Cuando la
actualidad hierve como lo hace estos días, uno intenta inútilmente abarcar la
globalidad de los hechos, buscando explicaciones donde no las hay. Es en estos
momentos cuando me acerco a mis dos amigos de la playa, los futurólogos de la
Barceloneta, para ver si ellos consiguen poner un poco de luz a tanta oscuridad.
Hace tiempo que no discuto con ellos, los compromisos del teatro me absorben
estos meses, pero finalmente ayer conseguí verlos, tras asegurarme de que en
efecto seguían paseando por la playa.
Tras los
abrazos y los parabienes –Bastides acaba de ser abuelo por cuarta vez y
Mercadal ha empezado a viajar aprovechando los buenos precios del Inserso–, les
pregunté de inmediato sobre el ‘Procés’, nombre con el que se llama en
Catalunya la marcha de los independentistas hacia su meta.
- ¿Cómo veis
el tema? No me negaréis que las cosas se les están complicando a los que buscan
la Independencia.
Bastides,
deteniéndose frente al monumento al quart
de casa de la Barceloneta, deja que las palabras fluyan quizás procedentes
del horizonte donde ha posado su mirada.
de Santi Orue |
- Los
tiempos galopan, eso es indiscutible, y nada permanece, como dijo un filósofo.
Qué duda cabe que un monotema como el de los independentistas no podía aguantar
muchos meses sin que se le abrieran grietas por sus flancos. Fíjate que hace un
año los de Podemos apenas asomaban del anonimato, y que nadie hubiera dado dos
duros por el futuro político de una activista como Ada Colau. Hoy es alcalde de
Barcelona, y los de Iglesias se han subido a las instituciones en todo el país.
¿Qué te parece? Ribera, un anti-catalanista visto con desprecio desde la
mayoría del Parlament, hoy recibe honores, atenciones mediáticas y se lanza al
ruedo nacional con buenas perspectivas de éxito. Lo impensable ayer es hoy
realidad, y así vamos en el día a día.
- Así es, en
efecto –replica Mercadal, que escuchaba
con muchas ganas de intervenir– a lo que yo añadiría el empeño del siglo en
tensar las cuerdas de todos los conflictos existentes, aquí y en extranjero,
como si el XXI quisiera sacar pecho, deseoso de tener sus efemérides y sus
propias hazañas bélicas.
Antes de que
Mercadal se escapara en sus predicciones astrológicas sobre la marcha del mundo,
de las que era buen especialista, decidí bajar a la realidad local.
- Pero
bueno, decidme cómo veis el futuro del Procés, pues por un lado parece cada día
más cuestionado, pero por el otro también es cierto que se ha cohesionado, con
este divorcio de Convergencia y Unió, que busca aclarar posturas y disparar
expectativas…
- ¿De qué
alteridad hablas? –les pregunto para alentarles a hablar.
- La que
atañe al catalanismo independentista, ya lo sabes, el español que todo catalán
lleva en la sangre o en la sombra de su parte oculta. Hasta que no se reconozca
a ese otro que esconde lo catalán, habrá victorias pírricas, pero no habrá la mayoría
social necesaria para dar el paso a la Independencia.
- Sí, ya lo
habéis dicho con anterioridad, pero esta complementariedad tan evidente para
vosotros no lo es para los independentistas. Es lógico que si alguien quiere
separarse de un país, deje de identificarse con él, ¿no os parece?
- Claro que
sí, pero aquí la lógica le tiende una trampa al convencido Independentista: esta
otra cara que niegan no es algo que pueda borrarse soplando, sino que se halla
incrustada, encarnada diría, en buena parte de la población catalana. Negarla
es entrar en conflicto con ella, es decir, crearse enemigos dentro, cuando figura
que habría que encontrarlos fuera. Reconocer esta dualidad interior es
condición necesaria para el éxito, aunque es verdad que requiere coraje. Pero lo
lógico no quita lo valiente.
- Para ti,
entonces, son los Ciutadans de Ribera los que encarnan esta alteridad catalana…
Es Mercadal,
más dado a la controversia, quién responde, viendo que Bastides se ha quedado ensimismado
en alguna visión interior.
- Sí y no. Creo
que Bastides estaría de acuerdo conmigo si te digo que Ciutadans acepta en
efecto esta dualidad, pero cae en la polarización y denuesta de lo catalán, con
lo que insiste en la misma monovisión del independentismo, pero al revés. Los
únicos que aceptaban la dualidad con ganas y ardor fueron los socialistas del
PSC en una época concreta, la del primer Maragall, ¿no te parece? Luego se
plegaron ante las dificultades y no fueron capaces de soportar y defender la
contradicción de ser dos en uno, es decir de ser españoles siendo a la vez muy
catalanistas. Se plegaron a las órdenes del PSOE de Madrid y perdieron la
credibilidad. Ciertamente, fue una lástima. Fíjate a donde ha llevado este
abandono: a los unilateralismos de uno y otro bando.
- Quizás
tengas razón, pero estos unilateralismos son ahora los que llevan la voz
cantante…
- Pero son
un espejismo y una pérdida de tiempo. Ya sabes que nosotros vemos una Catalunya
si no del todo independiente, sí plenamente autodeterminada, en conjunción con las
demás regiones españolas, especialmente las levantinas y las pertenecientes a
la antigua Corona de Aragón, pero también advertimos hace tiempo que los que
empezarán la fragmentación definitiva del país no seremos nosotros, los
catalanes, sino otros, seguramente los valencianos o incluso los murcianos.
Fíjate cómo se han sacado al PP de encima en Valencia. Y los valencianos, a
diferencia de los catalanes, son más imaginativos y capaces de apostar por
dualidades pragmáticas y provechosas. Incluso diría por triplicidades.
- ¿qué
quieres decir con triplicidades?...
Mercadal,
siempre tan entusiasta con sus tesis sobre el futuro de las regiones españolas,
destinadas según él a autodeterminarse para formar la FEAA, es decir, la
Federación Española de Autonomías Autodeterminadas, lo aclara del siguiente
modo:
- Me refiero
a que los valencianos pueden sentirse valencianistas hasta la médula sin
menoscabo de sentirse igualmente españoles, y yo diría que incluso catalanes. Disponer
de tres identidades distintas superpuestas y compatibles será cada día más
relevante y en el futuro un signo de inteligencia estratégica del más alto
nivel.
- En verdad
en verdad os digo, –añade Bastides que parece haber regresado a la realidad
tras su paseo visionario– que el catalanismo político, tan dotado en unos
aspectos, peca de un exceso de emoción en el tema de la identidad.
Y como si las
palabras del zapatero de la Barceloneta fueran gasolina a su imaginación
exaltada, Mercadal prosigue detallando su pensamiento:
- Tienes
razón, Bastides! Y lo bueno de los valencianos es que folclorizan esta emoción,
con lo que de algún modo la banalizan, lo que abre las puertas a la
promiscuidad identitaria tan rica en posibilidades estratégicas. Aunque debo
decir que buena parte del catalanismo popular también dispone de este
componente folclórico y de esta predisposición multi-identitaria, lo que
explica la poca tensión que se ha vivido en Cataluña durante estos años, pues
para muchos es más importante manifestarse, sacar la bandera, hacer récords
colectivos y bailar con los gigantes y cabezudos, que sacar resultados
políticos reales. Y esto no es una crítica ni una burla, sino un signo de la
inteligencia natural de los catalanes.
- Pero
bueno, si una región quiere independizarse de otra, necesita tenerlo muy claro
y empujar con todas las fuerzas posibles, sean las racionales, las folclóricas o
las emocionales…
- Tienes
razón, a eso se le llama aplicar la voluntad colectiva de ser un sujeto
político con voz y mando. Y para ello hacen falta buenos líderes capaces de concretar,
viabilizar y encarnar estas necesidades. Qué duda cabe que Artur Mas reúne
estas características. Tiene visión estratégica, inteligencia pragmática, emoción
suficiente y voluntad inquebrantable, de ahí que sea tan atacado por todos lados.
Le fallan los partidos, el propio y los ajenos, de ahí su drama que con el
tiempo quedará como un ejemplo a estudiar en los anales de la autodeterminación
política, una asignatura cada día más relevante en el mundo. También lo fue el
primer Maragall, con su genio capaz de aunar ‘seny i rauxa’ sin ocultarlo ni
renegar de ello. En ambos casos se ve como los partidos pueden acabar con sus líderes,
cuando estos se avanzan a su tiempo. Pujol fue un caso curioso de ‘dualidad
oculta’ al demostrar lo peligroso que es esconder uno de los polos del alma
humana: su ‘rauxa’, malamente ventilada, acabó en envilecimiento y ocultación
de fondos bancarios, lo que al desvelarse causó su defenestración.
- Pero Mas
se está posicionando ahora bastante inteligentemente, no cabe duda que es un
superviviente de envergadura…
- Sí, es
verdad, pero al ponerse en manos de las asociaciones populares, tan cargadas
emocionalmente, cepilla sus posibilidades de lograr la mayoría social, aunque
quizás me equivoque y subestimamos su capacidad de maniobra estratégica. Aquí
hay que aplicar también el tópico que dice que Cataluña es una tierra de
individualistas que luchan cada uno por su cuenta. Por alguna razón el
anarquismo cuajó tan alegremente en estas tierras, mientras los genios que han nacido
aquí destacan por la singularidad
exaltada en la visión individual de las cosas. Algo que atañe a todos los
aspectos y bandos, al arte, la literatura, así como a la izquierda, a la derecha,
al catalanismo… Lo propio son las facciones y el gusto por la fragmentación.
Algo muy positivo en un sentido y especialmente para nosotros, que gustamos de
la libertad individual, pero nefasto para lograr expresiones políticas de
mayoría. Por eso nosotros decimos que hay que esperar a que otros pueblos se
sumen al fervor de la separación, mientras el catalanismo va madurando y
aprendiendo sus lecciones, a la vez que ampliando sus referentes de identidad,
base indispensable para lograr la mayoría social.
- Es decir,
que no veis el próximo 27 de septiembre como el momento para salir disparados
hacia la Independencia…
- No en
estos momentos. Yo lo siento por mi sobrina, que es independentista acérrima,
pero tendrá que esperar. Claro que podemos equivocarnos, pues nada está
escrito, pero lo dudo. De todas formas, será fantástico ver los empeños desplegarse, en
uno y otro bando, pues es como ver a los futuros activarse luchando para su
realización. Fíjate que al reto independentista se han sumado otros retos que
hasta ahora no estaban en escena. Para empezar, el de Podemos y los demás
grupos de la izquierda, empeñados en una lucha casi épica de las poblaciones
contra las élites financieras que hoy pretenden esclavizar al mundo, una lucha
de una importancia capital que tiene además importantes resonancias en el resto
de Europa, lo que le da aún mayor relevancia. Este empeño tiene mucha
predicación en Cataluña y no digamos en el resto del país. Será interesante ver
hasta donde alcanza este anhelo en estas primeras elecciones. Aquí les falta a
esta facción el líder o la líder adecuada. Algunos hablan de Itziar González,
esta arquitecta que destacó en el Ayuntamiento socialista de Barcelona por
enfrentarse a los poderes oscuros de una administración corrupta, pero que yo
sepa poco se ha hablado de esta posibilidad. Será que ella no está por la
labor, o que los grupos tienen miedo a semejante independencia. La otra gran
facción en movimiento es la de Ciutadans, que lucharán por ocupar el mayor
espacio posible en el mapa catalán, comiendo terreno al PSC i al PP, ambos en
caída libre. Es una fuerza que defiende el españolismo de los que se sienten
básicamente españoles en Cataluña. Es una pena que este movimiento no haya
entrado en procesos interiores de dualismo. Se empeñan en extremarse contra lo
catalán y ahí ponen sus propios límites al crecimiento. No comprenden que quién
quiera ocupar el antiguo espacio de los socialistas, debe sumar las dos
identidades básicas de Catalunya. Su esfuerzo será mayúsculo, pero sus
resultados pírricos. Ahora a Ciutadans lo que les importa es España, las
elecciones generales próximas. Cataluña es para ellos un peldaño. Y este será el
origen de su futura cojera.
- Caramba,
Mercadal, menudo repaso has dado al panorama electoral… Parece que a vosotros
os importa un bledo que haya uno u otro resultado…
Bastides,
que llevaba ya un rato callado, dice:
- Lo
importante para nosotros, Rumbau, es el futuro. Por supuesto que lo queremos
bonito y amable para las libertades y las personas, este es nuestro deseo, pero
el acontecer sucede según leyes propias, parecidas a las de la naturaleza,
aunque también es cierto que el factor humano es cada día de mayor importancia.
Importan las imágenes estratégicas de futuro, que nosotros intentamos articular
a partir de las visiones que nos da la intuición, tan frágil y engañosa como es
bien sabido. Por eso paseamos a diario por la playa, un cometido en el que no
molestamos a nadie y que sale gratis, siendo la mejor posición para que fragüen
las imágenes del futuro sin condicionamiento alguno.
Admirado de
la distancia casi olímpica con la que Bastides define sus puntos de vista, me
callo prudentemente mientras me pregunto si no será ésta la mejor postura para
entender la complicada política del país, interviniendo en ella con el voto y
la militancia, pero dejando y gozando que el acontecer, como dice el
futurólogo, siga su curso, sin perder de vista al tiempo desplegarse en sus
historias del momento.
Me entran
ganas de hablar de los asuntos internacionales, de la situación en Oriente
Medio, siempre tan explosiva, que ellos conocen muy bien a través de los
periódicos, pero lo dejo para otro día.
Demasiadas cábalas en la cabeza para
añadir otros temas candentes de la actualidad. Los dejo ensimismados en sus
visiones del futuro, mientras yo regreso al presente de la ciudad, con su
tráfico de coches, ideas y anhelos.
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