lunes, mayo 20, 2024

Frente a las polarizaciones irredentas, la intersección mutante creativa

Playa de la Barceloneta. Foto Luca Valentino

Playa de la Barceloneta. Foto de Luca Valentino

Esta frase no me la he inventado yo, que conste, sino mis dos amigos futurólogos de la Barceloneta, que tanto han teorizado en sus cartas sobre las cuestiones del futuro. Hace días que los oigo con este mantra de la ‘intersección mutante creativa’, que para ellos es el quid de las cosas que están por ocurrir. Una mutación, bonita palabra que, sin embargo, sabe más a deseo o a sueño, que a realidad. ¿Mutar en qué, y para qué?

- Caracoles, Rumbau, todo es muy evidente: si seguimos con lo mismo, acabaremos achicharrados por los conflictos sin solución, que son todos los que nos rodean e incumben.

Eso dijo Mercadal, para rematar luego Bastidas con la siguiente consideración:

- Elemental, pero no nos olvidemos de que estamos hablando del futuro no inmediato, quiero decir, no el de mañana o pasado mañana, que ya está maduro o ‘cocinado’, sino del que nos llegará en unos años o décadas, del que nada sabemos.

Claro, pensé, del que nada sabemos, menos ellos, que lo ven con claridad meridiana cada día en sus paseos por la playa…

- Así es, Rumbau -respondió el doctor jubilado, que me había pescado lo que pensaba-, aunque no lo parezca, somos muy realistas y tenemos claro que nuestras visiones son eso, visiones, y por ello mismo difíciles por no decir imposibles de demostrar. Y, sin embargo, ahí están, para indicarnos el camino de lo posible.

- ¿Y por donde andan esos caminos?

- Como ya hemos dicho más de una vez, en aceptar múltiples temporalidades. Salir es esta tiranía de los tiempos únicos, de los que no podemos o, más bien, no nos dejan escapar. Fíjate que hoy todos pugnan por imponer sus tiempos, que creen ser los mejores. Los nacionalistas de cualquier tendencia y especialidad viven inmersos en tiempos que ellos consideran únicos, tiempos que les llegan del pasado y que están dirigidos a conseguir un futuro particular, el de la nación en la que creen. Por eso desprecian los tiempos intermedios, los de la gente normal, que no creen en nada o en otras cosas, los que vivimos el día a día intentando conseguir tiempos propios, personales de cada uno, que son los que liberan y dan satisfacción. En cambio, los tiempos nacionalistas necesitan someter las diferencias para imponer el suyo que, al ser colectivo, necesita obediencia de todos.

- Esto es una verdad como un templo…

- Pero no solo son los nacionalistas, cada partido político busca imponer su propia temporalidad. En el fondo, eso que llaman ‘relato’ no deja de ser una descripción del tiempo que pretenden imponer. También las novelas y los relatos literarios proponen tiempos diferentes, pero no pretenden imponerlos a los demás, todos sabemos que las novelas buscan crear un tiempo diferente y propio, que nos sirve para entender y ver las cosas desde otras perspectivas, y así poderlo cruzar con el que nosotros tenemos.

- Es verdad eso que dices, Bastidas, pero las sociedades necesitan tiempos compartidos para funcionar y no caer en el caos. Creo que lo difícil es llegar a darse cuenta del asunto, pues pocas veces he visto a la gente preocuparse por esta temática. Si es verdad que muchos se quejan de que no tienen tiempo para ellos ni para nada, según se dice con mucha insistencia, pero lo consideran una característica del momento, un estigma de nuestra época, y lo asumen como algo irremediable.

Nos detuvimos acosados de pronto por la belleza del mar, de un azul intenso, con un sol que empezaba a menguar. Recordé entonces otro asunto que me llevaba preocupando desde hace días.

- Quiero preguntaros qué opináis sobre la crisis de Israel y Palestina, y la guerra que allí tiene lugar. ¿Cómo lo veis?

Sabía que mis amigos futurólogos tenían algunas ideas claras sobre este eterno conflicto, y los últimos acontecimientos quizás les habían cambiado de parecer.

- Rumbau, este conflicto es el paradigma número uno de lo que estábamos hablando sobre los discursos únicos y las polaridades. Pero allí el juego sucio y el choque de las unicidades ha llegado a tales extremos, que incluso a nosotros nos sorprende. Ya sabes que con anterioridad abordamos este tema y que dijimos que hacia la mitad del siglo XXI empezaría el declive de Israel y su sustitución por una nueva entidad mucho más compleja e interesante, con la importante intervención del Líbano en este desenlace liberador para todas las partes, incluyendo a los mismos israelitas.

- Sí, lo recuerdo muy bien (vean el libro ‘El Futur de Catalunya i els Amics de la Platja’, una recopilación de cartas de Bastidas editada por Arola Editors).

- Pues ahora, seguimos pensando lo mismo, pero con el agravante de que el suicidio israelita, empujado por la estupidez americana, puede llegar a ser más caótica y catastrófica de lo que pensábamos. Sobre si será antes o después de lo predicho, aún no sabemos qué pensar, pero no me extrañaría que la aceleración de nuestra época lo acabara engullendo todo a velocidades de vértigo.

- Es terrible lo que decís.

-Lo es, pero los acontecimientos aquí se adelantan a la cautela con la que suele moverse la Historia. Parece que la excelsa señora tiene prisa, y que la imbecilidad humana la está poniendo nerviosa, con ganas de sacarse de encima las penosas transiciones en las que estamos embarcados.

- ¿Pero acaso sabéis hacia dónde vamos?

- Nos lo olemos, Rumbau, nos lo olemos…

- ¿Y por dónde van los tiros, según vosotros?

- Los caminos son múltiples, pero las tendencias son dos: la primera es por allá donde empujan buena parte de los estados y las multinacionales, eso es, caer rápido bajo el dominio de las nuevas tecnologías digitales y los avances de la Inteligencia Artificial y toda esta panacea. A ello apuestan los grandes poderes, empezando por los de cariz totalitaria, China y Rusia, y seguidos por las llamadas democracias, Europa, EEUU, la Índia, etc. Un futuro tecnocrático de felicidades controladas y de esclavitud mental y física.

- Si, esta es bastante obvia. ¿Y la segunda?

- La segunda está aún por inventar, pero todo el mundo sabe sin decirlo que ronda alrededor de esos valores hoy desprestigiados que tienen que ver con la Libertad, con la sutileza del Espíritu, y con el dúo Igualdad-Fraternidad pero que acepta la Diferencia. Algo en lo que aparentemente todos estamos de acuerdo, pero que la pereza, la dejadez y la estupidez imperantes no permiten que se manifieste.

- Esta segunda vía parece estar vetada a los humanos de hoy…

- Tienes toda razón del mundo, y se explica este veto por la gran dificultad que conlleva pensar lo sutil, y ejercer la Igualdad y la Fraternidad incluyendo la Diferencia. ¿Cómo podemos ser iguales y fraternales si somos diferentes? Es una contradicción que requiere ser entendida y aceptada, y eso es pedir mucho a los humanos de hoy, anclados como están en verdades únicas, agrupados en conjuntos dentro de los cuales todos son muy amigos y fraternales, pero que consideran al grupo de al lado enemigos acérrimos sin derecho a existir. Cuando todos los grupos se comportan así, llegamos a la guerra de todos contra todos, y en estas condiciones suele ganar el más poderoso. Para esos grupos poderosos, la solución es impulsar sociedades controladas por la tecnología, sumisas y obedientes, y para ello necesitan a los enemigos exteriores que justifican las medidas de control y coacción. Nada nuevo en la faz de la Tierra, pero con posibilidades más plausibles de realizarse gracias a las nuevas tecnologías inteligentes, capaces de manejar las complejidades y manipular a las personas.

- Por cierto, que lo que acabas de explicar tiene que ver con lo que decíamos al principio sobre cómo nuestras sociedades se han polarizado últimamente, de modo que siempre tiene que haber dos bandos opuestos enfrentados entre sí. Y ahí es donde habéis situado esta idea de la ‘intersección mutante creativa’. ¿Podrías explicarlo algo mejor?

- Es una de las vías de salida. Requiere dos cosas: sutileza cognitiva y pensamiento analógico: aquel que sabe sustituir las propiedades reales de un modelo por otras propiedades que le son cercanas o equivalentes. Es decir, aprender a pensar desdoblando los planos de la realidad en dos o más niveles, para desde aquí poderlos cruzar y combinar. Cuando ello sucede, el ejecutante debe buscar lo que llamamos la ‘intersección mutante creativa’, es decir, un tercer plano que supere e incluya a los dos anteriores, pero que a su vez sea un plano nuevo, radicalmente diferente y que instaure una mutación en la forma de pensar. Eso lo han hecho algunos poetas, artistas y pensadores, pero aplicarlo a la vida cotidiana debe ser su objetivo final, para ver si de este modo conseguimos salir del embrollo fatídico del ‘todos contra todos’.

- Me parece muy interesante lo que dices, pero me suena a teoría, y ya sabes que si algo odian las poblaciones son las teorías que pretenden moralizarlas. No le veo mucho futuro.

- Y tienes toda la razón del mundo, Rumbau, pero acuérdate que eso no es ningún plan de batalla ni ninguna consigna que seguir, sino una simple reflexión desde la sutileza del pensar. Pero también hay que saber que las ideas nuevas, para expandirse, necesitan ser sutiles para así poderse infiltrar y entretejerse con las predominantes, minando lentamente a estas y cambiando los modos de ver las cosas. Cuando las contradicciones se conviertan en fenómenos insoportables, será entonces cuando los supervivientes podrán encontrar en el desván de lo invisible inconsciente aquellas soluciones que les sean prácticas y útiles, y saber que existen maneras de engullir las contradicciones y aceptar los opuestos para desde aquí crear algo nuevo. Será sin duda una novedad a la que recurrirán quienes no deseen sucumbir en el pandemónium de la estupidez.

- ¡Muy sutiles os veo hoy, Bastidas!

- ¡Qué remedio! Pensar el futuro es más complicado de lo que parece, Rumbau, y siempre hemos pensado que alguien tiene que hacerlo, aunque luego nadie nos haga el mínimo caso. Pero al menos nosotros nos quedamos tranquilos y permite que sigamos siendo optimistas, a pesar de la oscuridad que reina en el día a día.

Quedé admirado de ver cómo aquellos dos vejestorios que se llamaban a sí mismos futurólogos eran capaces de pensar con una sutileza que ya quisiera yo tener, y mantenerse optimistas en un mundo tan negro como el de hoy en día. Me fui a las duchas del Club, diciéndome lo afortunado que era de compartir aquellos momentos de filosofía playera, que nadie en sus cabales escucharía, pero que a mí me daban tanto en qué pensar.