miércoles, enero 18, 2006

¿Hacia los consensos contradictorios?...

Me pregunto, querido bloguero, si hoy en día es posible conseguir consensos en marcos colectivos amplios como son los grandes países y naciones. Es relativamente fácil que los políticos puedan llegar a consensos, pero a la que se deja a los ciudadanos opinar sobre un tema u otro, éstos irremediablemente se dividen en opciones distintas y opuestas, ansiosos de tener y aprobar sus propias razones sin atenerse a los mandatos y a las consignas de los grupos mayoritarios. Eso es al menos lo que pasó en Francia, cuando sus dirigentes decidieron poner a consulta la nueva Constitución Europea.

Los que antes eran ciudadanos, masa o pueblo, hoy son “individuos” que se arrogan la potestad de opinar y decidir por su cuenta, buscando inconscientemente un equilibrio contradictorio de las opciones, de manera que jamás exista un consenso unitario, sino que haya un “consenso contradictorio”, una división de las opciones, como si hubiera un mecanismo ecológico compensatorio que hace que los consensos ya no sean posibles a gran escala, introduciendo con ello nuevos factores de complejidad y contradicción.

En el caso de Francia, todos los NOes emitidos fueron un NO-pero, es decir, los que votaron NO afirman la mayoría (aparte de la extrema derecha obtusa) que no están en contra de la Unión Europea sino sólo de una manera determinada de entenderla. Y los que dijeron SÍ también insisten en el SÍ-pero, pues reconocen que podría haberse hecho mejor, etc. Hay pues contradicción interna tanto en los SÍes como en los NOes, lo que se ha traducido estadísticamente en una división del electorado, con una clara ventaja del NO. Se entiende que ante la oportunidad de ser los primeros en manifestar este nuevo elemento de la complejidad contradictoria, los franceses se hayan entusiasmado tanto en estrenarlo, inclinándose por el NO –pues un triunfo del SÍ habría eclipsado dicha emergencia.

¿Es sensato lo que digo? Pienso que ésta es una de las grandes pruebas que tiene que resolver Europa , enfrentarse a la nueva Razón Contradictoria de sus individuos-ciudadanos, que actúan por una pulsión estadística en mantener el principio contradictorio en lo colectivo cuando se refiere a temas que afectan a una amplia globalidad de personas. Esto significa que las viejas naciones con sus estados hasta ahora tan poderosos de pronto pueden llegar a hacerse ingobernables, pues jamás se hallará en un conjunto territorialmente amplio el suficiente acuerdo y consenso para aceptar políticas y políticos. Francia es un claro ejemplo de lo dicho.

Otro sería en España la división de opiniones sobre si Catalunya es una nación o no, si debe tener más autogobierno o no, etc. Seguramente en Cataluña la mayoría diría que sí es una nación, mientras que en el resto de España se diría que no. Habiendo pues mayoría de nos, ¿significaría esto que Cataluña no es una nación y que por ello así debe constar? En fin, mejor no preguntar y que los políticos pacten fórmulas contradictorias que satisfagan a unos y a otros…

Por eso me sorprenden algunas opiniones de determinados comentaristas que critican a los políticos por defender posturas clarísimamente contradictorias. ¿Pero acaso puede hacerse de otro modo? Un caso típico es el del PSC en su doble posición negociadora respecto al Estatut. Por un lado, férreos defensores del consenso cuatripartito tras la aprobación de su texto en el Parlament, por otro lado miembros no sólo del PSOE sino también del gobierno en Madrid, defendiendo posturas radicales de recorte a lo aprobado por ellos mismos. ¿Se trata de una esquizofrénica y aberrante situación, o, por el contrario, y como yo me inclino a pensar, de una posición francamente interesante y reveladora de por dónde irán los tiros en el futuro? Obligados como están a vivir entre dos aguas, desarrollan la nueva disciplina de lo contradictorio sin ocultarlo, aceptando sin disimulo el reto. Salga como salga el Estatut, el mero ejercicio de estas negociaciones a doble y múltiples bandas representa un esfuerzo tal de adaptación a los nuevos tiempos que sin duda alguna los que han sabido nadar (es decir, pactar y consensuar) entre tales marejadas de oposiciones aparentemente irreconciliables no pueden más que salir reforzadísimos de las mismas.

En este sentido, ¡cómo se equivoca la derecha de tachar a los políticos inclinados a la solución negociadora de los conflictos, por dura y larga que sea ésta, de cobardes y blandengues! No parecen entender que en estos menesteses, el tiempo que empuja uno tras otro los días de negociación, teje y despliega el tejido contradictorio del consenso al que van llegando. El tiempo en nuestras sociedades complejas ya no es el mismo de antes –que afectaba tan poco el paso de los años. La complejidad de su tejer actual tiende a una constante creación de nuevas situaciones de irreversibilidad, en las que no queda más remedio que hilar un constante consenso de posturas contradictorias, en su terco empeño por cuadrar el círculo. Y es que la solución expeditiva puede servir para puntuales golpes de efecto o para desbloquear embrollos enquistados, pero ya no es útil para soluciones estratégicas de largo alcance. Digamos que lo afirmativo unilateral es incapaz de hacer frente a la complejidad contradictoria del mundo actual.

El fracaso de la estrategia americana en Irak es un ejemplo de lo dicho. La actitud del PP ante el tema del Estatut de Cataluña no deja de ser una repetición del mismo empeño: tratar lo complejo con planteamientos impositivos y simplificadores de una parte sobre la otra. También aquí habría que añadir que la decisión del Parlament de Cataluña de pactar un proyecto de Estatut de máximos inalcanzables peca del mismo empeño afirmativo de unilateralidad maximalista (propio de toda actitud nacionalista, que excluye y ningunea al otro). En este sentido, la apuesta de Zapatero por buscar soluciones a los problemas del país aceptando el envite de la complejidad, lo sitúa en una vanguardia de nuevos políticos renovadores.

En fin, reflexiones y situaciones que el tiempo irá desplegando y aclarando…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CUANTA RAZÓN TIENE MI QUERIDO TONI, Y CUAN ACERTADA ES SU DESCRIPCIÓN. LE FELICITO POR PONER NEGRO SOBRE BLOG UN TEMA TAN APASIONANTE Y TAN COMLEJO A LA VEZ. BRAVO Y SALUD!

Anónimo dijo...

Jesús, qué complicado esto del consenso contradictorio! Me parece que no estamos preparados para asumir la contradicción, los humanos necesitamos ideas claras, nada de confusiones. Pero igual lleva la razón y el mundo evolucionará por esos derroteros. A mi me suena eso a paradojas y complejidades de esas que tanto se habla y cuesta entender. Como idea no es mala, como posibilidad la veo lejana.
Luis Pablo