martes, junio 23, 2009

Mobarak y la lucha del pueblo iraní.

Cuando hablamos de Pulcinella y de toda su familia europea, nos olvidamos a veces de un primo hermano suyo, lejano en la geografía y en la imagen, pero muy cercano en cuanto al espíritu y a la voz. Me refiero a Mobarak, el títere iraní de cara negra y vestido rojo.

Viene a cuento hablar de Mobarak por la simpatía que está despertando en todo el mundo la revuelta popular de la calle iraní contra el cínico pucherazo protagonizado por Ahmadineyad, el aún no confirmado presidente del país. Es realmente emocionante y pura inyección de optimismo ver a un pueblo enfrentarse por las bravas, sin armas y sin partidos políticos al uso, a todo el aparato represivo de un régimen brutal y teocrático. Bien es verdad que la revuelta se sustenta en la división existente en el mismo seno del poder. Pero sin el empuje de la calle, nada se movería en palacio.

Como las mujeres y los hombres que pelean estos días en Teherán, Mobarak es también un rebelde que representa a las clases populares de la sociedad y que sabe muy bien cómo enfrentarse a la autoridad. Claro que su táctica es la de actuar solo, pues por algo es un héroe a la manera antigua: se le permitía su loca rebeldía porque era uno y así se distinguía de los demás. Por eso habla con la lengüeta, como sus primos los Polichinelas de Europa, una manera de diferenciarse y de afirmar que en realidad su voz proviene de algo que está más allá de lo humano. Su singularidad lo salvaba del tirano, que se reía de sus bravatas. Era una perfecta válvula de escape de los que sufrían los abusos del poder pero no podían ni rebelarse ni tan siquiera expresar su malestar. Para eso estaba Mobarak.

Y de pronto, vemos emocionados como el espíritu de Mobarak se ha encarnado en una gran parte de la población iraní, que sin miedo alguno, ha salido a la calle para afirmar su dignidad y exigir la anulación del colosal fraude con el que el régimen los ha querido engatusar. En vez de la lengüeta, la voz sumada –o el silencio a veces– de miles y miles de personas que reclaman lo que es suyo: el voto y la dignidad. El sudor y el humo de los disparos les cubre de negro la cara, como Mobarak, y el vestido rojo del personaje es el vermellón trágico de la sangre derramada estos días.

Se dice que Pulcinella, nacido en el Renacimiento, representaba el espíritu libertario e individualista que en la época empezaba a implantarse en las ciudades italianas. Un espíritu que no tardaría en expandirse por toda Europa, como lo hizo la famosa máscara napolitana, a modo de jocoso mascarón de proa de las libertades, desdoblándose en sus primos y hermanos (Polichinelle, Punch, Don Cristóbal, Petrushka, Lazlo…). Hoy, este espíritu, eterno e inquietantemente vivo, al que la sociedad de consumo ha intentado con bastante éxito domesticar, renace ya no en simples individuos sino en poblaciones enteras, consciente de que los poderes no pueden con el anonimato de la calle.

Sí, Mobarak muere y revive en la lucha iraní por nuevos espacios de libertad. Como titiritero que soy, le deseo larga vida y éxito en sus renovadas aventuras.

lunes, junio 15, 2009

Elecciones en Irán.

(Persépolis)

Encontré a mis amigos de la playa el otro día muy excitados. Conociéndoles como les conocía, supuse que estarían comentando las elecciones en Irán, dónde las últimas noticias daban la victoria a Ahmadineyad, con protestas de los partidarios de Musavi, el candidato reformista.

- ¿Estáis escandalizados por la manipulación habida? –les pregunté nada más verlos.

- Desde luego, parece que hubo pucherazo en Irán, pero la verdad es que estábamos hablando de otra cosa –contestó Mercadal al verme llegar.

- Vaya –exclamé–, ¿qué otros temas os han llamado la atención?

- El discurso de Netanyahu, el primer ministro israelí. Ya sabes que estamos en plena guerra de discursos. Primero fue el de Obama, y hoy nos llega el de Netanyahu. Deben entenderse como misiles lanzados a la opinión pública, provistos de múltiples cabezas publicitarias, pues van dirigidos a una variedad de públicos impresionantes. Mientras el de Obama se dirigía al mundo entero, y muy en concreto, al mundo de la región de Oriente Medio, el del míster israelí tiene un radio de acción mucho más limitado, atrapado como está por las exigencias del público patrio, que exigen oir lo que quieren escuchar. Visto así, comprenderás que los resultados de ambos misiles han tenido efectos bien diferentes. Mientras el primero se alzaba todo lo alto que le era posible, expandiendo sus efectos por los cinco continentes, el segundo ha tenido una altura más bien escasa, de modo que su acción no ha salido del marco local, para desesperación del emisor. El marco también ha sido diferente: una universidad de Cairo para el discurso de Obama, la más reputada del mundo islámico, y la Universidad de Bar Ilan, una “cueva integrista” como la han calificado los medios, para el de Netanyahu. O sea, el primero se atreve a pisar terrenos “enemigos”, mientras que el segundo se atrinchera en casa con los suyos. Mucha debilidad es la que muestra el premier israelita. En esta guerra de misiles conceptuales, se da la terrible paradoja de que una de las partes implicadas, la palestina, al no tener misil alguno que disparar, por carecer de ellos, se ve obligado a identificarse con el misil americano, lo que da al asunto rasgos casi de sainete. Buena jugada la de Obama, al situarse en un centro negociador que hacía tiempo los EEUU habían perdido. En este sentido, no estaría mal que los palestinos emitieran su propio discurso, aunque fuera pequeño. Lo que demuestra la poca categoría del Rais de Ramala, paralizado por sus contradicciones.

- Pero la jugada de Obama puede irse al garate con la victoria del impresentable Ahmadineyad en Irán –les digo, con el interés de situar a este país en la conversación.

- Desde luego, hubiera sido mucho más fácil ritualizar un encuentro con Musavi, si éste fuera el ganador, pero esta victoria del ultra iraní, por mucho bombo y platillo que le den, puede que se convierta en una victoria pírrica.

- ¿Qué quieres decir? –le pregunto.

- Pues que tarde o temprano veremos el inicio del fin. Irán no es un país cualquiera que se deje amedrentar así como así. Los persas son un pueblo antiguo y sólido, muy sólido, y toda esta juventud que busca desesperadamente aire para respirar, no se dejará pisotear por dictadorzuelos de tan poca monta como Ahmadineyad. Es evidente que éste intentará mantener sus posiciones internacionales que tan buenos resultados le han dado hasta ahora, pero verás como irá perdiendo fuelle. No es lo mismo gobernar con mano de hierro un país controlado al cien por cien, que un país cuyas bases sociales y urbanas empiezan a desmarcarse del poder. Y eso es lo que está pasando. Puro relevo generacional y la inercia de un país que siente orgullo de si mismo, de su pasado y de su cultura presente y futura.

- Pero el régimen de los Ayatolás está muy bien sujeto –le digo convencido de que pecan de optimismo.

- ¿Me puedes decir qué futuro pueden proporcionar esos curas ultras y retrógrados a sus juventudes? Lo que quieren es anclarse en el pasado, no salir de los principios inamovibles de su revolución islámica, y mantenerse en el poder. Pero en cuanto empiecen a surgir nuevos discursos de futuro en la región, verás cómo cambia la cosa.

- No acabo de entenderte, Mercadal.

- Estamos en un momento crucial en el que o se va hacia delante o te quedas atrapado en estructuras caducas que sólo llevan a la miseria. Los países de la región lo saben y empiezan a inquietarse profundamente. Veremos cambios que nos van a sorprender, Rumbau. Obama ha sido el primero en lanzar una clara oferta de futuro. Los demás no se van a quedar a la zaga. Verás cómo en Irak empiezan a salir voces nuevas, y en Líbano Hezbollá ya debe estar pensando en cómo reciclar su discurso, si no quiere quedarse en minoría. Y lo mismo Hamás en Gaza. Pero si hay algún país en la región con capacidad de crear futuro, aparte de Turquía, ése es Irán, no sus actuales dirigentes, sino sus ciudadanos y juventudes más despiertas. Y en cuánto surjan los primeros brotes de discursos de futuro, te aseguro que no habrá régimen de Ayatolás capaz de resistirlos. Y por una simple razón: verán en ellos su propia tabla de salvación. La derrota de Musavi y sus seguidores es un paso importante en esta dirección. Espero que no hagan falta muchas más derrotas, pero el proceso ya está en marcha.

- ¿Pero ahora qué va a pasar? –les pregunto, aturdido de tanto optimismo.

- Pues el tira y afloja de siempre, con sus picos altos y sus picos bajos. Una victoria de Musavi en Irán hubiera sido un regalo demasiado bonito a Obama. No se lo podían permitir los Ayatolás ni las fuerzas resistentes de la región. Y Obama lo sabía perfectamente, la victoria de Ahmadineyad estaba cantada. Pero por ahí se empieza. La nueva apisonadora americana se acaba justo de poner en marcha. Y juraría que ésta tendrá mejores resultados que la de Bush padre e hijo. Fíjate que la única manera de enfrentarse a ella es construyendo sus propios discursos de futuro. Turquía ha indicado el camino y te aseguro que Irán le seguirá en breve. Por cierto, que Israel está muy cojo en futuros, lo que debería preocuparles. En fin, las batallitas de los voceros darán todavía de qué hablar y producirán una buena cantidad de muertos, pero empiezan a ir de bajada. Tiempo al tiempo, Rumbau….

Los dejé convencido de aquel optimismo tenía más de senil que de racional. Pero por dentro, pensé que ojalá dispusiera yo de un entusiasmo por el futuro parecido al de los dos viejos futurólogos…

martes, junio 09, 2009

El Discurso de Obama y las Elecciones Europeas.

Aprovechando el buen tiempo y la tremenda actividad política de los últimos días, decidí ir a la playa para charlar un rato con mis amigos futurólogos. Estaba ansioso por saber sus opiniones, que siempre suelen ser originales y sorprendentes.

- Bueno, ¿qué os han parecido los resultados de las últimas elecciones europeas? –les pregunto a bocajarro.

- La verdad, Rumbau, es que nos ha sorprendido la fuerte abstención de Cataluña. Me lo esperaba en parte, pero no tanto. Se cumple así lo que venimos pronosticando desde hace años: la profunda españolización de Cataluña, que coincide con la profunda catalanización del resto de España.

- ¿A qué te refieres, Mercadal? –pregunté sorprendido por esta salida.

- ¿Te acuerdas cuando Cataluña era el modelo europeísta del país, la región más avanzada, politizada y enterada? Pues fíjate a lo que hemos llegado: ¡un récord casi europeo de abstención! Incluso Galicia, tan amante de la indiferencia política, nos ha avanzado en estas elecciones.

- ¿Y te preocupa la cuestión?

- En absoluto. Aparentemente es una señal de decadencia, pero en realidad es un claro signo de madurez que ahora nos puede dar mala prensa, pero que a la larga será beneficiosa. El tema es el siguiente: cuánto antes se comprenda que los actuales partidos, tal como están configurados, no sirven para gobernar más allá de los dos o tres años vista en que basan sus tácticas, antes podremos mandarlos al quinto pino, ¿no te parece?

Bastides, que hasta entonces no había intervenido, tomó la palabra para decir:

- Tienes toda la razón del mundo, Mercadal. He aquí uno de los principales problemas de nuestras democracias: su incapacidad de pensar el futuro. En vez de encararse a la complejidad aceptando el envite de la responsabilización del presente respecto al futuro, optan por la improvisación, lo que significa no plantearse jamás las decisiones importantes de cambio con visión estratégica.

- ¡Caramba! –exclamo admirado de la sagacidad del futurólogo.

- Es un asunto que conocemos de sobra, pues ya sabes que el futuro es nuestra especialidad. Y es realmente alarmante ver que las cuestiones estratégicas de largo alcance no interesan a nadie. Tenemos todas las crisis estallando en nuestras narices, que si el clima, la polución, el deterioro de las ciudades, la economía, el sistema financiero, los bancos chupasangre, el problema energético, la educación, la biodiversidad en peligro… Y en vez de pensar con visiones de complejidad y estrategia a largo plazo, los políticos sólo miran cómo ir tirando sin que les echen al tercer día. ¿En qué estarán pensando?

- En el poder, Bastides –le digo.

- Sí, pero es de ciegos no darse cuenta que el poder no aguanta los tirones de la complejidad. Es como querer cruzar el Atlántico subidos en un bote: duraremos dos días, pero a la primera ola gorda, nos vamos todos a pique. Sobretodo ante la actual marejada histórica, de dimensiones huracanadas. Es curioso que no comprendan la importancia de una planificación crítica y reflexiva. Y aunque sea ardua o incluso una tarea imposible, por lo menos intentarlo. Ya dicen los especialistas que hemos pasado de las certitudes a las conjeturas.

- Cierto, Bastides –dijo Mercadal–, y sabes qué te digo, que si la derecha ha ganado en toda Europa, es porque dispone de una cierta estrategia, mientras que la izquierda parece haber abdicado de tenerla.

- ¿Qué quieres decir? –le pregunto interesado por sus palabras.

- La derecha tiene una imagen clara de Europa: la quiere cerrada, cristiana, blanca, rica y limpia. En realidad sabe que es imposible, y que de escondidas habrá que dejar pasar a los inmigrantes para que los negocios funcionen y las arcas del Estado se llenen, pero guardarán las formas y harán creer a la gente que controlan la situación a base de poner más vigilancia. La izquierda, atemorizada por la pérdida de votos que conlleva una política de apertura respecto a la immigración, opta por callar o por hablar bajito, con lo cual se queda sin estrategia alguna. Y fíjate que sin un discurso claro y explícito respecto al futuro, es imposible despertar ilusiones y entusiasmos. ¿A qué esperan para crear un discurso de ilusión que incorpore Turquía, que busque el cruce norte-sur, que apueste por el mestizaje y las intersecciones creativas de todo tipo? Tenemos a toda la juventud europea que espera ansiosa este discurso. Es lo que ha hecho Obama en Estados Unidos: inventarse un discurso de futuro, creer en él y entusiasmar a la gente. Pero aquí, los que podrían hacerlo no se atreven. Hay miedo, Rumbau, un conformismo miedica carcome nuestros países y por eso gana esa derecha que vende lastres para anclarse en el pasado.

Tuve que reconocer que había gran parte de verdad en lo que decía el doctor astrólogo. Y ya que había hablado de Obama, le pregunté por su discurso en El Cairo.

- Ha sido más importante de lo que muchos creen. Y no es que seamos unos ilusos, simplemente se trata de reconocer que las palabras pesan más de lo que nos pensamos. Bueno, es evidente que siendo como es el Presidente de los Estados Unidos, lo que busca es mejorar y consolidar la posición de su país. Pero dando eso por supuesto, también hay que reconocer que las palabras fueron contundentes. Por de pronto, y volviendo a lo que decíamos antes, inauguró un discurso nuevo de futuro con la intención de integrar en él a toda la región, sin distinción de bandos ni religiones. ¿Y no es eso acaso lo que están esperando los jóvenes de esos países, atrapados por discursos tan pobres como los vigentes, que básicamente se reducen a dos: el todo vale para enriquecerse, o el sacrificio guerrero de la lucha a sangre y fuego? Fíjate como los primeros en responder a Obama han sido los de Al Queda, asustados de que este nuevo discurso les haga la competencia.

Nos quedamos callados, al comprender cuánta razón había en aquellas palabras.

- ¿Sabes qué te digo, Rumbau? Que el futuro está en manos de los que sepan inventárselo. Por eso nosotros trabajamos en nuestras visiones de futuro, pues no nos gustan las que existen y no hay nada peor que resignarse a lo que te echen. Y esto es algo que nos obliga a despertar la imaginación. Y los que renuncien a este derecho, deberán aguantarse y aceptar los futuros que les echen los Obamas de turno. Y ojalá los haya de buenos y sensatos como los inventados por el presidente americano. Pero lo propio será que cada cual trague con el tiranuelo que le toque, con sus míseros futuros de pacotilla, dirigidos en su mayoría al pasado y a la aclamación del jefe. Y sólo los que consigan edificar sus particulares visiones de futuro, con ganas de habitarlas y disfrutar de ellas, sólo esos sabrán lo que es la libertad, ¿no te parece?

Admirado por aquella afirmación libertaria de independencia, le di toda la razón del mundo. Caminamos en silencio, conscientes de que se habían tocados temas que iban más allá de las elecciones cortoplacistas y sus tácticas partidistas de supervivencia. Al sonar el himno del Club, me despedí de ellos, convencido de que había valido la pena charlar con mis dos amigos, los viejos futurólogos de la Barceloneta.