jueves, agosto 07, 2014

Explosivo verano en Cataluña y Palestina



El lector familiarizado con las entradas de este blog sabe de sobra que uno de sus principales cometidos es abrir ventanas a la actualidad política gracias a los diálogos siempre tan certeros y ocurrentes de los dos futurólogos amigos míos que pasean a diario por la playa. 

Lamentablemente, mis ocupaciones teatrales con los títeres me impiden acudir con frecuencia a su encuentro, y hace ya muchas semanas que no sabía nada de ellos. Pero tras las últimas noticias de los periódicos, y aprovechando mi regreso a Barcelona, no he podido resistir la tentación de acudir a la cita de la playa para conocer de primera mano sus opiniones al respecto.

- ¿Qué me decís del caso Pujol? -les lanzo a bocajarro, consciente de que el notición local del verano no es otro que el escándalo confeso del ex-President.

- Ha sido una bomba, Rumbau. No esperábamos algo tan tremebundo. Desde luego, cabía sospechar jugadas y sobresaltos, pero esta carga situada en la línea de flotación de quién ha encarnado el nacionalismo catalán, Convergència, ha sido tan inesperada como espectacular.

- ¿Entonces consideráis que el "proceso" ha sido tocado y hundido?

- Sí y no -contesta Mercadal, con ganas de matizar las palabras de Bastides-. Esta bomba es para nosotros una arma de doble filo. Explota en las narices de Convergència y del proceso soberanista, pero sus efectos van más allá y salpican a todo el mundo. Lo que más nos excita de la situación es que nuestras predicciones sobre los grandes cambios en la estructura del país, que preveíamos para unas décadas más tarde, se están acelerando a una velocidad de asombro. A la corta, crea confusión en los independentistas, y da aliento a los defensores del estado único, pero a la larga, dispara las expectativas de cambios radicales que van más allá de Cataluña. ¡Rumbau, nos acercamos a pasos forzados hacia la FEAA, la Federación Española de Autonomías Autodeterminadas!
Conozco bien esta predicción de mis amigos, una de las más polémicas, pero a la que se agarran como si en efecto ya lo hubieran visto. 

- ¡Pero si todo el mundo dice que las cosas están más complicadas que nunca para los independentistas! Además, es  Cataluña la que ha hecho el paso de solicitarse como soberana, mientras que las demás comunidades no dicen ni mu.

- Tienes razón, Rumbau, pero esta solicitación de Cataluña no bajará, al seguir avanzando pero por derroteros de más complejidad. Una ley imbatible dice que lo simple acaba estrellándose contra la realidad, siempre compleja. Y los planteamientos independentistas son todavía demasiado simples. Necesitan derrotas previas para curtirse y entrar en los laberintos del caso. Transformar un estado como el español, con tantos siglos de inercia autoritaria, no se hace en un año ni en dos. Aquí hay mucha ingenuidad de los catalanistas. Pero lo que no entienden sus opositores, o hacen ver que no entienden, es que nos hallamos ante una afirmación que va más allá del nacionalismo clásico. Fíjate que el recurso de los unionistas es hablar constantemente de nacionalismo, pues saben que hoy en día no hay espacio para afirmaciones de esta índole. Claro que ellos también son nacionalistas, pero al tener un poderosos estado a sus espaldas, se consideran justificados y pueden decir que no lo son. Lo que ocurre en Cataluña tiene más que ver con la idea de soberanía, que es diferente. Se trata de una afirmación de nuevo cuño que todavía no ha recibido un nombre correcto, pero que tiene mucho recorrido por delante, en un mundo donde los estados grandes se están convirtiendo en implacables máquinas de estrujar a la gente. Y a nadie le gusta dejarse estrujar.

- Bueno, esta afirmación aquí la llaman Soberanismo...

- Sí, y es lo más correcto, pero deberá vestirse de nuevos ropajes para tener éxito y enfrentarse al poder de los estados. Se lucha hoy entre dos tendencias muy claras: la inercia de las élites estatales, bien apoyadas por la banca y los intereses financieros, en sostener y aumentar su poder sobre la población, y la resistencia de ésta en minar este poder y substituirlo por instancias intermedias que permitan respirar a las personas. Es una lucha sin cuartel que permite muchos disfraces de sus contendientes y que plantea una disyuntiva clara: ¿dónde debe estar la soberanía: en las personas o en los estados? Por eso la afirmación soberanista catalana sólo tiene futuro si se desprende de los viejos ropajes nacionalistas y se suma a los movimientos paralelos que van surgiendo por la Península en la misma línea de afirmación particular. ¿Acaso la irrupción de Podemos no tiene que ver con este deseo de afirmación soberana de las personas frente a los intereses de las élites? Y el resultado final de esta contienda, en el caso de que la balance se incline por el lado de la gente, no puede ser otro que la anunciada FEAA. Es decir, poblaciones autodeterminadas, también las podríamos llamar "soberanizadas", que colaboran y se coordinan entre sí para solucionar la logística de la complejidad global. ¿Y por qué no dejar que los particulares se organicen como quieran y le dé la gana? De ahí que nosotros veamos incluso la emergencia de monarquías temáticas, perfectamente asumibles hoy en día...

- ¡Caramba! Esto suena casi a programa político...

- Son las tensiones del día. Por cierto, que el caso de Pujol es un ejemplo de disociación bipolar extraordinario. Confirma nuestra tesis de que Catalunya es un país doble que vive profundamente la dualidad.

- Sí, doctor Jekyll y míster Hyde a la catalana...

Sardanas en la plaza de toros de Ceret.
- El tópico tan manido del seny y la rauxa, ¡de pronto encarnado en el mismísimo President! Había la sospecha, pero ha dejado a todo el mundo patitieso. Para nosotros es muy interesante analizar esta dualidad asumida con tanta rotunda naturalidad. Incluso considero que habrá un antes y un después de este escándalo. Cataluña ha vivido siempre un poco engañada por sus propios mitos, pensando que era Una en su catalanidad exclusiva, y este desvelamiento abrirá los ojos a muchos. Aquí hay muchas lecciones a aprender e incluso podría decirse que la inmolación de Pujol en su confesión y auto-condena abre las puertas y deja en libertad a la dualidad catalana. No me refiero a la patología bipolar de decir y hacer lo contrario, sino a la sana dualidad de aceptar ser dos cosas distintas a la vez. Pujol, con su sacrificio, nos da permiso para que seamos libremente dobles, sin dejar por ello de ser catalanes. Así, la alteridad propia de lo catalán, que es lo español, tiene de pronto natural cabida. ¿Significa eso que se acabó el soberanismo? En absoluto, pues ahora puede sustentarse sobre bases sanas y robustas, al aceptar las pluralidades de identidad en su seno. Se abren las puertas a una madurez civilizacional que ya no tiene nada que ver con los antiguos nacionalismos que daban carnets de catalanidad. Todo lo cual no hace más que acentuar la impresión de los profundos cambios que estamos viviendo. ¡Es como si el futuro se nos echara encima, Rumbau!

- Optimistas como siempre...

- Sí y no. Pues las consecuencias de estos cambios acelerados son los enormes peligros de desestabilización. Fíjate que los estados, cuando se encuentran en peligro, no dudan en llevar a las sociedades al caos. Creen que hacerlo es una estrategia inteligente que siempre acaba beneficiando a quién tiene más fuerza. Y es verdad. Pero el caso es que en esta época de cambios tan radicales, también la misma noción de fuerza está cambiando. Gobernar el caos contemporáneo no está al alcance de los simples, sino que exige mentalidad compleja, que es caótica, y exige inteligencia. Y el caos sólo se deja gobernar cuando se hace carne con quiénes pretenden gobernarlo. Y un ejemplo es lo que está ocurriendo en Palestina.

- Sí, otra zona caliente, pero en la que los vencedores son siempre los mismos.

- Desde luego, pero hay que ver en estos casos los efectos que se cuelan por debajo. Las victorias de Israel son incontestables, y las derrotas de sus enemigos, colosales. Eso nadie lo duda. Pero al hundir a las sociedades atacadas, obliga a éstas a sobrevivir en condiciones de caos absoluto. Lo vimos en Líbano, con los bombardeos a los poblados del sur y a los barrios chiitas de Beirut, y lo volvemos a ver ahora con estas imágenes de Gaza destrozada. Se han ensañado con todo lo que más duele, con el objetivo confeso de traumatizar directamente a las poblaciones. Los resultados de esta táctica son la destrucción, pero aportan unas lecciones tremendas a los que consiguen sobrevivir. El caos se encarna en ellos, y una nueva mentalidad surge como si de una mutación se tratara. Lejos de provocar el fanatismo -con las excepciones obligatorias, por supuesto, muy buscadas por Israel y por sus fingidos enemigos, los países del Golfo-, acentúa la capacidad de entender la vida y el combate desde perspectivas caóticas y de infinita complejidad. Fíjate en los combatientes de Hirzbolá, se han convertido en unos especialistas temibles. Son los que han dado el vuelco al desarrollo de la guerra en Siria. Han aprendido directamente de los mejores maestros, el ejército israelita. Y lo mismo está sucediendo con los soldados de Hamás. Hoy por hoy, es Israel quién tiene la paella por el mango, pero está creando en sus propias barbas a temibles enemigos del futuro que un día pueden causarles serios problemas. Por eso te digo que la noción de fuerza está cambiando a marchas forzadas, y lo que hoy entendemos por imbatible, puede en el futuro ser la parte débil, cuando otros factores, los referentes a los temas del caos y de la complejidad, adquieran un mayor protagonismo.

- Tienes razón, Mercadal, pero son los grandes ejércitos los que más invierten en controlar el caos y en desenvolverse en estos temas. Fíjate en los americanos, unos especialistas con los mejores matemáticos trabajando para ellos. Y las matemáticas tienen mucho que ver con todo esto...

- Has dado en el clavo. Pero cuando las matemáticas se hacen carne, entonces su eficacia se dispara. Nada hay más incierto que el futuro, lo que nos obliga a revisar constantemente nuestras predicciones, pero también es verdad que no hay nada más libre que el futuro. Las variables son infinitas, de ahí la importancia de las imágenes. Una buena imagen fija un montón de variables, lo que ayuda no poco a la previsión. Modestamente, eso es lo que hacemos...

Una buena declaración de principios de mis dos amigos, extravagantes abuelos jubilados, a los que dejo en su tranquilo pasear por la playa.

miércoles, marzo 12, 2014

¿Encallados en el Tiempo? Ucrania, Oriente Medio y Cataluña.


Hace semanas que ardo en deseos de charlar con mis amigos de la playa. Los acontecimientos que marcan el ritmo de los días se amontonan desbocados y parece imposible hallar la distancia suficiente para entender mínimamente lo que sucede. Impresiones sin duda subjetivas y que responden al mirar corto de nuestro pequeño mundo en el que vivimos. Mis amigos futurólogos, en cambio, parecen situados en otro tiempo, el más dilatado de los paseos por la playa con el que suelen pasar el día, o al menos parte de él. Supongo que tal debe ser la razón que explica la distancia desde la que miran la actualidad, que para ellos no es más que el tapiz visible del Tiempo, en el que tan claro es ver el pasado como el futuro. Un tapiz que ellos ayudan a tejer en el día a día…

Los encuentro como siempre caminando donde rompen las olas, en dirección al Club Natación Barcelona y el Hotel Vela, y me sumo a su avanzar lento y meditativo. El día es fantástico, con un sol magnífico de primavera y sin pizca de viento, aunque la temperatura del agua del mar es fría.

- Supongo que estaréis muy ocupados con el alud de acontecimientos que nos han traído los periódicos estos últimos días…

- Ocupados e impresionados, pues hacía tiempo que no habíamos visto tales sacudidas…

- Os referís me imagino a lo de Ucrania, ¿verdad?

- Lo de Ucrania y lo de Cataluña, que sigue despertando nuestro interés. Pero también todo el Oriente Medio está viviendo un curioso período de reestructuración que nos tiene muy ocupados, al ver allí indicios de movimientos que parecen buscar nuevas direcciones, a pesar de las grandes dificultades que existen para que ello ocurra.

- ¿A qué te refieres?

Como siempre en los últimos meses, es Mercadal, el médico astrólogo, el que responde a mis preguntas, al estar Bastides inmerso en un mutismo que su compañero de playa califica de “visionario”, previo por lo visto a inminentes emergencias anticipatorias.

- Fíjate que Siria ha entrado en un punto muerto, que no lo es en verdad, pues por dentro las cosas no cesan de moverse, pero que en absoluto responde al guión que existía para esta crisis, consistente en una rápida derrota del régimen de los Assad. Otro dato relevante: en Líbano se ha llegado a formar gobierno, a pesar de la lluvia de atentados que cae en aquel desdichado país. ¡Algo insólito! Lo que significa que las cabezas se mantienen frías y serenas, y que habla de una determinación del bando sirio-chiita-iraní de gran calado. Son destellos fugaces del futuro de esta región los que surgen en estos momentos, y ojalá sean lo suficientemente potentes para que marquen algunos de los surcos del devenir, que no es otro que indicar al mundo los caminos del vivir plural que la zona encarna. Por eso siempre hemos considerado al Líbano como ese gran laboratorio donde se están forjando las herramientas del futuro político del mundo, allí donde las diferencias más radicales han aprendido a soportarse para, al cabo, llegar a entenderse, aunque aún les falta mucho para llegar aquí, desde luego…

- Pero la guerra en Siria no tiene tregua…

- ¡Una enorme desgracia! Fíjate que allí alguien quiso descongelar aquel país que la larga dictadura de los Assad había mantenido en estado de nieves perpetuas. Algún aprendiz de brujo, me dirás. Y es verdad. Pero por otra parte, con las velocidades que el tiempo está tomando en este siglo, ¿cómo se podía mantener semejante anquilosamiento? Imposible.

- Tienes razón en lo que dices. Visité Siria hace unos años, y me asombró el enorme control del gobierno sobre la sociedad, que parecía parada en el tiempo, aunque inquieta…

- De ahí el gran fallo y la gran responsabilidad histórica que deberá llevar sobre sus hombros el último Assad, al no haber comprendido que los tiempos ya no estaban para echarse en la tumbona sino que había que empezar a descongelar el país con arte y con paciencia, algo quizás en su día posible aunque muy difícil, dados los tirones del entorno. Los resultados de su pereza están a la vista: la fragmentación absoluta del país. Pero cuando lo que te rodea es puro campo de batalla, es muy difícil mantener la mente clara. De todas formas, la fragmentación es el destino de estos pueblos. Israel piensa que dividir es vencer, y también lo piensan los fanáticos sunitas del Golfo que han financiado estas guerras, pero el futuro de la región es precisamente su rica fragmentación. Que se maten entre si no es lo ideal, desde luego, pero es el camino hacia la multiplicidad consentida. 

- Es el problema de tantos países árabes de la región, que no han sabido evolucionar hacia democracias.

- Por eso es tan importante el acuerdo del gobierno del Líbano. Es evidente que no podemos hablar de una democracia en un sentido estricto y europeo de la palabra, pero llegar a acuerdos es la base de todo sistema democrático. Y eso es lo que llevan haciendo los líderes libaneses desde que acabaron con su larga guerra civil. Un parlamento, el suyo, en el que se sientan los mismos que había antes de la guerra y los mismos que se estuvieron matando durante la misma. ¿No es extraordinario?

Me cuesta entender su lógica pero debo reconocer que es cierto lo que dice: Líbano es un país diminuto donde los distintos pueblos, culturas y religiones que lo habitan deben ponerse de acuerdo para convivir en él. 

- Lo de Ucrania es algo que nos ha cogido a todos por sorpresa. O al menos a unos cuantos. Son estas bombas de relojería que se sabe que están ahí, que todos piensan poder controlar y que cuando menos te lo esperas, te explotan en la cara. Conflictos geoestratégicos clásicos, se dirá. Y es cierto. Pero fíjate en qué ha quedado el asunto: en un problema de cómo manejar la diversidad. Una diversidad muy compleja propia de un país limítrofe, que es donde puede haber más desgarros. Ni lo supieron hacer los antiguos gobernantes, ni parece que los actuales vayan a saber tratar las diferencias, con esta medida de sacar el ruso de lengua cooficial… 

- Yo creo que ha sido un claro choque de imperios: Europa y Rusia, que una vez más chocan entre sí, ¿no te parece?

- Tienes razón. Pero mientras Rusia sí se cree imperio y quiere seguir siéndolo a la manera tradicional, es decir, desde un poder central fuerte y altamente militarizado, Europa finge no serlo. Y en verdad no lo es en un sentido antiguo de la palabra, pues al ser una aglomeración de países, lo que manda en ella es el acuerdo, a pesar de que en los acuerdos mande Alemania. Europa necesita sobre todo inteligencia estratégica, en el sentido de saber muy bien lo que es y comprender que su misión en el mundo es “llegar a acuerdos”, pues tal es su función y su característica principal. Y es en los acuerdos donde reside su fuerza. De ahí que Alemania de momento es quién mejor ha sabido responder al desafío ruso. En vez de sacar los sables y preparar los fusiles, Merkel ha cogido el teléfono para dar un rapapolvo a Putin y a Obama. Los poderes militares se ríen de los teléfonos, pero a la larga, esos son los que salen ganando. La palabra hoy manda en el mundo, y quién todavía no lo ha visto, es que vive en el pasado. 

¡Caramba!, me digo ante los comentarios tan rotundos de Mercadal. Pocas veces lo he visto hablar con tanta contundencia. 

- Pero no hagas mucho caso a mis palabras, Rumbau. Piensa que nosotros vivimos más en el futuro que en el presente, y por eso tantas veces nos sorprenden arcaísmos que consideramos pasados de rosca, como es este delirio de querer controlar países como se hacía antes por la fuerza de las armas. Lo que nosotros vemos es que los poderes seguirán siendo tan fuertes como ahora y aún mucho más, si me apuras, pero con instrumentos de dominio más sutiles e indirectos. La palabra, los acuerdos y los números van a ser determinantes. Manejar la palabra, te parecerá absurdo a fecha de hoy, en que nadie sabe hablar, pero ahí está uno de los secretos del futuro. Hoy vivimos el guirigay de las emociones desatadas, que se venden muy bien en los mercados humanos, pero lo que se acaba imponiendo es la idea que se transmite a través de la palabra y de los números. Ideas nuevas y operativas, eso es lo que importa, nuevos sistemas operativos de la convivencia, que deben basarse en el caos y en el jolgorio de las contradicciones. Cuando se vive en un puro nudo gordiano, no tiene sentido el gesto de Alejandro: por mucho que uses la espada, el nudo persiste, pues lo llena todo. De ahí el error estratégico de Putin, si insiste en las viejas fórmulas…

- Pero mientras se van comprendiendo estas realidades, los ejércitos avanzan y ya han ocupado Crimea…

- Este es otro tema. Lo de Crimea estaba cantado. Y no creo que haya vuelta atrás. La única solución es dialogar con Rusia y dar a entender a sus gobernantes que o pasan por el tubo de la diplomacia alemana, quiero decir, europea, o acabarán pegándose tiros por la culata. Aunque pretender arrebatar Crimea a los rusos, me parece una insensatez. Ahí han fallado mucho los analistas del asunto. De todas formas, a la larga, el futuro de la región está claro: fronteras abiertas, acuerdos comerciales, nacionalidades dobles y triples… Esta es la civilización europea. Aunque las regresiones siempre están a la vuelta de la esquina y las calenturas emocionales gustan mucho de los conflictos bélicos. 

- Hablando de calenturas emocionales, ¿cómo estáis viendo el proceso catalán?

- Por suerte, lo veo frío. Quiero decir, que no hay arrebatamientos ni aspavientos nacionalistas demasiado visibles. Y esto es bueno para todos. 

- Tienes razón. Con todo lo que se ha dicho y publicado contra el llamado soberanismo, las reacciones han sido escasas y más bien frías. 

- Esto debe molestar a las élites españolistas de Madrid, que esperan las calenturas catalanas de las que tanto habló en su día Gaziel. Por eso es tan citado por unos y otros: los de Madrid, para ver si citándolo consiguen calentar de una vez a los catalanes y así se acaba el asunto. Y los de Barcelona, para aprender algo de lo que dijo aquel sabio periodista y mantener la mente fría. 

- De todas formas, ahora que se acerca Sant Jordi, ya se está hablando de movilizaciones. Y ha habido también manifestaciones por el tema de la lengua en la educación…

- Lógico, y por el momento, nada del otro mundo. Debo decir que el asunto catalán nos tiene muy ocupados y sorprendidos, incluso diría que se está convirtiendo en una especie de misterio que tiene a todos los observadores, de aquí y de afuera, en ascuas, pues nadie sabe a qué atenerse. De ahí el interés que despierta, pues si fuera un asunto claro, se le habría dado por zanjado desde hace tiempo. 

- ¿Qué quieres decir con eso de que es un misterio…?

- Parece claro y definitivo que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE. A esta conclusión han llegado todos los entendidos y mandamases locales y europeos. Pero si a pesar de ello, la mayoría de la población persiste en sus trece y vota independencia, la situación que resulta es harto complicada. Claro que se va a impedir la votación, pero no veo muy bien cómo se podrá prohibir que la gente vote sobre un tema que les atañe, aunque sea sólo para saber lo que se piensa. La legitimidad democrática es clara, y eso lo asumen también en Europa. Como también lo es la legitimidad del bando centralista, que se basa en la Constitución y en las votaciones en las Cortes. Dos legitimidades que se oponen pero ambas democráticas, desde el punto de vista de los procedimientos, pues en ambas pesan los votos. Junto a los votos, las razones. Cada lado con las suyas. De algún modo, la apuesta catalana tiene un objetivo claro: su pronunciamiento pide que Cataluña sea considerada como un sujeto político autónomo. Creo que es una conquista que en cierta medida ya se está logrando, aunque requiere formalización, lo que debería hacer una nueva Constitución abierta a cambios en el mapa político. Es decir, el asunto requiere negociación y acuerdos de cambio constitucional. Abrir las puertas a una verdadera descentralización del Estado. Y ahí es donde se rebelan las élites madrileñas, que ven cómo se les escapan las gallinas de oro de las que han chupado siempre. Pues una España verdaderamente descentralizada dejaría de ser España y acabaría convirtiéndose en lo que siempre nosotros hemos anticipado, la FEAA, la Federación Española de Autonomías Auto-determinadas. Es decir, España dejaría de ser sujeto para convertirse en adjetivo. Algo importantísimo para el conjunto, pues la marca española sigue vendiendo en el campo turístico, y nadie va a tirar por la borda este activo. ¿Significa eso que la Monarquía está condenada? Lo dudo mucho. Creo que los españoles, en su nuevo estado de liberación de las partes y por sus reconocidas inclinaciones folcloristas, gustarán tener a una corona que aglutine al conjunto, el cual necesitará obvias coordinaciones, con sus parlamentos y otras cámaras de representación política y popular. 

- Todo eso me suena a ciencia ficción, Mercadal, ya sabes lo que pienso sobre la FEAA…

- Y quizás tengas razón, pues el futuro no siempre aparece claro y son posibles los errores. Pero tanto Bastides como yo nos hemos anticipado al tiempo y ésta es sin duda una de las líneas más claras de evolución que aparece a nuestros ojos. Concuerda sobretodo con la tendencia dominante a la fragmentación que vemos por doquier, así como con el gran reto que a todas luces espera a nuestra especie: encontrar los sistemas operativos capaces de regular la convivencia de las partes con el todo, sin que el todo se coma las partes sin que las partes se maten entre sí y se coman al todo. Por eso se empiezan a ver laboratorios naturales por doquier donde tales cuestiones se plantean. El Líbano ha sido siempre y lo seguirá siendo el perfecto laboratorio donde la multiplicidad en oposición radical aprende a convivir. Europa lo ha sido históricamente, lo es ahora también y lo seguirá siendo. Otro pequeño laboratorio, más folclorista si quieres, es la Península Ibérica y España en concreto. Y lo que más nos anima a ver un futuro espléndido en cuanto a desmembración del conjunto con una rápida recomposición de las partes en un nuevo todo fragmentado, es la gran vocación turística que tiene nuestro país. Ya sabes que el turismo es nuestra principal industria. Pero fíjate: para que realmente cada comunidad, región o ciudad pueda alcanzar su cénit y cantar su do de pecho en materia turística, nada mejor que auto-determinarse y competir todos contra todos. Una competición que requiere coordinación y retroalimentación, pues nuestra pertenencia a Europa nos obliga a ello. 

- Caramba, Mercadal, veo que lo tienes muy claro…

- Hace tiempo que lo tenemos claro, aunque es lógico que el día a día nos traiga modificaciones y nuevos ángulos de vista, todos ellos sumamente interesantes, por supuesto. Pero las líneas maestras están trazadas. Una sorpresa fue ver cómo Cataluña tomaba la delantera y se avanzaba a tomar la plaza número uno donde veíamos a otras comunidades. Para nosotros ha sido como si la historia cogiera un atajo, conectándose al futuro con mucha antelación. Por eso es tan arriesgada la jugada catalana: se avanza en el tiempo para poner su pica de Flandes donde todavía nadie la ha puesto, y sin que las condiciones estén lo suficientemente maduras. Pero ¿cuándo llegarán a estarlo?... En este sentido, el acontecer es una página en blanco en la que cualquiera es libre de proponer su escritura, y si los catalanes han decidido tirar por ahí, pues a ver qué pasa. 

- Por lo que llego a entender, no veis tanto una Cataluña independiente como una Cataluña con un nuevo estatus y distintamente coordinada con España…

- Creo que esto es lo más lógico, y sería a lo más que pueden esperar los del “proceso”. Primero, porque nadie quiere salir de la UE, y segundo, porque la razón práctica indica que es la mejor solución. Siempre habrá otras razones más de tipo absoluto y de máximos, pero nunca alcanzarán la mayoría social del voto. En cambio, un nuevo encaje desde una posición reconocida de sujeto, arrasaría en las urnas. Por cierto, que tampoco lo verían tan mal el resto de los españoles, si se les explicara y dejara votar. Y, por otra parte, sería el primer paso para la realización paulatina de la FEAA, previa desmembración de las partes. ¿No lo crees así, Bastides?

El interpelado, que a lo largo del paseo no había abierto boca, nos miró aturdido, sin entender muy bien la pregunta. Sus ojos estaban en otro lugar, de ello no cabía duda. Quizás veía los futuros impensables de la FEAA en sus posibles evoluciones y gozaba de las originalísimas ideas que las nuevas autonomías auto-determinadas irán inventando para atraer a más y más turistas… No quisimos interrumpir sus visiones, y seguimos, Mercadal y yo, caminando, ahora en dirección contraria al Hotel Vela, con los pies donde rompen las olas del mar y las miradas puestas en el horizonte.


lunes, enero 06, 2014

Llegó el 2014. Crisis y soberanía.



En efecto, llegó este año curioso, por sus resonancias históricas y por su pretensión de ser un año bisagra, en el sentido de querer ser el fiel donde la balanza de la crisis se incline hacia la recuperación, y por ser un año decisivo en el pulso soberanista catalán.

Me dirijo a la playa para charlar con mis dos viejos amigos futurólogos, muy entendidos, como es lógico que así sea por su dedicación, en estos asuntos.

- ¿Qué podemos decirte de la crisis, Rumbau? Creo que todo el mundo está de acuerdo en eso: los que se creen el cuento de la recuperación son los que sienten irrefrenables deseos de que les sigan estafando con la misma alegría de siempre. Ésta es la recuperación, la de los bancos y la de las cifras macro-económicas. Piensa que escuchar cuentos y creérselos es muy humano, sobre todo cuando las cosas están mal. Y las nanas son muy bien recibidas por quiénes están cansados. 

¡Caramba con Mercadal!, nunca lo había visto así…

- Pero todo eso es normal, los poderes son los poderes, y hoy los vientos soplan por la popa, lo cual no es malo en sí: la aceleración del tiempo acelera la historia y los procesos, y a más velocidad, más fuertes son los castañazos que se pegan los conductores. De modo que la próxima crisis está más cerca de lo que nos pensamos, como es lógico que ocurra. Y eso siempre despertará nuestro interés, por supuesto.

- Y del proceso catalanista ¿qué me decís?

Sigue contestando Mercadal, pues Bastides lleva ya una temporada más bien callado y meditabundo. Sin duda procesando visiones del futuro que le llegan a raudales.

- Buena pregunta… Pienso que la afirmación soberanista ha conectado con algo que es muy de esta época, o mejor dicho, de la época en la que nos estamos metiendo. Me refiero a esta fuerza de un extraño individualismo que algunos han dado en llamar Sujeto, cuando éste se empeña en querer salirse con la suya. Aquí nos alejamos del viejo nacionalismo de siempre, el que responde a afirmaciones de raíces colectivas siempre ancladas en el pasado y que se caracteriza por su voluntad de excluir las diferencias. El soberanismo catalán que está despuntando mira más hacia el futuro, incluso diría que quiere anclarse en él. Claro que lo viejo sigue pesando, y que hay tendencias retrógradas que sólo piensan en el pasado. Pero la determinación de inventarse un futuro distinto y propio es la gran característica de este nuevo catalanismo que se postula como sujeto político, lo cual encaja con una tendencia muy propia de nuestra época y a la que es muy difícil resistirse. De ahí el susto cotidiano que se están llevando los que creen en una España eterna  e indivisible. 

- ¿Pero tú crees, Mercadal, que no estamos ante el nacionalismo de toda la vida?...

- Sí y no. Yo diría que existe una base muy sustancial de viejo nacionalismo del tipo que desprecia e ignora lo español. Pero junto a él, despunta y parece llevar la delantera ese llamado “soberanismo” que es muy consciente de que sólo puede triunfar si acepta como principio de partida y de llegada la inclusión de lo diferente. Es decir, si acepta la alteridad en su seno. ¿Y qué mayor alteridad puede tener el catalanismo que lo español? Exquisita paradoja, desde luego, pues la condición indispensable para que la apuesta catalana tenga éxito es que acepte su doble condición española, algo que a muchos les va a costar lo suyo…

- Ya una vez dijisteis algo parecido, y me parece difícil por no decir utópico que el nacionalismo catalán acepte que su alteridad sustancial sea lo español, con todo lo que ello representa…

- Ya he dicho que era una paradoja, exquisita y difícil, pero fíjate que sólo así la apuesta catalanista encontrará la fuerza necesaria para que tenga éxito. Por de pronto, si no afirma su dualidad intrínseca española, pierde la mayoría social, es decir, la mitad automática de los votos. Pero es que además, sólo llegará a entusiasmar a las nuevas generaciones, a las de adentro y a las de afuera, si la apuesta es seria de verdad respecto al tema de la diversidad: es decir, el catalanismo como garantía de respeto de lo múltiple y de la diferencia. Si el soberanismo catalán se sustenta sobre estos principios, ten por seguro que arrasa en sus pretensiones. Por eso desde Madrid buscan despertar, con sus constantes provocaciones, al nacionalismo de siempre, que conocen muy bien y con el que es muy fácil lidiar…

- Leía el otro día un magnífico artículo de Antoni Puigverd en La Vanguardia, creo que se titulaba “Bajo los tilos”, en el que citaba a Gaziel con una célebre frase suya que dice que cuando el catalanismo se calienta, encoge, en el sentido de que pierde fuelle y base social. 

- Y tienen toda la razón del mundo Gaziel y Puigverd, por eso es tan importante que la respuesta a los ataques fogosos del centralismo no sean los típicos calentones centrados en los agravios comparativos recientes o pasados, que producen encogimiento, malos modos y separaciones, sino que sus reacciones deberían ser una apuesta rotunda por el futuro y por la diversidad, incluida la más difícil de todas, que es la referida a la alteridad más íntima de lo catalán: lo español. 

- Por eso decíais el otro día que el retorno de los toros en Cataluña sería una jugada maestra, ¿verdad? 

- En efecto, así es, aunque tanta sutiliza política no la veo hoy por hoy. 

- Muy difícil lo estáis poniendo, Mercadal…

- Lo veremos muy pronto, y de ahí el gran interés de la época que nos ha tocado vivir. Si el catalanismo se sustenta realmente sobre este llamado “soberanismo” de nuevo cuño, basado en el deseo de convertirse en un sujeto político que ancla sus referentes en el futuro y en el respeto absoluto a lo múltiple y a las diferencias, creo que acabará saliéndose con la suya. Si, por el contrario, sólo habita en él el viejo nacionalismo de siempre y se deja calentar como decía Gaziel por las grandes contiendas a las que deberá enfrentarse, puedes dar por seguro que terminará vencido y mal. 

- Pero eso iría en contra de vuestras predicciones de futuro, que veían a todas las Comunidades Autónomas del país auto-determinadas…

- No lo creo, sólo sería un retraso de algo que se acabará imponiendo por el peso de los hechos. ¡Tiempo al tiempo! La descomposición de España es una evidencia innegable, y lo que estamos viendo ahora es una aceleración súbita producida por la crisis y por determinados destellos visionarios de algunas personas adelantadas. Pero si fracasa el “proceso”, como lo llaman algunos, no significa que no vuelva a haber otro después, que seguramente se iniciaría en otro lugar del mapa, lo que daría un descanso al catalanismo y le permitiría madurar hacia posiciones más adelantadas…

Aturdido, decidí dejar la conversación en este punto, vencido por la extraña lógica de mis amigos futurólogos, para los que el tiempo parece serles tan amigo, ansioso como está en que todo vaya rápido y a lo loco, para regodeo de los mismos.