sábado, enero 29, 2011

Egipto en movimiento

Este lunes debía tomar el avión para Egipto, invitado por un festival de teatro en Alejandría y luego para actuar en el Instituto Cervantes de El Cairo. Los acontecimientos de última hora, sin embargo, me han obligado a postergar este viaje que llevaba tiempo preparando y que me hacía tanta ilusión. Sigo al minuto las noticias que llegan del país del Nilo y veo emocionado las imágenes de la multitud cansada de vivir sometida al dictado de unas élites corruptas y endogámicas. Realmente, parece que las tiranías más o menos disimuladas de los países musulmanes empiezan a tambalearse. No sé hasta dónde llegará el movimiento de liberación que se vive en estos lugares, pero desde luego es emocionante ver como la historia se mueve a velocidades de vértigo. Un tema que suelo discutir con mis amigos de la playa, los futurólogos de la Barceloneta. Con ganas de hablar del tema, me reúno con ellos y los encuentro como siempre paseando por dónde rompen las olas.

Tras los saludos y entrar raudo en materia, Mercadal suelta lo siguiente:

- Fíjate, Rumbau, en la velocidad de los hechos. Esto es lo más sorprendente. Algo que venimos presintiendo desde hace años, pero que cada día nos impacta más y más. Cuatro simples días de movilización, uno de manifestación masiva, y el potentísimo gobierno egipcio se tambalea como un marinero borracho. Y eso sin que los grande grupos de la oposición, como los Hermanos Musulmanes, hayan intervenido para nada. Claro que motivos los hay de sobras, este pueblo lleva años, por no decir siglos, sometido y sufriendo bajo unos gobiernos corruptos sostenidos por las potencias. Digo siglos porque la historia de Egipto es muy larga, como sabes, y las inercias faraónicas deben pesar lo suyo. Pero todo tiene un límite. No sé dónde leí una vez que los egipcios son capaces de soportarlo todo, pero que cuando se hartan, explotan de verdad. Sucedió ya a finales de la sexta dinastía, cuando terminó el Reino Antiguo y se inició el llamado primer Período Intermedio, hace cosa de cuatro mil años. Los hijos y nietos de los constructores de las grandes pirámides arrasaron con los palacios de los faraones y fueron los primeros en saquear sus tumbas. En realidad, lo que hubo fue una revolución social de grandes magnitudes, seguramente una de las primeras de la historia, y el país quedó sumido en el caos o mejor dicho, en un proceso de fragmentación política total, que duró un siglo como mínimo. Pues ya lo has visto, la explosión llegó por fin y el volcán egipcio, tan temido y con los años tan menospreciado, ha entrado en erupción. Creo que va a salir mucho lava, es decir, mucha mala baba, y nadie sabe cómo acabará la cosa. Pero lo que es seguro es que habrá un antes y un después.

No hay que asombrarse por los conocimientos de historia de Mercadal, médico jubilado, astrólogo profesional y, como todo buen esotérico, muy entendido de todo lo del egipcio antiguo. Creo que incluso ha viajado al Nilo dos o tres veces. Bastides, que escuchaba muy atento, dice:

- Cierto, cierto, y considero también que hay que tener en cuenta el famoso discurso de Obama en Cairo, que provocó muchas sonrisas entonces pero que caló hondo en la imaginación de los pueblos de la zona. Ya dijimos entonces que eran palabras fundacionales, que marcaban una nueva época, a pesar del desprecio con el que fueron recibidas. Pues mira, a la chita callando han actuado por lo bajo y ahora se visten de una tremenda visceralidad callejera. Aquel discurso fue una carga explosiva de efectos retardados.

- Bueno, tampoco hay que darle tanta importancia a aquel discurso…

- No creas… Fíjate que si analizamos la revuelta actual, facilitada sobretodo por el uso de los nuevos medios de comunicación a través de las redes de Internet y de los móviles, verás que sus raíces están en esta modernidad que el discurso de Obama encarnaba. Aquí no han habido ni consignas políticas ni trasfondos ideológicos ni eslóganes antiamericanos: sólo un deseo visceral de cambio al que se suman todas las frustraciones de una clase media incipiente y de un pueblo harto de humillaciones. Lo que quieren los egipcios es gozar de las mismas oportunidades que tenemos nosotros en Europa y no entienden porque ellos deben ser ciudadanos de segunda, tercera o cuarta categoría. De pronto, el tema de la libertad y de la democracia se plantea como importante, lo que descoloca a los tiranos pero también a los oscurantistas religiosos.

- ¿No temes que los islamistas se puedan aprovechar para controlar el país?

- Claro que sí que lo intentarán, son mayoría y tienen derecho a hacerlo. Los Hermanos Musulmanes son un movimiento social moderado, y de sus cuadros puede surgir el mismo tipo de dirigentes que tiene Turquía, emprendedores y empresarios la mayoría de provincias con ganas de hacer carrera. Pero dudo que puedan encerrar Egipto en las mazmorras religiosas del radicalismo islámico. El país no está para eso. Egipto es un país joven, nos olvidamos a veces que su población no es árabe, sino profundamente mediterránea, con un trasfondo étnico y cultural de una antigüedad milenaria, un pueblo vital y alegre, hedonista y emprendedor. No se dejará poseer por fanatismos simplistas, muy al contrario, si consigue sacarse al tirano e instaurar una democracia verdadera, con el cojín social de una cierta moral musulmana a la manera turca, que molesta a los puristas de la modernidad pero amortigua los embistes del consumo y de la barbarie capitalista, entonces Egipto emergerá como una nueva potencia mediterránea que, junto con Turquía, puede cambiar el equilibrio de la zona y el panorama europeo.

- Os veo muy entusiasmados…-les digo, sorprendido por sus palabras.

- No es para menos. Estamos dichosos de gozar de estos cambios. A nuestra edad, quién lo iba a decir, ser testigos de semejantes aceleraciones de la historia constituye todo un lujo y una suerte, sobretodo para nosotros, que nos dedicamos a la futurología. Cuánto antes sucedan los grandes cambios y acontecimientos, más posibilidades tenemos de verlos…

Una lógica aplastante, la de Mercadal.

- Pero lo de la velocidad sigue siendo para mi lo más relevante. El efecto sorpresa es mayúsculo. No da tiempo a preparar nada. La respuesta del dictador ha sido mano dura a ultranza. No tenía otro remedio y, a su vez, cavó su propia fosa, pues la represión descontrolada es el mejor acicate para estas explosiones espontáneas de rebeldía. Mira los chinos, ¿has leído las noticias?, están censurando todo lo que se refiere a Egipto. Es casi de risa, si no fuera porque estamos hablando de fenómenos históricos de tremenda significación. Todas las tiranías tiemblan ante estos sucesos. Para ellas, poner las barbas a remojar es hacer todo lo posible para alejarse del huracán. Intentan controlar Internet. Pero cuanto más apriete el miedo, más vulnerables serán. Esta es la paradoja de los nuevos tiempos. El miedo es un valor a la baja, una resistencia inútil. Y cualquier tirano vive siempre con el miedo en el cuerpo, pues sabe que ocupa un lugar que no le corresponde y que en cualquier momento se le verá el plumero. La represión es fruto del miedo y sólo conduce a más miedo del que reprime y a más ardor, resentimiento y energía contenida del reprimido. Un cóctel que sólo espera las condiciones adecuadas para explotar. Y éstas llegan cuando uno menos se las espera.

- Es el Tiempo que aprieta. Cómo decía Mercadal el otro día, Cronos ha salido de sus cavernas y se levanta audaz sobre el mundo. Quién quiera doblegarlo, será devorado sin piedad como Goya anticipó en su famoso cuadro. Cronos, el gran creador, caótico y liberador. Esos son los nuevos tiempos que llegan bajo su influencia. Que nadie ose dominarlo. Sólo aceptándolo cada uno inidividualmente podremos sobrevivir a su ímpetu devorador. Pues todos nosotros somos Cronos en pequeño…

Las palabras misteriosas de Bastides nos dejan en silencio. El sol magnífico que ha salido hoy suaviza el frío de las aguas del mar, cuyo oleaje caótico parece dar la razón al zapatero futurólogo. Camino con ellos y pienso que tal vez no estén tan equivocados y que el Tiempo que nos devora no es otra cosa que el motor de nuestras vidas y de todo lo que ocurre.

jueves, enero 13, 2011

Globalització, impotències i reaccions

Sens dubte el triomf del món de les finances sobre les fragmentades realitats polítiques locals és un dels èxits més sonats de l’anomenada globalització. Davant la rapidesa, l’eficàcia, la connectivitat , la imaginació, la creativitat i l’atreviment dels móns financers, que han sabut aplicar les noves tecnologies de la comunicació i els nous principis de l’acció emprenedora i creativa, ben direccionats pels bancs i per les grans corporacions que intenten controlar la situació, davant d’aquesta onada que s’ha aixecat amb tanta força, les realitats locals apareixen com indefenses i desarmades. Patètiques són les reaccions dels estats, dels governs i dels polítics, no per desídia ni per incompetència, sinó per una simple posició d’inferioritat operativa y conceptual enfront d’aquest nou sistema nerviós global que s’ha imposat sobre la societat.

Aquesta impotència s’extén també a altres entitats no estatals, com són els ajuntaments, els sindicats, els partits, les empreses…, les quals es veuen condemnades anar a remolc de les decisions i de les onades que provenen del món financer mundial. No sóc cap especialista i no puc entrar per tant en disquisicions massa profundes sobre el tema, però des de la perspectiva que em dóna l’experiència i l’observació, i com a simple ciutadà amb dret a opinar, crec que l’única manera de fer front a aquesta situació és que el local s’atreveixi a teixir també les seves xarxes internacionals creant nous sistemes nerviosos globals capaços de fer front o simplement de coexistir i de donar més complexitat a una globalització únicament dirigida pel capital.

Em fa l’efecte que l’únic sector que està treballant en aquest sentit és el món universitari, a través de la creació de xarxes d’intercanvi, de col·laboració i de comunicació cada vegada més complexes, sofisticades i eficients. Una feina silenciosa que tanmateix està creant el seu teixit global en els temes de la investigació, el pensament i la reflexió crítica. Així m’ho sembla la profusió de congressos, trobades, publicacions, cursos, tallers, seminaris i xarxes obertes a Internet procedents del món de la universitat (la xarxa Yasmin i la revista Artnodes creada per Pau Alsina des de la UOC en serien uns exemples concrets fets des d’aquí).

M’imagino que també algunes ONGs estan treballant en aquesta línia, com les mateixes revelacions de Wikileaks han demostrat. Una feina que els sindicats, per exemple, haurien de tenir com prioritària. Vaig sentir l’altre dia el discurs que va fer Iñaki Gabilondo en rebre un premi de CCO, molt emocionant i recomanable, i em vaig adonar de com l’excés de localisme i la fragmentació dels sindicats els han convertit en forces aparentment residuals. En uns moments en els que la seva aportació hauria de ser cada vegada més important, els sindicats apareixen desarmats, com forces que van a remolc, que estan a la defensiva, aparentment anacròniques. La solució no està en mantenir-se a la defensiva i en queixar-se, sinó en prendre la iniciativa i funcionar amb les mateixes armes de la globalitzaciió, però aplicades al pensament i la temàtica sindical. És a dir, intercanvi, creació de xarxes, encontres i coordinacions internacional, tot aprenent a saltar tant del local al global com del del global al local.

El mateix haurien de fer, i ja fan de fet, els ajuntaments, creant xarxes de col·laboració, complicitat, intercanvi, locals i internacionals. Un feina que s’hauria de convertir però en prioritària. En el cas de Barcelona, l’Euroregió que sempre està a mig fer, però també altres xarxes de col·laboració i de complicitat en mil fronts diferents i amb ciutats de tot el món.

El món de la creació, especialment el que es refereix a formes col·lectives que demanen equips com són el teatre, la dansa, la música o l’òpera, ja fa temps que ha apostat per la internacionalització, una aposta tanmateix que sempre s’ha de reivindicar i accentuar.

De la mateixa manera que tots els especialistes diuen que l’única solució que té Europa per fer front a l’embranzida dels mercats és coordinar-se i elaborar una política conjunta –cosa que sembla ser no estan disposats o són incapaços de fer–, igualment la societat civil no té més remei que teixir els seus nous circuits i sistemes nerviosos que aportin a la complexitat global un gruix de subtilesa i de multiplicitats referencial capaç de destronar al capital com l’únic referent absolut de la globalització.

Necessitats que no per sabudes i òbvies, crec que val la pena recordar.