miércoles, enero 31, 2007

El fin de la Partición y el derrumbe del Otro Mundo.

A cada uno su Partición.

Querido bloguero, me gustaría reflexionar en este texto sobre un tema del que se habla poco pero que a mi me parece de una cierta importancia. Me refiero al concepto de Partición, que subyace en todos los sistemas de poder del mundo hasta nuestros días.

Se entiende por Partición la separación entre la Realidad y un Otro Mundo o Más Allá –no necesariamente religioso–, en el que se colocan unos principios que justifican, avalan y garantizan los títulos de propiedad de los poderes del mundo, es decir, los fundamentos que permiten el dominio y la explotación de unos pocos sobre los muchos.

Este Otro Mundo históricamente ha sido siempre el lugar de los dioses, los espacios mitológicos dónde se ubican los referentes y los modelos colectivos de conducta. Con la laicización de la modernidad y la caída de los dioses, este lugar se quedó vacío, aunque todavía en pie, con sus templos derrumbados y en ruinas, y, en términos generales, muy abandonado y alicaído. Vacío de dioses pero no de señores. Pues los viejos tronos y asientos antes divinos o divinamente monarquizados, fueron ocupados por arribistas ideológicos y señores laicos que pretendían seguir instalados en ellos, gozando de los mismos poderes.

Al ser su naturaleza tan humana como la que más, estos señores elevaron las antiguas pretensiones de poder de los dioses hacia el más obceno de los absolutos, al ser víctimas de un delirio patológico que sólo la especie humana es capaz de desarrollar (pues las divinidades siempre han aceptado un cierto equilibrio digamos ecológico entre las distintas fuerzas del universo –incluso los monoteísmos, que inauguraron la patología del absoluto, tenían sus trinidades, sus santos y sus ángeles caídos). Con los Señores Actuales, el Otro Mundo, antes relativamente poroso, entroniza hoy en día una Partición férrea y acorazada, lo que en apariencia le da mucha prestancia y fortaleza, pero que en realidad se convierte en una coraza cada vez más frágil y quebradiza. Pues una Partición rígida es incapaz de aguantar los terremotos, los embistes y el furor del tiempo histórico –lo que a todas luces está ocurriendo en la actualidad rabiosa.

El tiempo presente, con sus emergencias revolucionarias que acaban con todo lo que se tiene en pie, se ríe de las particiones. Los andamios del Otro Mundo, sostenidos por La Partición, se tambalean y se acaban cayendo en pedazos bajo el ímpetu de los tremendos movimientos sísmicos emergentes. Y al romperse los andamios, el Otro Mundo se derrumba sobre el Mundo, cae con todo lo que tiene dentro: sus templos en ruinas que se desparraman cual lluvia de piedras invisibles sobre las conciencias humanas, sus tronos gastados de aguantar tantos culos, sus palacios y sus castillos inventados y delirantes… La Partición se rompe y el Otro Mundo se desploma.

Tras la hecatombe, las nubes de polvo y los restos de la lluvia de ruinas y cenizas cubren los cielos de la tierra. ¿Cuánto dura la hecatombe? Podría ocupar todo el siglo XXI, o tal vez sea aún más rápido y traumático. Un doble sentimiento planea entonces sobre el planeta: la nostalgia insoportable del Otro Mundo, que ha dejado de otorgar títulos, modelos y patrones de conducta, y la euforia de la libertad adquirida, de los cielos despejados, sin la capa del Otro Mundo (esa polución mitológica) que nos separaba del Universo y de nosotros mismos.

En una situación así, es lógico que exista desazón y desconcierto. ¿Dónde están los modelos? ¿Quién manda ahí? Aprovechan el vacío de poder los arribista y los cínicos del momento, es decir, los que se han caído de los tronos derrumbados y que ahora se encuentran a ras de suelo, y deben hacer ver que todavía están sentados en esos tronos que ya no existen, para lo cual recurren a la impostación exagerada, al abuso de la voz, al militarismo puro y duro (pues ya no pueden disimularlo con nada). Esto impresiona a las poblaciones. Pero las consecuencias pronto se dejan ver: abuso despiadado, fuego y destrucción, la venganza de los que han perdido sus privilegios. Estos arribistas son los Bush, los Blair y los Aznares del mundo, los fanáticos y los fundamentalistas laicos y religiosos de todo tipo que levantan sus voces asesinas, resentidas y desesperadas, pues saben que carecen ya de toda autoridad real.

Ante una situación de este calibre, es urgente establecer los nuevos patrones laicos y en régimen de libertad que orienten las conductas e impidan el abuso de los patológicos. Debe tenerse en cuenta lo siguiente: la lluvia del derrumbe del Otro Mundo es una lluvia fertilizante, pues el polvo de los antiguos Olimpos divinos se posa y penetra en cada uno de los habitantes del planeta. Es un néctar y una ambrosía simbólica que alimentan por un igual a los humanos, y que permiten a cada uno inventarse sus propios dioses, sus espacios de libertad mitológica.

Dicho en otras palabras: la antigua Partición ha dejado de existir para lo colectivo y se ha convertido en un hecho íntimo y personal, útil sólo para levantar andamios privados e intransferibles. Los andamios colectivos serán siempre, a partir de ahora, efímeros y cambiantes, abiertos a la creatividad, a las emergencias insospechadas. Los líderes y los políticos de esta nueva etapa tendrán que responder a patrones que acepten este tipo de andamiaje. Se descartan por inadecuadas y patológicas las voces de la razón autoritaria unilateral, del viejo mando cínico basado en la Partición clásica, que gustaba del manejo de los esclavos y de la sumisión colectiva.

La actualidad de los periódicos ilustra a la perfección estas realidades. La lucha actual no es de civilizaciones ni de culturas. Es entre los que aceptan y los que no aceptan el fin de la Partición y el derrumbe del Otro Mundo. Es decir, entre los que defienden la esclavitud y los que apuestan por la libertad. Cómo es lógico, yo me inclino por la segunda actitud.

lunes, enero 15, 2007

Opiniones de futuro.


Querido bloguero,
Hoy (ayer a día de hoy) he ido a la playa bastante temprano, aprovechando que es domingo, para charlar con mis amigos, los señores Romà Bastides y Roger Mercadal. Quién haya seguido las páginas de este retablo, ya sabrá que estos dos ancianos se dedican a describir el futuro: usando la astrología el segundo, y desde la visión directa e intuitiva el primero. Pues bien, quería tratar un poco con ellos sobre la realidad del mundo y del país, y escuchar sus opiniones, para mi siempre tan agudas y ponderadas.

Los he pillado cuando se encontraban ante el monumento al Quart de Casa, la estructura metálica que se levanta en la playa de la Barceloneta. Suelen pasear por la arena mojada con los pies descalzos, y como el día no acompañaba demasiado, se habían vestido con pantalón corto y un jersey cada uno.

Les expuse la situación del gobierno y el fin de la tregua de ETA. Tras comentar los detalles de las dos manifestaciones del sábado, dijo Bastides muy serio:

- Es lógico que el país se indigne por el atentado de Barajas. Aparte de las víctimas mortales, esos pobres ecuatorianos que ni sabían quién era ETA, ver todos aquellos coches chamuscados y la flamante nueva terminal destruída me ha dado una impresión nefasta. ¡Lo que nos va a costar a todos los españoles reconstruir aquéllo, y no digo nada de los que han perdido su coche! Lo digo porque conozco de sobra el apego que hoy tiene el pueblo español hacia los coches.

- ¿Y qué os ha parecido la reacción de Zapatero? –pregunté.

- Mira, Rumbau –dijo entonces el doctor Mercadal-, si me preguntas por su futuro, no creo en absoluto que éste sea su fin. Hace días que nos preguntamos sobre la evolución del país, y dudo que nuestras predicciones sobre la galopante descentralización en la que estamos metidos estén equivocadas. Hay aquí mucho en juego, y los del PP se están decantando peligrosamente hacia posturas para ellos mismos insostenibles. Su insistencia y sus prisas en recuperar el poder tiene algo de patológico y de desenfrenado que casi seguro irá en su contra. Pero bueno, aun suponiendo que ganaran las próximas elecciones, que no creo, tampoco me preocuparía demasiado por ello. ¿Acaso no pactarán con CiU y darán el siguiente empujón al desarrollo descentralizador de las autonomías? No te quepa la menor duda. El proceso desmembrador es imparable. Y fíjate en lo que te digo: ¡su tirón será aún superior al que harían los mismos socialistas! A la derecha le importa más la cartera que la patria, y su jacobismo siempre ha sido de baja intensidad. Lo disfrazarán con palabras dobles pero no tendrán más remedio que claudicar ante la realidad. Otro tema es Europa...

- Sostengo lo que dices, Mercadal –apuntó muy convencido Bastides, mientras nos deteníamos para ver a un grupo de chicas jóvenes que llegaban corriendo a la playa.- Lo único que me preocupa, a título personal y a muy corto plazo, es Europa. Aquí es dónde Zapatero tendría que ponerse a trabajar duro, dejando en barbecho el tema vasco. Vamos a ver qué pasa en Francia, si Sarkozy pincha y sale Ségolème, como espero. Entonces, tal vez sea posible resolver el tema constitucional y consensuar una política sensata hacia Irán. Ya lo he dicho mil veces: es en este país dónde se juega el futuro de Oriente Próximo y de Europa. Atacarlo como pretenden Israel y los iluminados de Bush, sería retrasar unos años la emergencia de este importante país y su integración en la zona –y pienso sobretodo en Europa, claro. Un atraso que iría muy bien a las multinacionales de las armas y del petróleo, y de paso a los duros del régimen iraní. Pero muy mal para todos los demás. Estamos en guerra, y lo seguiremos estando bastantes años por obra y gracia de nuestros desarrollos irracionales. Pero si no empezamos a reconducir este estado de guerra, a poner racionalidad en el asunto y a cortar las alas a los incendiarios, lo único que puedo decir es que los cambios tardarán unos diez o doce años más en suceder, que habrá muchos más muertos y la inseguridad crecerá en todo el mundo, pero no nos llevemos a engaño, tarde o temprano los cambios sucederán.

- ¿Pero a qué cambios te refieres, Mercadal? –le pregunté, sorprendido por el tono enigmático de sus palabras.

- Los que veremos de aquí a poco ocurrir en el mundo. Bueno, es evidente que una nueva generación de políticos que no tenga el cinismo por norma de conducta, tiene que llegar, tarde o temprano. Lo impondrá la misma agenda de los problemas a tratar: cambio climático, crisis del turismo, flujos migratorios, guerra en Oriente Próximo, terrorismo creciente. Mucha gente dirá que esto es imposible, porque la política necesita del cinismo. Y no digo que no. Pero lo que habrá es un cambio en la naturaleza del cinismo: de ser la actual actitud de mentir y disimular para ir tirando, se pasará a un cinismo más práctrico y funcional: habrá doble visión y doble lenguaje, pero para encararse con los problemas reales, y eso será un cambio importantísimo. Pues para que haya visión correcta se necesita ir del uno al dos, paso previo e indispensable para llegar al tres. Eso, sólo Europa puede hacerlo. La multiplicación de sujetos políticos embutidos en una misma estructura obliga a los puntos de vista dobles, cuando no triples y cuadruples. Y cuando ello suceda y se haga con conocimiento de causa, la fuerza de las decisiones tomadas será otra y la capacidad de intervención de Europa aumentará también.

- ¿Pero no es indispensable que antes exista una Unión Europea más consolidada? –dije, abrumado por la ingenuidad de sus palabras.

- Hum... Si quieres que te diga la verdad, no creo que eso suceda, al menos a corto plazo. Habrá acuerdo consitucional, necesario para encajar a las nuevas incorporaciones, pero el poder ejecutivo seguirá siendo ínfimo. Sin embargo, yo me pregunto: ¿qué importa eso? Nada. Lo que vamos a ver son grupos de países pactar políticas exteriores consensuadas y eso, aunque no arrastre a todos los demás, tendrá su peso y seguramente aún más capacidad de acción. Pienso en Francia, Alemania, Italia y España, seguidos de algunos otros más pequeños, como Portugal, Bélgica o Irlanda. Pero no nos engañemos, los verdaderos instigadores del cambio será la misma gente. La globalización no es ningún juego y está levantando unos acuerdos espontáneos entre ciudadanos de países distintos y alejados entre si muy interesantes. Incluso los del Este acabarán entrando en el redil. Tiempo al tiempo, Rumbau, y verás como las cosas suceden de este modo.

- ¿Y cuánto tiempo le dais a la emergencia de estos cambios? –pregunté sorprendido del optimismo de aquel señor de más de setenta años de edad.

- Unos diez o quince años, aunque también podrían ser veinte. No importa. Coincidirá con la novedad del llamado Consenso Contradictorio, que se impondrá primero en España y acabará infectando el mundo entero, con sus brotes neoautonómicos de corte autodeterminista y con la irrupción de los polimonarquismos. Ya sabes que este virus será la gran aportación de España al mundo de los dos próximos siglos.

Realmente, era admirable que aquellos viejos pensaran con tanta alegría sobre situaciones que deberían acontecer quince o veinte años más tarde, cuando lo más seguro es que ambos ya no estarán en este mundo.

- Ya sé lo que estás pensando –dijo Mercadal, a quién no se le escapaban los detalles-, que somos unos viejos y no veremos nada de eso. Pues no estés tan seguro, mira las prisas que tiene la Historia hoy en día. Pero aunque así sea, ¿qué más da? Lo importante es que podamos ver con claridad el futuro y explicarlo a nuestros amigos de la playa. Piensa que el futuro no se hace solo, sino que se “crea”, y alguien tiene que hacerlo. Pensarlo es ir hacia él, abrir sus puertas y meterse por sus caminos, y eso hacemos nosotros cada día. Y una vez las puertas están abiertas, los demás se meten por ellas que es un contento. No digo que el nuestro sea el único futuro posible, desde luego, pero al menos es uno de los que se abren. Y en ésas estamos...

Los dejé, porque ellos continuaban hasta el Puerto Olímpico y yo quería ducharme pronto para ir a comer. Los vi caminando a paso lento dónde rompen las olas del mar, dejando sus huellas en la arena.

¡Qué suerte, pensé, llegar a viejo y todavía tener ganas de inventar el futuro! Con viejos así en el mundo, otro gallo cantaría. Debo animarles a publicar sus predicciones. El otro día lo hablamos y Bastides estaba de acuerdo en escribir una “Cartas a mis Conciudadanos”. Me he comprometido a ayudarles. Aunque suene a locura, sus palabras son a veces lo más sensato que he oído en los últimos tiempos. Avisaré cuando ello ocurra.

domingo, enero 14, 2007

Voto a Zapatero


Querido bloguero,

Si mañana hubiera elecciones, votaría sin duda alguna a Zapatero. Justo ahora que se halla bajo el fuego cruzado de tiros y troyanos, y que aparentemente está más débil que nunca, resalta el sentido común y el no cinismo de este político atípico.

Es verdad que se le puede acusar de ingenuo, al no preveer, por ejemplo, la posibilidad de que ETA atentara sin avisar. Igualmente hay algo de imprudencia y de erroneo en llamar “Proceso de Paz” a su empeño por acabar con el tema vasco, cuando no existe ninguna guerra declarada entre dos bandos, sino más bien una acción unilateral de un grupo de catetos iluminados y asesinos. Pero a su manera lo ha intentado y en este primer ring, ha salido vencido y duramente golpeado. Ha corrido el riesgo, se la ha jugado y ha perdido. ¿Qué hay de malo en ello? Su reacción le honra: en vez de sacar el lado soez y populista del poder para contentar a la chusma, ha respondido con timidez, humildad, sensatez y prudencia. Es decir, como una persona normal y no como el típico politicastro de los que tantos hay y ha habido, y que un día u otro tendrán que desaparecer, por el bien de todos.

Sin embargo, como muy bien han dicho algunos comentaristas, el tema no está cerrado, y creo que de todo este embrollo, quién más debilitado ha salido es la propia ETA y especialmente su entorno y sostén social, que se ha visto en verdaderos apuros. Se ha dicho mil veces: la victoria definitiva a ETA sólo vendrá si se consigue aislarla de cualquier apoyo popular. Y la estrategia de Zapatero, a pesar de los contratiempos, es la mejor para lograr este objetivo. El “entorno” se ha debilitado y sin duda reducido, y sus representantes generan cada vez más aversión y menos simpatías. La degradación de los llamados “abertzales” es manifiesta, lo vemos en sus formas de expresión y en sus gestos. Degradación, pues, no sólo moral sino estética y social.

También ha conseguido un aliado en el PNV de Imaz, y ha logrado aislar a un Ibarretxe cuya figura es cada día más patética. Todo esto mina el terreno de los amigos de ETA.

Creo que a Zapatero le falta en estos momentos seguridad en su postura. Desde luego, su propio partido no le ayuda demasiado, trufado como está de mentalidad vieja y autártica, siempre tan sensible al reclamo de la tribu hispánica. Tal vez debería rodearse de personas que pudieran inspirarle perspectivas y palabras en comunión con sus propias posturas. Éstas están muy por delante de las ideas. Pero me ha parecido advertir que es uno de esos políticos que se crecen en las dificultades, pues por algo es Leo y ha nacido en León.

Gracias a Zapatero, España es hoy en día un país situado en la vanguardia mundial en la lucha contra el atraso civilizacional que pretenden imponer los fundamentalistas neocons, los ultras de todos los colores y los fanáticos de la verdad única. Su gobierno ha dado voz y espacio a los nuevos movimientos sociales en alza, logra pactos, consenso y diálogo con “las diferencias” y ha abierto una atmósfera de convivencia social única en Europa.

Su política económica es capitalista y neoliberal como la que más, para satisfacer básicamente a las nuevas clases emprendedoras y emergentes, mirando hacia el futuro desde el punto de vista de los negocios. Pero no creo que sea su función la de inventarse unos nuevos modos de organizar la economía con visiones más amplias, democráticas y estratégicas a largo plazo. En eso sigue siendo un político profesional y las innovaciones nacen en otras cunas –por ejemplo, en el ámbito europeo. Sin embargo, su famoso “talante” y su concepción de lo que debe ser un funcionario público con responsabilidades de gobierno son radicalmente nuevos e interesantes.

En conclusión: mirado desde una perspectiva de conjunto y de avance de la civilización, Zapatero constituye un indudable factor positivo de cambio y de progreso.

Lo dicho: si hubiera hoy elecciones, votaría a Zapatero.

martes, enero 09, 2007

2006-2007


Querido bloguero,

me ha parecido oportuno, por no decir obligatorio, sumarme a los millones de comentarios que estos días se acumulan en periódicos, blogs i webs del mundo en los que se habla del año que se va y del que llega. Reconozco que se trata de un impulso harto irracional, un gesto casi se diría “tirado a la papelera”, pero que a pesar de ello y tal vez por ello mismo, me anima y me excita por motivos, desde luego, poco convincentes. No los voy a enumerar, para no hacerme pesado, pues ya bastante incordio resulta la temática escogida, pero así es ese mundo en el que vivimos, paradójico a más no poder, en el que las razones habituales son substituídas por razones contradictorias cuando no aleatorias o directamente irracionales. He pensando que lo mejor es irse adaptando a los tiempos que se acercan, aprendiendo a ser contradictorio y paradójico, antes de que la realidad, que ya lo es bastante, me coja desprevenido.

Una imagen que me gusta es la que sitúa el cambio de año en una especie de montículo o promontorio desde dónde puede verse a un lado el año que nos deja, y al otro el que llega. Creo que uno puede instalarse en esta atalaia al menos durante unos cuantos días, diez aproximadamente por detrás y por delante del día uno. Eso permite acostumbrarse a la visión y observar el paisaje a ambos lados.

Y la verdad es que el 2006 aparece bastante encrespado, cómo si los vientos desatados al inicio del siglo hubieran alcanzado grados de huracán, utilizando términos del cambio climático de tanta actualidad. Vientos huracanados son los provocados por la intervención americana en Irak, por los afanes belicistas de Israel, por el rencor y el orgullo herido de Aznar y del PP, o por la estupidez victimista y paleonacionalista de Esquerra Republicana y su voto negativo al Estatut.

Pero bueno, ¿acaso tienen todos estos “vientos” relación alguna entre si? Ninguna seguro que no. En los casos citados, se observa un impulso que tiene la unilateralidad como punto de partida. Unilateralidad que significa estrechez de miras, monovisión obsesiva del mundo y absolutismo de las razones. En este sentido, todas estas posturas representarían una expresión residual propia del pasado, que sigue despertando odios seculares y tempestades globales, pero que a pesar de sus magnitudes catastróficas, deben ser consideradas en fase de declive. Un declive que puede tardar décadas en hacerse notar, desde luego, pero que tarde o temprano, lo veamos o no lo veamos, acabará por hacerse patente.

Lo que me lleva a afirmar esta opinión es que el futuro, como el presente se obstina en decirnos, se dirige hacia la globalización, la interdependencia de los fenómenos, de los problemas y de sus soluciones, y por lo tanto, hacia el relativismo de las verdades y de las grandes afirmaciones, que quedarán reducidas a criterios de supervivencia, de bien común, de lógicas de bienestar y de pura funcionalidad. Creo que estas características son incontestables, como todos los especialistas se encargan de recordarnos estos días. La globalización del mundo, que apenas está empezando, irá a más y acentuará estas pulsiones relativistas e intersecccionistas, a medida que los nuevos sistemas de vida y de comunicación se vayan implantando por el mundo.

El 2006 ha sido, pues, un año de muchas crestas de lo viejo, tanto en la política internacional (dominada por el conflicto de Oriente Medio) como en la doméstica, gracias a los empeños del PP y de ER, amén de las otras fuerzas políticas, que a modo de coro de borregos, han secundado las encrestaciones paleoburras de los primeros.

Habría que decir aquí que si miramos bien el paisaje del año que ha pasado, no sólo de huracanes ha vivido, sino que entre cresta y cresta están los correspondientes valles, algunos de grandes extensiones. En estos valles y latitudes no encrestadas, los perspicaces verían otro tipo de crestas, no levantadas por los furores emotivos de los grandes huracanes, sino por la pujante fuerza de las imaginaciones y de las mentes más desarrolladas del planeta. Son las llamadas “crestas creativas”, dónde se realizan nuevos descubrimientos, se inventan nuevos paisajes, y dónde se fraguan los mitos del futuro. Al ser su sustancia mental, pasan desapercibidos por los observadores habituales, que sólo responden a los estímulos más groseros, los producidos por los decibelios emocionales, allí dónde las cámaras del mundo suelen fijar sus objetivos. Las crestas de sustancia mental cuestan más de verse y por ello aparecen poco en las televisiones. Pero por el hecho de ser casi invisibles, no significa que no existan. En este sentido, el año 2006 puede haber sido un buen año si como parece ser por fin se ha asentado la conciencia de la crisis climática del planeta, que por primera vez ha sido tomada en serio por unos y por otros. También el fiasco de EEUU en Irak debe considerarse un signo positivo en cuanto representa la entrada en crisis de los delirios unilateralistas, paso indispensable para que se abran camino las perspectivas multilateralistas que aceptan los patrones de interdependencia y de la creatividad interseccionista de las diferencias.

Mirando hacia el 2007, el año parece de momento un calco del 2006. Es lógico que así ocurra, pues lo propio de mirar el tiempo dividido en dos, es que aparezcan simetrías en ambos lados. Y al no haber en el futuro todavía nada, es normal ver reflejado en sus espejos el panorama del anterior. Ésta sería una primera impresión: más de lo mismo, o el eterno déjà vu de lo idéntico. Pero no hay que dejarse engañar por la inercia de las simetrías, que aún siendo muy importante, no puede obviar el paso del tiempo, el cual, como muy bien anunció Heráclito, no deja que nada se repita.

Afirmar la fuerza creativa del tiempo no significa que su creación sea necesariamente beneficiosa para nosotros, la especie humana. Lo más probable es que el tiempo nos empuje a mayores catástrofes, a choques con realidades insalvables, a crisis planetarias de imposible solución a día de hoy. Bueno, pues que lo haga. Las crisis han sido siempre los motores de la historia. Y parece que las sociedades solo mueven el culo un poquito y en serio cuando las amenazas son de verdad. El problema es que los mecanismos productores de bienestar, que tan bien funcionan, en su proceso de autorregulación social nos oculten la gravedad de las crisis y la urgencia de ponerles remedio. Todo depende pues de la magnitud espectacular de dichas crisis y de sus efetos devastadores: cuanto mayor sea la magnitud, más posibilidades tendrá de despertar reacciones.

Uno diría que ante este negro panorama, lo mejor es quedarse en las zonas de valle entre las crestas de las grandes olas, para gozar desde allí de un mínimo de bienestar mientras se participa en los procesos silenciosos de la creación del tiempo. Pero el problema es que al estar el mar tan encrespado, las olas caen por todas partes y cada día respetan menos los valles de tranquilidad, los cuales se ven profundamente removidos por el temporal.

El 2007 puede ser pues un año de mucha encrestación, al igual que lo fue el 2006, e incluso aún más, según como deriven algunos de los temas que han quedado pendientes. El actual declive de Israel y su delirium belicista, constituyen sin duda uno de los mayores peligros del momento. Irak sigue siendo una bomba en estado perpetuo de explosión –fiel imagen de lo que nos espera a todos si los neocons consiguen sus objetivos. Impedir que estas patologías de otros tiempos, residuos mal hilvanados de las peores enfermedades del siglo XX, se desarrollen y se impongan, es la tarea urgente del año que empieza.

¿Conseguiremos que el 2007 sea aún peor que el 2006 y conseguir así reaccionar ante la hecatombe mayúscula de nos espera, o bien mejoraremos las apariencias generales, mantendremos las guerras “under control” y en sus espacios naturales, la bolsa seguirá subiendo y la venta de coches aumentará espectacularmente con la entrada en el mercado de China e India, aumentando el bienestar y la felicidad de las clases medio-altas del mundo entero, mientras las bajas siguen descendiendo los peldaños de la infelicidad?

El próximo fin de año lo sabremos. Entre tanto, y mientras pasan los días y los meses asoman en el horizonte, aprovecho para desearte, querido bloguero, un buen año 2007.