Para salir de la radicalidad monotemática (monoimperial, mononacional, monoracial, monolingüística o monoteísta) sólo cabe desdoblarse.
Para el mononacionalista, desdoblarse es aceptar que se tienen como mínimo dos patrias o naciones. Para el monoteísta, bajar del burro y aceptar que hay una pluralidad de fuerzas, principios, ideas o simplemente otros dioses. Para el monolingüista, desdoblarse es aprender otra lengua y amarla tanto como a la primera. El monoracial se desdobla cuando comprende que proviene de una mezcla multiracial como no puede ser de otro modo. Respecto al monoimperial, desdoblarse es dejar de ser imperio: se acepta la pluralidad geoestratégica de fuerzas y poderes, y se apuesta por el equilibrio espontaneo, negociado o forzado de las emergencias propias de cada momento.
El problema consiste en saber como desdoblarse o como inducir a ello a los que realmente tendrían que hacerlo. La manera más sencilla es el sistema del garrotazo, dar con la estaca al monotemático: con un poco de suerte, el Único duro se parte por dos. Lo propio es que el estacazo llegue a los afectados por la inercia de los hechos, es decir, por el mismo vertiginoso crecimiento de la comunicación y la interdependencia, que confunde los papeles y cruza los opuestos –y vuelve locos a los irredentos.
En realidad, la vida moderna nos obliga constantemente a desdoblarnos para encajar la realidad. Por ejemplo, los que son productores, son también consumidores y, viceversa, los consumidores producen la riqueza de los otros. Quién gana hoy en día sabe muy bien que no tardará mucho en perder. Los artistas, que deben aislarse para sus trabajos creativos, están obligados a ser showmans de si mismos, juntando la necesidad de aislamiento con la de comunicación (el artista se desdobla en payaso, etc). Los géneros masculino y femenino tienden a cruzarse por ambos lados. Los integristas antioccidentales que mueren y matan por su causa, lo hacen usando móviles, ordenadores, aviones, tejanos y bebiendo wisky y Cocacola. Y los que viven en riesgo constante, ya sea por su trabajo o a causa de las guerras y las catástrofes, saben muy bien que están vivos y muertos a la vez, tal es la proximidad que viven entre los dos estados.
Lo dice la misma ciencia, cuyas últimas tendencias interdisciplinares están basadas en las teorías de la Complejidad, el cálculo de probabilidades, y en el estudio de los sistemas complejos y sus fenómenos emergentes.
Los empresarios listos basan sus negocios en las plataformas en red y en el desarrollo de los mercados múltiples. Los pesados siguen agarrados a sus delirios de monoposesión y monopoder.
Los políticos, esos retrasados de la especie, parecen burros mentales cuando insisten en mantenerse fieles a sus grandes verdades, ideales y patriotismos (con honrosas excepciones, por supuesto). ¿Será que no leen? ¿O no ven? ¿O simplemente son tontos? Aunque lo que ocurre en realidad es que nos toman por tontos...
Desdoblarse o morir. Porque quién vive empeñado en el monotematismo, no hace otra cosa que ir hacia la destrucción propia y ajena. La complejidad del mundo impide las unilateralidades sojuzgadoras y reductivas, y sólo aceptando dicha complejidad es posible hoy en día enfrentarse a los problemas para resolverlos. Sin ambigüidades ni relativismos, sino cogiendo la dualidad del toro por ambos cuernos.
1 comentario:
hip! cuanta razón tiene, mi querido bloguero, después de tomarme un whisky ddoble, he logrado leer dos veces su artículo , hip! y ahora entiendo todo. Hip!
Salu2! ooé. oé,oé, oé...
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