Han pasado
las últimas elecciones y parece que nada ha cambiado en el panorama catalán. O mejor,
sí que ha cambiado pero a peor, pues el empate del resultado augura más de lo
mismo ad infinitum, malas noticias
para los comerciantes y los emprendedores empresariales, que tiran del carro de
la economía. Y malas noticias para la convivencia, alterada por una división
como nunca antes se había visto. La pretensión nacionalista de separarse de
España ha desgarrado el tejido social de Cataluña. La subida de Ciutadans es
fruto de la reacción de quiénes no aceptan la separación y del buen hacer de Inés
Arrimadas, que ha sabido sintonizar con las personas que se sienten tan
catalanas como españolas. Iceta también lo intentó, pero sólo le hemos votado
los que aún piensan que es posible estar en medio de la confrontación, una
ilusión sin duda. Pinchó aunque aguantó. Y los Comuns han sido castigados por
su falso no estar con nadie cuando en realidad se inclinaron hacia los independentistas,
tras ser víctimas del mismo acoso emocional que ya en su tiempo sufrieron
Maragall y el PSC.
Ante el
embrollo de la situación, acudo a la cita con mis amigos los futurólogos de la
playa, a ver qué conclusiones han sacado de los resultados.
- ¿Cómo veis
el panorama? -les suelto para entrar en materia cuanto antes.
Indicar sólo
que hace un día soleado y hermoso, con el agua del mar ya sin los calores del
verano, unas condiciones frías de temperatura que sin embargo son ideales para
activar la circulación de la sangre y elevar el pensamiento hacia las alturas
idóneas para el ejercicio de la futurología que practican mis amigos.
Dice
Bastides:
- En verdad,
Rumbau, estas elecciones que han servido de tan poco según los entendidos, marcan
para nosotros un punto de inflexión en el mapa político del país.
- ¡Pero si
el mismo empate de antes sigue en su sitio!
- Sí y no. Ciertamente,
los dos frentes contrincantes siguen en sus trece y el conflicto se enquista.
Pero han cambiado las cualidades de la disputa. No es lo mismo que el partido
hegemónico de los que defienden su españolidad sea PP o Ciutadans. En este
punto, el salto hacia la hegemonía de Arrimadas debe verse como un paso regenerador
y con perspectivas de crecimiento, mientras que el PP representa el pasado de
una política carcomida por sus achaques. En cuanto a los independentistas, han
vuelto a chocar contra la pared que ellos mismos han levantado: la que los
separa de quiénes no piensan como ellos. Sus actos de imposición sobre la mitad
del país que no quiere separarse de España han
levantado el muro que lo parte en dos. Disimulan contentos de su mayoría
parlamentaria, pero el estado de shock de saber que no representan a una mayoría
verdadera les corroe por dentro. Fíjate en la cualidad de las energías
enfrentadas: los nacionalistas, dolidos y resentidos por lo que llaman la
represión del gobierno, que no es más que la reacción del estado frente a un
intento de separación; los de Ciutadans ilusionados con su victoria y con un
relato de abertura en vez de separación. Los unos buscan imponer la unicidad de
lo catalán puro que necesita aislarse del mundo para 'ser', los otros apuestan
por la dualidad mestiza de ser catalán y español a la vez.
- Pero
Bastides, Ciutadans es un partido españolista y lo de ser catalán lo tienen más
como un añadido estético que como una convicción real.
- Sí y no, Paquito.
Es verdad que ahora la polarización que existe en Cataluña obliga a exacerbar
los extremos, para inclinar a las masas votantes, que necesitan de estas
pendientes emocionales. Pero fíjate que a partir de ahora, quién necesita excitarse
es el nacionalismo, pues para nada querría que los de Arrimadas se asomaran a
ningún tipo de catalanismo moderado, que podría quitarle votos. Mientras que
los de Ciutadans pueden relajarse con sus votos ganados y empezar a crear un
discurso en positivo y de nuevo cuño que aúne lo catalán con lo español. Y aquí
es donde está el verdadero conflicto y el quid de la cuestión: qué fuerza es la
que se queda con este espacio del catalanismo dinamizador y progresista que
piensa más en generar enlaces, riqueza y futuro. Un espacio que los
independentistas han abandonado con sus planteamientos insurreccionales y que el
PSC ha sido incapaz de articular con el gancho suficiente. Si Ciutadans
consigue imponer la relajación positiva de quién no quiere separar sino unir,
tendrá el terreno abonado para su crecimiento futuro.
Corominas,
el periodista jubilado del grupo y viejo zorro de la política, interrumpe a Bastides.
- Muy bonito
lo pintas, pero no debemos olvidarnos de los aspectos sociales del tema.
Ciutadans es la derecha y su capacidad de atracción se debe a la polarización
nacionalista. En otros contextos, la izquierda querrá imponer sus ideas, y
Cataluña siempre se ha inclinado hacia la izquierda. No sé si Ciutadans tendrá
mucho que decir en este escenario.
- Has dado
en el clavo, Corominas. Pero fíjate cómo la izquierda ha quedado desarbolada en
estas elecciones. La derecha se ha impuesto por goleada, en uno y otro lado. Lo
que indica el peso que tiene ahora en Cataluña la cuestión nacional. Sin
resolver este aspecto, lo demás se queda en nada.
Mercadal, que escuchaba con atención, quiso intervenir también.
- Me gusta
mucho todo lo que habéis dicho, y lo que me sorprende y preocupa son las pocas
ganas que tienen los partidos de generar discurso. ¡Debería ser su cometido
principal! En eso los independentistas han ganado con creces. En realidad, es
lo único que han hecho y ofrecido, discurso, lo necesitan para enardecer a sus
seguidores, lo llevan haciendo desde hace años, y ahora recogen los frutos.
Aunque tienen un problema: cuando el discurso se convierte en victimismo y
queja, ya no permite volar, al contrario, te deprime y pone plomo en las alas.
Ese momento lo deberían aprovechar los que no quieren separarse y apuestan por
la convivencia dual entre lo catalán y lo español. No sé si Ciutadans están por
esta labor ni si son conscientes de esta necesidad. A Arrimadas le gustaría pero
debería rodearse de gente capaz de generar ideas y escribir historias. El PSC
es el que debería haberlo hecho hace años y va con retraso, aunque es el que lo
tiene más cerca. Con recurrir al primer Maragall tendría suficiente. Los Comuns
se han liado con el referéndum y con el victimismo de los que han chocado
contra el muro del estado. En estos barrizales de las emociones poco discurso
puede hacerse, como no sea la infinita queja que sólo sirve para lamer heridas,
las propias y las ajenas.
- ¡Pero es
lógico que lo hagan, Mercadal! ¡Es una cuestión de solidaridad política hacia
los que están en la cárcel y los que no pueden regresar al país! -reclama
Paquito.
- Por
supuesto, Paquito, tienes toda la razón del mundo, pero podrían mostrar su
apoyo y generar discurso a la vez, aunque es más difícil y requiere más esfuerzo,
desde luego. Lo malo es que las necesidades tácticas de la política impiden y
borran el espacio de la reflexión y del discurso. Las emociones sirven mucho para
enardecer pero poco para pensar. Y aquí lo que importan ahora son las ideas.
- La idea de
la Independencia es potente, en este sentido no puede decirse que los
nacionalistas no hayan hecho sus deberes. Han creado la idea y la envoltura que
la sustenta.
- Y que la
realidad pincha cada día. ¿Quién se cree hoy que Cataluña puede irse de España
y seguir en la Unión Europea como si nada hubiera pasado?
- Pero la
han substituido por la de irse de Europa, con floridas ensoñaciones
argumentales. El discurso sigue y con ello mantienen viva la ilusión.
- De cajón. Pero
es un discurso a la defensiva. Se baja el listón y los referentes se parecen
cada día más a esos países situados en tierra de nadie e infectados por crónicos
problemas de división social que suelen acabar en violencia. Mira los ejemplos
de Georgia, Ucraína, Bosnia, Isreal...
- Curioso
que Junqueras, que dice ser tan religioso, no ofrezca visiones de concordia
entre los frentes polarizados. Quizás sueñe con ellas, y luego no se atreva a
plantearlas, para que no le llamen traidor...
- Sorprende,
desde luego, que los nacionalistas hayan puesto su idea de nación por encima de
la convivencia. Constituye seguramente su error más grande y no sé como lo
pueden justificar o lo podrán corregir, si es que realmente quieren corregirlo.
Aunque muy me temo que en estos momentos prima la lucha sin cuartel y el ir a
por todas. Han quemado tantas naves que están obligados a seguir empujando su
sueño.
- La
convivencia no la han roto ellos, sino el gobierno de España con la represión y
con su política de escarnio -suelta Paquito.
- Desde
luego, pero es la lógica de la acción y reacción. Y piensa Paquito que la estrategia
indirecta del Independentismo, y seguramente la principal, es aprovechar la
represión del estado, con sus afrentas y sus mártires, para empujar a las masas
hacia la victoria final. Lo del día 1 de octubre fue una gran victoria de su
discurso. Y en estas elecciones han utilizado a presos y exiliados como su
mejor baza electoral. De hecho, sólo han hablado de ello. Han levantado una
borrasca emocional que les ha permitido volar de nuevo, cuando es bien sabido
que tienen las alas cargadas de plomo.
- Pues tiene mucho mérito, esto tendrás que reconocerlo.
- Y tienes
toda la razón del mundo. Pero lo que nos importa a nosotros es el futuro, y
aquí es donde vemos que el declive catalán va para largo.
- ¿Tan claro
lo ves?
- Piensa una
cosa Rumbau, hasta ahora Cataluña ha sido la región más avanzada e innovadora del
país, eso es una evidencia, y también por ello ha querido soñar en ir todavía
más lejos y alejarse de lo que considera un lastre, que es el resto del país. Ahora,
de pronto se ha quedado parada tras chocar contra la realidad, como si
estuviera en pana, dividida la sociedad en dos bandos enfrentados, lo que es un
freno indiscutible. Resulta que el supuesto lastre tiene más peso y que las
amarras que lo sujetan son más resistentes de lo que esperaban. Además, el
pensamiento crítico y la inteligencia local se han resentido: salvo las
obligadas excepciones, pesa más la razón panfletaria y la consigna colectiva
que el espíritu crítico y la mirada escéptica que trabaja con el bisturí. En
cambio, me ha sorprendido cómo en los periódicos del resto de España ha
aumentado la reflexión de fondo, el ejercicio analítico que busca entender lo
que pasa, con estudios y artículos realmente agudos e interesantes, desde la
izquierda y la derecha, algo nuevo me parece en España. O sea que la cuestión
catalana ha sido bien aprovechada por el resto del país, mientras aquí nos
hemos encallado con lo obvio y en la consigna del día a día. ¡Lamentable al
cien por cien!
- Eso es una
verdad como un templo, Mercadal, lo he constatado yo también -dice Corominas.
- Y fíjate
como en consecuencia, otras regiones se han activado para aprovechar el parón
catalán, esperando que se prolongue y sacar así una buena tajada. Valencia y
Aragón son las más proclives a aprovechar el momento. Y la política de
aislamiento de los independentistas les va de perlas.
- ¿Será que
Cataluña necesita una pausa? Tantos esfuerzos emancipadores cansan al más tenaz
de los peleadores, y se impone un receso, ¿no crees?
- Sin duda,
ahora le toca descansar y salir sana y salva de este marasmo. Entretanto, los
demás cogerán la delantera y continuarán lo que los catalanes han dejado a
medio hacer: la descentralización de España y la búsqueda de un nuevo orden en
el que las diferencias asumidas y reivindicadas no impidan su unión, al revés,
la impulsen. Es como ponerse al día en lo que es la esencia de Europa, pero
dentro del estado, fragmentándolo pero sin romperlo.
- La
paradoja de la que siempre habláis y que me parece un imposible...
- Ver el
futuro es hacer posible lo imposible, Rumbau, y la lógica de lo que será el
mosaico ibérico va por estos derroteros: lograr que la diferencia una.
- Hasta
ahora, hemos visto que suele separar...
- Es un
salto evolutivo, Corominas, la mutación histórica que el mundo espera con los
dedos cruzados, pues cuanto más tardemos en hacerla, más vamos hacia el abismo.
- Tiene que
ver con la identidad, me refiero a la individual. Todos somos diferentes e
iguales. No hay humano igual a otro, y sin embargo, todos pertenecemos a la
misma especie, al mismo mundo. Sólo hay que mirar a las estrellas para
comprenderlo. El desarrollo de la complejidad en el crecimiento de los
organismos lleva a diferenciarnos hasta
extremos inabordables, y es esta diferencia lo que excita la unión y la amistad.
Lo mismo sucede entre los pueblos y las culturas.
- ¡Pues por
eso mismo Cataluña busca diferenciarse, para poderse unir desde la libertad con
los demás!
- De cajón, ser
un sujeto político que habla con voz propia, esto es loable y te diré incluso
que es el futuro, pero no funciona si la voz única es una impostación que reprime
otras voces interiores que no hablan en la misma dirección. Por eso hay que comprender que el problema de
Cataluña no es tanto su relación con España sino su complejidad interior, nunca
asumida por el nacionalismo, que sólo ve un único color de la realidad, el suyo.
Y ésta es la causa de su parálisis actual.
- Realmente,
es en este embrollo de la relación consigo misma donde Cataluña debe encontrar
la solución.
- Pero no la
encontrarán los políticos actuales. Demasiado entregados cada uno a su causa,
demasiado narcisismo y mirarse el ombligo. Se necesita otra generación de
responsables políticos que comprendan la situación y acuerden dar con una voz
compartida que mire hacia el futuro.
- De ahí que
se imponga un descanso. Dejemos trabajar a valencianos y aragoneses y aprendamos
luego de sus logros y descubrimientos. Más
tarde, Cataluña ya hará sus dos de pecho cuando se haya integrado al nuevo
orden fragmentado del Mosaico Ibérico.
- ¿Para
cuándo lo prevés?
- Yo lo
llevaría hacia los años cincuenta de nuestro siglo.
- ¡Qué largo
me lo fías! ¿ Y entretanto...?
- Pues a
seguir mirando de reojo lo que nos depara el devenir. Y esperar que
valencianos, murcianos y aragoneses avancen en sus labores civilizacionales.
Quizás algunos catalanes podrían echarles una mano.
- ¡De cajón!
Dejé a mis
amigos especulando sobre el futuro de Cataluña y del ruedo ibérico, que ellos
llaman mosaico, tan preocupado y pesimista como antes, pero feliz de saber que no
todo el mundo ve el panorama tan negro como lo veo yo.
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