sábado, julio 15, 2006

Reflexiones indignadas ante el ataque de Israel al Líbano.

La actualidad, querido bloguero, nos lleva al Líbano para comprobar el altísimo grado de irracionalidad que impregna hoy en día la política local de aquella zona y, de rebote, la mundial.

Lo más extraño es constatar como el pueblo judío, considerado por todos como el más inteligente del mundo, se empantana y acanalla en Israel, transformándose éste en un país criminal, que no cree en la ley, capaz de sojuzgar a un pueblo entero y de aniquilar a decenas de civiles por el simple hecho de haber nacido palestinos. Pero lo que dispara todas las alarmas sobre la condición moral y criminal de este estado, es su respuesta al ataque de Herbolá, bombardeando aeropuertos, centrales eléctricas, puentes y zonas residenciales del Líbano, con el resultado sabido del número de víctimas siendo la mayoría civiles e inocentes. Un país como el Líbano, que recién empezaba a recuperarse de su larga guerra civil, que soñaba, tras la expulsión de los sirios, convertirse de nuevo en un país libre, abierto y acogedor, condenado de nuevo a ser el chivo expiatorio del fracaso suicida de la política occidental y del delirio criminal-paranoico de Israel. Bochornoso e indignante.

Es evidente que la victoria militar de Israel será grande, cosechará muchos triunfos, arrasará zonas, ciudades y poblaciones, o incluso hará retroceder veinte años al Líbano, como alardean sus ufanos oficiales asesinos. Incluso es posible, si nadie lo impide, que la destrucción alcance a Siria, cuyas fuerzas armadas pueden ser diezmadas, cuál ejército de naipes, por el avance arrollador de los tanques y aviones israelitas. Seguramente, si ello ocurre, habrá respuesta iraní y la derrota de ésta está igualmente cantada teniendo en cuenta la desproporción exstente entre los poderíos puestos en colisión.

Y, sin embargo, esta victoria tan apabullante y cantada, puede que sea el inicio del fin del mismo Estado de Israel. No se trata de una opinión emocional del momento, sino el resultado de una reflexión estratégica sobre el futuro de la zona y de los sujetos implicados. Son varios los argumentos que apoyan esta tesis:

1- en primer lugar, el fiasco americano en Irak, que ha ganado con claridad la guerra pero ha perdido estrepitosamente la postguerra, da pistas de por dónde podrían ir los tiros en una situación de caos generalizado en la región. El empantanamiento caótico sería el caldo de cultivo ideal para una resistencia sin control, lanzada a los extremos y peligrosísima. No sólo para Israel, sino para la misma Europa. Seguramente no se llegará tan lejos, y los bombardeos serán detenidos para no impedir que los gobiernos corruptos y viles de algunos de estos países sigan sujetando a sus poblaciones. Sin embargo, la debilidad de estos gobiernos hace pensar que las paredes que separan el orden del caos son muy finas.

2- al haber traspasado todas las fronteras del horror, Israel se está convirtiendo en un país tenebroso y totalitario, poseído por delirios asesinos que lo hacen incapaz de acogerse a cualquier solución racional y pragmática de los problemas, un país por lo tanto indigno y criminal, únicamente sostenido por unos EEUU igualmente empantanados en su canallismo imperial que no respeta las leyes ni el sentido común. Un país así, repudiado por la comunidad internacional, hundido en la vejación y el fascismo militarista, tiene hoy en día poca viabilidad. Un mundo que tiende hacia la interdependencia, que busca el pragmatismo de los intercambios y la elaboración de respuestas complejas a situaciones complejas, y que tarde o temprano tendrá que plantearse el tema de la supervivenca global de la especie en el planeta, no puede perder el tiempo ni encallarse en conflictos absurdos fruto de planteamientos trogloditas, de cuando las sociedades se organizaban en tribus. Países de tales características son como muelas podridas que una buena dentadura necesita sacarse de encima. Un peligro éste que parece mentira no sea visto por los propios israelitas, cuya fama de inteligentes es tan grande.

3- el otro argumento para pensar que Israel puede acabar muy mal por muchas victorias militares que gane hoy, es de tipo más bien histórico y estratégico: la zona ha vivido ya situaciones parecidas en otros tiempos. Los cruzados en la Edad Media se hicieron fuertes en Palestina un par de siglos, pero el aluvión árabe acabó sacándoselos de encima, a la primera ocasión político-militar surgida. La velocidad de los cambios de hoy en día debería hacer pensar a los israelitas. Lo que antes tardaba décadas en fraguarse, hoy ocurre en horas y días. Oriente Medio no es el Oeste de los americanos, dónde fue posible eliminar sin contemplaciones a Apaches y Sioux de la zona. Las poblaciones locales tienen una resistencia tremenda a desaparecer del mapa, y su capacidad de multiplicación es inaudita, por mucho que se les mate. El caso palestino es altamente ilustrativo. El momento actual, marcado por la dinámica incontrolable de los llamados “sistemas emergentes”, lleva a pensar que esta zona muy masificada y altamente afectada por el trastorno y el desbarajuste, puede dar más sorpresas de las pensables.

4- una consideración a añadir está relacionada con la misma psicología de los judíos, que tan íntimamente ha impregnado los cimientos del Estado de Israel. Un pueblo secularmente perseguido, que en pleno siglo XX sufrió un descomunal holocausto, tratado como el chivo expiatorio colectivo de tantos y tantos pueblos de todos los continentes, es normal que al convertirse en Estado, genere una psicología de tipo paranoico que le obligue a situar el tema de la supervivencia –y, por lo tanto, de la defensa– en el centro de sus más íntimas procupaciones. Esta paranoia incrustada, si no es tratada por oportunas medidas de sabiduría y autocorrección, no crea seguridad, sino todo lo contrario, la más feroz de las inseguridades, lo que provoca comportamientos patológicos como los que a diario vemos por televisión. Una patología criminal asociada a los últimos artilugios de la ciencia armamentística y al delirio militarista es la mejor fórmula para firmar una segura sentencia de suicidio colectivo. Que se lo pregunten a los alemanes (¡sus verdugos de antaño, increíble!), a los Pol Pot y compañía, a las tiranías que se mantienen erguidas mientras dura la erección de sus miembros tensados. Pero por muy duradera que sea una erección, siempre acaba desfalleciendo. Ley de vida. Y el día que decidan relajarse, puede que los vecinos decidan que les ha llegado la hora de tensarse ellos…

5- la ciencia habla de “umbrales críticos”, y este concepto se aplica también en la sociología de los cambios y las emergencias. Parece que Israel esté empeñada en cruzar varios “umbrales críticos”: de entrada, el que hace que respuestas en un principio justificadas por razones de seguridad y supervivencia, acaben derivando en pura patología criminal, en abuso sistemático contra vidas civiles inocentes, en masacres y matanzas sin sentido, en genocidio encubierto y en eliminación sistemática de las mínimas condiciones de vida. Luego está el “umbral” de lo que es soportable o “tragable” por las opiniones y la ética mundial de los pueblos y las naciones respecto al comportamiento criminal de un país: por mucho que Occidente calle, el mundo es hoy en día un foro abierto donde las noticias corren como la pólvora. Los hechos y las imágenes hablan por si solas y desmienten las palabras tecnocráticas de los políticos que intentan justificar lo injustificable. El “viva la muerte” y el pozo moral en el que está cayendo Israel, cuya profundidad parece estar importándole un pepino, está cruzando todos los límites de lo tolerable, especialmente para las poblaciones circundantes y no tan circundantes que todavía no tienen la “gran suerte” de vivir atontadas por el consumo. Poblaciones cada vez más políticamente concienciadas, con información de primera mano e inmersas en profundos y acelerados procesos de “modernización” en el uso de tecnologías de última generación. Una bomba de relojería que crece a ritmos galopantes ante la miopía troglodita de los estrategas tribales americanos e israelitas. La complejidad de este entramado explosivo es un toro loco capaz de atacar con mil cuernos a la vez. Su despertar puede ser lento, pero el día que despierte, la plaza se llenará de muertos.

6- hasta ahora, parece que son los israelitas quiénes marcan la agenda de la política internacional americana. Política basada en sus delirios paranoicos y que se traduce en una agresividad impositiva de brocha gorda, impregnada de una simplicidad de espíritu patológica y armada hasta los dientes... Lo malo de las posturas simplistas es que acaban siempre estrellándose contra la realidad. Realidad que se hace cada día más compleja, contradictoria e impredecible. El choque puede ser brutal, y por muchas armas que se tengan, los poderíos extralimitados acaban deshinchándose y se convierten en inoperantes. ¿Quién sostendrá entonces a Israel? Cabe imaginar muchos escenarios, a cuál más caótico y apocalíptico, pero lo más seguro es que no serán nada amables con el estado judío.

En fin, reflexiones de índole estratégico que surgen de la indignación y que intentan explicarse “la razón de la sinrazón” de los actuales gobernantes israelitas y su ataque inhumano y criminal al Líbano.

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