miércoles, febrero 22, 2006

Elogio de la pontificación

Querido bloguero,

Asombrado miro mis últimos textos como si los hubiera escrito otra persona, pues veo en ellos tanta enjundia afirmativa que en realidad parecen clamar lo contrario de lo que dicen, pues elogiar la desdoblación –con perdón- y el consenso contradictorio no casa demasiado con un uso tan convencido del lenguaje. ¿Será que los delirios épico-loco-apocalípticos de periódicos, telediarios y especialistas me han poseído durante estas últimas semanas? No cabe la menor duda. Sin embargo, y a favor mío, puedo esgrimir como excusa la teoría de la esponja que dice que cual esponjas nos dejamos poseer por los vientos del momento –mal del que, desgraciadamente, no todos estamos a salvo. Y más cuando uno se empeña en “bloguear” que es un contento, moda que tiene sus más y sus menos, y entraña sus peligros, como es lógico que suceda.

De todas formas y dicho ya lo anterior, no quería aquí dejar de reivindicar mi derecho al pontificio –quiero decir, a la pontificación-, derecho muy y poco extendido a la vez, pues es verdad que cada día hay más personas que pontifican por su cuenta y riesgo, creando ese cacareo tan conocido que oímos diariamente surgir del gallinero humano, pero también es cierto que no deja de ser lo que digo, o sea un simple cacareo, a modo de cojín o música de fondo del consumo y su “mamonización” (convertir en mamones a los humanos), por lo que se impone un esfuerzo en el pontificar que vaya un poquito más allá del simple cacareo. Intentarlo no significa conseguirlo, pero por ahí se empieza.

Reivindicado este derecho inalienable –creo que así se dice-, también habría que añadir que es bueno mostrar de vez en cuando los lados más oscuros de uno, aunque en este caso la morbosidad sea de tipo “pontificial”. Una razón de peso hay en esta necesidad: el convencimiento de que la Iglesia Católica no tardará mucho en apagarse. Creo que pronto oiremos el ruido de las persianas del Vaticano bajar. Pues si los luteranos en su día se sacaron de encima la autoridad del Papa -quedando malamente atrapados por la de la Biblia y sus purezas, todo hay que decirlo-, ¿porqué no podemos hacer lo mismo el resto de la ganadería cristiana? ¿Acaso somos más tontos? Claro que ya lo venimos haciendo desde hace tiempo, pero falta una fecha de cierre, un antes y un después, lo que a todas luces no tardará en llegar –unos dicen que será por allí el 2020, coincidiendo con el acabamiento de las obras del templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Si fuera así, habría que celebrarlo con una gran fiesta. ¿Otro Fórum?... Porqué no. La ciudad crecería, mejoraríamos algunas infrastructuras y la promoción sería inmensa. Sea o no sea así, lo importante es que se empiece ya a practicar el ejercicio de la “pontificación”, tomando como propios estos atributos hasta ahora propiedad del Gran Pontificador o Papa. Añádense pues dichas razones a mi argumentación justificadora.

¿Pero acaso hay que justificarse?, quedaría por preguntar. Bueno, pues porque no, tampoco hay que ser tan chulos. Un poco de humildad siempre es buena. Aunque se trate de “humildad bloguera” o “humildad cacareadora” –lo que no deja de ser una placentera contradicción.

En fin, sirva este comentario como aviso de que no todo está perdido –me refiero a mi “oremus”. Aprovecho para saludar a mis fieles lectores.

Atentamente….

El susudicho.

(he añadido esta imagen doble de Afrodita y el Burro, pues creo que viene que ni pintada como ilustración de las dualidades de esta diatriba)

lunes, febrero 20, 2006

DESDOBLARSE O MORIR (panfleto)

Para salir de la radicalidad monotemática (monoimperial, mononacional, monoracial, monolingüística o monoteísta) sólo cabe desdoblarse.

Para el mononacionalista, desdoblarse es aceptar que se tienen como mínimo dos patrias o naciones. Para el monoteísta, bajar del burro y aceptar que hay una pluralidad de fuerzas, principios, ideas o simplemente otros dioses. Para el monolingüista, desdoblarse es aprender otra lengua y amarla tanto como a la primera. El monoracial se desdobla cuando comprende que proviene de una mezcla multiracial como no puede ser de otro modo. Respecto al monoimperial, desdoblarse es dejar de ser imperio: se acepta la pluralidad geoestratégica de fuerzas y poderes, y se apuesta por el equilibrio espontaneo, negociado o forzado de las emergencias propias de cada momento.

El problema consiste en saber como desdoblarse o como inducir a ello a los que realmente tendrían que hacerlo. La manera más sencilla es el sistema del garrotazo, dar con la estaca al monotemático: con un poco de suerte, el Único duro se parte por dos. Lo propio es que el estacazo llegue a los afectados por la inercia de los hechos, es decir, por el mismo vertiginoso crecimiento de la comunicación y la interdependencia, que confunde los papeles y cruza los opuestos –y vuelve locos a los irredentos.

En realidad, la vida moderna nos obliga constantemente a desdoblarnos para encajar la realidad. Por ejemplo, los que son productores, son también consumidores y, viceversa, los consumidores producen la riqueza de los otros. Quién gana hoy en día sabe muy bien que no tardará mucho en perder. Los artistas, que deben aislarse para sus trabajos creativos, están obligados a ser showmans de si mismos, juntando la necesidad de aislamiento con la de comunicación (el artista se desdobla en payaso, etc). Los géneros masculino y femenino tienden a cruzarse por ambos lados. Los integristas antioccidentales que mueren y matan por su causa, lo hacen usando móviles, ordenadores, aviones, tejanos y bebiendo wisky y Cocacola. Y los que viven en riesgo constante, ya sea por su trabajo o a causa de las guerras y las catástrofes, saben muy bien que están vivos y muertos a la vez, tal es la proximidad que viven entre los dos estados.

Lo dice la misma ciencia, cuyas últimas tendencias interdisciplinares están basadas en las teorías de la Complejidad, el cálculo de probabilidades, y en el estudio de los sistemas complejos y sus fenómenos emergentes.

Los empresarios listos basan sus negocios en las plataformas en red y en el desarrollo de los mercados múltiples. Los pesados siguen agarrados a sus delirios de monoposesión y monopoder.

Los políticos, esos retrasados de la especie, parecen burros mentales cuando insisten en mantenerse fieles a sus grandes verdades, ideales y patriotismos (con honrosas excepciones, por supuesto). ¿Será que no leen? ¿O no ven? ¿O simplemente son tontos? Aunque lo que ocurre en realidad es que nos toman por tontos...

Desdoblarse o morir. Porque quién vive empeñado en el monotematismo, no hace otra cosa que ir hacia la destrucción propia y ajena. La complejidad del mundo impide las unilateralidades sojuzgadoras y reductivas, y sólo aceptando dicha complejidad es posible hoy en día enfrentarse a los problemas para resolverlos. Sin ambigüidades ni relativismos, sino cogiendo la dualidad del toro por ambos cuernos.

viernes, febrero 17, 2006

La realidad de lo imaginario.

Permíteme, querido bloguero, que en este texto largo y desdoblado en dos, hable de algunas de mis obsesiones más recurrentes, que tienen que ver con temas que aun siendo lejanos, son en realidad de la más estricta cotidianidad.

Uno de ellos es el anunciado por el mismo título: la naturaleza y la realidad de lo imaginario. El otro es el de la Intersección, viejo tema inspirado en la obra del poeta portugués Fernando Pessoa. Sólo una advertencia al lector precavido: que no se asuste si me ve saltar los siglos y los milenios como quién salta charcos por la calle. Estamos en un blog, y aquí cada uno puede hacer lo que quiera. Y si unos prefieren saltar de segundo en segundo, explorando lo que han hecho y pensado a lo largo de sus últimos cinco minutos de vida, otros como yo prefieren saltar de milenio en milenio con esos grandes zancos titiriteros que son el loco atrevimiento y la ignorante audacia. También aviso que seré largo y pesado, lo que va contra las reglas más elementales del blog, pero qué le vamos a hacer, si éste es el blog de un pesado...

Empezaré diciendo pues, y entrando ya en materia, que desde que el mono humano se separó del comportamiento animal estándar y entró en las vías de la conciencia pensante, no ha cesado de crear una segunda realidad paralela a la tangible, a la que ha dado siempre visos de realidad.

Se inició el proceso con las conocidas abstracciones chamánicas y animistas, por las que todos los animales y por extensión todas los seres vivos e incluso algunos objetos, fenómenso naturales, luna, planetas y astros, tenían una doble existencia de naturaleza digamos espiritual, representada por una entidad abstracta pero considerada como viva. A medida que las sociedades evolucionaron, y especialmente, a partir de la llamada Revolución Neolítica, el mono humano fue desarrollando esos mundos paralelos, que poblaron de dioses y otros seres antropomórficos, los cuales, junto a los espíritus animales de la vieja época, constituyeron los primeros edificios mitológicos de la especie –una especie de catedrales invisibles que se levantaban por encima o por debajo del nivel cero de la realidad humana.

Conviene destacar que sobre la realidad de estos primeros mundos imaginarios, pocos deberían dudar de la misma, aunque sí había actitudes más o menos escépticas o burlescas, como la misma literatura egipcia antigua ilustra y los griegos clásicos dejaron constancia.

Tras las religiones politeístas con sus familias de dioses, sus héroes y sus jerarquías celestiales, llegaron los monoteísmos que redujeron la categoría divina a un solo dios, elevando ad infinitum los niveles de abstracción de lo imaginario, que ahora adquiría dimensiones de absoluto. Se democratizaba a la vez el contacto con lo divino, accesible a todo ser humano, sin distinción de clase, etnia o cultura. La realidad de los dioses únicos seguía y sigue siendo incuestionable para millones de seres humanos, como la actualidad se encarga repetidamente de recordárnoslo.

La ciencia acabó con este monopolio religioso de lo imaginario. La modernidad otorga, en efecto, a lo imaginario una categoría de realidad menor, o en todo caso meramente simbólica, de “ficción” o “representativa”. Los números y el lenguaje matemático substituyen a la teología, y en los aspectos sociológicos, los nuevos medios de representación mecánica, electrónica y digital han revolucionado el tema imaginario, que baja de sus alturas celestiales y se instala en el día a día de las ciudades. Y mientras se afirma el auge laicizante de la representación imaginaria, las creencias religiosas disminuyen paulatinamente, en una relación directamente proporcional al nivel de riqueza y desarrollo de los países (según indican los últimos estudios sobre el tema).

El no va más del desdoblamiento imaginario es la mismísima World Wide Web, que ha doblado por dos la realidad del mundo, creando un espacio inexistente de cruce, intercambio e interacción que ya se postula como un mundo nuevo dónde a partir de ahora va a desarrollarse gran parte de la actividad humana.

Si nos atrevemos a observar ahora con la distancia y la perspectiva de los milenios la línea evolutiva del tema según el grado de separación existente entre lo imaginario y la realidad, veremos una curva que poco a poco va despegando del “suelo terraqueo” durante el llamado Paleolítico, sube unos cuantos niveles interesantes en las llamadas culturas Magdalenienses del Paleolítico Superior, despega ya elevándose con decisión hacia las grandes catedrales mitológicas a partir de la Revolución Neolítica y se dispara luego hacia el Absoluto con la llegada de los monoteísmos. La curva sufre de golpe un repentino movimiento de bajada con la Modernidad, manteniéndose desde luego aun con altos niveles de separación gracias a la persistencia de los monoteísmos pero con una tendencia imparable a la baja. Pero lo curioso de esta “bajada realista” de lo imaginario y que la convierte en interesante objeto de estudio, es que a medida que va acercándose al suelo, o sea, a la estricta realidad terraquea, se va ensanchando y complicando su grosor, creando una capa de una espesura creciente y de una complejidad galopante sobre la realidad del mundo.

Creo que esta imagen de la curva nos ilustra bastante bien sobre el papel que lo imaginario tiene y tendrá en el futuro, como complemento de la hasta ahora considerada “realidad estricta”. Realidad que de pronto se hincha y se convierte en dual y contradictoria, pues los objetos llevan irremediablemente asociados otros registros de realidad imaginaria de una complejidad creciente: valor de venta, valor de compra, valor estético, valores simbólicos, valor mediático, capacidad de conexión y contacto, valor trascendente para los que se lo quieran dar, valor de uso, valor decorativo, etc. De hecho, cada objeto va acompañado de su correspondiente doble campo respecto a su polaridad significado/significante, es decir, campo semántico alrededor del nombre y campo formal alrededor de la imagen, pudiendo además ambos campos tener una vida independiente y un desarrollo paralelo en las redes de internet, en los registros comerciales y publicitarios, etc. Igualmente por lo que se refiere a las corporaciones, grupos, empresas, familias e individuos. Por ejemplo, cada individuo se ve doblado por su propia representación cuya vida avanza en paralelo pero que también puede independizarse y cambiar, multiplicándose así las personalidades por varias, como ocurre en los dominios de Internet.

De los absolutos monoteístas que separaban ad infinitum los mundos de la realidad de los mundos imaginarios de Dios y del Más Allá, hemos entrado en una estrecha interpenetración de ambos mundos que se anudan en una cadena de gran espesor creando un entramado interactivo e intersectivo de una complejidad creciente.

Esta “bajada a la realidad” de lo imaginario obliga a individualizar las experiencias hasta ahora teledirigidas por los monoteísmos y demás religiones, dejando obsoletos los viejos edificios de poder con los que estas religiones se revelaban e imponían. Como consecuencia, se banaliza y desacraliza todo lo que hasta ahora estaba sujeto a la separación trascendente de lo religioso. Lo imaginario entra en la complejidad dual del mundo cotidiano con sus múltiples registros de desdoblamiento y multiplicación, penetra en los engranajes mercantiles e interconectados de la plaza pública del WWW, y desarrolla nuevas modalidades de relación de las que todavía no sabemos nada.

El problema es que esta bajada a la realidad de lo imaginario y de lo trascendente se realiza desde la misma actitud antigua de relación del mono humano consigo mismo y con el entorno, basada en la unidireccionalidad posesiva y dominante del sujeto que se cree dueño del mundo, al que reduce a simple objeto sin voz ni voto. Relación que sigue activa y vigente a través del principio de la Propiedad Privada. Los resultados son harto conocidos: una banalización y desacralización radical de la vida cotidiana, en la que cada persona vive el delirio de sentirse dueña absoluta de los objetos, es decir, de todo lo que es capaz de comprar y poseer en los supermercados del mundo, incluyendo claro está a las mismas personas, convenientemente puestas en las estanterías del mercado. Esta presunción de absoluto aplicada a la banalidad del consumo se convierte en una perversa caricatura de sí misma, en la que los humanos de Occidente aparecen como ególatras seres aniñados, ávidamente pegados a sus ridículas posesiones. Claro, esta imagen de “total vacío sacro” es la que tanto irrita a los que aún practican la sacralización de las distancias monoteístas. Es también la perfecta excusa para que estos se mantengan en sus trece. Igualmente justifica a los resacralizadores modernos que a través de las sectas y de las ofertas del new-age, hacen del tema su agosto.


La novedad del engranaje interseccionista.

Es en este panorama dónde hay que situar el elemento interseccionista que surge como nuevo modelo o paradigma de relación del animal humano consigo mismo y con el entorno. Se trata de una irrupción provocada por las actuales condiciones de complejidad del mundo, cuyas características principales son: 1- la desacralización producida por la ciencia, 2- irrupción de los nuevos sistemas imaginarios no religiosos de desdoblamiento y representación (fotografía, cine, televisión, internet...), 3- la explosión demográfica, 4- la urbanización creciente del planeta y 5- la geométrica aceleración de las interconexiones a través de las nuevas tecnologías de transporte y comunicación.

Este entramado o nudo de interconexiones e interdependencias desmonta el mito del sujeto absoluto, base de los principios monoteístas, y acciona los resortes duales e interseccionistas sobre los que se basa el nuevo paradigma de relación sujeto/objeto, del animal humano consigo mismo y con el mundo.

El mecanismo interseccionista es un metáfora extraída de Fernando Pessoa, quién la aplica en el llamado Interseccionismo, una especie de movimiento vanguardista inventado por él mismo y del que participó también su amigo Mario Sá de Carneiro y el pintor Santa Rita Pintor, así como su heterónimo Álvaro de Campos. Expresión única de este movimiento fueron los dos números de la revista Orpheu, aparecida en 1914 y dirigida por Pessoa. Movimiento que duró escaso tiempo y que acabó definitivamente con el suicidio en París de su íntimo amigo Mario Sá de Carneiro.

Lo interesante del recurso pessoano a la Intersección es la manera clarificadora en cómo se explica el proceso creativo de la percepción (y de la creación poética en el caso de Pessoa), fruto de una constante intersección entre los planos subjetivos y los planos objetivos, la cual crea un tercer plano distinto y con personalidad propia, es decir con un sujeto propio, plano que “trasciende” a los dos originarios. A este plano se le podría llamar como un nuevo “sujeto intersección”, ya que siendo un plano nuevo que resulta de la intersección, “actúa y habla” con voz propia, distinguiéndose de los sujetos/objetos originarios. Estos mecanismos son muy explícitamente puestos en práctica en el poema Chuva Obliqua, publicado en la revista Orpheu nº 2.

Al juntar elementos subjetivos con elementos objetivos para trascenderlos luego en una opción de realidad activa que los supera y los explica, de alguna manera este plano intersección se muestra capaz de ser o generar Mito. Así lo hace el mismo Pessoa en toda su obra (convirtiendo, por ejemplo, a Alberto Caeiro, uno de los heterónimos, en su propio Maestro). Pues ¿qué otra cosa son los heterónimos sino “mitos”, personajes míticos inventados por el mismo autor, capaces de crear su particular estructura mítica –fundadora de la constelación Pessoana?

El proceso interseccionista consiste pues en interiorizar los dos polos subjetivo y objetivo de la percepción –normalmente separados por la relación interior/exterior–, creando una polaridad dinámica e intercambiable dentro del plano de la mente. El sujeto, hasta ahora único rey de los interiores subjetivos, se desdobla en dos incorporando los planos objetivos de la sensación, y en este espacio interior polarizado de la conciencia tienen lugar las intersecciones.

En realidad, el mecanismo interseccionista produce un doble movimiento de desdoblamiento: el del plano sujeto y el del plano objeto. Es decir, de entrada se obliga al sujeto a desdoblarse en dos, en sujeto y objeto al mismo tiempo, algo que hasta ahora ha sido tabú. ¿Desmontar el principio de identidad? ¡Pecado mortal! Aplicado al pensamiento metafísico, es partir por dos a Dios, con lo que se le saca toda su autoridad. Desde el punto sociológico, es relativizar la propiedad privada, gran anatema. Desde la perspectiva individual, significa desmontar el mito de la personalidad egoica, que de pronto se ve como mínimo dualizada (y como se verá, multiplicada ad infinitum por el efecto especular de todo desdoblamiento). Eso es lo que hace Pessoa con los Heterónimos (de ahí su carácter precursor). Psicológicamente, es reconocer la dualidad consciente/inconsciente, yo/sombra, masculino/femenino, etc, lo que permite rebajar o normalizar los mecanismos proyectivos, que encuentran por fin a alguien dentro de sí mismo donde proyectar sus zonas oscuras e inconfesables –o, dicho en otras palabras, abriendo un espacio de autoproyección y, por tanto, de aceptación de las diferencias y las contradicciones propias. Respecto a la mitología, significa desheroizar al Héroe, que de pronto se encuentra cuestionado y reflejado en dos, lo que paraliza sus ímpetus expansivos y conquistadores. Volviendo a la metafísica, el Uno se hace Dos, el Espíritu se hace Materia, lo Absoluto concreto, lo Abstracto real, lo Sagrado banal, etc. Introduce un factor nuevo e inesperado de complejidad, la Paradoja, manera de indicar la coexistencia de dos opuestos, que penetra en lo más íntimo del Ser. Y la Paradoja, actúa como una especie de fuente de energía, capaz de producir emociones dónde antes sólo había dogma y aburrida afirmación; dinamismo creativo dónde antes sólo había eterna repetición de lo mismo; y se dota de emoción trascendente.

El desdoblamiento del plano objetivo añade valor de sujeto al objeto, que ahora también habla, se expresa, pide ser considerado de tú a tú. De alguna manera, a la desacralización del sujeto le corresponde una curiosa sacralización del objeto, abriendo la posibilidad de una mitología o metafísica del Objeto, hasta ahora relegado a un papel secundario en el imperio del gran Yo identitario. Esto obliga a revisar todos los sistemas de relación habidos hasta ahora con los demás animales del planeta, con las plantas y con la misma tierra. Igualmente, el Otro, visto hasta ahora como enemigo o como alguien a quién sojuzgar, comprar o poseer, adquiere un nuevo status de igualdad radical, que nos obliga a tratar con los demás monos humanos como si fueran seres tan libres y soberanos como lo podemos ser nosotros mismos.

Este doble desdoblamiento del sujeto y del objeto dispara un mecanismo de intersección a múltiples bandas, que el efecto especular permite multiplicar sin límite alguno, y cuya función se revela como Creadora. La producción creadora de la intersección se despliega a través de una extensa gama de intensidad, desde las emergencias más pegadas a la banalidad cotidiana hasta las más altas pretensiones del impulso creador. El Arte surge de esta dinámica, igualmente sometido a un amplio espectro de grados de intensidad. Lo más novedoso es tal vez la capacidad de crear Mito, algo hasta ahora reservado a la accción del Tiempo y de los sujetos colectivos. Y si crea Mitos, crea dioses, universos, mundos, modelos, sistemas... A un nivel más abstracto, la intersección entre Espíritu y Materia, entre Idea y Cosa, crea lo nuevo numinoso, espíritu dotado de realidad.

Habría que incidir aquí sobre otro de los efectos de la intersección de gran importancia, como es la abertura que genera de los indispensables planos, campos o “espacios de intersección”, es decir, el lugar dónde la intersección sucede. Dónde antes sólo había la presencia del Uno, del sujeto solo, se abre ahora un espacio. Con el fórceps del desdoblamiento, abrimos espacios interiores. En realidad, estamos reproduciendo el mismo mecanismo fundacional por el que surgió la consciencia: cuando los primeros homínidos se distanciaron de si mismos proyectándose en el entorno, abriendo un espacio (el primigenio espacio imaginario) que desde entonces ha sido el laboratorio cognoscitivo del mono humano. Este espacio inicial de la consciencia constituye lo que ha sido el Alma colectiva de la especie, con toda la complejidad metafísica y mitologizante de sus mecanismos interiores. Pero lo que sucede ahora es que la abertura del espacio de consciencia o de intersección, se produce al nivel del sujeto individual, con lo que permite crear “alma individual” –mientras que antes solo había la posibilidad de identificarse con un alma colectiva (siendo cualquier aventura individualizante caer en el puro ostracismo, cosa que evidentemente ocurrió en tantos casos).

El “alma individual” se constituye así en el espacio propio de cada uno dónde tienen lugar las intersecciones, de dónde surgen los nuevos mitos inventados, dónde nacen, viven y mueren los dioses particulares de cada uno, dónde la paradoja reina y nutre de una nueva energía emocional todos estos procesos creativos. A más intersección, más creación y más alma. El carácter paradójico de estas pulsiones que tienen lugar en todo el espectro de los posibles campos humanos (desde la fisicidad psicológica más elemental hasta las más refinadas elaboraciones de lo Abstracto) convierte a esta “alma individual” en algo numinoso, lleno de misterio, al que cada uno le puede dar los significados y las trascendencias que le apetezcan –aunque la pretendida duración eterna de la misma no deja de ser un mito de origen religioso que persiste colándose en la paganidad interseccionista (a no ser que en esta zona-laboratorio del alma individual dónde tienen lugar los desdoblamientos y las intersecciones, se produzca el famoso “chispazo alquímico” que da vida a lo nuevo nuevo…)

De alguna manera, hemos democratizado y bajado al campo de lo individual lo que anteriormente era sólo incumbencia de las más altas autoridades políticas y religiosas, así como de la misma acción del Tiempo, gran hacedor de todas las manifestaciones de la realidad. De este modo el Tiempo, a través de la intersección subjetivada, entra también en la dinámica creativa individual, es decir, entra en los dominios íntimos de la conciencia. El Tiempo se hace Tiempo Consciente al aliarse a este espacio íntimo interior. Deja de ser la medida objetiva de la sucesión exterior de las cosas, y surge y actúa como lo que es: la fuente primordial de energía y transformación. Llegar a entender los misterios del Tiempo actuando en la subjetividad de los espacios intersectivos es la gran incógnita del proceso interseccionista, y seguramente será la consecución de este logro lo que pueda despertar algún día la verdadera potencialidad creativa y civilizadora del mono humano.

jueves, febrero 09, 2006

Época de cambios

Querido bloguero, ante la actual situación de época de cambio que según parece estamos viviendo (no me lo invento, nos lo dice la tele a diario, y los periódicos parecen todos insistir en lo mismo) veo dos posibles posiciones: 1- la que dice que vivimos cambios más o menos normales, tal vez un poco más acentuados y en algunos aspectos profundos, pero sin representar ningún salto cualitativo en cuanto a los aspectos básicos de la vida, y 2- la que dice que son tan radicales, que más que un cambio de época, nos hallamos ante un cambio de cultura o incluso de civilización, lo que explica la espectacular y compleja tumultuosidad del momento.

Mi tendencia es inclinarme por la segunda opción, apoyando a los que sostienen que dichos cambios tienen que ver con el final de un largo período cuyos inicios habría que buscarlos en... ¡el Neolítico!

¡Vaya por dónde!, dirá el bloguero, ¡y no es atrevida la opinión y gorda la palabra!.... Pero el principal atractivo de la idea es que, aparte de dejarse decir en un blog (a palabra gorda, brocha gorda), permite imaginar o soñar con la radicalidad de un final de época de importantes características: fin de los viejos sistemas de relación de los humanos consigo mismos y con el entorno (los propios instaurados por el Neolítico –valga la palabrota redundante–, basados en el sistema afirmativo-posesivo i conquistador) y nacimiento de un nuevo modelo de tipo interactivo, interdependiente e interseccionista entre los dos polos sujeto y objeto. ¿Sueño o realidad? That’s the question...

He aquí algunos síntomas de este colapso del Neolítico: a) la urbanización que nace con las primeras aldeas llega hoy a su paroxismo con la urbanización del planeta entero; b) al colapso ecológico que representó el final de las glaciaciones con el consiguiente cambio de formas de vida, le corresponde hoy el colapso provocado por el desarrollo humano que está derrumbando y transformando los entornos y sus equilibrios ecológicos; c) la carrera tecnológica que se inició con las nuevas formas de vida sedentaria, llega hoy también a su paroxismo, alcanzando cimas insospechadas de poderío y capacidad de transformación; d) la guerra como dinámica colectiva y estructurada de relación y conquista, y que nació con los primeros estados y civilizaciones, alcanza hoy un delirio catastrofista que pone a la misma humanidad contra las cuerdas; e) el sistema jerárquico piramidal que ordenó las primeras mitologías y estructuró lo social, ha alcanzado en la actualidad una altura de tales dimensiones que lo único que cabe esperar es: o su derrumbe por natural acoso y derribo de la realidad, o su disolución en una estructura compleja y reticular organizada jerárquicamente sólo en cuanto a su coordinación técnica, sapiencial y administrativa; f) desde el punto de vista individual y psicológico, la crisis del Neolítico sería la crisis del sujeto y del principio de identidad, carcomidos por el virus de la fragmentación, con el asalto de los ejércitos inconscientes a los baluartes del ego consciente (o del sujeto predicativo), cada día más incapaz de mantenerse en su centro de poder.

Estos colapsos, derrumbes y transformaciones, hacen pensar que en efecto nos hallamos ante una situación de crisis autodestructiva generalizada que sin embargo está asimismo afectada por los factores emergentes propios de un mundo cada vez más habitado, conectado, interdependiente y complejo.

Destrucción y creación serían las dos pulsiones unísonas y complementarias que inciden y hacen tambalear las estructuras hasta ahora vigentes. Lo viejo (el modelo monoteísta, afirmativo y unilateral) se cae, se tambalea, chilla de indignación ante su muerte anunciada, se resiste a morir o muere matando, acabaría con el mundo entero si se le dejara, ataca, guerrea... Muere, en fin, con las botas puestas. Lo nuevo (el modelo complejo, fragmentado, semi-inconsciente, contradictorio e interseccionista) hierve, burbujea, emerge sin emerger, se hace llamar y querer sin mostrarse jamás, aparece, observa, destruye y desaparece, y a lo mejor está ya ante nuestras narices y ni nos damos cuenta.

Lo viejo está archidefinido, se lo conoce de pé a pá, es gratis y no cuesta nada caer en él y dejarse arrastrar por su inercia, lo utilizan partidos, clubes de fútbol, nacionalistas, curas, sectas y religiones, tiene sus manuales, sus mitos y sus héroes. Su colapso, sin embargo, lo carcome por dentro, sus edificios y jerarquías se caen a trozos de viejo, y a su muerte se le dedican ensayos, novelas, óperas, películas y suicidios públicos. En cuanto a sus mitos y héroes, ya sólo se sostienen gracias a la impostación histérica.

Lo nuevo todavía no está definido, es caro y difícil, nadie sabe cómo formularlo y los intentos se quedan en meras palabras. Nadie ha construído sus edificios, sus modelos aún no se sostienen, no tiene novelas ni obras de teatro, y sus mitos están por llegar –y si acaso han nacido, nadie los conoce. Al carácter heroico de lo viejo le sucede el carácter no-heroico de lo nuevo. ¿Cómo serán entonces los héroes no-heroicos de lo nuevo por llegar? (o, lo que es lo mismo, ¿cómo será la fuerza de lo no-heroico?). Por cierto, si el Tardo-Neolítico se acaba, ¿cómo se llamará el nuevo período que le sigue? Buena pregunta..., para definirse como tal, tardó más de diez mil años..., ¿cuántos nos tocará esperar a nosotros? ¿Cinco mil, dos mil...? ¿Pero acaso habrá nuevo período?... ¿Se llamará Post-Neolítico?... ¿Cuánto durará la etapa intermediaria que lleva del uno al otro?... Preguntas y misterios, sonrisas, conjeturas, sueños y sospechas...

¿Será sensato lo que digo?...

miércoles, febrero 08, 2006

El sentit no-tràgic de Catalunya: país-regió o nació-no-nació.

Una sort tenim els catalans i també, per descomptat, la resta dels espanyols, i és aquesta constatació, jo crec que òbvia i ben evidenciada durant els últims esdeveniments polítics, del sentit pragmàtic i essencialment no-tràgic del caràcter català, que ens permet dir que Catalunya és a la vegada país i regió, o, dit amb altres paraules que estan més de moda, una nació-no-nació. Un sort que tanmateix és la nostra desgràcia, com es veurà, pel simple motiu de no saber-ho portar bé.

En efecte, l’anomenat “debat estatutari” ha posat de relleu que sota les declaracions grandiloqüents i magnificades dels parlamentaris catalans que van aprovar el projecte d’Estatut s’hi amagava un dissimulat pragmatisme més o menys explícit en uns (PSC i IC) i subreptíciament amagat en els altres (ER i CiU). D’entrada, la sensació històrica de viure una afirmació sobiranista va embargar a la globalitat dels polítics –fins i tot un perdut Piqué va voler sortir a la fotografia que pretenia immortalitzar la jornada, enlluernat sens dubte pels espetecs d’una declaració quasi bé constituent.

Més tard, però, espantats i conscients de que s’havien passat de rosca, van anar tots en bloc a les Corts mostrant la faceta més espanyola possible d’un projecte que tan poca referència feia a Espanya. Inmediatament va començar la negociació, sota el foc creuat de la pressió Pepera i dretana, negociació que no era més que un pur i dur regateig per veure què era el que es podia salvar del text aprovat.

Tothom estava d’acord en què les coses acabarien en un “fifty-fifty” on amb paraules ambígües s’hauria de dir que tant havien guanyat els uns com els altres. Curiosament, però, i aquí és on es demostra aquest caràcter pragmàtic del català, la puja en aquesta etapa de la negociació no va ser a l’alça (com va ocórrer en l’anterior etapa pre-Parlament) sinó a la baixa, conscients de la direcció de per on anaven els trets. I la sorpresa la va donar el representant de CiU el qual, baixant de sobte del burro, és a dir, del seu discurs de màxims fins llavors enarborat, fixa un sostre de mínims basat en el més pur realisme polític que va descolocar a tothom –tot apuntant-se el tanto de la centralitat pragmàtica.

S’acceptava així aquesta contradicció congènita de Catalunya que diu que tot i sent un país amb pretensions de cultura i entitat pròpia, no deixa de ser una regió espanyola integrada en el conjunt autonòmic. O, dit, en altres paraules, una nació, com li agrada declarar-se, que a la vegada és una no-nació.

Aquest pragmatisme contradictori, ambigu i adaptatiu a les circunstàncies del moment és la característica principal que permet definir al català estàndard com una figura no-tràgica (i que en alguns casos extrems, com els viscuts aquests dies, esdevé bufa). És també allò que explica aquestes dualitats estranyes i perverses que sorprenen a més d’un, com és aquesta manera de voler defensar el català imposant-lo com qui diu d’amagat, dissimulant la seva aplicació en una ambigüitat legal que fa que aparentment no s’imposi allò que es vol imposar, o viceversa, que es vulgui explícitament imposar tot sabent que la legalitat –i el sentit comú- no ho permet (com la famosa agència d’implantació monolingüística que multa als colmados, botigues i botiguetes que no rotulen en català). Amb només quatre dits de front es comprèn que aquesta política, dirigida a la galeria nacionalista, no aconsegueix altra cosa que debilitar el català. És aplicable aquí la famosa teoria de les llengües igual a tetes (millor mamar de dues mamelles que d’una sola), etc.

És a dir, es constata un pragmatisme contradictori i ambigu que es manifesta en positiu i en negatiu, molestant als uns i als altres. Com és lògic, això li confereix un caràcter bàsicament no-tràgic, com abans s’ha esmentat, cosa que, em sembla a mi, és allò que més molesta als seus detractors. Per a la dreta espanyola, per exemple, és molt més proper i fàcil tractar amb l’intransigència del nacionalisme vasc, que diu les coses pel seu nom i s’afirma en tota la seva virulència, que no pas amb l’ambigüitat pragmàtica i contradictòria del catalanisme clàssic.

Ara bé, és precisament aquesta ambigüitat explícita i dissimulada allò que ho empastifa tot i dificulta tant distanciar-se i distingir entre les postures declaradament nacionalistes i les que tot i sent catalanistes, no es consideren nacionalistes. Dificultat que genera tensions innecessàries i que tant molesta als qui són d’una filiació o de l’altra –i molt especialment, als no nacionalistes.

Crec que l’única solució a aquest problema seria afirmar d’una vegada per totes, clar i català com es sol dir, el caràcter contradictori –però no ambigu- de Catalunya sense voler enganyar ni als de dins ni al de fora. És a dir, un catalanisme que es declarés explícitament i de veritat català i espanyol a la vegada, que defensés les dues pertanyences com compatibles i complementàries, que tot defensant la pervivència del català, tingués la mateixa estima i consideració per la llengua catalana que per la castellana. Amb aquest simple plantejament de partida, realista i pragmàtic, el catalanisme seguiria sent contradictori i positivament no-tràgic (de manera que seguiria molestant a la dreta espanyola mono-pàtrida i heroica, però també a la dreta catalana igualment mono-pàtrida, ambígua i mono-lingüística), i a la vegada podria abandonar definitivament aquesta perillosa ambigüitat esmentada que converteix el sa pragmatisme en un antipàtic joc infantil i pervers de dissimulació i regateig.

lunes, febrero 06, 2006

Maragall, político contradictorio.


La principal virtud de este político tan discutido como polémico es, a mi modo de ver, lo que molesta tanto a todo el mundo: su profundo carácter contradictorio. Sabido es que cuando dice alguna cosa, siempre hay alguien que se muestra ofendido hasta lo más profundo de su ser. Pero lo curioso es que los ofendidos se encuentran en toda la gama del espectro político, desde la derecha a la izquierda, y desde los nacionalistas de un signo a los del otro signo identitario. Si algo no soportan los políticos estándares de nuestro país es la posición contradictoria que se atreve a defender dos conceptos aparentemente opuestos. Un día se declara catalán empedernido, y el otro español hasta la médula. Dice amar Cataluña tanto como ama España. Claro, nadie se lo cree. Es federal y autonómico a la vez. Independentista y garante de la unidad de España. Y los defensores del orden monotemático se indignan ante lo que consideran inadmisible, infumable o incluso perverso. Pero insisto, el espíritu contradictorio de Maragall es lo que, a mi modo de ver, lo convierte en uno de los políticos más interesantes del país.

Si alguna cosa habría que reprocharle en los últimos tiempos, es que no insista tanto como antes en declarar su constante profesión de fe contradictoria. El cargo de Honorable lo ha inclinado claramente hacia el lado “nacionalista catalán”, como una barco escorado hacia estribor, olvidándose de que los de babor no pueden estar todo el día agarrados a la barandilla para no perder el equilibrio. Es lógico que los que se hallan en este lado muestren signos de enfado e impaciencia.

A mi modo de ver, el problema está en que Maragall no es realmente consciente de los altos valores que representa estar en perpetua contradicción. Incluso es posible que algunos consejeros le hayan aconsejado que centre sus planteamientos, aterrorizados por las reacciones que provoca. ¡Fatal error! Su misma situación de presidente de un gobierno tripartito cuyos socios están en clarísima oposición jugaría a su favor, si realmente se atreviera a defender a cara descubierta la cuadratura del círculo de la flagrante contradicción sobre la que se sustenta. Pero se equivoca cuando quiere contentar a los unos y se olvida de los otros. La contradicción es un valor al alza que sólo da sus frutos cuando se la reivindica sin recato alguno y se la exhibe con convencimiento y feroz orgullo -y, como és lógico, se responde consecuentemente a su doble compromiso. Es entonces cuando el espíritu contradictorio se revela no como una debilidad sino como lo que realmente es: la única manera de dar hoy en día en el clavo toreando a cara descubierta y con valentía la complejidad contradictoria del mundo.

Lástima que la blandenguería monotemática y mononacionalista de los unos y de los otros obligue a los políticos contradictorios a escorarse “como Dios manda”, siguiendo los dictados de las razones únicas...

jueves, febrero 02, 2006

L’ENGANYIFA NACIONALISTA

Si per alguna cosa ha servit l’actual desenllaç de l’Estatut, és per mostrar amb tota la seva cruesa l’enganyifa nacionalista. Crec que s’ha fet evident que l’actitud nacionalista és una rèmora pesada i avorrida, un llast que els catalans estem obligats a arrossegar com si fos una creu d’aquestes que s’enganxen a l’esquena i que no hi ha manera de treure-se-les de sobre.

Un catalanisme ben entès, en el sentit d’acceptar la realitat de que Catalunya pertany a un país anomenat Espanya, que tenim la sort de parlar dues llengües, que és una mostra de sensatesa i de simple intel.ligència estratègica buscar la complicitat d’aquestes dues llengües, respectant per un igual els seus parladors, un catalanisme que acceptés aquestes simples evidències i fos conseqüent amb elles, hagués arribat igualment al mateix acord d’Estatut que s’ha arribat sense haver fet el deplorable espectacle de les lluites caïnites entre els partits, les empentes i la carrera per veure qui és el més llest, i sense haver-se enemistat amb mitja Espanya. Potser la dreta cavernícola hagués mostrat igualment la seva calanya, però amb molts menys arguments per sostenir-la.

La recerca de més descentralització, de més autonomia política i administrativa, de més mitjans financers i de més reconeixament identitari s’hagués aconseguit igualment i amb més facilitat si s’hagués acceptat que som catalans i espanyols a la vegada. Tan difícil és acceptar la realitat? Tant costa a la gent tenir no una sinó dues nacions? Tan enganxats estem a la mono-fixació identitària? Sembla que sí…

És com si els polítics a Catalunya s’haguessin acostumat a tenir per necessitat el nacionalisme. L’obsessió mono-temàtica dels anys de pujolisme ha penetrat tant a les seves entranyes, que ara no poden deixar d’usar els mateixos tics, els mateixos desprecis, les mateixes pretensions de ceguera política i visceralitat unilateral. La puja entre els dos partits que es defineixen com a nacionalistes ha arrossegat als altres i aquests no saben o no volen desenganxar-se. Ho faran ara que l’enganyifa s’ha fet evident? Aprofitaran l’ocasió per veure les coses clares i posar d’una vegada el dos sobre l’u?... Ho dubto…