martes, marzo 20, 2007

Las “Sombras Chinas” de Valeria Guglietti

Por fin pude asistir a una representación del espectáculo “No toquen mis manos” de Valeria Guglietti en el teatro La Puntual. Hacía tiempo que había oído hablar de esta artista de las manos, y aproveché que estos días actuaba en el pequeño teatro de Eugenio Navarro para verla. Y la verdad es que no quedé en absoluto defraudado, sino todo lo contrario, muy gratamente recompensado.

Es raro encontrar hoy en día artistas que practiquen la especialidad del teatro de sombras hecho con las manos. En toda mi carrera de titiritero, habré visto como mucho una o dos representaciones de este tipo, la mayoría de las veces pequeñas intervenciones de pocos minutos a cargo de artistas que suelen actuar en cabarets o en espectáculos de variedades. La razón es muy simple: la gran dificultad que entraña este género teatral titiritesco, que requiere tanta habilidad en la ejecución como paciencia e imaginación en el entrenamiento. Cualidades, ambas, poco comunes.

Puedo decir, después de haber visto la representación, que Valeria Guglietti posee con creces estas cualidades. Se trata de un espectáculo estructurado en sketch que mantiene un fino hilo conductor de principio a fin marcado por un punto de luz y su proyección en la pantalla, y por la presencia constante de la misma Valeria Guglietti y sus manos de oro. Una presencia discontinua, pues unas veces la vemos de cuerpo entero junto a la luz o atendiendo con su simpática sonrisa a los aplausos del público, y otras veces desaparece bajo la luz para dejar paso a sus brazos y manos, que se transforman en un cisne, en dos serpientes o en la mismísima cara de E.T.

Y es que nos hallamos ante una obra de transformaciones y metamorfosis. Las creadas por unas manos que juegan a ser otra cosa, siguiendo ancestrales impulsos que se remontan a la época de las cavernas, cuando nuestra especie empezaba a desarrollar el mundo simbólico de sus proyecciones en el reino animado de la naturaleza. Pero mientras las pinturas rupestres buscaban fijar las imágenes desde el más estricto realismo, las sombras que se hacían y se hacen con las manos se elevan a la categoría de lo efímero abstracto y misterioso, que la imaginación humana debe comprender e interpretar. Y este mismo juego, sin duda ya presente desde que los humanos inventamos el fuego, es el que propone Valeria Guglietti a los espectadores de hoy: “ver” e interpretar las sombras que sus dos manos hacen en una pared blanca, dos manos sutiles que a veces se ayudan de simples cartoncitos, pequeños artilugios que vistos al natural no nos dicen nada, pero que proyectados en la pantalla resultan ser el sombrero de una dama, la cabeza de un general, una pipa, los dientes de un cocodrilo...

En este espectáculo, las manos hacen y deshacen imágenes una tras otra, pero es la imaginación del espectador la que debe actuar y decidir qué es lo que se ve realmente en cada momento. Es por ello que la atención nunca decae, atados como estamos al incansable desfile de gags, juegos, sorpresas, historietas y momentos poéticos, algunos de alto calibre.

Extraordinariamente bello es el principio, cuando en un cristal redondo se dibujan adornos y el título de la obra, que vemos proyectado en sombras a medida que el pincel lo va fijando. Luego empieza la procesión de imágenes que siempre sorprenden al espectador: la mujer cuya cháchara vivaz nos indica apagar los móviles mientras su voz se acelera hacia el absurdo, el señor que fuma en pipa y de cuya cazoleta salen sonidos de orquesta, el encantador de serpientes que acaba convertido en una serpiente, el pescador que pesca un tapón y vacía el mar, una pesadilla de vampiros que se disputan a la bella durmiente, el virtuoso número de la lucha de esgrima del Zorro y su contrincante para acabar huyendo montado en un caballo, el pianista que se vuelve loco con sus patas al aire, historietas todas ellas magistralmente interpretadas con un cuidado mimo en los detalles y una eficaz banda sonora que acompaña la acción.

Y entre los distintos bloques de historietas, de vez en cuando Valeria nos regala con un repertorio de números clásicos del teatro de sombras de manos de toda la vida: el conejo, el perro que habla, el señor del gorro, los dos monos que parlotean, discuten y acaban besándose (sin duda uno de los más logrados y aplaudidos), el cisne, el pájaro que echa a volar, y otros muchos que figuran en los libros pero que nadie consigue hacer por mucho que uno se esfuerce. Pues bien, todos esos números los borda Valeria con una sorprendente naturalidad, señal inequívoca de su extraordinaria maestría.

Curiosa titiritera es Valeria Guglietti. Sus títeres son tan efímeros que no existen: son las sombras de sus manos que sólo la imaginación, la suya y la del espectador, viste, pinta y define. Un teatro que nos lleva a lo esencial: la imaginación humana y su abstracción simbólica a través de la sombra. Todo un goce y una lección de sencillez y sabiduría.


AVISO al público interesado en el teatro de sombras: los dos próximos fines de semana (días 24, 25 y 31 de marzo y 1 de abril), actuará en La Puntual Richard Bradshaw, un clásico del teatro de sombras mundial. Este australiano, veterano sombrista que por primera vez vi en el Festival de Títeres de Londres de 1979, ha recorrido el mundo entero con su teatrillo y sus entrañables personajes entusiasmando a grandes y pequeños. Una maravilla de delicadeza, gracia y virtuosismo sombrístico. ¡Todo un lujo! ¡No se lo pierdan!

domingo, marzo 18, 2007

La Iglesia amenaza de nuevo.

Querido bloguero, no quiero con este título asustar a nadie, simplemente constatar un hecho que ya se venía a venir, pero que el otro día fue confirmado por una declaración institucional del Papa en la que decía que a partir de ahora, los valores de “Tolerancia” y “Diálogo”, hasta hace poco más o menos asimilables a posturas supuestamente cristianas y de la Iglesia Católica, deberían ser substituídos por el de la “Convicción”.

Decía el Papa más o menos: da igual que seamos pocos, que vayamos perdiendo clientela, lo importante es que defendamos con ardor y beligerancia nuestras posturas, buscando implantarlas al conjunto de la sociedad. Una táctica nueva que vale la pena analizar.

En realidad, no se trata de una gran novedad para nosotros, los españoles: desde hace tiempo que nuestros obispos nos tienen acostumbrados a esta actitud leninista-combativa: unos pocos, apoyados por medios poderosos, intentan doblegar la voluntad de los muchos. Aquí disponen de la COPE, emisora tristemente famosa por sus proclamas difamatorias, apocalípticas e incendiarias, así como de tremendos grupos de presión, tras fagocitar al principal partido de la oposición, el PP, con el que ha pactado un acuerdo táctico de acoso y derribo del gobierno de Zapatero. Sus maniobras para seguir controlando las asignaturas de religión y su oposición a cambios laicos en la sociedad y en la educación son igualmente bien conocidas.

Su Convicción los convierte en el principal grupo excluyente español: van contra los derechos de los homosexuales, contra las bodas de personas del mismo sexo, contra la liberación de la mujer en el matrimonio, contra el aborto, contra la eutanasia, contra las posturas dialogantes entre culturas y religiones, contra la descentralización democrática del estado, contra la libertad religiosa, contra el laicismo del estado y de la educación, en fin, contra todo lo que puede perjudicar el poder que todavía tienen sobre las consciencias de los españoles.

Su empeño en definir Europa por sus raíces cristianas, pasando por alto los tres últimos siglos en los que el laicismo ha luchado y vencido a la Iglesia para sacarse de encima el corsé religioso, es bien sintomático de sus afanes de seguir conservando sus amenazadas parcelas de poder. Pero su ofensiva no sólo pretender recuperar, sino reconquistar. Con la excusa del histerismo islámico, contrapone el histerismo cristiano. Eso gusta mucho a los recalcitrantes exclusivistas del bando de la guerra: nada mejor que un buen cuerpo de “convicciones bien asentadas” para mantener encendido el fuego guerrero. ¡Qué gran aliado para Bush y sus adláteres! Por eso de pronto, todos los peperos y belicistas del mundo se hacen “paperos”: ¡Viva el Papa y la Iglesia Católica! ¡Ella sí que defiende los valores de Occidente!, dicen estos suicidas de la civilización europea.

Su lucha contra el “relativismo” no es más que una lucha contra las libertades laicas de Occidente: la libertad de pensar cómo a cada uno le plazca y de actuar según dicta la propia conciencia, sin doblegarse a distados ajenos. Lógico que ataquen la libertad: precisamente es este “virus laico”, tan peligroso para ellos, el que les ha vaciado las iglesias. Pues si hay libertad de creencia y de pensamiento, ¿para qué someterse a dogmas ajenos?

De ahí que de pronto, el Papa se haya convertido en nuestro enemigo: pretende arrebatarnos esta libertad, imponernos modelos colectivos periclitados, incidir de nuevo en nuestras consciencias.

Sin embargo, algo me hace ser optimista. Su decisión de dejar la “Tolerancia y el Diálogo” y de pasarse al bando de los de la “Convicción”, convierte a la Iglesia en un partido beligerante más, en un grupo social decidido a competir con los demás. Es verdad que parte de posiciones de ventaja –dispone de la maquinaria vaticana, un monstruo de mil cabezas y raíces milenarias–, pero al someterse a las leyes del mercado de las ideas beligerantes que compiten entre si, con las mismas tácticas y técnicas de las demás, pierde su universalismo y el poderío “blando” del que antes gozaba. En vez de dejarse morir reinando en su disolución –a través de sus valores positivos de compasión, generosidad, amor y tolerancia–, la Iglesia prefiere luchar, desenpolvando sus famosos y ancestrales valores represivos y guerreros. Así retrasa su muerte y opta por el “morir matando”.

Algo lógico, desde luego, pues ¿qué es la Iglesia sino una entidad de poder enquistada en la sociedad occidental? Y la inercia de los poderes es resistir hasta la muerte.

Pero como decía antes, no hay bien que por mal no venga. En un mundo cada vez más polivalente y globalizado, dónde las ideas, las culturas, las diferencias y las actitudes distintivas van al alza en su proliferación y beligerancia, la erosión de la Iglesia Católlica está matemáticamente garantizada. Puede que a la corta saque algunos beneficios tácticos y locales (en España, por ejemplo, gracias a los nuevos convictos de la derecha; en Italia, su feudo, que controla desde siempre; en Polonia, dónde Hermes parece haber jugado una mala pasada a este desgraciado país, al poner al frente de su gobierno a dos gemelos retrógradas y papistas; o en algunos países latinoamericanos todavía sensibles a lo “papal-divino”), pero a la larga, su erosión relativizadora (la peor pesadilla para ellos) está garantizada.

¡Que los Dioses de la Razón nos escuchen y sean propicios!, es lo que deseamos los que estamos por la libertad individual de conciencia, por el “politeísmo mental”, por una sociedad laica, por el relativismo de las culturas y por la intersección creativa entre individuos, culturas, lenguas, razas y naciones.

jueves, marzo 15, 2007

El Blog del Narguilé

Queridos blogueros,

me gustaría presentaros a Gürsel Bulut y el blog que acaba de abrir sobre el mundo del narguilé. Un blog que entusiasmará a los amantes de esta modalidad fumatoria (Gürsel no sólo es un gran fumador de narguilé, sino un fabricante de pipas de agua, que vende luego en sus dos tiendas de Estambul) pero también a los que aman Turquía y la ciudad de Estambul.

Conocí a Gürsel Bulut en mi último viaje a Estambul, hará cosa de un año, presentado por Pablo Martín, el director del Instituto Cervantes de esta ciudad, excelente cicerone para los que tienen la suerte de caer en sus manos, y buen amigo suyo, pues suele frecuentar su tiendecita de la calle Hüdavendigar Cad, Numero 9 (muy cerca de Santa Sofía) para charlar un ratito sentados los dos en la calle mientras toman un té y se fuman cada uno un narguilé. La tienda me encantó, no sólo por las maravillosas pipas que tiene expuestas (verdaderas piezas de coleccionista algunas) sino por otros elementos igual de atractivos como la extraordinaria lámpara que había colgada cuya pantalla estaba hecha con cuero de camello y con todo un elenco de los principales personajes del Karakoz (el teatro de sombras turco), perfectamente recortados y coloreados. Una delicia que me quedé con enormes ganas de comprar, frenadas por la realidad de mi bolsillo.

Charlé con él una buena hora y supe así que no sólo tenía otra tienda en el mismísimo Bazar de Estambul (se encuentra en la calle Keseciler Caddesi 22-24) sino también en .... Tarragona! ( C/Unión 25). ¡Vaya, pensé, eso sí que es globalización! Para los que no conozcan Estambul y su Gran Bazar, les diré que es muy normal que paseando por las callecitas de este inmenso y maravilloso mercado oriental, los tenderos le hablen a uno en todos los idiomas del mundo, evidentemente en castellano, lengua muy común allí, ¡pero también en catalán!, como he visto ya en varias ocasiones... Como habrán adivinado, Gürsel Bulut habla un perfecto castellano y se defiende bastante con el catalán (lógico, dadas sus vinculaciones con la vieja Tarraco), de modo que la comunicación está garantizada.

Ahora ha iniciado este blog (totalmente escrito en español) dónde se habla de todo y que puede representar, para el que quiera iniciarse en el conocimiento de este magnífico país que es Turquía, un preámbulo de primera mano. Y si deciden ir, pues ya lo saben, pasen por una de las tiendas de Gürsel Bulut, acepten el té de rigor que le será ofrecido, fumen un poco el narguilé, y no duden en llevarse uno a casa, no sólo como objeto de regalo o de adorno de primer orden, sino también para fumarlo (hoy en día es posible encontrar en los estancos de Barcelona el tabaco especial que se fuma en el narguilé). Si no lo ha probado todavía, descubrirá todo un mundo que sin duda le va a encantar. Y si acaso no es fumador y reniega del humo del tabaco, tal vez esta experiencia le haga cambiar de opinión y acabe ingresando en el fantástico club de los que "sueñan fumando o fuman soñando" (pues tal es la condición soñadora de los que aman la pipa de agua).

Ah, la dirección del blog es: http://www.hispanoturco.blogspot.com/ . ¡No se lo pierdan!

miércoles, marzo 07, 2007

Excluyentes e Incluyentes

Querido bloguero,

tras mi última entrega en la que citaba las palabras de mis buenos amigos de la playa, Bastides y Mercadal, me he quedado con las ganas de seguir reflexionando y de comentar algunos de los conceptos expuestos por esos dos pacíficos ciudadanos que se miran el presente y el futuro con tanta distancia y filosofía.

Me refiero concretamente a la distinción que hizo Mercadal entre políticos excluyentes y políticos incluyentes. Creo que aquí nuestro querido amigo astrólogo (Mercadal, además de doctor jubilado, es un astrólogo de los que se toman esta ciencia adivinatoria muy en serio) dio en el clavo.

Pues el tema hoy en día es la multiplicación de los conflictos la mayoría de ellos irresolubles, ante los cuales sólo caben dos actitudes: o se incluye a las partes en conflicto en la categoría de lo posible y lo armonizable, o se les excluye y combate pensando en su eliminación. No cabe duda que hasta ahora, la fórmula seguida ha sido la segunda: el conflicto se resuelve con la guerra, se gane o se pierda, y se acabó el problema. Es decir, se excluye lo que molesta, lo diferente, lo que se opone. Este principio sólo reconoce un sujeto: el propio. Es un sistema, pues, de sujeto único. Ya sea por descaro egoico, o por convicción ideológica, o por abrazo redentor, al Otro se le combate y posee. Este principio está tan arraigado en la especie, que defender otro casi parece un disparate.

El sistema incluyente propuesto por Mercadal es nuevo y desconocido, y por ello mismo, desconcierta al público. Nuestro astrólogo de la playa parte de una premisa clara: hoy en día, nada debe ser excluído. La armonización sólo puede llegar si Todo entra en el juego. De alguna manera, el mundo moderno urbano ya parece apostar por este principio: en la ciudad actual, uno se encuentra con lo más inimaginable y todos los gustos pueden ser satisfechos.

- ¡Pero bueno! -le digo algo extrañado-, ¿y los terrorismos qué? ¿Acaso hay que dejarse matar?

- Que se cumplan las leyes y que haya regulación –contesta impertérrito.- El que no las sigue, que lo pague. Para eso están la policía y las cárceles.

- ¡Pero entonces hay exclusión!

- No de entrada. Además, yo no llamaría a éso exclusión. Se trata de respetar unas reglas del juego. Reglas que cada vez deben ser más sofisticadas y exigentes en admitir las diferencias y los matices, pero dejando claras unas líneas de respeto mutuo infranqueables. Se trata de llegar a contratos sociales dónde los diferentes puedan encontrar sus modos de ubicarse. Si no hay espacio para ellos –cómo suele ocurrir tantas veces–, pues entonces se inventa. Aquí es dónde las sociedades y los políticos, en vez de proclamar tanto sus principios y creencias, deberían afanarse en ser creativos para ampliar las bases capaces de acoger la extraordinaria variedad de diferencias en juego. Es al no haber espacio para ellas cuando estalla el conflicto.

- ¿Y qué tiene que ver esto con la actual situación?

- Según mi modo de ver –señala Mercadal–, Zapatero ha intentado crear un espacio de normalidad democrática para el independismo vasco. Para ello, ha jugado la actitud incluyente: nada de anatemas, se dialoga con quién sea, incluso con el mismo diablo. Desde luego, no lo ha conseguido. Es normal. Sería iluso pensar que lo puede todo. Además, el entorno no acompaña. Pero sí ha conseguido un doble objetivo: uno: el mundo llamado “abertzale” ha entrado en una dinámica de pretensiones o de simulacros de diálogo en pos de actuaciones no violentas, y dos: al hacerlo, ha dejado al descubierto y puesto bajo la luz de los focos su catadura moral: sin los ropajes épicos bajo los que se escondían, la imagen de degradación mostrada es apabullante, y uno piensa que difícilmente podrán mantener sujeta a su clientela del mismo modo que la tenía antes.

Le escucho y me asombra ver que tiene razón en lo que dice. En efecto, escuchar a los “abertzales” es algo bochornoso y sus juicios parecen salidos de la edad de piedra. ¿Qué fieles seguidores tendrán?, se pregunta uno. ¿Acaso ese diez por ciento de vascos que dicen ser sus seguidores son los del famoso RH negativo que les obliga a perder masa encefálica?

- Pues bien –continía Mercadal–, que Zapatero haya metido el dedo en la llaga vasca y haya conseguido ésto, es algo extraordinario. Fíjate que su táctica es la de hacer encajable lo inencajable. Y por eso se le han echado todos encima. Pues aquí hay una paradoja todavía sin resolver: si no hay espacio para esos energúmenos, ¿adónde se les sitúa? La tozudez incluyente de Zapatero dice: no hay espacio pero lo habrá. Lo tiene que haber. Hay que inventarlo. O sea, se resuelve la paradoja dando un paso creativo.

- Pero en verdad no parece que haya dado con ese espacio –le digo algo confuso.

- No, desde luego, todavía no existe, y por eso el proceso va dando tumbos de aquí para allá, pero sí se ha conseguido algo: que hablen, que manifiesten sus pretensiones. Su postura es que no hay que asustarse de las palabras. Que cada uno diga lo que quiera. ¿Que su pretensión es incorporar Navarra al País Vasco? Pues que lo digan. Como si quieren incorporar Aragón, Cataluña o al mismísimo Japón. No importa. Que digan lo que les pase por la cabeza. Que hablen y se atrevan a proclamar sus ideas. Pero de inmediato se les dice: sí, sí, muy bien, decid lo que queráis, pero debéis abandonar la violencia. Nada de ETA, nada de bombas ni terrorismo callejero. Eso no parece gustar a los abertzales, entonces se ponen chulos y sale a relucir la catadura moral de los que asesinan por querer tener razón. Pero no se atraven a actuar, o lo hacen de escondidas, escondiendo la mano, casi disculpándose. Sólo por haber conseguido eso, creo que Zapatero merece todo mi respeto y mi confianza.

Me asombra el punto de vista de Mercadal, pero debo confesar que simpatizo con sus ideas. Pienso que al aprobar el matrimonio entre homosexuales, Zapatero ha realizado de alguna manera algo parecido, ensanchando el espacio social para que quepa en él esta diferencia. Curioso que despierte tantos oponentes. ¿Por qué la gente necesita espacios cerrados, estrechos? ¿A qué viene este gusto por la exclusión? ¿Tanto necesitan algunos de chivos expiatorios a los que adosar sus carencias y frustraciones?

Según este modo de ver, la fisura ideológica de hoy en día estaría entre los que siguen apostando por la exclusión (método viejo) y los que se inclinan por la inclusión. En el sector de la inclusión puede haber mucho bobo, normal dada la actual variedad cromática de la especie urbana, y eso provoca rechazo a muchos por simples razones de estética. Pero no creo que haya demasiadas alternativas: o entramos en una fase inclusiva de aceptar las diferencias por profundas, raras e impresentables que sean, ensanchando para ello el espacio disponible (social y mental), con las correspondientes reglas de juego bien definidas (he aquí la faena de los políticos), o seguimos en el esquema exclusivo de toda la vida que lleva al planeta y a todos nosotros al desastre.

Tal vez el mayor reto sea el de incluir a los excluyentes. Que incluso ellos encuentren un lugar dónde poder ejercer sus obsesiones, sin pasarse de la raya. ¿Lo logrará Zapatero en España? Si tales son sus objetivos, hay conflictos para rato… Y si lo lograra, aunque sólo fuera en un 20 o 30%, tendríamos Zapatero para largo tiempo. ¿Y no lo está logrando acaso, aceptando con flemática resignación que sus oponentes se manifiesten cada dos por tres? Una actitud tan valiente como peligrosa.

¿Será la solución del mundo abrir por fin todas las Cajas de Pandora que se han mantenido cerradas durante siglos y siglos? ¿Pero no es eso lo que vemos reflejado en el día a día de telediarios y periódicos?... ¿Lograremos acaso encontrar la fórmula universal incluyente que evite que todo salte por los aires?... Y si existe ya y no la vemos, ¿cuál es y dónde se encuentra?

Preguntas y respuestas que dejamos para otro día.

domingo, marzo 04, 2007

Conflictos a punta pala, síntoma de que las cosas van bien.

Querido bloguero, este título no es una ironía ni una paradoja para sorprenderte. Es una afirmación defendida por mis amigos Bastides y Mercadal, los adivinos de la playa, con los que gusto tanto de intercambiar opiniones de todos los colores. Normalmente hablamos de política internacional, pero los últimos días, debido a la actualidad nacional, nos hemos centrado en el tema del etarra ése a quién se ha mandado a casa y de la reacción del PP y la derecha ultra española.

Parece del todo evidente, para cualquier persona con dos dedos de juicio, que la decisión tomada por el gobierno de Zapatero es la menos mala, como se la ha venido definiendo. Ante la responsabilidad de la vida de este reo decidido a dejarse morir, creo que no se podía hacer otra cosa, por muy aasesino que fuera el reo en cuestión. Sobretodo porque cumplió con la ley y sólo le faltaba un año de su última condena por un delito de expresión.

Pero la derecha ha reaccionado como si se hubiera tocado el corazón de la mismísima España. Y esa reacción, a mi entender desproporcionada, representa una radicalización de sus posturas que pone en peligro la convivencia cívica del país. Se lo dije a mis amigos de la playa, y he aquí la respuesta de Bastides:

- Tienes toda la razón, cómo no, sobretodo porque sé que estás informado por leer los periódicos, cosa que yo hago sólo de vez en cuando, y la verdad es que los gritos en las calles de Madrid no llegan hasta la playa de la Barceloneta. Pero debo decirte que tus alarmas, con ser naturales, no responden a una situación de gravedad tan gorda como la que pintas.

Se quedó parado mirando el mar y prosiguió diciendo:

- Que unos chillen y se radicalicen contra el gobierno, no deja de ser una reacción normal que, la verdad, dudo sea tan rentable como esperan sus mentores. Pero, ¿acaso no tienen derecho a chillar y a protestar? Que lo hagan, que se desfoguen. Con ello no pararán la desmembración cantada del país, ya te lo he dicho mil veces. Mira, Rumbau, lo más probable es que gane de nuevo Zapatero, sólo porque ha demostrado ser una persona normal y educada, y con sentido de la responsabilidad. Pero suponiendo que perdiera, acorralado por los acosos, ¿acaso el PP no pactaría con los nacionalistas catalanes para poder gobernar? Y si no pactan, lo que sí es seguro es que necesitarán sus votos. ¿Y cómo se los darán ésos si el PP se mantiene en sus trece cerriles antiautonomistas? No, Rumbau, esto no hay quién lo cambie. En cuanto gobierne la derecha, el peligro separatista catalán desaparecerá como por encanto, y el nuevo Estatut recibirá la bendición de unos y de otros.

- ¿Pero y si ganan con suficiente mayoría?

- Bueno, lo dudo, pero si así fuera, el proceso sólo se pararía una temporada. Además, lo más seguro es que el PP en el gobierno espolearía los deseos separatistas no sólo de catalanes, sino de vascos, gallegos y unos cuantos más, hartos de la prepotencia centralista y pepera. A la larga, la derecha acabaría perdiendo su mayoría, pues aunque a la población le gusten de vez en cuando las calenturas, no se dejará llevar a enfrentamientos mayores. Entonces las cosas volverían a su cauce, y España, a su desguace.

Intervino Mercadal, que escuchaba con atención las palabras de su amigo zapatero y adivino:

- Ya sabes que hemos estudiado este tema con mucha profundidad. Claro que nos podemos equivocar, pero todo parece indicar que nos dirigimos a una situación de Reinos de Taifas que al principio generará una cierta sensación de desasosiego, pero que a la larga desarrollará unos mecanismos de coordinación federalista de una eficacia integradora superior al sistema actual. Y esto es imparable. España tiene por misión iniciar este camino, explorarlo y trasladarlo luego a otros países. De hecho, el país entero se dedicará a exportar los sistemas descentralizadores por el mundo, pues los problemas de la gobernación de regiones y minorías serán unos de los más importantes por resolver en el siglo XXI. Y si España se atreve a abrir la brecha y a situarse en la vanguardia del movimiento descentralizador, podrá sacar de su situación grandes beneficios económicos y una extraordinaria influencia en los asuntos internacionales del futuro. O dicho en otras palabras, España debe morir para renacer con más fuerza y sosiego.

- ¡Exacto! –exclamó muy entusiasmado Bastides tras escuchar las palabras de Mercadal– Piensa, Rumbau, que el mundo necesita los conflictos como nosotros el agua para beber. Y los conflictos, hoy en día, no tienen solución. Los Rajoyes y los Aznares podrán ganar unas elecciones, pero sólo empeorarán la situación, pues su receta es la del palo sin zanahoria y en la actualidad nadie se pliega al palo a secas. Lo único que conseguirán es acelerar la resistencia y exaltar los sentimientos patriolocales.

- Debes tener en cuenta –añadió Mercadal–, que Zapatero tiene en contra no sólo al PP, sino a toda la derecha mundial, empezando por Bush, el Vaticano y a toda la curia romana y española, más los grandes poderes que lo ven como un modelo que podría extenderse a otros países y por ello mismo como un gran peligro a erradicar. Un presidente que rompe con la tradición excluyente de la política y se empeña en incluir la diferencia como un valor al alza, por rara e incomible que sea (cómo el mismo reo de Eta, cuya vida ha querido respetar), es algo que el mundo necesita con urgencia, y por ese motivo ha despertado tantos futores en su contra. Pueden acabar con Zapatero, descuartizarlo en la plaza pública, pero lo único que conseguirán es convertirlo en un héroe mundial y, a la larga, en un modelo que tendrá imitadores en otros lugares. Históricamente, Rajoy y Aznar no tienen nada que hacer. Podrán durar más o menos, pero caerán pronto en el olvido pues representan el pasado, y lo que triunfará será la línea Zapatero, aunque sea con otro nombre.

Pensé que aquellos dos viejos hablaban así porque no veían la televisión y sólo leían de vez en cuando La Vanguardia. Aunque tal vez no les faltara parte de razón. Lo que más me admiraba era su calma: no les molestaba para nada que la derecha saliera a la calle ni se inmutaban por ello. Incluso a veces simpatizaban con opiniones muy españolistas y gustaban, por ejemplo, de ir a los toros, sin importarles lo más mínimo las polémicas recientes sobre este tema. Mientras pudieran vivir el presente a su aire y sin molestar a nadie, con esto ya tenían bastante. Me dije que había aquí mucha sabiduría. Al estar preocupados por asuntos que deberían resolverse a muy largo plazo, lo que ocurría en el presente les importaba relativamente poco, y sólo lo veían como un juego capaz de prefigurar con mayor o menor justicia sus líneas maestras del futuro.

¡Qué suerte!, pensé. Me dije que debería acompañarlos más veces en sus paseos por la playa, a ver si así me embebía de sus preocupaciones filosóficas y encaraba los dramas de la actualidad y sus conflictos irresolubles sin asustarme ni inquietarme tanto por ellos. Cómo si los conflictos fueran el pan nuestro de cada día, el alimento que nos nutre y nos obliga a generar nuevas fuerzas, hasta que nos inventemos un marco capaz de aceptar las diferencias de todo tipo y calibre, así como las grandes contradicciones que parecen ser el sino de nuestro movido siglo XXI.

Un deseo del que te hago partícipe, querido bloguero, a través del retablo de este Blog.