiciones suele
ganar el más poderoso. Para esos grupos poderosos, la solución es impulsar
sociedades controladas por la tecnología, sumisas y obedientes, y para ello
necesitan a los enemigos exteriores que justifican las medidas de control y coacción.
Nada nuevo en la faz de la Tierra, pero con posibilidades más plausibles de
realizarse gracias a las nuevas tecnologías inteligentes, capaces de manejar las
complejidades y manipular a las personas.
- Por cierto, que lo
que acabas de explicar tiene que ver con lo que decíamos al principio sobre cómo
nuestras sociedades se han polarizado últimamente, de modo que siempre tiene
que haber dos bandos opuestos enfrentados entre sí. Y ahí es donde habéis
situado esta idea de la ‘intersección mutante creativa’. ¿Podrías explicarlo algo
mejor?
- Es una de las vías de
salida. Requiere dos cosas: sutileza cognitiva y pensamiento analógico: aquel
que sabe sustituir las propiedades reales de un modelo por otras propiedades
que le son cercanas o equivalentes. Es decir, aprender a pensar desdoblando los
planos de la realidad en dos o más niveles, para desde aquí poderlos cruzar y
combinar. Cuando ello sucede, el ejecutante debe buscar lo que llamamos la ‘intersección
mutante creativa’, es decir, un tercer plano que supere e incluya a los dos
anteriores, pero que a su vez sea un plano nuevo, radicalmente diferente y que
instaure una mutación en la forma de pensar. Eso lo han hecho algunos poetas,
artistas y pensadores, pero aplicarlo a la vida cotidiana debe ser su objetivo
final, para ver si de este modo conseguimos salir del embrollo fatídico del ‘todos
contra todos’.
- Me parece muy
interesante lo que dices, pero me suena a teoría, y ya sabes que si algo odian
las poblaciones son las teorías que pretenden moralizarlas. No le veo mucho
futuro.
- Y tienes toda la
razón del mundo, Rumbau, pero acuérdate que eso no es ningún plan de batalla ni
ninguna consigna que seguir, sino una simple reflexión desde la sutileza del
pensar. Pero también hay que saber que las ideas nuevas, para expandirse,
necesitan ser sutiles para así poderse infiltrar y entretejerse con las
predominantes, minando lentamente a estas y cambiando los modos de ver las
cosas. Cuando las contradicciones se conviertan en fenómenos insoportables,
será entonces cuando los supervivientes podrán encontrar en el desván de lo
invisible inconsciente aquellas soluciones que les sean prácticas y útiles, y
saber que existen maneras de engullir las contradicciones y aceptar los
opuestos para desde aquí crear algo nuevo. Será sin duda una novedad a la que recurrirán
quienes no deseen sucumbir en el pandemónium de la estupidez.
- ¡Muy sutiles os veo
hoy, Bastidas!
- ¡Qué remedio! Pensar
el futuro es más complicado de lo que parece, Rumbau, y siempre hemos pensado
que alguien tiene que hacerlo, aunque luego nadie nos haga el mínimo caso. Pero
al menos nosotros nos quedamos tranquilos y permite que sigamos siendo
optimistas, a pesar de la oscuridad que reina en el día a día.
Quedé admirado de ver cómo
aquellos dos vejestorios que se llamaban a sí mismos futurólogos eran capaces
de pensar con una sutileza que ya quisiera yo tener, y mantenerse optimistas en
un mundo tan negro como el de hoy en día. Me fui a las duchas del Club,
diciéndome lo afortunado que era de compartir aquellos momentos de filosofía playera,
que nadie en sus cabales escucharía, pero que a mí me daban tanto en qué
pensar.