Cuando todo
parecía apaciguarse, cuando incluso los espíritus independentistas se habían calmado,
quizás escasos de munición, enfrentados a unas elecciones que no se esperaban,
de pronto todos los pistolones vuelven a cargarse con el encarcelamiento del
Govern catalán. La juez ha llenado de fresco victimismo, que es la munición del
Procés, las armas independentistas y el ambiente levantisco y crispado vuelve a
respirarse en el ambiente. Harto de tanta sobreactuación de unos y otros, voy a
la playa para encontrarme con mis amigos, los futurólogos de la Barceloneta.
El sol
aprieta fuerte y es una delicia ver como tantos barceloneses, pobres, jubilados
e inmigrantes la mayoría, se dejan achicharrar por el astro, quizás ansioso de
quemar los sobrantes emocionales de la ciudad, muy elevados estos días.
Encuentro a mis amigos cerca del monumento al Quart de Casa.
- ¿Pero
habéis visto como está el patio? De nuevo estamos en el mismo callejón sin
salida.
- ¿Te
refieres al encarcelamiento del Govern? Sí, lo hemos leído en La Vanguardia, y
no nos ha sorprendido nada.
- ¿Pero qué
dices, Bastides? ¡Con lo bien que estábamos con las elecciones, todo paradito, y
esta juez loca lo manda todo a paseo!
- Sí,
comprendo que se hayan torcido las ilusiones. Y es feo meter a personas en la
cárcel. Pero me parece que estos políticos catalanes han confundido eso de separarse
de España con una gymkhana en la que se sigue una ruta muy excitante sin que
haya peligro alguno. Vamos a ver, crear
una nueva frontera nunca ha salido gratis, y lo común es pagar un alto precio
en vidas. Igual no lo han pensado antes, pero no hay que ser un genio de la
historia para saberlo.
- Eres muy
duro, Bastides, con los pobres políticos, que en efecto creían que todo sería
más suave.
Corominas,
el periodista jubilado y viejo zorro barcelonés, no pudo contenerse más:
- Lo llaman
revolución líquida, una insurrección de sonrisas, pero la mitad de los
catalanes que no se insurreccionan no lo ven del mismo modo. Y menos el resto
de España, que no pueden perder sin más un trozo de país.
Paquito,
siempre condescendiente con la idea de la Independencia, se sumó a la
conversación:
- Corominas,
todos tenemos derecho a decidir. Y a los miembros del Govern los han
encarcelado por sus ideas y esto es muy injusto.
- Más bien
por sus acciones, Paquito, pues llevan muchos años enarbolando las mismas ideas
sin tropezar con la ley. Sólo cuando han empezado a ejecutarlas, han aparecido
los obstáculos.
- Sea como
sea, la cuestión es que estamos de nuevo en las mismas: enfrentados, divididos
y sin solución al final del camino -les digo yo.- Ya me diréis cómo podemos
salir de ésta...
Mercadal,
que permanecía callado escuchando la conversación, interrumpió de pronto:
- Rumbau, es
la hora de aplicar nuevas ideas. Los nacionalistas intentan imponer la suya,
que es una y muy simple, la Independencia y viva la nación, que es como no
proponer nada. Y fíjate qué te digo, si nadie aporta nuevas ideas, todos
acabaremos girando alrededor del mono-tema, atrapados en este bucle que actúa
como un maléfico agujero negro. Y como que es una idea sin solución, el agujero
nos tragará a todos en el remolino sin fin del enfrentamiento binario, en su
tremenda entropía gravitacional, como dirían los entendidos, es decir, en el
caos más absoluto.
- ¿Y qué
quieres decir con eso de 'nuevas ideas'?...
- Pues eso,
ideas nuevas. Fíjate que nuestras mismas visiones de futuro están repletas de
ocurrencias que tarde o temprano tendrán que plantarse para que germinen con el
tiempo.
- Comprendo
lo que dices, Mercadal, pero deberás reconocer que no es nada fácil.
- Claro que
no, incluso te diré que es muy difícil. Pero si nosotros no ponemos ideas,
otros nos pondrán las suyas, y andaremos apañados. Por eso nosotros
interrogamos el futuro, que es tanto como inventarlo.
Conchita,
que seguía la discusión sin perderse una palabra, dijo entonces:
- Quizás sea
el momento de instaurar la nueva fórmula de la razón contradictoria y del
1+2=3, del que tanto hemos hablado...
- ¡Conchita,
has dado en el clavo! -exclamó Bastides, siempre muy admirado de la visión
aguda y pragmática de la joven del grupo, estudiante de antropología de día y
camarera de noche.- En verdad en verdad os digo que sólo una idea nueva puede
enfrentarse al vacío auto-destructor de la Independencia: frente al dilema del
dentro versus fuera, del nosotros contra ellos, del que gana y el que pierde, del
50% más uno, es decir, del uno contra el otro, sólo cabe mantener la disyuntiva
contradictoria de lo uno y lo otro, no enfrentados, sino parejos y en vecindad,
no para que se entiendan, algo que debemos dar por imposible, sino para que
pase el tiempo suficiente y surja al fin el 3 que, integrando al 1 y al 2, los
supere como algo nuevo. Paciencia pues es la receta, y dejar que el empate se
enquiste lo suficiente para que estalle su absurdo enfrentamiento y surja el 3
creativo que se ríe de los viejos contendientes.
- Sí, con
los años y una caña es posible que salga ese tres en el que tanto confías -apostilló
Corominas con una risita.
- Es verdad,
Bastides -repuso Mercadal que seguía con atención las palabras de su amigo y
colega-, lo hemos dicho mil veces en relación a conflictos eternos e
insolubles, como es el de Israel y los palestinos, que no hay modo de resolverse,
pues las razones de cada uno son tan opuestas y están tan arraigadas, que no
hay quien las mueva. La suerte que tenemos aquí en España es que al menos los
independentistas no tienen armas y no hay muertos a poner sobre la mesa. Eso
permite alargar el empate tanto como unos y otros quieran, llevando el Procés
al infinito.
- Pero en
algún momento uno de los dos bandos se va a cansar, digo yo, o el otro va a ganar,
¿no crees?
- No, en
absoluto, ambos están perfectamente mentalizados para no bajar la guardia y
mantenerse en sus trece. Fíjate que esto es lo que más les une, y de este
choque, ambos lados sacan beneficios electorales, por eso los mediadores chocan
una y otra vez con sus verdades inamovibles. Y lo que a la larga traerá la
resolución del conflicto, no será ni el entendimiento ni el pacto ni la negociación,
sino la irrupción de algo nuevo que surja entre lo uno y lo otro: ¡ese tres que
está destinado a marcar una época nueva en la historia de las civilizaciones!
¡Ese alud de creatividad que todos esperamos y de la que los catalanes andamos
sobrados!
- ¡Que Dios
y Santa Rita te escuchen! -repuso Corominas.
- ¡La Época
del 3! -exclamó Paquito con admiración, pues muchas veces habían hablado de
aquella época del futuro en la que aparecería el nuevo paradigma marcado por el
3, que establece la creación de lo nuevo.
- ¡La
fórmula del 1+2=3! -exclamó Conchita con emoción.
- Algo que
los niños ya se saben de memoria pero que los adultos por lo visto todavía no hemos
acabado de entender, que 1+2 hacen tres.
- ¡Pero
Bastides, esto es una perogrullada como un templo!
- Lo es, y
de ahí que no se entienda, pues los humanos tardamos mucho en comprender lo
obvio, por mucho que nos lo refrieguen por el morro.
Alarmado
ante lo que parecía una espiral hacia el disparate, intento poner un poco de
orden a la conversación.
- A ver,
Bastides, comprendo lo que dices en parte, pues algunas veces hemos hablado
aquí de la Época del 3, que vosotros ya habéis pronosticado como un salto
civilizatorio definitivo y sin retorno. Pero ¿podrías explicar un poco más en
qué consiste?
- Me extraña
que lo preguntes tú, Rumbau, cuando ya has utilizado mil veces estos conceptos
al hablar de marionetas y todo este asunto de los artefactos de mediación que
tanto te gustan. Fíjate que en el fondo nos referimos a lo mismo, pero dando un
salto que más allá en el tiempo y en nuestra imaginación. Hay algo que parece
evidente: vivimos un siglo en el que las razones, lejos de buscar consensos y
acuerdos entre sí, se afirman cada día con más rotundidad, sin que importe
demasiado la verdad o la no verdad de las razones. Lo que importa es afirmarse
en su propia especificidad, en su peculiar credo y modo de ser, frente al
vecino que ostenta otra peculiaridad, siempre distinta y por lo general opuesta
a la del vecino. Esta es la realidad del mundo en el que vivimos, aupados por
este nuevo individualismo casi libertario que se ha impuesto con el
neoliberalismo y la globalización, que ha roto los diques de contención
nacionales. Y se entiende que frente a esta irrupción desreguladora, las
comunidades se defiendan resucitando particularidades de todo tipo, sean
nacionales, folclóricas, turísticas, empresariales, comarcales, pueblerinas...
- ¡De cajón!
-exclamó Mercadal, que parecía querer puntuar con pequeñas pausas el largo
parlamento de su amigo futurólogo.
- Lo global
excita lo particular, y la exaltación de lo local obliga a pensar desde una
perspectiva planetaria del conjunto. He aquí el inicio de esta nueva ley de lo
que es una paradoja entre lo local y lo global, en la que nos vemos, o mejor,
nos veremos obligados a vivir, aceptando que aún siendo ambos extremos
opuestos, van juntos por imperiosa necesidad de supervivencia, pues si lo
global por si sólo lleva al desastre del reduccionismo más burdo, simplista y
autoritario, lo local nos lleva al desastre por la miopía de no prever las
consecuencias de la actuación en solitario. ¿Significa eso que hay que optar por
uno o por el otro? En absoluto, es obligado optar por los dos a la vez, aún
siendo opuestos, y ahí es donde empieza el meollo del asunto. Fíjate que el
desarrollo aislado de lo uno o de lo otro, nos lleva siempre al desastre. Y lo
que se impone es la pura lógica del 3 emergente: la creación de algo nuevo que
siendo original y particular en un cien por cien, es a la vez universal también
en un 100 por cien, al interesar a todos los humanos por un igual. Para que
ello ocurra es necesario que entre en acción nuestra capacidad creadora,
permitir que emerja en nosotros algo nuevo que maraville a todos por su
singularidad. Sin ir más lejos, así lo hizo Gaudí con su Sagrada Familia,
motivo por el que este edificio es tan denostado por las inteligencias
barcelonesas, que no aceptan esta dualidad estrafalaria de la paradoja hecha
piedra, un templo-monumento que se alza como una extravagancia indefinible en
medio de la ciudad y que sin embargo es capaz de atraer a millones de personas,
sean del credo que sean. Gaudí consiguió su "tres" al hacer
compatibles contradicciones insuperables, como son juntar la piedra con el espíritu,
la singularidad con lo universal, lo catalán con lo planetario, lo clásico con
lo futuro.
- ¡En eso
tienes toda la razón del mundo, Bastides! -exclamó Corominas muy excitado con
las palabras del futurólogo.- Esta manía de cargarse la Sagrada Familia siempre
me ha parecido un indicio de mala fe y de mediocridad, propio de una ciudad que
no soporta que algunos de sus hijos se escapen de la mediana y se atrevan a
subirse por las ramas de lo imposible. ¡Y si me apuras, diría incluso que el
nuevo catalanismo del que hablábamos el otro día debería alzarse por estos
derroteros de lo singular que busca lo universal!
-
¡Totalmente de acuerdo, Corominas! -exclamó Bastides, cada vez más animado con
sus ideas.- Aquí es donde está el criadero de las nuevas ideas, en esta zona
fluctuante donde conviven las contradicciones y las diferencias, el caldo de
cultivo de las ideas que se convierten en paradojas vivas, pues aceptan la
oposición, y de cuyo dinamismo interno emerge lo nuevo que revierte la
esterilidad del conflicto sin solución y lo transmuta en energía creadora del
3.
- ¡Pero si
eso es lo que hacemos a diario cuando interrogamos el futuro, cuando avanzamos
en nuestras visiones del devenir, con sus mil detalles de una originalidad
apabullante! -exclamó con entusiasmo Mercadal.- Emerge el futuro que da al
traste con la oposición oxidada de lo mismo, de lo que bien podríamos llamar
ese Procés infinito en que se ha convertido nuestra realidad estancada,
encerrada en el bucle irrealista de su desazón consumida.
- ¡El
Mosaico Ibérico! -exclamó Paquito, contagiado por el entusiasmo de los
futurólogos.
- ¡Y el
Polimonarquismo que conseguirá encauzar las energías de fragmentación de
Cataluña, siempre tan propensa al alzamiento de lo particular! ¡Pero esta vez,
de lo particular singular, es decir, desde la atomización del florecimiento en
libertad de las apetencias individuales, que se asociarán según intereses, gustos
y amores temáticos!
- ¡El Rey de
la Casa, la monarquía dedicada a los arquitectos y a la arquitectura catalana!
¡O el linaje de los Fogones catalanes, reyes que serán de la mejor cocina
internacional jamás vista, o la Monarquía de la Ópera, en Vic, como venimos
prediciendo desde hace tiempo, cuna de la nueva operística catalana, que
llevará el género lírico a dimensiones hasta ahora jamás imaginadas, o la Reina
del Amor, linaje de reinas dedicadas al deleite de los amores venales, con el
Palau de la Música convertido en un nuevo templo amatorio universal, burdel de
los más visitados del mundo!
- "los
Cuatro Palos Reales de la Baraja Catalana" -exclamó con gran entusiasmo Paquito,-
más sus otras muchas monarquías, nacidas todas ellas dentro de la ley y bien
encajadas en el contexto monárquico español, pues nacerán como ocurrencias
privadas de promoción de lo particular.
- Estas monarquías, aún afirmando sus absolutos, no serán más que monarquías temáticas que competirán todas en el activísimo mercado ibérico de las extravagancias, para atraer a más y más turismo -repuso Mercadal secundando la emoción del momento.
Bastides,
que seguía concentrado en su idea del 3, continuó con su pensamiento:
- Ideas
nuevas que tengan fuerza y vida, y fijaros que para que una idea tenga vida,
necesita este fuego interior que sólo da la paradoja, ese juego de oposiciones
que luchan por imponerse y que genera el 3, la nueva idea forma que llega para
sustituir a las ideas viejas y huecas, perdidas en el desgaste de lo unívoco. Y
en verdad en verdad os digo, que el nuevo catalanismo que debe substituir al
viejo del Independentismo no es más que esta zona de identidades múltiples, de
respeto a las alteridades y a las diferencias interiores, de paradojas que dan
solución al enquistamiento de lo estancado, del conflicto caduco por
irresoluto.
- Bastides,
espero que no se te ocurra decirles a los independentistas de ahora que deben
convertirse en monárquicos temáticos... -dijo Corominas son su socarronería
habitual.
- Todavía es
temprano para que llegue el Polimonarquismo, que nosotros vemos emerger hacia
los años cincuenta de este siglo, pues las semillas existentes necesitan
todavía una larga maduración...
Viendo el
cariz que tomaba la conversación, con ese desliz hacia una de sus obsesiones
predilectas, el pluri o poli-monarquismo, creo pertinente interrumpir aquí este
diálogo de la playa, no sea que el lector acabe también excitándose y entre por
contagio en la locura extravagante de los futurólogos de la Barceloneta.
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