En efecto, querido bloguero, soy un defensor de los toros. No sé si lo sería tan ardientemente si viviera en Madrid, Sevilla o Valencia, ciudades taurinas sin tacha, pero viviendo en Barcelona, que presume de ecologista y bienpensante y, además, se ha declarado oficialmente “antitaurina”, la verdad, sólo puedo defender a los que acuden a la Monumental para asistir a los toros.
Todo eso viene a cuento a raíz de la gran fiesta taurina del pasado domingo, en la que José Tomás volvió a los ruedos y llenó la Plaza de la Monumental de Barcelona hasta la bandera.
Y es que lo que más me indigna es la falta de respeto de los antitaurinos hacia los aficionados. ¿Por qué ese odio visceral, capaz de movilizar a gente con pancartas y de manifestarse con exabruptos e improperios? Pues porque para esos detractores de la Corrida, la Fiesta de los Toros es sinónimo de españolidad.
Yo me pregunto, ¿cuántos serán los aficionados que quedan? ¿Quizás unos veinte mil asiduos posibles en Barcelona más otros muchos miles en potencia? Personas barcelonesas como las que más, aunque algunas hayan llegado del sur o de otros lares de España, y representen en general unos estilos de vida antiguos, alejados de la modernidad. ¡Pero si ésa es una de sus grandes virtudes! ¿Y por qué no tienen derecho a disfrutar de una de las costumbres más antiguas y arraigadas del país, aunque sólo sean veinte mil y no llenen un estadio de fútbol?
No se olviden que Barcelona fue una ciudad taurina de gran categoría, con tres plazas en pleno funcionamiento, algo insólito en España. Sólo tras el franquismo, y a causa del abuso que Franco hizo de los toros al identificar la Corrida con la Fiesta Nacional por excelencia, el catalanismo pasó a considerarla como lo más rancio de la vieja cultura española que, llegada la democracia, había que eliminar.
Muchas son las razones para defender la Corrida de Toros. En otro texto publicado en este blog expuse ya 10 razones, creo yo harto convincentes (ver “Defensa raonada de la Corrida de Toros”, enero 2006). De todas ellas, me quedo con la número 10, que decía así (me traduzco del catalán):
“RAZÓN 10: Si la libertad sigue siendo uno de los principios básicos de nuestra cultura, no veo porqué se tiene que prohibir esta práctica defendida, practicada y gozada por miles de personas. De la misma manera que hay libertad para jugar al fútbol, para poner una “casa de señoritas”, para importar y exportar vinos, tabacos y camisetas, para comprar y vender coches, para abrir supermercados y grandes superficies, para cazar, comerse un buen pollo o beberse una cervesa, no veo porqué no puede existir el derecho a torear o a gozar de una buena o mala Corrida de Toros, existiendo como existe la correspondiente regulación legal consensuada sobre este tema.
Tal vez el día que se haya establecido un nuevo código de relación de los humanos con los demás animales, código que se enfrente a los temas de verdad, cogiendo cómo quién dice “el toro por los cuernos”, sólo entonces, ya sin mataderos y todos vegetarianos, podríamos empezar a aceptar la renuncia a la Fiesta. Entretanto, debemos ser coherentes y aceptar el principio básico de la libertad humana, patrimonio de todos. “
No sé si habré convencido al lector. Supongo que no. En todo caso, ésta es mi sincera y modesta opinión.
15 comentarios:
Comulgo con su planteamiento. Me parece obvio que hay mucha hipocresía en las actitudes antitaurinas, aunque a veces puedan tener razón, claro está. Creo que hay que defender la Corrida pero sin despreciar a sus detractores, pues en algunas de sus opiniones pueden haber verdades irrefutables.
Cordialmente
José Pedrín
¿Toros? No, gracias. Estamos ya en el siglo XXI y lo anacrónico sanguinario, por bello que sea, no merece tanto espacio. Comprendo a los estetas que lo aman, pero eso no los justifica.
No suelo ir a los toros, pero me gusta que se sigan celebrando las Corridas. Sé que allí encontaré un ambiente distinto, antiguo y viejo, todavía poco contaminado por las histerias modernas, con gestos, ropas y semblantes de los de antes, pausados y silenciosos, algunos ya viejos y bastante quemados por el sol, pues abundan los que fueron obreros y se pasaron años a la intemperie. Ellos construyeron las grandezas de la Barcelona de hoy, y ahora la ciudad les paga echándolos de los Toros, un refugio dónde pueden respirar aires propios, que hablan de sus antepasados y raíces profundas. Esos catalanes que tanto cuidan de sus raíces, ¡cómo desprecian las de los demás! Pues si, estoy de acuerdo con usted, un poco más de respeto y ¡viva la Corrida de Toros!
Un aficionado.
ESTOY PLENAMENTE DE ACUERDO CON LA FIETA TARINA.SOY TITIRITEIRO Y GALEGO,Y ME GUSTAN LOS TOROS..LA PSEUDO IZQUIERDA PROGRESISTA NUTRIDA DE HIJOS DE BURGUESES ME DA ASKO....VIVA LOS TOROS!....QUE LLA LO DECIA BUÑUEL,LORCA Y COMPAÑIA....SALUDOS TONI.
¡No, no y no! ¡No me convenceréis! Las palabras no pueden substituir a la razón humanista ni a la compasión hacia los animales. La retórica de vuestra defensa taurina me suena a hueca y a falsa, puro cacareo cínico. ¡Qué suciedad, qué peste a muerte, qué homenaje a la sinrazón, asistir a una Corrida! ¡No! ¡No me convenceréis!
Un anti.
Visca la Corrida! Sóc català i taurí, i anyoro els temps del que parlen els nostres avis, quan a Barcelona hi havia tres places. Tres! I totes funcionant! Bé, em solidaritzo amb la seva defensa.
Un aficionat
TOTALMENTE DE ACUERDO, SI HAY QUE DEJAR A LOS TOROS, ENTONCES POR IGUAL A DEJAR A LIBRES A TODOS, Y EL PRMER HIJO DE SU MADRE ANTITAURINO QUE SE LE ENCUENTRE COMIENDO BISTEC O POLLO , QUE SE LE SAQUE LAS BOLAS.
QUE VIVA LA FIESTA DE LOS TOROS , NO LA MATEN CARAJO
"Tal vez el día que se haya establecido un nuevo código de relación de los humanos con los demás animales, ya sin mataderos y todos vegetarianos, podríamos empezar a aceptar la renuncia a la Fiesta.“ Bien lo dice usted querido amigo el respeto por los animales debe ser en todos los 'ambitos, pero si no comenzamos hoy con los toros...cu'anto m'as vamos a esperar? Lo peor para cambiar una realidad es esperar que alguien mas haga algo para empezar a actuar...o peor aun quedarnos estaticos ante realidades como los toros.
Coincido con este último señor: algún día y de algún modo habrá que empezar. Y la defensa de los toros, no se aguanta por ninguna parte. ¡Que se acabe pues la fiesta!
P.V.
Toreros al cogido penal!!!
A quien le puede divertir matar a un animal?
MUERTE AL TORERO!!
me parece bochornoso tener q aguantar como una persona sin escrupulos tortura hasta la muerte a un animal. VERGUENZA.
Personalmente la corrida de toros es una reverenda mierda, pues solo asi se puede calificar un acto donde se celebra la muerte paulatina de un pobre animal que va agonizando poco a poco hasta morir, como en ves del toro no ponen a uno de esos " matadores " y lo ponen a correr calato por la plaza y que lo claven con banderillas poco poco, a ver q se siente.
PERO COMO ES QUE AUN HAY TANTA GENTE CON UNA MENTE TAAAN ROTORCIDA SIMPLEMENTE LOS Q APOYAN ESTA BARBARIE SEGURAMENTE Q TIENEN MUCHOS PROBLEMAS PSICOLOGICOS QUE DE INTERESANTE O QUE TIENE DE ARTE VER A UN ANIMAL SUFRIENDO YA QUISIERA VERLOS A USTEDES ASI AHOGANDOSE EN SU PROPIA SANGRE
A B A J O L A F I E S T A D E L O S T O R O S
POR QUE YA SOMOS MAS EN CONTRA
A EXTERMINAR ESTOS ACTOS ESTUPIDOS!!
Apreciado señor bloguero,
no puedo más que solidarizarme con su postura. Amo los anacronismos y adoro los viejos rituales donde se mezclan los opuestos de la vida. Pero sobretodo amo el paso del tiempo de la corrida, de bucles circulares, que nos llevan a ritos ancestrales de nuestra especie. En la Corrida, lo sublime se mezcla con lo canallesco, la riqueza con la pobreza, y los olores de la sangre y de la muerte lo sumen todo en una atmósfera que paradójicamente celebran la vida y la alegría de vivir. Las razones podrían ser miles. Aunque comprendo a los antitaurinos -no sus improperios maleducados-: todo depende de la perspectiva. En fin, felicidades por su texto.
Un aficionado.
Señor Toni,
me gusta su defensa de los toros por una razón muy simple: representan un baño de sano anacronismo desprovisto de las modernidades hoy tan en boga de los decibelios, las letras digitales, los tiempos cronometrados, las prisas, la excitación competitiva y tantas miserias de la vida tecnológica y moderna.
En los toros, sabido es que el tiempo pasa de otro modo, cierto que es un tiempo marcado por la muerte de un animal, y en este sentido, adquiere un sentido dramático y metafórico de una gran profundidad, pues nadie puede negar que en el rito lo que se representa es la danza entre la vida y la muerte.
El humano se enfrenta a una de sus alteridades más radicales, el animal, la bestia que admiramos, tememos y detestamos, y con la que queremos enfrentarnos.
Es un anacronismo, pues no sé si hoy tenemos esta necesidad de matar a la bestia. Creo que no, pero es innegable que la humanidad no ha cambiado en eso y que perpetua esta necesidad. Lo perpetua no con los toros sino en su vida normal, en su día a día, en sus opciones políticas de unos contra otros, en sus odios irreductibles que conducen a la guerra o al enfrentamiento sin buscar soluciones. Los toros no deja de ser un espejo distanciado y arcaico de esta realidad del enfrentamiento a muerte de nosotros con nosotros mismos.Y es en este sentido que resulta pedagógico y sano, pues mos abre a una reflexión -la distancia de un tiempo que pasa a ritmo de muerte- interesante y reflexiva.
Me admiran las plazas de toros, estos coliseos donde prácticamente no hay nada de la tecnología moderna sino que parecen edificios del siglo XIX...
A su lado, el fútbol es pura barbarie para pueblos salvajes.
Arcaismo, distancia conciencia del tiempo, he aquí sus grandes secretos!
Gracias por sus textos tan interesantes
Paco R.
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