miércoles, julio 26, 2006

Declaración de la Red Sombras y Marionetas del Mediterráneo.

Adjunto, en castellano y francés, la declaración que hemos hecho desde la Red Sombras y Marionetas del Mediterráneo de la que formo parte, en relación a la crisis del Líbano.

La Red Sombras y Marionetas del Mediterráneo, constituída por varios titiriteros de distintos países mediterráneos, quiere manifestar su repulsa por el ataque indiscrimado y criminal de Israel al Líbano.

Consideramos que bombardear aeropuertos, barrios residenciales, centrales eléctricas, puentes y carreteras, sin el mínimo respeto por la vida de los civiles inocentes, constituye una actitud inadmisible, condenable y criminal, indigna de un país que se quiere civilizado, en absoluta contradicción con la racionalidad y el sentido común que debe imperar en la relación de los pueblos y los países entre si. Los problemas, por muy complejos y graves que sean, jamás pueden ser resueltos desde el asesinato y la muerte generalizada. Los Estados se deben a la ley, y existen suficientes maneras de resolver los contenciosos sin recurrir a la destrucción sistemática y al crimen.

Como titiriteros y personas libres que defendemos de un modo activo el entendimiento entre las culturas de los distintos países mediterráneos, exigimos a la comunidad internacional y a los países europeos en especial, que pongan freno a este ataque indigno y criminal, exigiendo a Israel que regrese de una vez por todas a la razón y al sentido común de la ley que respeta, por encima de todo, la libertad, el bienestar y la vida de las personas.

Toni Rumbau – Cia. La Fanfarra – Barcelona
Stéphanie Lefort - Théâtre le Guignol de Lyon - Compagnie des Zonzons - Lyon
Karim Dakroub – Festival de Títeres de Beirut
Habiba Jendoubi – Titiritera de Tunis
Participan también en la Red los Festivales de Marionetas de Beirut, Istambul y Lyon.


Déclaration du Réseau Ombres et Marionnettes de la Méditerranée.

Le Réseau Ombres et Marionnettes de la Méditerranée, constitué par plusieurs marionnettistes de différents pays méditerranéens, veut manifester son désaccord contre l’attaque violente et inconsidérée d’Israël au Liban.

Nous considérons que bombarder aéroports, quartiers résidentiels, centrales électriques, ponts et routes, sans le moindre respect pour la vie des civils innocents, constitue une attitude inadmissible, condamnable et criminelle, indigne d’un pays qui se veut civilisé, en totale contradiction avec la rationalité el le sens commun que devraient inspirer les relations des peuples et des pays entre eux. Les problèmes, mêmes s’ils sont très graves et compliqués, ne peuvent jamais être résolus avec l’assassinat et la mort généralisée. Les États se doivent de respecter la loi, des processus de résolution des conflits existent qui permettent de surmonter les crises sans en passer par la destruction systématique et par le crime.

Le Liban, le peuple libanais ne saurait payer de son sang des conflits qui prennent leur source en d’autres territoires.

Comme marionnettistes et personnes libres, nous défendons d’une façon active l’entente entre les cultures des différents pays méditerranéens, nous exigeons de la communauté internationale et des pays européens en particulier, qu’ils mettent fin à cette attaque indigne, de même que nous demandons à Israël de retrouver une fois pour toute la raison et le sens commun de la loi qui respecte, avant tout, la liberté, le bonheur et la vie des personnes.

sábado, julio 22, 2006

Vivir en el mito: las cadenas del pasado, las alas del futuro.

Nacer bajo el impulso del mito es lo normal en cualquier fundación de una nueva ciudad o de un nuevo estado. Forma parte de la tradición humana. En el caso de Israel, su mito fundacional es una suma de contenidos simbólicos todos ellos de alto calibre: a- regreso a la Tierra Prometida tras dos mil años de ausencia, b- se acabó la diáspora, el judío errante encuentra por fin una tierra dónde instalarse, que además es la suya propia, de allá dónde procede, c- perseguidos por todo el mundo, diezmados por el horror nazi, los supervivientes hallan por fin una base sobre la que levantar un proyecto de futuro capaz de juntar libertad, dignidad y bienestar. Un proyecto con esta base mítica fundacional, tiene el futuro asegurado, al menos a corto plazo. Así se ha podido comprobar, al levantarse de la nada y convertirse en un país moderno, eficiente y democrático.

Sin embargo, el problema surge cuando del mito fundacional sobresalen y se imponen aquellos contenidos que tienen que ver más con el pasado y, consecuentemente, con una visión sesgada de la realidad. Creo que eso es lo que le ha ocurrido a Israel, al haberse impuesto una visión propia del mundo, de ellos mismos y de los territorios dónde se han afincado, en la que importa más el derecho y la legitimidad jurídica proveniente del pasado –cuya continuidad ha sido interrumpida por nada menos que dos mil años–, que la basada en la realidad. Una legitimidad, por lo tanto, que encuentra sus bases en mitos del pasado.

Nada que decir a ello, si el presente no da problemas. Pero si los da, entonces, el resultado es lo que se observa día a día en Isarel: si la realidad no gusta, se la substituye por la deseada.

Creo que la única posible solución para su supervivencia, es la de inventarse un nuevo mito fundacional de futuro. Es decir, invertir las referencias, dejar el pasado como simple punto de partida, y ponerse a inventar un proyecto de futuro en el que Israel se inscriba en la realidad de la zona, capaz de integrar a sus vecinos, y no en una realidad falsa o inventada de la misma.

Parece fácil, e incluso pensarán muchos que Israel ya tiene este proyecto, pero muy me temo que es una empresa de las más difíciles de hacer. Sobretodo porque el choque con la realidad ha sido tan traumático, que las heridas son muchas y los males tal vez irreversibles. Desde luego, requiere de una nueva generación de políticos capaces de querer enfrentarse a los problemas desde la complejidad y la aceptación de la realidad. Eso exige abandonar las recetas militaristas que no son más que la expresión de una actitud retrógrada y simplista, impropia de las exigencias de nuestra época. ¿Puede hacer esto Israel? Yo creo que sí, materia gris tiene suficiente para ello, y tarde o temprano el choque les debería hacer ver la realidad verdadera, no la inventada. El problema es que se hayan cruzado umbrales peligrosos de no retorno. Con un cambio en la política americana cabría ser optimistas. O con el derrumbe de la misma. Aunque entonces tal vez sea demasiado tarde.

No se dan cuenta los israelitas que sus vecinos y enemigos tienen también proyectos de futuro, algunos de los cuales pueden llegar a implantarse, aunque sea en un estadio muy embrionario, pero con más fuerza de la que se imaginan. Sólo necesitan una perspectiva de aceptación de la complejidad por un lado, y el arrojo necesario para desatarse del pasado y enfocarse hacia el futuro. Los palestinos, conducidos sistemáticamente a callejones sin salida, podrían alcanzar este umbral de asentamiento mítico. El problema es que están demasiado “enganchados” a la realidad israelita, habiéndose constitutído con el tiempo en una verdadera “sombra” de sus enemigos –atrapados por la dinámica acción-reacció, sin posibilidad de distanciarse de ella. Pero quiénes sí podrían hacerlo son los libaneses descendientes de sus últimas generaciones guerreras.

El Líbano es un taller o laboratorio increíble para el desarrollo de los nuevos paradigmas políticos basados en la complejidad. Tanto su historia como su misma realidad física se basan en la complejidad de su entramado social, en el que se cruzan tranversalmente todas las diferencias étnicas, religiosas y culturales de la región. La larga guerra civil sirvió para que las facciones se conocieran unas a otras hasta la médula, y tras combatirse entre si durante quince años, los viejos líderes volvieron a juntarse en un único parlamento en cuanto se hizo el alto el fuego definitivo. Es cierto que no se ha llegado muy lejos en la articulación de un funcionamiento normal del estado (cómo la actual crisis pone de relieve), pero ésta debería ser la labor de los políticos más jóvenes, sucsores de los líderes guerreros.

Ahora, el país vuelve a estar sacudido por las fisuras de siempre, la fragmentación sale a flote ante la nueva situación de ruina y catástrofe, pero tal vez es posible imaginar que la síntesis de esta fragmentación, que el asesinato de Hariri provocó, se acentúe como reacción colectiva al descabellado ataque de Israel. Si ello sucediera, Líbano podría convertirse en el país con más futuro de la región, al asentarse y posicionarse sobre unas bases fundacionales nuevas que partan de la realidad estricta, acepten la tremenda complejidad en la que se encuentran (tanto local como regional e internacional) y se orienten hacia el futuro de la región, dibujando los papeles que cada sujeto de la zona deberían tener en él.

Si ello ocurriera, el país de los cedros, gran perdedor de esta última contienda, podría convertirse en el verdadero vencedor. En efecto, Israel lo tiene muy difícil para reinventarse como país capaz de integrar la región: su espíritu guerrero y la acumulación de odios circundantes encierran a este país en un verdadero cascarón mítico que lo ancla en el pasado y le impide proyectarse hacia el futuro. Y hoy en día, un país que no se invente su propia realidad proyectada al futuro, acaba sucumbiendo a los que sí la tienen.

¿Podría el Líbano actual, tras surgir de las cenizas de su último incendio, renacer e inventarse como un país nuevo, atado a un pasado glorioso y trágico, pero dotado de un aliento fundacional que sitúe sus referentes en el futuro? Difícil pero posible.

Futurologías estratégicas.

Imaginemos por un momento que Israel siga con sus trece, Siria acabe entrando en el conflicto y tras ella lo haga Irán. Es de suponer que la táctica utilizada en Líbano debe ser un ensayo general para lo que les gustaría hacer en esos otros dos países. Supongamos ahora que lo hagan. ¿Cuál sería el resuiltado? La destrucción de estos países y el desplome de sus gobiernos, incapaces de sobrevivir al caos consecuente. Sería una situación como la que se vive en Irak, pero multiplicada por tres y por cuatro, dadas las dimensiones de los dos países afectados.

¿Sería esto un escenario ideal para Israel? Tal vez sus estrategas piensan que si. Pero lo que está demostrando Irak es que los países árabes son unos volcanes sólo mantenidos a raya por sus respectivos gobiernos corruptos, encargados de reprimir cualquier atisbo de rebelión o independencia. Caídos estos gobiernos, se disparan las energías contenidas y el país explota. Al principio, la anarquía se neutraliza a si misma, pero a la larga, encuentra su propia dirección, se canalizan las dinámicas y emerge una nueva fuerza muy superior a la anterior, curtida por la muerte y la experiencia guerrera. Estas fuerzas rápidamente dirigirían su atención al origen de sus desgracias: Israel. Puede incluso que entonces, otro tipo de empuje haya substituído al religioso, aunque lo más propio es pensar que éste seguirá: el fanatismo sigue siendo la mejor arma guerrera.

Veamos qué pasa en Líbano una vez acabe la oleada de destrucción. Es un misterio saber como reaccionarán sus pobladores. Desde luego, el odio a Israel, que les ha destruído su país y sus esperanzas de recuperación, será mayoritario, incluso entre sus antiguos aliados. Ya durante las manifestaciones antisirias, sorprendió a todo el mundo el repentino sentimento patrio de muchos libaneses, algo nuevo en este país fragmentado como la piel de un cocodrilo. Podría ser que la agresión israelí acentuara esa identificación colectiva. El problema estará en como encaja Herzbolá en el conjunto –en el caso de que sobrevivan como formación política. Supongo que los estrategas del Partido de Dios piensan que los libaneses, admirados por su resistencia y compasivos con las muertes cosechadas, se pondrán a su lado. Podría ser que hubiera algo de eso. Pero las fidelidades en Líbano son muy sólidas en sus distintas comunidades, y las pendencias de siempre entre las facciones volverán a emerger, con más virulencia si cabe, ante la rabia del entorno desolado y en ruinas. Por lo tanto, lo más seguro es que haya petición de responsabilidades. Dudo que Herzbola haga un mea culpa y pida excusas a los libaneses. Más bien cabe esperar enfrentamientos. Si se quedan en el parlamento y se llega a acuerdos, perfecto. Pero cuesta imaginarlo. Difícil imaginar en un mismo gobierno partidos unos en estado de guerra y otros que sólo quieren vivir tranquilos y dedicarse a los negocios.

Sin embargo, también es posible que la larga experiencia de los libaneses en guerras civiles les haya vacunado en este tema, y que se resistan a caer de nuevo en la querella armada. Eso sería lo mejor que le podría pasar al país de los cedros. Lo que hace verosímil esta posibilidad es el hecho de que sus pueblos ya están acostumbrados a vivir juntos siendo todos diferentes. Hay que pensar que los mismos contendientes que lucharon entre si durante la guerra civil, luego ocuparon sus puestos en el parlamento cuando llegó la paz. O sea que aparentemente, no hubo ni vencidos ni vencedores, lo que lleva a pensar en la inutilidad de tantas muertes. ¿Conseguirá ese logro el Líbano?

Si el incendio se ha extendido a Siria e Irán, sumándose al de Irak, lo más probable es que el estado de guerra en la región se generalice y se enquiste, lo que no sólo daría al traste con las posibilidades antes apuntadas, sino que inlcuso podría borrar del mapa a los mismos países de la zona. Sería difícil para el Líbano sobrevivir metido en el medio de todo este conflicto. Seguramente, eso es lo que buscan los partidos de la guerra: incendios globales. Los del bando islámico, pensarán que con el fervor y el odio pueden aguantar y vencer. Los del bando israelí y americano, pensarán que la superioridad militar es lo decisivo, y que ante las nuevas tecnologías de la destrucción, no hay fervores que valgan. Los grandes perdedores de tan “inteligentes” estrategias no sólo serán los libaneses y todas las poblaciones tranquilas y pacíficas de la zona, que son la inmensa mayoría, sino los propios europeos.

Aunque tal vez entonces surja una nueva generación de políticos capaces de anteponer la valentía y el ardor de la razón compleja al simplicismo retrógrada y suicida de los monoteísmos nacionales, imperiales y militaristas. ¡Ojalá!

martes, julio 18, 2006

El calvario de los Palestinos.

La “ayuda” brindada por Herbolá a los Palestinos de abrir un segundo frente en el Líbano, además de hundir a este país en la ruina, me parece que será igualmente nefasta para los propios Palestinos. Así parecen haberlo visto los israelitas, que de inmediato se han agarrado al ataque chiíta para extender el conflicto palestino hacia unos parámetros más clásicos de “guerra entre naciones”, dónde por lo visto “no hay porqué avergonzarse de nada” y tienen, como siempre, todas las de ganar. De paso, al asociar la resistencia palestina al ataque de países extranjeros, tienen las manos libres para actuar con doble impunidad y ya sin reparo alguno en el patio trasero de Gaza y Cisjordania.

Que el resultado de esta jugada israelita sea la destrucción del Líbano, el peligro (para ellos irrisorio) de una extensión del conflicto a Siria e Irán (qué oportunidad más buena para la “cirujía militar” que tanto ansían hacer en estos países) y el derrumbe definitivo de lo poco que queda del incipiente estado palestino, poco importa. Lo importante es el objetivo número uno: la supervivencia de Israel y su creciente acomodo en las tierras ocupadas. Con la destrucción del Líbano, y si se tercia, de Siria e Irán, se ganan unos diez o veinte años de retraso en el rearme de sus enemigos. Y de paso, se sigue machacando a los Palestinos.

La intervención de Irán en el conflicto palestino, que sirve únicamente a los intereses de los mandatarios de este país en su forcejeo por el tema nuclear y en su posicionamiento en la región, muestra el grado de acanallamiento de la política en esta parte del mundo, que tanto EEUU como Israel han procurado excitar al máximo, elevándolo al paroxismo. El régimen de los Ayatolás busca lo mismo que Israel: su supervivencia. Pero mientras en Israel es todo el país el que se identifica con los deseos de supervivencia, en el caso de Irán es sólo el gobierno, pues la gente en general no se siente amenazada por ningún peligro exterior. Tal es el problema de los gobiernos despóticos, y la desventaja que tiene respecto a Israel. Por eso sus dirigentes buscan como sea el conflicto, para ver si así el pueblo les sigue en su huída hacia adelante. Una huída que, como la historia demuestra, acaba siempre en desastre, pagando las poblaciones los delirios y las ansias de poder de sus gobernantes.

Es curioso que Herbolá se haya dejado arrastrar por Irán. Por un lado, entra en la lógica de los hechos pues es una creación suya, pero por el otro, la singularidad de los chiítas libaneses, que habían entrado en el gobierno y parecían dispuestos a aceptar las reglas normales de juego, con estudiadas políticas de imagen y cierta implicación en el negocio turístico, hacía pensar que serían más sensatos. Su acción es en realidad un suicidio político: tal vez los libaneses arrimen hoy el ombro todos con todos ante la agresión israelita, pero tras los bombardeos, llegará el ajuste de cuentas. Y los platos rotos serán tantos, que se les pedirá explicaciones. Si ellos empezaron la juerga, que la paguen. Cómo mínimo, deberán entregar las armas, y sin ellas, se deshincharán sus humos. Aunque lo más probable es que no quieran, arrastrando al país a nuevas querellas interiores.

Para concluir, de todo lo dicho se infiere que pueda hablarse de “calvario” para los Palestinos: caídos en la trampa de la ayuda iraní, condenados por unos y mal utilizados por otros, se hallan sin escapatoria alguna, pues mientras antes todavía tenían la opción de poder marcar una cierta agenda de los hechos (al ser ellos el “único enemigo”), ahora ya no tendrán ninguna, arrastrados como estarán por el ciclón de la guerra, ajena y lejana, que sin embargo se seguirá cebando en ellos con el descaro y la criminalidad de siempre.

Sin duda Europa tiene una gran parte de responsabilidad en ello: ¿por qué se negó la victoria electoral de Hamás, abandonando a los Palestinos a su suerte y echándolos, como quién dice, a los brazos de los iranís? Pero los errores de Europa son tántos, que ya no viene al caso. Se explica por la ausencia de una política común. Aunque luego el resultado sea el incendio de la región. Ésa podría ser la gran oportunidad de Turquía: a cambio de ser los bomberos del incendio, poder entrar en la Unión Europea. Falta que quieran serlo y prefieran optar por la piromanía, alegando que “en aguas revueltas, ganancia de pescadores”. Tal vez entonces Francia recapacite y se avenga a la razón geoestratégica. Pero tal vez entonces ya sea demasiado tarde...

Por cierto, el gesto de Solana viajando a Beirut en plena crisis es lo único bueno que ha hecho Europa en todo este asunto. Ojalá sea el inicio de un cambio de rumbo y de una implicación mayor en la región. Por ejemplo, haciendo de la reconstrucción del Líbano una causa común europea –y exigiendo a Israel que asume los estropicios. Aunque ello sólo es posible si se combina con propuestas fuertes y serias de arreglo al problema palestino.

domingo, julio 16, 2006

Las contradicciones de Israel.

La dificultad de entender el comportamiento de Israel respecto a sus vecinos reside en la confusión dada entre sus planteamientos estratégicos aparentes y los camuflados. Aparentemente, la reacción de Israel atacando el Líbano se explica como una lógica respuesta de un país que es atacado por otro. Sin embargo, la cosa es más compleja. De entrada, no es el Líbano quién ha atacado, sino una guerrilla autónoma dentro del país. Y es que la acción de Herbolá le ha venido que ni pintada a Israel: por fin sufren un ataque de verdad, que permite respuestas que no requieren explicaciones. Ahora podemos responder y atacar como un estado normal, dicen –mientras en el patio trasero podemos seguir haciendo el trabajo sucio con los palestinos, cuya guerra equiparamos de paso con la legalmente condenable de los chiítas de Herbolà, a los que llamamos Líbano. Esta necesidad de ocultar el fiasco de su política criminal con los palestinos es lo que explica la altisonancia gratuita de su ataque al país de los cedros, buscando un enfrentamiento clásico generalizado con sus enemigos de siempre, en el que pueden desplegar sin vergüenza ni reparo alguno su potencial militar, y ganar todas las batallas.

La necesidad de tener dos estrategias, la una visible y la otra escondida, creo que proviene del miedo y de la resistencia camuflada que tiene Israel en buscar de verdad una solución a los problemas con sus vecinos. Conscientes de que su mismo origen como estado está marcado por una apropiación ilegal de tierras que tenían dueños y a los que se despachó sin contemplaciones de uno u otro modo, jamás ha pretendido resolver de verdad los contenciosos con sus vecinos palestinos, pues sabía que puestos bajo la ley, tenían todas las de perder. Su política, desde un principio, se ha basado en el principio de “los hechos consumados”, los cuales son inamovibles y deben ser aceptados por todo el mundo, guste o no guste a los que salen perjudicados. En realidad, el mismo proceso de creación y consolidación del estado consistió básicamente en crear una situación irreversible de “hechos consumados”. Las sucesivas guerras con los estados árabes vecinos sirvieron para “legitimar” estas apropiaciones, que así podían ser camufladas como “conquistas de guerra”. De ahí que la guerra sea tan importante para Israel: es la mejor excusa y el camino más claro para obtener “derecho” –el derecho de conquista y el que da la victoria y la superioridad militar.

Eso explica que cada vez que plantee una solución a cualquiera de los problemas gordos que tiene, en vez de utilizar las metodologías racionales propias de la resolución de problemas (reunión, mediación de un tercero, diálogo, intercambio de posturas, negociación, regateo, avance por pasos, etc), recurra al uso de la fuerza. Que el resultado sea una “reacción violenta” de los así tratados no importa (al menos a corto plazo): se los define como terroristas y los costes de su acción (hasta ahora pocos) es el precio que Israel debe pagar para ir creando “derecho de guerra”. El resultado de esta táctica es el conocido mecanismo de acción-reacción que al dispararse adquiere dinámicas aberrantes, como es la del recurso extremo de los suicidios-bomba, el destrozo de infrastructuras y barrios residenciales, la masacre de civiles, etc.

Esta táctica tiene una doble estrategia: por un lado, está la oficial esgrimida consistente en proclamar que su objetivo es buscar una consolidación definitiva del estado israelita a base de imponer por la fuerza una relación cordial y difinitiva con sus vecinos. Es evidente que esta proclamación, que es suficiente para sus naturales aliados (implicados éstos en mantener su viabilidad como estado), no cuela ni puede convencer a sus enemigos, pues lo único que en realidad busca es su rendición incondicional y el sometimiento total y absoluto a sus dictámenes. La segunda estrategia camuflada, que no puede ser dicha, pero que subyace y explica las tácticas emprendidas, es la ocupación sistemática de los territorios, haciendo la vida imposible a sus ocupantes para que se vayan, se sometan o simplemente se vayan al infierno. Esta segunda estrategia, que ningún israelita jamás aceptará, es sin embargo la que prevalece y se expresa con descaro en los actos de represión contra los plestinos.

La cuestión es saber si estos objetivos camuflados conseguirán finalmente realizarse. Parece a corto plazo que sí, pues no sé como van a seguir viviendo los palestinos en un infierno como en el que se encuentran. Pero el gran problema de esta estrategia es que no puede ser completamente explicitada, empujando literalmente a centenares de miles de seres humanos fuera de sus fronteras o mandándolos directamente al hoyo. La misma historia del pueblo judío impide la “solución final” que subyace en esta estrategia de acoso a los palestinos. Y ésta es su principal tragedia y contradicción, con la que tarde o temprano deberá enfrentarse. Contradicción de la que Israel puede salir muy malparado si espera demasiado en plantearse y resolver. La dinámica guerrera es ciega y el alegado principio de supervivencia, cuando es atizado por el miedo y la demagogia, puede conducir un país a la locura. El desproporcionado ataque al Líbano, que está arruinando injustamente a este país justo cuando intentaba levantar cabeza después de su larga guerra civil, es un ejemplo del acanallamiento al que puede conducir la dinámica militarista desatada.

El problema es que Israel cruce, sin darse cuenta, el Rubicón de lo soportable que haga irreversible su andadura. Sus victorias inmediatas podrán ser seguras, pero el desenlace histórico de su empeñó estará condenado al fracaso.

sábado, julio 15, 2006

Reflexiones indignadas ante el ataque de Israel al Líbano.

La actualidad, querido bloguero, nos lleva al Líbano para comprobar el altísimo grado de irracionalidad que impregna hoy en día la política local de aquella zona y, de rebote, la mundial.

Lo más extraño es constatar como el pueblo judío, considerado por todos como el más inteligente del mundo, se empantana y acanalla en Israel, transformándose éste en un país criminal, que no cree en la ley, capaz de sojuzgar a un pueblo entero y de aniquilar a decenas de civiles por el simple hecho de haber nacido palestinos. Pero lo que dispara todas las alarmas sobre la condición moral y criminal de este estado, es su respuesta al ataque de Herbolá, bombardeando aeropuertos, centrales eléctricas, puentes y zonas residenciales del Líbano, con el resultado sabido del número de víctimas siendo la mayoría civiles e inocentes. Un país como el Líbano, que recién empezaba a recuperarse de su larga guerra civil, que soñaba, tras la expulsión de los sirios, convertirse de nuevo en un país libre, abierto y acogedor, condenado de nuevo a ser el chivo expiatorio del fracaso suicida de la política occidental y del delirio criminal-paranoico de Israel. Bochornoso e indignante.

Es evidente que la victoria militar de Israel será grande, cosechará muchos triunfos, arrasará zonas, ciudades y poblaciones, o incluso hará retroceder veinte años al Líbano, como alardean sus ufanos oficiales asesinos. Incluso es posible, si nadie lo impide, que la destrucción alcance a Siria, cuyas fuerzas armadas pueden ser diezmadas, cuál ejército de naipes, por el avance arrollador de los tanques y aviones israelitas. Seguramente, si ello ocurre, habrá respuesta iraní y la derrota de ésta está igualmente cantada teniendo en cuenta la desproporción exstente entre los poderíos puestos en colisión.

Y, sin embargo, esta victoria tan apabullante y cantada, puede que sea el inicio del fin del mismo Estado de Israel. No se trata de una opinión emocional del momento, sino el resultado de una reflexión estratégica sobre el futuro de la zona y de los sujetos implicados. Son varios los argumentos que apoyan esta tesis:

1- en primer lugar, el fiasco americano en Irak, que ha ganado con claridad la guerra pero ha perdido estrepitosamente la postguerra, da pistas de por dónde podrían ir los tiros en una situación de caos generalizado en la región. El empantanamiento caótico sería el caldo de cultivo ideal para una resistencia sin control, lanzada a los extremos y peligrosísima. No sólo para Israel, sino para la misma Europa. Seguramente no se llegará tan lejos, y los bombardeos serán detenidos para no impedir que los gobiernos corruptos y viles de algunos de estos países sigan sujetando a sus poblaciones. Sin embargo, la debilidad de estos gobiernos hace pensar que las paredes que separan el orden del caos son muy finas.

2- al haber traspasado todas las fronteras del horror, Israel se está convirtiendo en un país tenebroso y totalitario, poseído por delirios asesinos que lo hacen incapaz de acogerse a cualquier solución racional y pragmática de los problemas, un país por lo tanto indigno y criminal, únicamente sostenido por unos EEUU igualmente empantanados en su canallismo imperial que no respeta las leyes ni el sentido común. Un país así, repudiado por la comunidad internacional, hundido en la vejación y el fascismo militarista, tiene hoy en día poca viabilidad. Un mundo que tiende hacia la interdependencia, que busca el pragmatismo de los intercambios y la elaboración de respuestas complejas a situaciones complejas, y que tarde o temprano tendrá que plantearse el tema de la supervivenca global de la especie en el planeta, no puede perder el tiempo ni encallarse en conflictos absurdos fruto de planteamientos trogloditas, de cuando las sociedades se organizaban en tribus. Países de tales características son como muelas podridas que una buena dentadura necesita sacarse de encima. Un peligro éste que parece mentira no sea visto por los propios israelitas, cuya fama de inteligentes es tan grande.

3- el otro argumento para pensar que Israel puede acabar muy mal por muchas victorias militares que gane hoy, es de tipo más bien histórico y estratégico: la zona ha vivido ya situaciones parecidas en otros tiempos. Los cruzados en la Edad Media se hicieron fuertes en Palestina un par de siglos, pero el aluvión árabe acabó sacándoselos de encima, a la primera ocasión político-militar surgida. La velocidad de los cambios de hoy en día debería hacer pensar a los israelitas. Lo que antes tardaba décadas en fraguarse, hoy ocurre en horas y días. Oriente Medio no es el Oeste de los americanos, dónde fue posible eliminar sin contemplaciones a Apaches y Sioux de la zona. Las poblaciones locales tienen una resistencia tremenda a desaparecer del mapa, y su capacidad de multiplicación es inaudita, por mucho que se les mate. El caso palestino es altamente ilustrativo. El momento actual, marcado por la dinámica incontrolable de los llamados “sistemas emergentes”, lleva a pensar que esta zona muy masificada y altamente afectada por el trastorno y el desbarajuste, puede dar más sorpresas de las pensables.

4- una consideración a añadir está relacionada con la misma psicología de los judíos, que tan íntimamente ha impregnado los cimientos del Estado de Israel. Un pueblo secularmente perseguido, que en pleno siglo XX sufrió un descomunal holocausto, tratado como el chivo expiatorio colectivo de tantos y tantos pueblos de todos los continentes, es normal que al convertirse en Estado, genere una psicología de tipo paranoico que le obligue a situar el tema de la supervivencia –y, por lo tanto, de la defensa– en el centro de sus más íntimas procupaciones. Esta paranoia incrustada, si no es tratada por oportunas medidas de sabiduría y autocorrección, no crea seguridad, sino todo lo contrario, la más feroz de las inseguridades, lo que provoca comportamientos patológicos como los que a diario vemos por televisión. Una patología criminal asociada a los últimos artilugios de la ciencia armamentística y al delirio militarista es la mejor fórmula para firmar una segura sentencia de suicidio colectivo. Que se lo pregunten a los alemanes (¡sus verdugos de antaño, increíble!), a los Pol Pot y compañía, a las tiranías que se mantienen erguidas mientras dura la erección de sus miembros tensados. Pero por muy duradera que sea una erección, siempre acaba desfalleciendo. Ley de vida. Y el día que decidan relajarse, puede que los vecinos decidan que les ha llegado la hora de tensarse ellos…

5- la ciencia habla de “umbrales críticos”, y este concepto se aplica también en la sociología de los cambios y las emergencias. Parece que Israel esté empeñada en cruzar varios “umbrales críticos”: de entrada, el que hace que respuestas en un principio justificadas por razones de seguridad y supervivencia, acaben derivando en pura patología criminal, en abuso sistemático contra vidas civiles inocentes, en masacres y matanzas sin sentido, en genocidio encubierto y en eliminación sistemática de las mínimas condiciones de vida. Luego está el “umbral” de lo que es soportable o “tragable” por las opiniones y la ética mundial de los pueblos y las naciones respecto al comportamiento criminal de un país: por mucho que Occidente calle, el mundo es hoy en día un foro abierto donde las noticias corren como la pólvora. Los hechos y las imágenes hablan por si solas y desmienten las palabras tecnocráticas de los políticos que intentan justificar lo injustificable. El “viva la muerte” y el pozo moral en el que está cayendo Israel, cuya profundidad parece estar importándole un pepino, está cruzando todos los límites de lo tolerable, especialmente para las poblaciones circundantes y no tan circundantes que todavía no tienen la “gran suerte” de vivir atontadas por el consumo. Poblaciones cada vez más políticamente concienciadas, con información de primera mano e inmersas en profundos y acelerados procesos de “modernización” en el uso de tecnologías de última generación. Una bomba de relojería que crece a ritmos galopantes ante la miopía troglodita de los estrategas tribales americanos e israelitas. La complejidad de este entramado explosivo es un toro loco capaz de atacar con mil cuernos a la vez. Su despertar puede ser lento, pero el día que despierte, la plaza se llenará de muertos.

6- hasta ahora, parece que son los israelitas quiénes marcan la agenda de la política internacional americana. Política basada en sus delirios paranoicos y que se traduce en una agresividad impositiva de brocha gorda, impregnada de una simplicidad de espíritu patológica y armada hasta los dientes... Lo malo de las posturas simplistas es que acaban siempre estrellándose contra la realidad. Realidad que se hace cada día más compleja, contradictoria e impredecible. El choque puede ser brutal, y por muchas armas que se tengan, los poderíos extralimitados acaban deshinchándose y se convierten en inoperantes. ¿Quién sostendrá entonces a Israel? Cabe imaginar muchos escenarios, a cuál más caótico y apocalíptico, pero lo más seguro es que no serán nada amables con el estado judío.

En fin, reflexiones de índole estratégico que surgen de la indignación y que intentan explicarse “la razón de la sinrazón” de los actuales gobernantes israelitas y su ataque inhumano y criminal al Líbano.

lunes, julio 10, 2006

El desdoblamiento: nueva disciplina escolar.

Querido bloguero, regreso a un tema que ya he tocado en otras ocasiones pero que no deja de obsesionarme. Tal vez la causa sea la actual visita del Papa de Roma a Valencia, al concentrarse en esta ciudad española toda la carcundia monoteística y monotemática española. Los mono-parentales (la familia como célula fundamental de la sociedad), los mono-genéricos (para quiénes lo que importa es ser grandes machos o grandes hembras), los mono-nacionales (que rezan por la Unidad de la Patria), los mono-imperiales (que han substituído la vieja mitología hispano-imperial por el amor a Bush), los mono-raciales (que aborrecen a moros y negros), los mono-lingüísticos (sean los de la Gran Lengua Española o los patéticos del monolingüísmo catalán)... En fin, esta tan sonada como lamentable concentración de amantes y defensores de lo absoluto me induce a postular de nuevo la vieja creencia de que el único modo de salir de tales posturas monotemáticas es recurrir al desdoblamiento.

Desdoblarse es aceptar que no somos uno sino dos. Eso, que parece una tontería, conlleva unas ventajas importantes. La principal es que desdoblarse significa aceptar que a la vez somos sujeto y objeto, es decir, amos y directores de la situación, pero a la vez, comparsas sin voz de la misma. Esta dualidad permite incrustarnos en la cadena de las interdependencias globales de las personas entre si: podemos decidir lo que hacemos, pero a la vez, hacemos lo que otros han decidido. Aceptar este doble enfoque es, según mi opinión, el punto de partida básico para resolver las actuales patologías monotemáticas que asolan el mundo y lo llenan de absurdos actos identitarios y de conflictos sin fin.

Para el mono-nacionalista, declararse doble significa aceptar que se pertenece como mínimo a dos o tres patrias o naciones. Para el mono-teísta, que al lado del dios único hay otras fuerzas, principios, ideas o, simplemente, otros dioses. Para el mono-lingüísta, desdoblarse es aprender y hablar otra u otras lenguas. El mono-racial se desdobla cuando comprende que proviene de una mezcla multiracial cómo es lógico que así sea. Respecto al mono-imperial, desdoblarse es dejar de ser un imperio: aceptar la pluralidad geoestratégica de fuerzas y poderes, y apostar por el equilibrio espontáneo o negociado de las emergencias propias de cada momento.

El problema está en saber como desdoblarse o como inducir a hacerlo a los que realmente deberían hacerlo. Como titiritero que soy, siempre he creído que la manera más senzilla es el truco del garrotazo: al sacudir al afectado de monotematismo, se despierta su dualidad dinámica desdoblatoria (pues el golpe obliga al sujeto a darse cuenta de que también es objeto, en este caso objeto clarísimo de un garrotazo). Este método, de fácil aplicación en los títeres (de ahí el destacado valor pedagógico de este género teatral), lo es menos en las personas vivas, las cuales no suelen dejarse pegar con facilidad y requieren de procedimientos más sofisticados.

Hay que decir, sin embargo, que el garrotazo suele llegar a los afectados de monotematismo por la misma inercia de los hechos, los cuales se resisten cada día más a aceptar las actitudes dogmáticas y unilateralistas. Sabido es que en épocas anteriores era más fácil y recurrente creer en la ilusión de los absolutos (quién no ha sido fanático defensor de verdades únicas o de egoicos Yoes absolutos...), pero actualmente constituye un anacronismo evidente para cualquiera que se lo mire con un mínimo de sentido común, anacronismo que la modernidad, con su dinamismo vertiginoso de cruce comunicativo más la interdependencia de todo con todo, establece con rotunda claridad.

De hecho, la misma vida moderna nos obliga constantemente a desdoblarnos para poder encajar las realidades que nos toca vivir. Por ejemplo, los que son productores, son también consumidores; y los consumidores son a su vez productores de la riqueza de los otros. Los artistas creadores están obligados a ser showmans de si mismos, juntando la necesidad de aislamiento con la necesidad de comunicación (el artista se desdobla así en payaso). Los géneros masculino y femenino cada vez están menos separados, y la tendencia es compartir atributos de los dos. Las unidades familiares se dividen inexorablemente en dos, por mucho que al Papa y a los Obispos de España les pese. Los que viven en estado de riesgo constante, están obligados a ser alternativamente ganadores y perdedores, y en los casos más extremos, a considerarse vivos y muertos a la vez, tal es la proximidad existente entre ambos estados. Etc.

Tras lo dicho, parece como si ya no quedaran en el mundo partidarios del monotematismo. Y la verdad es que, para nuestro asombro, los hay muchos. De vez en cuando se juntan y celebran su retraso civilizacional con grandes encuentros, como el de Valencia, capitaneado por el gran Maestre de los Mono-pesados, el papa de Roma, jefe visible de la hipocresía institucionalizada.

En un contexto tan nefasto como el actual, no hay más remedio que animar a los pedagogos del futuro (que son los del presente) a que investiguen y se inventen nuevas y viejas disciplinas de desdoblamiento, de modo que puedan ser enseñadas en las escuelas y formen parte de sus planes de estudio. Un trabajo que requiere posturas interdisciplinarias, para que no quede ninguna especialidad sin el correspondiente desactivador de sus absolutos.

martes, julio 04, 2006

De regreso

Querido bloguero, han pasado varios días desde mi última aportación en este blog, y tras regresar a Barcelona después de un agradable viaje realizado por tierras griegas, constato lo siguiente:

1- el tema del Estatut ha desaparecido literalmente del mapa. Lo cual me alegra y no deja de maravillarme, dada la omnipresencia que tenía los días antes de mi partida. Viajar tiene estas ventajas: relativiza las “grandes cuestiones” y las muestra caídas de los pedestales tras su encumbramiento mediático. Creo que se trata de una gran ventaja de nuestra actual sociedad del espectáculo: por ejemplo, cuando murió el Papa, fue tal el estruendo mediático que uno pensaba que la religión católica regresaba sobre el mundo montada sobre el cadáver del polaco difunto. Un espejismo: a los cuatro días, ya nadie se acordaba de aquellas pompas. El viento que sopló sobre la Plaza de San Pedro, cerrando de golpe el Libro que había sobre el féretro, se llevó también todo lo que allí se representaba. “A por otra cosa, mariposa”, parece decir la pulsión informativa de la actualidad, que despacha los temas sin contemplación alguna. Ahora parece que se impone lo de la ETA, pero una vez el rodillo zapateriano, con su rutina mecanicista de los encuentros y los pequeños vaivenes de avance estratégico, haya dado los primeros pasos, contando además con la ayuda del sol de agosto, otro tema centrará la papelería de los quioscos. Las elecciones catalanas, por ejemplo, las cuales por cierto las veo ya como pasadas, al ser su pirotecnia mediática tan previsible… En fin, de algo tienen que vivir los periódicos. Además, qué sería de nuestra tan necesaria capacidad de indignación sin los avatares de la política, con sus números, sus afirmaciones categóricas, el repertorio de sus insultos y vejaciones, etc. Y, en este sentido, las elecciones catalanas no nos defraudarán. Aunque lo mejor es verlas como si ya hubieran pasado.

2- Durante mi estancia en Atenas, pude comprobar de nuevo las paradojas y las pequeñas sorpresas del fenómeno turístico, al ver como una ciudad y un país poco a poco se van especializando en antigüedad clásica y en arqueología, lo que les mueve a lanzar consignas publicitarias del tipo “Ven a Grecia, vive tu Mito”. Visité la Acrópolis y vi que los trabajos de reconstrucción del Partenón siguen a buen ritmo. El Erecteion también se va consolidando, aunque no sé si hay planes para devolverlo a su forma original. Es bonito e insólito ver por todas partes hileras de columnas, bases y capiteles, perfectamente ordenados y catalogados, esperando volver a ocupar el puesto que tenían. Se dice que la comisión encargada de estos trabajos tiene que negociar el regreso de muchas de las piezas que faltan con los miles de museos y museítos de toda Europa que en su día se hicieron con ellas, lo que no deja de ser una labor fascinante y agotadora. Lo más curioso es que se llegue a saber cuales son y dónde se encuentran dichas piezas, aunando la profesión de arqueólogo con la de detective.

Pensé que en cien años, la Acrópolis, si no lo estropean las guerras y los terremotos, volverá a brillar con su esplendor antiguo, aunque todo con el color de la piedra, sin las pinturas que por lo visto los griegos gustaban poner tan alegremente. Pienso que siendo Atenas la ciudad que dio a nacer la Democracia, sería bueno que llegara a especializarse en esta temática. Algo que parece a todas luces lógico y natural, aunque no sé si a los políticos griegos les seduce demasiado la idea, tan empapados como están de nacionalismo. Pues si así se hiciera, deberían practicar con el ejemplo, lo que les podría acarrear ciertos problemillas –al estar obligados a practicar la Democracia desde una “areté” puesta al día. Tal vez por este motivo la Grecia moderna ha tardado tanto en sacar brillo a sus tesoros arqueológicos, prefiriendo destacar los aspectos más bien mitológicos del asunto que los referentes al tema de la democracia. Aunque todo se andará, y el negocio turístico acabará imponiendo la razón y el sentido común, haciendo de la necesidad virtud.

3- El efecto de las últimas Olimpiadas en Atenas ha sido considerable, y es un gusto vagar por la noche por el magnífico paseo que envuelve la Acrópolis desde Monasteriko siguiendo la línea del metro hasta la zona del Keramicó. Un paseo muy bien urbanizado con luz agradable, bancos cómodos, multitud de bares, rastaurantes y terrazas, con bellísimos edificios del final de la época otomana y de principios del siglo XX magníficamente restaurados, mientras contemplamos sobre la Acrópolis las paredes ilumninadas de los templos y las murallas que la rodean. Un verdadero espectáculo visual realzado por las ruinas del Ágora con su impresionante Hephaisteion, el Templo de Hefesto, que surge de improviso junto al paseo. Por lo visto, este barrio se ha convertido en uno de los más “chics” de Atenas, y el jueves por la noche que estuve paseando por él se veía repleto de atenienses ansiosos de respirar el aire fresco de la noche, bajo la tutela mitológica de las piedras doradas de la Acrópolis. Una delicia, vaya, sobretodo después del bochorno del día. Y es que uno de los pejaes que hay que pagar en Atenas es el sofoco de un sol de justicia que cae sobre todos aquellos que insistimos en visitar sus piedras. Un peaje que, para suerte de los atenienses y maravilla mía, no amilana a los grupos de turistas de todos los continentes que son conducidos en autobuses y luego en tropel ordenado por entre las ruinas, en visitas que pueden durar de dos a tres horas…

En fin, he aquí unas cuantas reflexiones del humilde grafómano bloguero que firma estas líneas.