martes, noviembre 07, 2017

Más de lo mismo o el Procés infinito. La emergencia de lo nuevo.



Cuando todo parecía apaciguarse, cuando incluso los espíritus independentistas se habían calmado, quizás escasos de munición, enfrentados a unas elecciones que no se esperaban, de pronto todos los pistolones vuelven a cargarse con el encarcelamiento del Govern catalán. La juez ha llenado de fresco victimismo, que es la munición del Procés, las armas independentistas y el ambiente levantisco y crispado vuelve a respirarse en el ambiente. Harto de tanta sobreactuación de unos y otros, voy a la playa para encontrarme con mis amigos, los futurólogos de la Barceloneta.

El sol aprieta fuerte y es una delicia ver como tantos barceloneses, pobres, jubilados e inmigrantes la mayoría, se dejan achicharrar por el astro, quizás ansioso de quemar los sobrantes emocionales de la ciudad, muy elevados estos días. Encuentro a mis amigos cerca del monumento al Quart de Casa.

- ¿Pero habéis visto como está el patio? De nuevo estamos en el mismo callejón sin salida.

- ¿Te refieres al encarcelamiento del Govern? Sí, lo hemos leído en La Vanguardia, y no nos ha sorprendido nada. 

- ¿Pero qué dices, Bastides? ¡Con lo bien que estábamos con las elecciones, todo paradito, y esta juez loca lo manda todo a paseo!

- Sí, comprendo que se hayan torcido las ilusiones. Y es feo meter a personas en la cárcel. Pero me parece que estos políticos catalanes han confundido eso de separarse de España con una gymkhana en la que se sigue una ruta muy excitante sin que haya peligro alguno.  Vamos a ver, crear una nueva frontera nunca ha salido gratis, y lo común es pagar un alto precio en vidas. Igual no lo han pensado antes, pero no hay que ser un genio de la historia para saberlo. 

- Eres muy duro, Bastides, con los pobres políticos, que en efecto creían que todo sería más suave.
Corominas, el periodista jubilado y viejo zorro barcelonés, no pudo contenerse más: 

- Lo llaman revolución líquida, una insurrección de sonrisas, pero la mitad de los catalanes que no se insurreccionan no lo ven del mismo modo. Y menos el resto de España, que no pueden perder sin más un trozo de país. 

Paquito, siempre condescendiente con la idea de la Independencia, se sumó a la conversación:

- Corominas, todos tenemos derecho a decidir. Y a los miembros del Govern los han encarcelado por sus ideas y esto es muy injusto. 

- Más bien por sus acciones, Paquito, pues llevan muchos años enarbolando las mismas ideas sin tropezar con la ley. Sólo cuando han empezado a ejecutarlas, han aparecido los obstáculos. 

- Sea como sea, la cuestión es que estamos de nuevo en las mismas: enfrentados, divididos y sin solución al final del camino -les digo yo.- Ya me diréis cómo podemos salir de ésta...

Mercadal, que permanecía callado escuchando la conversación, interrumpió de pronto:

- Rumbau, es la hora de aplicar nuevas ideas. Los nacionalistas intentan imponer la suya, que es una y muy simple, la Independencia y viva la nación, que es como no proponer nada. Y fíjate qué te digo, si nadie aporta nuevas ideas, todos acabaremos girando alrededor del mono-tema, atrapados en este bucle que actúa como un maléfico agujero negro. Y como que es una idea sin solución, el agujero nos tragará a todos en el remolino sin fin del enfrentamiento binario, en su tremenda entropía gravitacional, como dirían los entendidos, es decir, en el caos más absoluto. 

- ¿Y qué quieres decir con eso de 'nuevas ideas'?...

- Pues eso, ideas nuevas. Fíjate que nuestras mismas visiones de futuro están repletas de ocurrencias que tarde o temprano tendrán que plantarse para que germinen con el tiempo.

- Comprendo lo que dices, Mercadal, pero deberás reconocer que no es nada fácil. 

- Claro que no, incluso te diré que es muy difícil. Pero si nosotros no ponemos ideas, otros nos pondrán las suyas, y andaremos apañados. Por eso nosotros interrogamos el futuro, que es tanto como inventarlo. 

Conchita, que seguía la discusión sin perderse una palabra, dijo entonces: 

- Quizás sea el momento de instaurar la nueva fórmula de la razón contradictoria y del 1+2=3, del que tanto hemos hablado...

- ¡Conchita, has dado en el clavo! -exclamó Bastides, siempre muy admirado de la visión aguda y pragmática de la joven del grupo, estudiante de antropología de día y camarera de noche.- En verdad en verdad os digo que sólo una idea nueva puede enfrentarse al vacío auto-destructor de la Independencia: frente al dilema del dentro versus fuera, del nosotros contra ellos, del que gana y el que pierde, del 50% más uno, es decir, del uno contra el otro, sólo cabe mantener la disyuntiva contradictoria de lo uno y lo otro, no enfrentados, sino parejos y en vecindad, no para que se entiendan, algo que debemos dar por imposible, sino para que pase el tiempo suficiente y surja al fin el 3 que, integrando al 1 y al 2, los supere como algo nuevo. Paciencia pues es la receta, y dejar que el empate se enquiste lo suficiente para que estalle su absurdo enfrentamiento y surja el 3 creativo que se ríe de los viejos contendientes. 

- Sí, con los años y una caña es posible que salga ese tres en el que tanto confías -apostilló Corominas con una risita. 

- Es verdad, Bastides -repuso Mercadal que seguía con atención las palabras de su amigo y colega-, lo hemos dicho mil veces en relación a conflictos eternos e insolubles, como es el de Israel y los palestinos, que no hay modo de resolverse, pues las razones de cada uno son tan opuestas y están tan arraigadas, que no hay quien las mueva. La suerte que tenemos aquí en España es que al menos los independentistas no tienen armas y no hay muertos a poner sobre la mesa. Eso permite alargar el empate tanto como unos y otros quieran, llevando el Procés al infinito. 

- Pero en algún momento uno de los dos bandos se va a cansar, digo yo, o el otro va a ganar, ¿no crees?

- No, en absoluto, ambos están perfectamente mentalizados para no bajar la guardia y mantenerse en sus trece. Fíjate que esto es lo que más les une, y de este choque, ambos lados sacan beneficios electorales, por eso los mediadores chocan una y otra vez con sus verdades inamovibles. Y lo que a la larga traerá la resolución del conflicto, no será ni el entendimiento ni el pacto ni la negociación, sino la irrupción de algo nuevo que surja entre lo uno y lo otro: ¡ese tres que está destinado a marcar una época nueva en la historia de las civilizaciones! ¡Ese alud de creatividad que todos esperamos y de la que los catalanes andamos sobrados!

- ¡Que Dios y Santa Rita te escuchen! -repuso Corominas.

- ¡La Época del 3! -exclamó Paquito con admiración, pues muchas veces habían hablado de aquella época del futuro en la que aparecería el nuevo paradigma marcado por el 3, que establece la creación de lo nuevo. 

- ¡La fórmula del 1+2=3! -exclamó Conchita con emoción. 

- Algo que los niños ya se saben de memoria pero que los adultos por lo visto todavía no hemos acabado de entender, que 1+2 hacen tres.

- ¡Pero Bastides, esto es una perogrullada como un templo! 

- Lo es, y de ahí que no se entienda, pues los humanos tardamos mucho en comprender lo obvio, por mucho que nos lo refrieguen por el morro.

Alarmado ante lo que parecía una espiral hacia el disparate, intento poner un poco de orden a la conversación.

- A ver, Bastides, comprendo lo que dices en parte, pues algunas veces hemos hablado aquí de la Época del 3, que vosotros ya habéis pronosticado como un salto civilizatorio definitivo y sin retorno. Pero ¿podrías explicar un poco más en qué consiste?

- Me extraña que lo preguntes tú, Rumbau, cuando ya has utilizado mil veces estos conceptos al hablar de marionetas y todo este asunto de los artefactos de mediación que tanto te gustan. Fíjate que en el fondo nos referimos a lo mismo, pero dando un salto que más allá en el tiempo y en nuestra imaginación. Hay algo que parece evidente: vivimos un siglo en el que las razones, lejos de buscar consensos y acuerdos entre sí, se afirman cada día con más rotundidad, sin que importe demasiado la verdad o la no verdad de las razones. Lo que importa es afirmarse en su propia especificidad, en su peculiar credo y modo de ser, frente al vecino que ostenta otra peculiaridad, siempre distinta y por lo general opuesta a la del vecino. Esta es la realidad del mundo en el que vivimos, aupados por este nuevo individualismo casi libertario que se ha impuesto con el neoliberalismo y la globalización, que ha roto los diques de contención nacionales. Y se entiende que frente a esta irrupción desreguladora, las comunidades se defiendan resucitando particularidades de todo tipo, sean nacionales, folclóricas, turísticas, empresariales, comarcales, pueblerinas... 

- ¡De cajón! -exclamó Mercadal, que parecía querer puntuar con pequeñas pausas el largo parlamento de su amigo futurólogo.

- Lo global excita lo particular, y la exaltación de lo local obliga a pensar desde una perspectiva planetaria del conjunto. He aquí el inicio de esta nueva ley de lo que es una paradoja entre lo local y lo global, en la que nos vemos, o mejor, nos veremos obligados a vivir, aceptando que aún siendo ambos extremos opuestos, van juntos por imperiosa necesidad de supervivencia, pues si lo global por si sólo lleva al desastre del reduccionismo más burdo, simplista y autoritario, lo local nos lleva al desastre por la miopía de no prever las consecuencias de la actuación en solitario. ¿Significa eso que hay que optar por uno o por el otro? En absoluto, es obligado optar por los dos a la vez, aún siendo opuestos, y ahí es donde empieza el meollo del asunto. Fíjate que el desarrollo aislado de lo uno o de lo otro, nos lleva siempre al desastre. Y lo que se impone es la pura lógica del 3 emergente: la creación de algo nuevo que siendo original y particular en un cien por cien, es a la vez universal también en un 100 por cien, al interesar a todos los humanos por un igual. Para que ello ocurra es necesario que entre en acción nuestra capacidad creadora, permitir que emerja en nosotros algo nuevo que maraville a todos por su singularidad. Sin ir más lejos, así lo hizo Gaudí con su Sagrada Familia, motivo por el que este edificio es tan denostado por las inteligencias barcelonesas, que no aceptan esta dualidad estrafalaria de la paradoja hecha piedra, un templo-monumento que se alza como una extravagancia indefinible en medio de la ciudad y que sin embargo es capaz de atraer a millones de personas, sean del credo que sean. Gaudí consiguió su "tres" al hacer compatibles contradicciones insuperables, como son juntar la piedra con el espíritu, la singularidad con lo universal, lo catalán con lo planetario, lo clásico con lo futuro. 

- ¡En eso tienes toda la razón del mundo, Bastides! -exclamó Corominas muy excitado con las palabras del futurólogo.- Esta manía de cargarse la Sagrada Familia siempre me ha parecido un indicio de mala fe y de mediocridad, propio de una ciudad que no soporta que algunos de sus hijos se escapen de la mediana y se atrevan a subirse por las ramas de lo imposible. ¡Y si me apuras, diría incluso que el nuevo catalanismo del que hablábamos el otro día debería alzarse por estos derroteros de lo singular que busca lo universal!

- ¡Totalmente de acuerdo, Corominas! -exclamó Bastides, cada vez más animado con sus ideas.- Aquí es donde está el criadero de las nuevas ideas, en esta zona fluctuante donde conviven las contradicciones y las diferencias, el caldo de cultivo de las ideas que se convierten en paradojas vivas, pues aceptan la oposición, y de cuyo dinamismo interno emerge lo nuevo que revierte la esterilidad del conflicto sin solución y lo transmuta en energía creadora del 3. 

- ¡Pero si eso es lo que hacemos a diario cuando interrogamos el futuro, cuando avanzamos en nuestras visiones del devenir, con sus mil detalles de una originalidad apabullante! -exclamó con entusiasmo Mercadal.- Emerge el futuro que da al traste con la oposición oxidada de lo mismo, de lo que bien podríamos llamar ese Procés infinito en que se ha convertido nuestra realidad estancada, encerrada en el bucle irrealista de su desazón consumida.

- ¡El Mosaico Ibérico! -exclamó Paquito, contagiado por el entusiasmo de los futurólogos.

- ¡Y el Polimonarquismo que conseguirá encauzar las energías de fragmentación de Cataluña, siempre tan propensa al alzamiento de lo particular! ¡Pero esta vez, de lo particular singular, es decir, desde la atomización del florecimiento en libertad de las apetencias individuales, que se asociarán según intereses, gustos y amores temáticos!

- ¡El Rey de la Casa, la monarquía dedicada a los arquitectos y a la arquitectura catalana! ¡O el linaje de los Fogones catalanes, reyes que serán de la mejor cocina internacional jamás vista, o la Monarquía de la Ópera, en Vic, como venimos prediciendo desde hace tiempo, cuna de la nueva operística catalana, que llevará el género lírico a dimensiones hasta ahora jamás imaginadas, o la Reina del Amor, linaje de reinas dedicadas al deleite de los amores venales, con el Palau de la Música convertido en un nuevo templo amatorio universal, burdel de los más visitados del mundo!

- "los Cuatro Palos Reales de la Baraja Catalana" -exclamó con gran entusiasmo Paquito,- más sus otras muchas monarquías, nacidas todas ellas dentro de la ley y bien encajadas en el contexto monárquico español, pues nacerán como ocurrencias privadas de promoción de lo particular. 

- Estas monarquías, aún afirmando sus absolutos, no serán más que monarquías temáticas que competirán todas en el activísimo mercado ibérico de las extravagancias, para atraer a más y más turismo -repuso Mercadal secundando la emoción del momento.

Bastides, que seguía concentrado en su idea del 3, continuó con su pensamiento:

- Ideas nuevas que tengan fuerza y vida, y fijaros que para que una idea tenga vida, necesita este fuego interior que sólo da la paradoja, ese juego de oposiciones que luchan por imponerse y que genera el 3, la nueva idea forma que llega para sustituir a las ideas viejas y huecas, perdidas en el desgaste de lo unívoco. Y en verdad en verdad os digo, que el nuevo catalanismo que debe substituir al viejo del Independentismo no es más que esta zona de identidades múltiples, de respeto a las alteridades y a las diferencias interiores, de paradojas que dan solución al enquistamiento de lo estancado, del conflicto caduco por irresoluto. 

- Bastides, espero que no se te ocurra decirles a los independentistas de ahora que deben convertirse en monárquicos temáticos... -dijo Corominas son su socarronería habitual. 

- Todavía es temprano para que llegue el Polimonarquismo, que nosotros vemos emerger hacia los años cincuenta de este siglo, pues las semillas existentes necesitan todavía una larga maduración... 

Viendo el cariz que tomaba la conversación, con ese desliz hacia una de sus obsesiones predilectas, el pluri o poli-monarquismo, creo pertinente interrumpir aquí este diálogo de la playa, no sea que el lector acabe también excitándose y entre por contagio en la locura extravagante de los futurólogos de la Barceloneta.

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