Reloj Suizo. Imagen de los distintos tiempos de la sumisión creativa. |
- ¿Podríais aclararme esta distinción del otro día entre un norte hábil en el manejo de las matemáticas y un sur más bien de letras?
Mercadal, quién de los dos futurólogos es el que atiende con mayor consideración mis opiniones, respondió al acto.
- Me encanta que me hagas esta pregunta, Rumbau, porque precisamente desde que nos vimos la última vez he pensado mucho en lo que dijimos, cuando Bastides puso sobre la mesa el tema de las matemáticas. Creo que ha dado en el clavo pescando una de las distinciones más condicionantes de los próximos años, y que no sólo es aplicable a las sociedades del norte y del sur europeas, sino al mundo en general. Me refiero a este fundamentalismo de lo abstracto que el capitalismo asocia al dinero y que se ha impuesto mundialmente como el único valor de referencia. En cualquier parte, el imperativo de los beneficios y de acumular dinero se ha convertido en el verdadero motor de la actividad social y empresarial, de modo que incluso la política se ha supeditado a él, al ponerse al servicio de las necesidades del mundo de las finanzas. La prueba es que ante cualquier situación de crisis económica, lo primero que hacen los políticos es asegurar el bien funcionamiento de los bancos y de las finanzas, quedando en un último plano la atención que requieren los ciudadanos aquejados por esta crisis. Pero no sólo ocurre en situaciones de crisis, también en épocas de bonanza los políticos procuran atender básicamente las necesidades de los financieros y de las corporaciones, al bajar impuestos y gastar en infrastructuras que satisfagan los deseos de las grandes empresas. Y las matemáticas son fundamentales para mantener este predominio, pues son los algoritmos que rigen la globalización financiera y que establecen una realidad que está por encima de los "humanos". Hoy vemos como esta realidad abstracta, bien apoyada por una tecnología de última generación que sustenta las redes interactivas de la globalización, se ha impuesto por goleada a las realidades de verdad, aquéllas en las que vivimos las personas normales y corrientes.
- Pero parece que no hay alternativas a este desarrollo, puesto que estas tecnologías se ha convertido en indispensables para todos...
- Por eso están ganando por goleada, porque el mundo de las finanzas y del gran capital se ha hecho con esta arma inesperada que les permite saltarse a la torera las fronteras y cualquier intento de regulación. Con este truco, han desarbolado todas las resistencias y se han impuesto a nivel global. Y ahora lo que intentan es imponerse también en lo local. No se trata de unos "malos" que controlan el tinglado, una manera incorrecta de ver la situación, sino más bien de una inercia que se ha impuesto fomentada por el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías. Y por eso ganan las derechas: son las que han abrazado este "progreso" de las tecnologías al ser los dueños de las mismas. Las izquierdas se han quedado con criterios de ética y de moral, que son asuntos de letras, incapaces de competir con el progreso tecnológico de los números y por ello condenados al desfase y a quedarse fuera de lugar.
- Caramba, Mercadal, esta afirmación de que las izquierdas son de "letras" no la había oído nunca...
- Esto es muy viejo, Rumbau.
- Entonces, una solución para las izquierdas sería que estudiaran matemáticas...
- Por supuesto. Pero ya existen precedentes en el asunto. Fíjate en el Obama: ganó las elecciones sobreponiéndose a todos los obstáculos aparentemente insalvables al servirse de las llamadas "redes sociales", del márketing de las empresas y de nuevas formas de autofinanciación. Para ello se sirvió de las más avanzadas tecnologías en uso y ganó con su "Yes, we can". Claro que luego tuvo que adaptarse a las realidades del poder imperial, y al imperativo de las corporaciones, de ahí que sus ideas de cambio acabaran tan descafeinadas. No logró imponer nuevos modelos algorítmicos y abstractos, es decir, mentales, a los ya existentes. Pero eso no lo hace un individuo a solas, y menos desde una posición de Presidente de los EEUU.
- ¿Qué soluciones ves entonces?
- No hay soluciones, Rumbau, olvídate de esta palabra mágica que no existe. La realidad de los cambios ocurre cuando le da la gana ocurrir, generalmente sin avisar, y no seremos nosotros los que vayamos a producirlos. Lo único que podemos hacer es analizar e imaginar, y, nosotros concretamente, como futurólogos, lo que hacemos es avanzarnos al futuro, pues tal es nuestro cometido. Pero fíjate en una cosa: las grandes victorias de lo abstracto suelen ser victorias de un delirio que se impone sobre la realidad, pues delirio es todo lo abstracto cuando quiere imponerse como un modelo único de abordar el mundo. ¿Y sabes como acaba eso? Con el derrumbe de los delirios. Siempre ha sido así. Es literalmente imposible que una visión sesgada y reduccionista de la realidad no acabe hundiéndose ante la irrupción de la propia realidad, que tarde o temprano emerge con toda su complejidad. Estas emergencias de lo complejo pueden ser salvajes u ordenadas, y lo peligroso del asunto es que cuánto mayor es la seguridad de los mandamases en controlar el mundo, mayor es la erupción de la realidad en descontrolado volcanismo.
Imagen tradicional del Capitalismo. |
- Es verdad, Mercadal. Pero también se ha visto que los poderes han aprendido esta lección, y que por ello hacen todo lo posible para que las reacciones a sus políticas sean lo más caóticas y desarticuladas posibles, de modo que impidan cualquier respuesta articulada y ellos puedan rápidamente ocupar el puesto de "salvadores" y seguir así en sus posiciones, adpatándose a las nuevas realidades resultantes. La Guerra de Irak siguió un poco esta estrategia: provocar reacciones irracionales para poder luego acabar con ellas desde posiciones de fuerza y de racionalidad. De hecho, buena parte de las estrategias aplicadas en Oriente Próximo tienen este cariz. Por eso lo tienen tan difícil las revoluciones de la Primavera Árabe, enfrentadas al caos en el que desde siempre los poderes han intentado mantener la región.
Bastides, que escuchaba sin decir nada pero muy pensativo y atento a las palabras de su amigo, dijo de pronto aquejado por súbita inspiración:
- Ambos tenéis toda la razón, y ahora comprendo cómo con nuestras visiones lo que intentamos es ordenar el tremendo caos al que nos dirigimos. No hay que tener miedo al caos, al revés, lo nuevo siempre ha surgido de lo caótico, todas las mitologías lo tienen en sus inicios. Un caos en el que ya nos encontramos, y que nosotros llevamos intuyendo desde hace años. Y es aquí dónde se verá el fuelle de los pueblos, si trodavía tienen en sus venas la capacidad creativa o han cucumbido para siempre a la esclavitud de los poderes. Una creatividad que tendrá su parte colectiva, pero sobre todo grupal e individual.
Lo dijo con un tono de misterio mirando a su amigo Mercadal, unidos ambos por una complicidad de años de elucubraciones futuristas.
- ¿Acaso nos estamos acercando a las emergencias neomonárquicas? -preguntó críptico Mercadal.
- En verdad en verdad os digo que la velocidad de los cambios nos conducirá más pronto de lo que nos pensamos a situaciones propicias a nuestros augurios. Es decir, Cataluña deberá sacar pecho y toda su "rauxa" disponible si quiere salir del pozo sin fondo en el que no tardará en meterse. Pero para que ello ocurra, debemos esperar al relevo de la actual clase política, inhabilitada para estos menesteres del futuro.
- ¿Cambiar la clase política?... Muy largo me lo fías, Bastides. Ya sabes com las posaderas aman las butacas y lo pegadas que están a ellas...
- No creas que se tardará mucho en producirse este cambio. El descrédito de nuestros dirigentes es mayúsculo y por mucho humo que lancen para nublar la vista de los ciudadanos, poco a poco las verdades se van conociendo. La impostación nacionalista con la que pretenden salvarse, precipitada e inmadura, hacer aguas por todas partes: demasiado minada por las corruptelas y por sus últimas políticas ciegas y anticiudadanas.
- No lo veo tan claro. Pensad que tienen en sus manos toda la coral mediática y que las emociones son muy fáciles de manipular.
- Pero cuando se queden sin dinero, las cosas no serán tan fáciles. Por eso corren ahora como nunca: quieren aprovechar sus últimos estertores de gloria y de poder, antes de que caigan en manos de los acreedores.
- Pero piensa que si España les aprieta demasiado, también les estarán dando oxígeno para movilizar el agravio comparativo.
- Nos esperan semanas increíbles y cruciales, dignas de ser observadas con lupa y con la mayor atención. Pero lo que me anima a ver nuestros futuros neomonárquicos más cercanos, es la creatividad civil de la ciudadanía, que a pesar de la crisis, no cesa en sus inventos. Fíjate en el Bulli de Ferran Adrià y su nueva fundación: aquí hay más futuro de lo que nos pensamos. Y si el Eurovegas cae finalmente en Cataluña, levantará expectativas de negocio que disparará la imaginación de los emprendedores creativos. Y si no cae, lo hará también a modo de substitutivo. El teatro también dará saltos de gran altura en cuanto se encuentre sin la tutela nacionalista, al cerrar ésta todos sus grifos. Liberado, el teatro y la ópera de remolque se lanzarán a la internacionalización de sus productos, abrazando el inglés y el español como lenguas de uso, sin olvidarse del catalán, que seguirán cultivando aunque menos.
- O sea, que para vosotros, esta crisis es el punto de partida para que Cataluña se lance hacia su verdadero futuro de región dedicada enteramente al turismo, al entretenimiento y al agasajo del cliente.
- Por supuesto. Las crisis son esenciales para que haya catarsis y que de ella surja lo nuevo. Y lo nuevo en Cataluña, tal como están las cosas planteadas, pasa por esos caminos de la sumisión creatriva...
Admirado de sus tan extravagantes como radicales opiniones, decidí dejarlos en la playa, absortos ellos en sus visiones de futuro, preocupado yo por las imágenes que emanaban de sus palabras.
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