Ante los tremendos momentos políticos
que vivimos, he acudido a la cita de mis amigos de la playa, a los que no veía en
semanas a causa de mis viajes y compromisos. Me moría de ganas de conocer sus
opiniones, que suelen dar en el blanco, aunque a veces lo hagan mediante rodeos
de lo más “originales”, por decirlo con palabras amables. Los encontré como
siempre caminando por la orilla del mar, aprovechando la relativa bonanza que
aun gozamos en Barcelona.
- ¡Cómo está el patio! –les digo
tras los saludos.- Me imagino que estaréis encantados con todo lo que está
sucediendo...
- Ya puedes bien decirlo,
Rumbau –me contesta Mercadal, siempre locuaz y muy amable conmigo–, la verdad
es que somos muy afortunados de poder vivir lo que estamos viviendo. Nunca hubiéramos
pensado que el ritmo de los acontecimientos tomaría semejante velocidad de vértigo.
- ¿Coincide entonces todo
con vuestra predicciones?
- Bastante, bastante, aunque
debo reconocer que la rapidez de los eventos es tal, que no se da tiempo a que
las cosas maduren como deberían madurar, lo que provoca una terrible contracción
en el tiempo, con las deformaciones inevitables. Nosotros ya habíamos previsto
una fragmentación de España que acabaría con la FEAA, una lógica Federación Española
de Autonomías Autodeterminadas, siguiendo el principio del Café para Todos de
la Transición Española. Pero hoy el tiempo y su formalización humana, la
Historia, parecen tener mucha prisa y no estar para “dar tiempo al tiempo”,
como antes solía hacer, dejando que las cosas maduren según ritmos propios. No,
hoy la prisa aprieta por todas partes, como si las necesidades de cambio fueran
de urgencia máxima, sin un minuto de descanso y ya no digo de adaptación al
medio. Los que no se adaptan, malo para ellos: la Historia ha perdido la
paciencia así como la educación siempre más o menos elegante con la que antaño avanzaba.
Hoy se abalanza a salto de mata, en secuencias diferentes y todas al mismo
tiempo. Para nosotros, que ya somos viejos, un verdadero lujo y un regalo
inesperado, pues en los pocos años que nos queda de vida, si todo sigue al
ritmo actual, veremos más cosas que las que llevamos vistas hasta el día de hoy.
¡Menuda suerte y menuda paradoja!
- O sea que os está gustando
el desarrollo de los acontecimientos…
- No se trata de eso, claro
que nos gusta, pero no porque estemos o no de acuerdo con lo que ocurre, eso
importa poco: lo interesante es que cualquiera de los cambios que suceden son hoy
tan espectaculares, que no podemos menos que maravillarnos de la fuerza de ese
avance, como si ante nosotros la Historia hubiera tomado un ritmo de furia huracanada
que todo lo transforma y altera. Asombroso, Rumbau, asombroso…
- Pero bueno, algo pensaréis
sobre el anuncio de Artur Mas de nuevas elecciones en clave independista…
Bastides, siempre cauto en
sus palabras, interviene para decir:
- En verdad en verdad os
digo, que veo a Artur Mas cabalgar al Tiempo como pocas veces he visto hacerlo
a un político. Sólo hay que escucharlo para comprender que una especie de lógica
interior imparable e impecable se ha apoderado de su ser, bien sostenido por
los vientos que soplan a su favor. Por decirlo de alguna manera, nuestra época
se ha encarnado en él. Fijaros que no estamos hablando ni de un revolucionario,
ni de un rebelde, ni de un aventurero: Mas es un hombre serio y de orden, que
representa además a un clásico partido de orden, poseído por las “verdades”
neoliberales que hoy se estilan y que tienen agarrado y bien agarrado al mundo,
esa oleada de abstracción matemática que tiene al capital por dios único y que
busca sobretodo eficacia y beneficio. Y es bajo esa bandera que se levanta hoy
el independismo catalán: eficacia y beneficio. Esos señores de empresa y de negocio
han llegado a la conclusión de que gozarán de más eficacia y más beneficios si
ellos controlan los hilos del asunto, es decir, los cuatro poderes estatales
que hoy quedan en Europa, pocos, todo el mundo lo dice, pero importantes y sobretodo
básicos para los negocios. Y tras ellos, tienen a toda la clase media catalana,
ideológicamente mayoritaria, bien estructurada y muy ilusionada, casi diríase “embriagada”
por la imagen de competir en Europa desde la libertad de un país pequeño capaz
de funcionar como una empresa colectiva. ¡Imparable!
- Pero España no lo va a
permitir…
- ¿España? Yo no daría un
duro hoy por este concepto. ¿Quién cree en ella? Humo en las manos. Y unos
intereses madrileños que con la caída de Bankia y del llamado ladrillo se han quedado sin fuelle. Ese
deseo de convertir Madrid en la gran Capital del sur europeo, para lo que no
dudó en apropiarse de los viejos ropajes de lo que queda de España, ha sido una
burbuja más que ha estallado en las narices de todos los españoles. La estafa
de Bankia ha sido una estafa a todos los españoles hecha por los nuevos oligarcas
del Madrid político. Ahora chillan mucho los que se han quedado noqueados por
el estallido, pero no tardarán los barones regionales y las demás autonomías en
seguir los pasos de Cataluña. Muy pronto entenderán los españoles que para
competir hoy en Europa y en el mundo, que en nuestro país quiere decir libre capacidad
de gestión para atraer a más turistas, lo mejor es que cada uno espabile y se
reinvente a su manera, profundizando en unas señas de identidad que deberán ser
inventadas en su mayoría, a partir de los atributos que tengan más a mano. Tal
es el plan de Cataluña y su proyecto de independencia, y en cuanto sea
comprendido por los demás, no tardarán en seguir sus pasos sin pudor alguno.
- O sea que según vosotros,
vamos a la FEAA…
- Desde luego, pero la
contracción del tiempo provocada por la velocidad de los eventos, puede
deformar los resultados como muy bien decía antes Mercadal. Es decir, puede que
todo suceda con ciertos desfases, pero en lo esencial, creo que no nos hemos
equivocado. Lo propio es ir a una Federación de comunidades independientes. ¿Acaso
Madrid no se ha lanzado estas últimas décadas a lo suyo, por mucho que usara la
bandera española? ¿Y acaso Valencia no aprovechó la autonomía para sus propios
negocios redondos, con control judicial incluído? Claro que habrá mucho rasgarse
las vestiduras, aspavientos de todo tipo y sobreactuaciones incluso dolorosas,
pero el negocio es el negocio y “la pela és la pela”, como decimos en catalán. Y
ya se sabe que los mejores cambios son aquellos en los que aparentemente todo
es diferente sin que en lo esencial nada cambie. Una federación de
comunidades independientes o autodeterminadas sería lo mismo que la España
actual, con menos ministerios estatales y seguramente con más racionalidad y
eficacia coordinativa. Los llamados “barones” y los poderes locales tendrían
así las manos libres para forrarse y competir en los negocios. Respecto a la relación de las
partes con el todo, el marco europeo establecerá los modos y las prioridades, un
marco bien dotado de los poderes políticos y económicos convenientemente
arrancados a los viejos estados nación que hoy sucumben uno tras otro. La nueva
FEAA será una nueva España más realista y menos hipócrita, y con unos
rendimientos del negocio turístico superiores incluso a los actuales, si
nuestras previsiones se siguen cumpliendo.
- Pero los independistas
catalanes quieren separarse de verdad de España…
- Por supuesto. Pero mira
como Mas encara la cuestión: habla de estructuras propias de estado y abandona
la palabra Independencia, que para él tiene poca realidad en el marco europeo. Es
decir, estructuras de poder local garantizado para tener la libertad de poder
competir con garantías de eficacia y de recogida de los beneficios. Se trata pues
de un movimiento de emprendedores decidido a comerse el mundo, con la ilusión
emocional añadida de sentirse dueños de su destino, la llamada Soberanía. ¿Qué
puede esperarse de un movimiento así? Su victoria está cantada. Lo que se opone
a él no tiene ni fuerza ni sustento alguno. Muere una España y nace otra, menos
romántica en apariencia pero más funcional y lógica desde el punto de vista de
los negocios. No dudes que no tardarán pronto en subirse al carro los demás…
Atónito y sacudido por sus
palabras, les dejo seguir el paseo. Cuál rumiantes de la mente avanzan al son monótono
de las olas que rompen sobre la arena, mientras la ciudad a pocos metros sufre
vientos huracanados a velocidades de vértigo que sacuden sus cimientos más
profundos… Admirable…
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