viernes, febrero 14, 2025

La carrera de los Futuros y el nuevo signo de los tiempos

 


Playa de la Barceloneta. Foto T.R.


Todavía recién estrenado el año 2025, y ya estamos todos traumatizados por la irrupción del nuevo presidente norteamericano, el señor Trump, con su avalancha de medidas sacadas de la chistera. Los políticos europeos aparentan tranquilidad, pero la procesión va por dentro. Y en el resto del mundo, parece que se sienten satisfechos con sus derivas autoritarias

Afín de aclarar las ideas y el desconcierto, acudo a mis amigos futurólogos, aprovechando el sol esplendoroso que ha salido tras el día lluvioso de ayer. Los encuentro como siempre paseando por la orilla del mar, aprovechando el hermoso día.

¿Habéis visto el tsunami este que nos llega de América?

Mercadal, siempre atento a mis palabras, es el primero en responder.

Desde luego, para nosotros es una parte del futuro que tiene prisa, y eso ha descolocado a todo el mundo. Por lo visto, estamos en la era de lo imprevisible, yo creo que durará unos cuantos años, veinte quizá, mejor estar preparados.

—¿Qué quieres decir con eso de que una parte del futuro tiene prisa?

—Pues que ha llegado más temprano de lo que esperábamos. Era algo que tenía que suceder antes o después —dice Bastides, hoy con ganas de intervenir. —No te creas que lo teníamos previsto, la verdad, ya quisiéramos tener estas dotes de ver lo inmediato que se nos echa encima, pero sí sabíamos que llegaría algún tipo de terremoto mundial capaz de mover las piezas del tablero. Y eso es lo que ha ocurrido, más temprano de lo que esperábamos.

—De acuerdo, moverá las piezas en el tablero, pero los resultados pueden ser devastadores…

—No te precipites, Rumbau. Es evidente que el mundo está patas arriba, y damos la culpa a Rusia, China, y ahora a Estados Unidos. Los europeos nos queremos ver como los buenos de la película, y la mala suerte es que además nos vemos como los más débiles e indefensos, embargados en una impotencia que se arrastra desde hace años. Queremos intervenir, pero no tenemos las estructuras operativas para ello. De hecho, siempre he pensado que nuestra debilidad es nuestra fuerza, pero eso me parece que no lo piensa nadie más. Además, todavía es temprano para estas sutilezas, que tendrán su momento más adelante. Las inteligencias europeas protestan, alzan la voz, escriben libros y artículos, pero carecen de fuerza alguna. Se quedan como ‘voces de la cultura’, que es lo que menos vale hoy en día. Humo que se lleva la brisa cada noche.

—Pues si que estás pesimista, Bastides…

—En absoluto, Rumbau, yo siempre he sido un optimista irredento, lo sabes muy bien, y Mercadal creo que estará de acuerdo conmigo. Nuestras predicciones de futuro son optimistas, pero no en el corto plazo. Antes hay que pasar por unas cuantas turbulencias.

—Hombre, si solo fuera eso…

Mercadal, que escuchaba atentamente las palabras de su amigo, dijo entonces:

—Tienes razón, Bastides, pero vale la pena matizar algunas cosas para que nuestro amigo entienda lo que estamos diciendo.

Se pararon un instante para ver el sol y el brillo de las olas en el mar, y continuó diciente el doctor retirado y astrólogo aficionado:

—Si lo miras de lejos, verás que las cosas tampoco están tan mal. De momento no entremos en los detalles, los cuales bien sabemos que encierran el meollo de los problemas. Bien se dice que en los detalles se esconde el demonio. Pero para entender algo de lo que está ocurriendo, debemos observar el asunto desde la distancia.

—¿Y qué veis?

—Una mancha roja ocupa lo que es Ucrania. Pues bien, tarde o temprano tenía que parar esta matanza absurda. Perderá territorio, pero más o menos quedará como el que ambos contendientes tenían antes de la guerra. Es evidente que ganar militarmente a Rusia era imposible y que la única solución es que alguien diera un golpe fuerte sobre la mesa. Lo ha hecho Trump, y espera, que los de Estocolmo todavía le darán el Nobel de la Paz. La fobia antirrusa bajará como por encanto en toda Europa, y si los políticos que vendrán ahora lo hacen bien, puede que empiece el indispensable acercamiento entre Rusia y Europa. Claro, esos políticos serán de corte más autoritario, pero con suerte no en su faceta más acusada sino en la más o menos moderada.

—No sé qué decirte, Mercadal, pero me parece un poco ilusorio lo que dices.

—Desde luego, los ‘buenos’ de la película deberán descansar una temporada y reponer fuerzas, pues los van a dejar en babia. Pero pueden ser años de barbecho y penitencia muy aprovechables para ellos. Y Europa nunca dejará de ser Europa, por algo estamos divididos en tantos países.

—¿Quién crees que va a liderar este cambio?

—Podría ser Alemania, tras las elecciones. Ellos son los que más han sufrido las consecuencias de la guerra, aparte de los de Ucrania, claro. Y no nos olvidemos que entre los ucranianos y los americanos le sabotearon aquella conducción subterránea de la que tanto esperaban. El fin de la guerra y la llegada de gas ruso serán un consuelo al menos momentáneo.

—¿Pero no temes que Rusia haga de las suyas y decida expandirse por el norte o por el sur?

—Podría ser, aunque no lo creo, al menos por el momento. Quizá más tarde. El belicismo de los países fronterizos, entendible cuando tenían el apoyo americano, bajará, inclinándose por una aceptación de la realidad geopolítica y un entendimiento negociado con Rusia. Y Europa lo apoyará obligada a hacerlo.

—¿Entonces no piensas que Putin sea un peligro real para el mundo?

—Creo que en estos momentos, Trump le supera en cuanto a peligroso. Quizás cuando se apague la estrella del nuevo gobierno americano, lo que un día u otro sucederá, vuelva Putin a las andadas, pero no debemos olvidar su dependencia de China, que está jugando la baza de ser la potencia colchón con políticas exteriores de buenismo a la europea. Por supuesto, un nuevo encaje de las potencias no siempre será pacífico, pero siempre ha sucedido así en la historia, y no creo que ahora sea diferente. Nuestro modelo es la tierra, que no duda en hacer temblar el suelo cuando le da la gana, sin contemplación alguna. En este sentido, el XXI puede llegar a ser el siglo de los Titanes, como alguien dijo, en el sentido real mitológico de la palabra. Y ya sabes que eran unos dioses más bien cretinos, poco dados a la empatía y a la compasión.

—¡Caracoles, Bastides, me dejas patitieso!

—Ja, ja, ja…, ya puedes decirlo, pues todos estaremos patitiesos durante estas décadas tan peligrosas…

—¡Pero es que lo de Gaza es muy fuerte! ¿Cómo se va a permitir esta limpieza étnica que promueve Trump y sus secuaces?

—Nadie se opondrá, y por una razón muy simple: no hay alternativa. Fíjate que destruir, matar, para luego dejar que los palestinos se instalen de nuevo, ya se ha hecho repetidas veces y siempre con los mismos resultados: migajas que los palestinos han aprovechado para rearmarse y hacer túneles, aceptando el dinero que viene de sus propios enemigos: los Estados Unidos y Europa, más algunos países de Oriente para que se dejen manipular cuando les convenga. ¿Tú crees que eso puede repetirse siempre? Ni Europa está para estas labores, pues antes deberá reconstruir Ucrania, ni a los Estados Unidos les interesa el asunto. Claro, los países árabes podrían ofrecer alguna solución, pero lo único que harán es plegarse a las exigencias del nuevo amo, ofreciéndoles bonitos campos de concentración.

—O sea, ¿van a sacrificar a los palestinos una vez más?

—Esto está cantado. El nuevo orden mundial que está naciendo solo responde a intereses muy concretos, de poder y económicos, y lo humano ha desparecido del mapa. Fíjate que la situación en Oriente Medio se estaba pudriendo ante la falta de ideas y de propósitos claros y serios. Todos dejaban que los hechos se fueran sucediendo sin decir nada ni intervenir, a parte de los que realmente tenían intereses, como los israelitas, los rusos, los turcos o los mismos americanos, cada uno a lo suyo. Esperaban que alguien diera un puñetazo al tablero de juego, pero Biden se hacía el sueco, y ha sido Trump quien ha visto la jugada y la ha llevado a cabo. El puñetazo lo ha hecho temblar todo y ahora cada uno intenta salvar los muebles, dejando a los palestinos una vez más en la estacada. Terrible pero real.

—E Irán, ¿qué va a hacer?

— Nada, disimular y mirar de soslayo. Seguro que ya han pactado con Rusia y los Estados Unidos, para que no se les mueva el sillón a los viejos ayatolás que allí gobiernan. Con Putin, Trump debe estar repartiéndose Siria, Líbano, Gaza, seguramente el norte africano del Mar Mediterráneo, y todo el tema de Centroeuropa. Y los países árabes vecinos acatarán las órdenes del jefe sin chistar, al menos de entrada. Luego ya veremos...

—¿Pero no crees que China puede salir ganando?

—Esta es la otra cuestión, todo dependerá de las actuales negociaciones y del savoir faire de los chinos. Si son listos, sabrán aprovechar bien la ocasión. Finalmente, también tendrán que repartirse las influencias con los americanos.

—Es muy fuerte lo que estás diciendo, Mercadal. ¿Y esto no será el final de Europa?

—Aquí es donde el Futuro aún no ha dicho nada. Se ha callado esta parte del devenir. Y ha hecho bien en callarse, para no despertar falsas expectativas ni poner sobre aviso a los que quieren aguarle la fiesta.

—A quien, ¿al Futuro o a Europa?

—A los dos, pues para nosotros es obvio que el Futuro sigue siendo Europa, aunque ahora nadie dé dos duros por ella.

—Creo que esto ya lo indicasteis en vuestras cartas de futuro del 2005…

—Sí, así me parece. Y aquí es donde los peninsulares tendremos mucho que decir, si sabemos jugar bien nuestras cartas. Por de pronto, la actual derecha del PP debería separarse de Vox y abrazar las políticas de sus colegas europeos. Y los socialistas deberían dejarse de tonterías y entender que la única solución de Europa, para salir del atolladero, es hacer frente común con esta derecha menos autoritaria.

—Oye, ¿y los independistas qué pintarán en todo eso?

—Bueno, ya han empezado a situarse más a la derecha, a ver si pescan algo por este lado. Desde luego, tendrán que descansar un poco en sus trabajos de hacer la Independencia, pues nadie estará por la labor en Europa. Pero si son listos, deberían aprovechar el momento para sacar nuevas ideas, abandonar las viejas, y proponer miradas de futuro desde otras perspectivas.

—¿A qué te refieres?

—A jugar con la fragmentación desde otros presupuestos: olvidarse de los nacionalismos y de la política sentimental e ir al grano con las otras comunidades que aspiran a lo mismo. La palabra clave es fragmentación y autonomismo de nuevo cuño. Ir hacia la FEAA, como ya prefijamos hace tiempo: la Federación Españolas de Autonomías Autodeterminadas.

—¡Pero esto nunca lo aceptarán las otras autonomías! La palabra autodeterminación es tabú en España.

—No si esa federación se llama española y si son todas las autonomías las autodeterminadas. ¿Me puedes decir qué diferencia habría? Ninguna. Pero satisfaría a los hambrientos de la palabreja. Y todas serían felices gozando de sus queridas diferencias singularizadas.

—Estás soñando, Mercadal…

—En absoluto. ¿Acaso alguien se hubiera imaginado la situación actual como posible? Pues ha llegado por la puerta de atrás, para quedarse y sin que a nadie le haya extrañado ni importado un pito. Y todos van a comulgar con lo que consideran impío y nefasto.

—Pero esto por si mismo no arregla nada…

—Es verdad, pero aquí es cuando intervienen los detalles. El futuro depende de los detalles, Rumbau, del pequeño día a día de las personas en singular, y Europa es muy rica en eso, y por supuesto España. Y Cataluña podría adaptarse a la nueva realidad sin prisa y buena letra, si consigue reciclar sus juventudes extraviadas con tanto cachondeo independentista. Aunque creo que los mejor preparados son las provincias del sur, empezando por el País Valencià, por Murcia, y las ciudades andaluzas. Más Zaragoza y Palma, por supuesto. De hecho, la antigua Corona de Aragón es la más preparada para esta nueva emergencia. Y no hay que descartar Galicia ni, por supuesto, Madrid, pieza fundamental, que querrá decir la suya en estas lides. Por aquí asomará pronto el Futuro. Aunque primero, debemos bajar un poco más en nuestras desdichas geopolíticas…

—Caracoles, Mercadal, no sé por donde coger lo que me dices…

—Cógelo por donde mejor te vaya, pero cógelo y piensa en ello, pues por aquí corren los tiempos presentes y futuros en su carrera diabólica.

—Otra cosa, me preocupa lo de los funcionarios. ¿Crees que Elon Musk se saldrá con la suya de despedazar la administración americana? ¿Tendrá esto sus consecuencias en Europa?

—No lo dudes, Rumbau. Esto también está cantado. Y nosotros lo hemos predicho con muchos años de antelación.

—No me digas…

—Por supuesto. Lo de los funcionarios es un tema muy importante. Nosotros lo dábamos para mucho más tarde, pero las prisas que tienen hoy las empresas de la Inteligencia Artificial lo están precipitando todo. Quieren el poder ya, sin tener que esperar los años de decadencia que serían necesarios para al final conseguir lo que quieren: gobernar desde los algoritmos, indicando a cada persona lo que busca, quiere, pide, necesita o debería necesitar. Control absoluto de la población como ya están ensayando en China. Y para ello, necesitan una casta de funcionarios bien preparada y que sean todos empleados de las empresas en cuestión. Por eso quieren despedir a los actuales funcionarios, que no sirven para nada.

—Bueno, aquí en Europa parece que esto no está sobre la mesa.

—Pero pronto lo estará. Y bien haría nuestro país en avanzarse y proponer una alternativa innovadora y ágil a la inutilidad funcionarial de hoy en día. Lo dijimos hace años: solo cuando las nuevas presidentas de la Generalitat Catalana y Valenciana (serán todas mujeres a partir de las próximas décadas) hayan despedido a todos los funcionarios, las cosas empezarán a ir bien por aquí. Pero antes deben preparar los reemplazos. Y aquí es donde habría que abrir ya con rapidez las nuevas escuelas de Reus, Belchite y Alcañiz, donde se ubicarán en el futuro próximo las escuelas de administradores creativos, que ya no serán llamados funcionarios sino que serán todos doctores para arriba. De aquí saldrán los famosos Llampecs de Reus, cuyas fórmulas revolucionarán las administraciones locales, provinciales y estatales. Y lo harán respetando la libertad de las personas, sin afanes de control ni de manipulación alguna.

—Es verdad, Mercadal, no me acordaba de estas predicciones vuestras, ¡los Llampecs de Reus…!

—Si los de aquí no espabilan, acabarán abrazando las soluciones de Elon Musk y destrozando la creatividad social de nuestras poblaciones. Por eso urge que se inicien ya estos espacios de previsión del Futuro.

—¿Y por qué Reus, Alcañiz y Belchite?

—Porqué serán las nuevas zonas emergentes al alza, puntos clave de la innovación ibérica, que deberán aliarse con el grupo de los Sebastianistas portugueses y los Oteadores gallegos, más los nuevos grupos que vayan saliendo por la geografía ibérica.

Llegados a este punto de nuestra charla, decidí dejarlos y dirigirme a las duchas del Club, para no alterar todavía más mis neuronas, ya bastante agitadas después se semejantes revelaciones de los futurólogos de la Barceloneta.

jueves, enero 02, 2025

Futuro y futuros

 


Playa de la Barceloneta

He aprovechado el buen tiempo de estos últimos días del año para acudir a la playa y conversar con mis amigos Bastides y Mercadal, los futurólogos de la Barceloneta.  Los encontré como siempre paseando por la orilla del mar, y fue una alegría ver que siguen bien y con ánimos, ejerciendo sus funciones de pensadores del tiempo, en una época tan oscura y difícil de interpretar como es la nuestra.

- ¿Cómo veis la actualidad política? -les lanzo ya de entrada, pues con ellos lo mejor es ir al grano y dejarse de preámbulos.

- ¿Te refieres a la local?

- Bueno, sí, todavía no hemos comentado el cambio político que se ha producido en Cataluña.

- Es verdad, Rumbau, y creo que bien merece unas palabras -responde Bastides, siempre tan educado. – Era de cajón que tarde o temprano vendría el cambio y que los nacionalistas tendrían que abandonar el poder. Pero fíjate lo que ha costado…

- Desde luego, y espectaculares han sido los maullidos de indignación lanzados por lo que consideran un agravio y una usurpación. ¡Inaudito!

Mercadal dijo entonces:

- Sí, pero así son los nacionalistas, absolutos en sus pretensiones, sin entender el juego adaptativo y relativista de la naturaleza. Los socialistas han jugado muy bien la carta Illa, que encarna hoy lo mejor que podemos esperar de un político. El problema es que ‘lo mejor’, a muchos les parece ‘lo peor’, pues estamos en la época del ‘mundo al revés’. Nos hemos acostumbrado tanto al insulto y al mal gobierno, que hacer lo contrario parece algo raro, y para muchos una ofensa. Y la desconfianza es tan grande, que la gente se pregunta si eso de un ‘buen gobierno’ es hoy algo posible. Que lo normal es gobernar mal, y alardear de ello.

- Pues si que vamos bien…

- Es una época oscura que tiene una ventaja: al ser todo tan descarnado, no hay velos que disimulen las malas caras o el mal tiempo, lo que permite atenerse a las consecuencias. Ya sé que no sirve como consuelo, pero es lo que hay.

- Y esa época oscura, ¿va para largo?

- Según Mercadal, que sobre estrellas sabe un montón y gusta de las predicciones precisas, serán unos veinte años aproximadamente, los que tardará Plutón en pasar por Acuario. A mi me parece una cifra razonable. Y como suele pasar en la Historia, tras las épocas oscuras llegarán otras más claras. De manera que calcula que a mitad de este siglo quizá las cosas vayan un poco mejor.

Pensé que mis amigos no verían esta bonanza tan lejana, pues pasan ya de los setenta y cinco, y no son de los que se cuidan demasiado. Lo que hacía más admirable el tono optimista de sus miradas al futuro.

- Piensa, Rumbau, que falta bastante para que se desarrolle lo que nosotros llamamos el nuevo pensamiento interseccionista, que en realidad no tiene nada de pensamiento sino de actitud básica. A mi parecer, hasta finales del siglo no habrá cambios reales. Pero ya sabes que nosotros miramos el futuro con perspectiva, y cincuenta años no son nada.

- ¿Y lo de Trump?

- Pintan bastos. Será alarmante y divertido a la vez, ambas cosas, creo, pues desbaratará lo que se daba. Dramatismos de alto voltaje. Y celebraciones absurdas de ello. Hasta que se cansen los que lo habrán perdido todo, que serán la mayoría. Entonces, todo este trampantojo caerá como un castillo de naipes. Pero para que suceda, ya sabes, tienen que ver al rey desnudo, y hoy, con las gafas puestas de la estupidez humana, ven a los mandamases como grandes gobernantes. Sin embargo, nada volverá a ser igual, pues los tecnológicos se habrán salido con la suya, y nos tendrán bien agarrados. También habrá que ver a los reyes tecnológicos desnudos, y esto costará más. Los vaivenes serán el pan de cada día, constantes y dramáticos, como siempre sucede en los grandes cambios de época. Pero así avanza y retrocede la Historia, como si bailara un tango de ida y vuelta, para al final posicionarse en una media de más o menos ganancia.

- ¿Y el tema de las guerras?

- Aquí habrá mucha innovación. Serán guerras como nunca las hemos visto. Se matará a mansalva apretando botoncitos, y mal asunto para las sociedades condenadas por las políticas de fuerza, que serán las únicas visibles. Será curioso ver cómo los bloques se irán haciendo y deshaciendo. Pasar desapercibido será muy difícil, y las artes del disimulo vivirán momentos de esplendor. Lo colectivo aunado irá a la baja, por la peligrosidad que conllevará. Solo se mantendrán los cobijados por los poderes magnos, siempre que acepten ser mano de obra barata e intercambiable, es decir, suprimible. Solo cambiará el asunto cuando colapsen Israel y los EEUU, que son los inventores de estas políticas innovadoras. Curiosamente, serán los movimientos anarquistas chinos, cuando hayan rizado el rizo de convertir el viejo Partido Comunista de China en algo distinto, todavía por inventar, basado en las tendencias interseccionistas de origen ibérico, los que aporten sensatez civilizatoria al mundo. Aunque para ello harán falta muchas dosis de suerte y de coincidencias, las cuales, sin embargo, llegarán por pura densidad de los acontecimientos propicios.

- Caramba, Bastides, me dejas patitieso… ¿Así de claro lo veis?

Mercadal, que había escuchado paciente la larga exposición de su amigo y compañero de escrutinios, dijo:

- Estoy totalmente de acuerdo. Ya sabes que es imposible garantizar nada, y podría ser que nos equivocáramos en algunos detalles, incluso importantes, pero más o menos vamos por estos carriles. Bastides, has dado en el clavo en cuestiones de las que solo teníamos ligeras intuiciones, y me has dejado atónito con esta mención de los anarquistas chinos, sobre los que nunca habíamos hablado antes. Lo que prueba la veracidad de tus visiones, algo que solo se alcanza cuando el futuro llega por la vía directa, sin avisar. ¡Extraordinario, Bastides!

Atónito ante la bizarra lógica de aquellos dos viejos adivinos, me quedé sin saber qué decir, aunque muy impresionado por sus palabras. Bastides dijo entonces:

- Mercadal, tienes razón, nunca habíamos hablado de estos detalles, pero hoy lo he visto con claridad meridiana. Nuestro mar de la Barceloneta no engaña, y conozco muy bien cuando nos alcanzan las realidades futuras cruzando las aguas y saltando horizontes.

Nos quedamos callados unos instantes, como para dar solemnidad a la curiosa epifanía vivida por el zapatero futurólogo de la Barceloneta.

- En verdad en verdad os digo, que será en lo que nosotros llamamos el Mosaico Ibérico, eso que conforma humanamente la Península Ibérica, allí donde nacerán las primeras experiencias interseccionistas destinadas a cambiar el mundo. Lo hemos analizado a fondo con Mercadal y ambos coincidimos en que las distintas oleadas fragmentadoras que caracterizan el suelo peninsular producirán, a mitad de este siglo, los primeros trazos de una organización política y social capaz de aunar las diferencias no por obligación ni por ser el mal menor, sino por el deseo de enriquecer al conjunto. Y de la Península pasará a Europa, que es el otro gran laboratorio de las diferencias.


Polimonarquismo en Cataluña: Los cuatro Palos de la Baraja Catalana

- Suena bien eso que dices, sí, pero me temo que siempre suele acabar mal…

- Fíjate, Rumbau, que las personas se darán cuenta que la competitividad de lo local entre sí, cuando es aceptada como tal sin buscar la exclusión de los opuestos y contrarios, permite mejorar y enriquecer la creatividad del todo, respetando lo singular de cada uno. Todavía no sabemos cómo se va a desarrollar este proceso, aunque nosotros pensamos que será mediante la invención del Polimonarquismo, del que hemos hablado en muchas ocasiones. Monarquía para todo, con miles de cabezas coronadas alrededor de temáticas variopintas, a cuál más bizarra. Ya sabes, el Rey de la Arquitectura, la Reina del Amor, de la Ópera, de la Pintura, del Vino, de los Arroces, de la Aceituna… Cada afición, oficio y profesión tendrán su monarca coronado, y eso disparará el PIB y el PUB peninsular hasta extremos inauditos.

- ¿el PUB?... ¿Qué es eso?

- El Producto Universal Básico, que determina la relevancia económica en relación y en función al todo, no solo a lo interno. Son conceptos que todavía no están en circulación pero que en nuestros talleres de futurología de la Barceloneta hemos anticipado con sorprendente precisión. Pues lo que determinará el salto polimonárquico en la Península es una mirada que va más allá del ombligo particular, para centrarse también en lo exterior ajeno. Piensa que la batalla competitiva de los monarcas entre sí para imponerse cada uno en su esfera, será tremenda, obligando a buscar públicos internacionales y complicidades con otras monarquías afín de asegurar los linajes, con profuso intercambio de pajes, princesas y príncipes, y otros cargos que se inventarán en los complejos protocolos reales del futuro. Y lo interesante del asunto es que, aun siendo absoluto el concepto de la monarquía en sí mismo, al haber tal densidad monárquica, lo absoluto quedará reducido a grados minúsculos, no por ello menos importantes, pero menores, relativizando de este modo las antiguas propensiones exclusivistas de los monarcas, que jamás habrían aceptado competencia alguna en sus patios particulares.

Es esta una de las obsesiones futuristas de mis amigos de la playa, que siempre me ha sorprendido en todos los sentidos.

- Pero cuidado, otro país entrará en juego: el Líbano. Su larga experiencia en sobrevivir como país con una sociedad fragmentada por sus múltiples confesiones y particularidades será de vital importancia para implementar los avances del conjunto ibérico con una profundidad de aplicación única. Ya nosotros postulamos en su día a dos avanzados de la especie humana, Kuka Txansé, una investigadora nómada nacida en Macao, y Cengiz Erkmet, libanés de origen turco-druso, que serán los encargados de formular desde las alturas del Monte Líbano, los nuevos postulados interseccionistas del 1+2=3, la nueva fórmula que regulará las relaciones sociales e internacionales del mundo.

- ¡Inaudito! -exclamé maravillado por lo que oía.

- Y serán estos dos personajes de la Historia del Futuro los que consigan cambiar la realidad china, que verá en estos nuevos modelos sociales la solución a los problemas intrínsecos al monopolio del poder ejercido por el Partido Comunista. Es verdad que hasta que no se hayan comprobado en distintos países y regiones del mundo sus ventajas, el nuevo sistema no tendrá permiso de entrada en China. Pero el pragmatismo de este país, siempre abierto a lo que mejor encaja con las necesidades del momento, un dudará en dar el paso y abrazar con furor entusiasta la nueva oleada de origen ibérico y libanés del 1+2=3.

Nos quedamos callados un rato, como siempre sucede cuando las visiones de Bastides se suben a semejantes alturas. Finalmente, Mercadal intervino:

- No te creas que nos hemos vuelto locos, Rumbau. Ya sé que estas predicciones rozan a veces lo desmesurado, pero lo entenderás mejor si ves el Polimonarquismo y sus derivadas interseccionistas como una metáfora de algo que aun no tiene nombre ni forma, pero que va por estos caminos de la pluri fragmentación social que surgirá como reacción a los totalitarismos tecnológicos que tantas compañías y estados están desarrollando en sus delirios de poder absoluto y beneficios sin fin. Nosotros lo vemos así, pero seguramente el Tiempo y la Historia, que no piden permiso a nadie, se inventarán otras formas y nombres según el capricho de sus vaivenes y cambalaches.

¡Extraordinario! Pensé que tenían que ser muy optimistas para ver el futuro como lo ven. Y comprendí que sus esfuerzos no eran vanos, sino al revés, muy útiles para imaginar otros futuros distintos a los que nos pretenden imponer los nuevos modelos tecnológicos, con sus guerras de drones e Inteligencia Artificial. Soluciones difíciles o imposibles de hacerse realidad, pero que al menos tienen la ventaja de contener un curioso sentido del humor, aunque ellos se lo tomen con la máxima seriedad. Un humor que al menos nos da ánimos para ir saltando las etapas actuales, tan llenas de maldad y de siniestros presagios.

lunes, mayo 20, 2024

Frente a las polarizaciones irredentas, la intersección mutante creativa

Playa de la Barceloneta. Foto Luca Valentino

Playa de la Barceloneta. Foto de Luca Valentino

Esta frase no me la he inventado yo, que conste, sino mis dos amigos futurólogos de la Barceloneta, que tanto han teorizado en sus cartas sobre las cuestiones del futuro. Hace días que los oigo con este mantra de la ‘intersección mutante creativa’, que para ellos es el quid de las cosas que están por ocurrir. Una mutación, bonita palabra que, sin embargo, sabe más a deseo o a sueño, que a realidad. ¿Mutar en qué, y para qué?

- Caracoles, Rumbau, todo es muy evidente: si seguimos con lo mismo, acabaremos achicharrados por los conflictos sin solución, que son todos los que nos rodean e incumben.

Eso dijo Mercadal, para rematar luego Bastidas con la siguiente consideración:

- Elemental, pero no nos olvidemos de que estamos hablando del futuro no inmediato, quiero decir, no el de mañana o pasado mañana, que ya está maduro o ‘cocinado’, sino del que nos llegará en unos años o décadas, del que nada sabemos.

Claro, pensé, del que nada sabemos, menos ellos, que lo ven con claridad meridiana cada día en sus paseos por la playa…

- Así es, Rumbau -respondió el doctor jubilado, que me había pescado lo que pensaba-, aunque no lo parezca, somos muy realistas y tenemos claro que nuestras visiones son eso, visiones, y por ello mismo difíciles por no decir imposibles de demostrar. Y, sin embargo, ahí están, para indicarnos el camino de lo posible.

- ¿Y por donde andan esos caminos?

- Como ya hemos dicho más de una vez, en aceptar múltiples temporalidades. Salir es esta tiranía de los tiempos únicos, de los que no podemos o, más bien, no nos dejan escapar. Fíjate que hoy todos pugnan por imponer sus tiempos, que creen ser los mejores. Los nacionalistas de cualquier tendencia y especialidad viven inmersos en tiempos que ellos consideran únicos, tiempos que les llegan del pasado y que están dirigidos a conseguir un futuro particular, el de la nación en la que creen. Por eso desprecian los tiempos intermedios, los de la gente normal, que no creen en nada o en otras cosas, los que vivimos el día a día intentando conseguir tiempos propios, personales de cada uno, que son los que liberan y dan satisfacción. En cambio, los tiempos nacionalistas necesitan someter las diferencias para imponer el suyo que, al ser colectivo, necesita obediencia de todos.

- Esto es una verdad como un templo…

- Pero no solo son los nacionalistas, cada partido político busca imponer su propia temporalidad. En el fondo, eso que llaman ‘relato’ no deja de ser una descripción del tiempo que pretenden imponer. También las novelas y los relatos literarios proponen tiempos diferentes, pero no pretenden imponerlos a los demás, todos sabemos que las novelas buscan crear un tiempo diferente y propio, que nos sirve para entender y ver las cosas desde otras perspectivas, y así poderlo cruzar con el que nosotros tenemos.

- Es verdad eso que dices, Bastidas, pero las sociedades necesitan tiempos compartidos para funcionar y no caer en el caos. Creo que lo difícil es llegar a darse cuenta del asunto, pues pocas veces he visto a la gente preocuparse por esta temática. Si es verdad que muchos se quejan de que no tienen tiempo para ellos ni para nada, según se dice con mucha insistencia, pero lo consideran una característica del momento, un estigma de nuestra época, y lo asumen como algo irremediable.

Nos detuvimos acosados de pronto por la belleza del mar, de un azul intenso, con un sol que empezaba a menguar. Recordé entonces otro asunto que me llevaba preocupando desde hace días.

- Quiero preguntaros qué opináis sobre la crisis de Israel y Palestina, y la guerra que allí tiene lugar. ¿Cómo lo veis?

Sabía que mis amigos futurólogos tenían algunas ideas claras sobre este eterno conflicto, y los últimos acontecimientos quizás les habían cambiado de parecer.

- Rumbau, este conflicto es el paradigma número uno de lo que estábamos hablando sobre los discursos únicos y las polaridades. Pero allí el juego sucio y el choque de las unicidades ha llegado a tales extremos, que incluso a nosotros nos sorprende. Ya sabes que con anterioridad abordamos este tema y que dijimos que hacia la mitad del siglo XXI empezaría el declive de Israel y su sustitución por una nueva entidad mucho más compleja e interesante, con la importante intervención del Líbano en este desenlace liberador para todas las partes, incluyendo a los mismos israelitas.

- Sí, lo recuerdo muy bien (vean el libro ‘El Futur de Catalunya i els Amics de la Platja’, una recopilación de cartas de Bastidas editada por Arola Editors).

- Pues ahora, seguimos pensando lo mismo, pero con el agravante de que el suicidio israelita, empujado por la estupidez americana, puede llegar a ser más caótica y catastrófica de lo que pensábamos. Sobre si será antes o después de lo predicho, aún no sabemos qué pensar, pero no me extrañaría que la aceleración de nuestra época lo acabara engullendo todo a velocidades de vértigo.

- Es terrible lo que decís.

-Lo es, pero los acontecimientos aquí se adelantan a la cautela con la que suele moverse la Historia. Parece que la excelsa señora tiene prisa, y que la imbecilidad humana la está poniendo nerviosa, con ganas de sacarse de encima las penosas transiciones en las que estamos embarcados.

- ¿Pero acaso sabéis hacia dónde vamos?

- Nos lo olemos, Rumbau, nos lo olemos…

- ¿Y por dónde van los tiros, según vosotros?

- Los caminos son múltiples, pero las tendencias son dos: la primera es por allá donde empujan buena parte de los estados y las multinacionales, eso es, caer rápido bajo el dominio de las nuevas tecnologías digitales y los avances de la Inteligencia Artificial y toda esta panacea. A ello apuestan los grandes poderes, empezando por los de cariz totalitaria, China y Rusia, y seguidos por las llamadas democracias, Europa, EEUU, la Índia, etc. Un futuro tecnocrático de felicidades controladas y de esclavitud mental y física.

- Si, esta es bastante obvia. ¿Y la segunda?

- La segunda está aún por inventar, pero todo el mundo sabe sin decirlo que ronda alrededor de esos valores hoy desprestigiados que tienen que ver con la Libertad, con la sutileza del Espíritu, y con el dúo Igualdad-Fraternidad pero que acepta la Diferencia. Algo en lo que aparentemente todos estamos de acuerdo, pero que la pereza, la dejadez y la estupidez imperantes no permiten que se manifieste.

- Esta segunda vía parece estar vetada a los humanos de hoy…

- Tienes toda razón del mundo, y se explica este veto por la gran dificultad que conlleva pensar lo sutil, y ejercer la Igualdad y la Fraternidad incluyendo la Diferencia. ¿Cómo podemos ser iguales y fraternales si somos diferentes? Es una contradicción que requiere ser entendida y aceptada, y eso es pedir mucho a los humanos de hoy, anclados como están en verdades únicas, agrupados en conjuntos dentro de los cuales todos son muy amigos y fraternales, pero que consideran al grupo de al lado enemigos acérrimos sin derecho a existir. Cuando todos los grupos se comportan así, llegamos a la guerra de todos contra todos, y en estas condiciones suele ganar el más poderoso. Para esos grupos poderosos, la solución es impulsar sociedades controladas por la tecnología, sumisas y obedientes, y para ello necesitan a los enemigos exteriores que justifican las medidas de control y coacción. Nada nuevo en la faz de la Tierra, pero con posibilidades más plausibles de realizarse gracias a las nuevas tecnologías inteligentes, capaces de manejar las complejidades y manipular a las personas.

- Por cierto, que lo que acabas de explicar tiene que ver con lo que decíamos al principio sobre cómo nuestras sociedades se han polarizado últimamente, de modo que siempre tiene que haber dos bandos opuestos enfrentados entre sí. Y ahí es donde habéis situado esta idea de la ‘intersección mutante creativa’. ¿Podrías explicarlo algo mejor?

- Es una de las vías de salida. Requiere dos cosas: sutileza cognitiva y pensamiento analógico: aquel que sabe sustituir las propiedades reales de un modelo por otras propiedades que le son cercanas o equivalentes. Es decir, aprender a pensar desdoblando los planos de la realidad en dos o más niveles, para desde aquí poderlos cruzar y combinar. Cuando ello sucede, el ejecutante debe buscar lo que llamamos la ‘intersección mutante creativa’, es decir, un tercer plano que supere e incluya a los dos anteriores, pero que a su vez sea un plano nuevo, radicalmente diferente y que instaure una mutación en la forma de pensar. Eso lo han hecho algunos poetas, artistas y pensadores, pero aplicarlo a la vida cotidiana debe ser su objetivo final, para ver si de este modo conseguimos salir del embrollo fatídico del ‘todos contra todos’.

- Me parece muy interesante lo que dices, pero me suena a teoría, y ya sabes que si algo odian las poblaciones son las teorías que pretenden moralizarlas. No le veo mucho futuro.

- Y tienes toda la razón del mundo, Rumbau, pero acuérdate que eso no es ningún plan de batalla ni ninguna consigna que seguir, sino una simple reflexión desde la sutileza del pensar. Pero también hay que saber que las ideas nuevas, para expandirse, necesitan ser sutiles para así poderse infiltrar y entretejerse con las predominantes, minando lentamente a estas y cambiando los modos de ver las cosas. Cuando las contradicciones se conviertan en fenómenos insoportables, será entonces cuando los supervivientes podrán encontrar en el desván de lo invisible inconsciente aquellas soluciones que les sean prácticas y útiles, y saber que existen maneras de engullir las contradicciones y aceptar los opuestos para desde aquí crear algo nuevo. Será sin duda una novedad a la que recurrirán quienes no deseen sucumbir en el pandemónium de la estupidez.

- ¡Muy sutiles os veo hoy, Bastidas!

- ¡Qué remedio! Pensar el futuro es más complicado de lo que parece, Rumbau, y siempre hemos pensado que alguien tiene que hacerlo, aunque luego nadie nos haga el mínimo caso. Pero al menos nosotros nos quedamos tranquilos y permite que sigamos siendo optimistas, a pesar de la oscuridad que reina en el día a día.

Quedé admirado de ver cómo aquellos dos vejestorios que se llamaban a sí mismos futurólogos eran capaces de pensar con una sutileza que ya quisiera yo tener, y mantenerse optimistas en un mundo tan negro como el de hoy en día. Me fui a las duchas del Club, diciéndome lo afortunado que era de compartir aquellos momentos de filosofía playera, que nadie en sus cabales escucharía, pero que a mí me daban tanto en qué pensar.


lunes, septiembre 04, 2023

Publicada la novela de Toni Rumbau ‘El Titiritero, el Huevo, Barcelona y la Extravagancia’. Reseña de Giovanni Papello

 

Portada y contraportada de la novela


Acaba de aparecer publicada por 
Thot Arts, sello asociado a la revista Titeresante, la novela de Toni Rumbau titulada El Titiritero, el Huevo, Barcelona y la Extravagancia. Una novela titiritera que, según el autor, es en parte complementaria a la conferencia-espectáculo estrenada este año con el título El Titiritero, el Doble y la Sombra.

La novela está ya a la venta en Amazon clicando aquí. El libro, de unas 200 páginas, contiene 32 ilustraciones a todo color y puede adquirirse por el precio de 16,30 euros.


Publicamos a continuación el texto que sobre la novela ha escrito el profesor
Giovanni Papello, amigo del autor:

Los nudos titiriteros de Toni Rumbau, por Giovanni Papello

El Titiritero, el Huevo, Barcelona y la Extravagancia es un texto corto definido por el autor como una novela poco novela, por sus peculiares características que la distancian de la norma común de lo que solemos considerar una novela, pero que este comentarista considera como una de la obras más interesantes, personales y ambiciosas de Rumbau, que indaga y profundiza en el universo de los títeres para darle la vuelta y asociarlo a la ciudad de Barcelona, que de pronto se enriquece con una mirada topológica repleta de puntos de múltiples dimensiones.

Es un texto dividido en dos partes, la primera escrita en tercera persona al modo de un cuento que a veces toma la forma de un guion para títeres, y la segunda en primera persona, pues es el titiritero Manuel quien habla y nos explica los periplos vividos en compañía de un guía turístico, el señor Quinqué, contratado por sus propios títeres, que se le han escapado, como quien dice, del redil. Dos partes muy diferentes pero que, al final, vemos simétricas, pues ambas acaban con la revitalización ritual del titiritero.

Conversación en la Plaza Real (Maqueta visual)

Lo atractivo del asunto es que nos presenta una ciudad que, mediante la artimaña del huevo y de la pipa que fuma Manuel por dentro, abre puertas y salidas inesperadas capaces de dejarnos saltar, a través de descomunales piruetas de la imaginación, a otros lugares, insólitos y disparatados, pero de una gran belleza, y desde donde podemos vernos con la indispensable distancia de la ‘autoobservación’, este concepto que tanto gusta al autor.

¿Acaso no lo es visitar la Luna, Mercurio, Venus, o el mismo Sol subidos a este planeta inexistente que es Vulcano? Como dice Rumbau, ‘todo vale para obtener la impresionante visión del Sistema Solar visto como un huevo, llamado Heliosfera por los astrónomos, que atraviesa los espacios de la Galaxia a velocidades de vértigo, con el Planeta Tierra dentro dando vueltas al sol, a la velocidad sideral de los años, tan lentos para nosotros, y que tiene las ciudades incrustadas en su piel rocosa, tan rebosantes de vida gracias a los absurdos trapicheos y cambalaches de los humanos que en ellas convivimos’.

Con la palanca de los títeres y de los resortes de la imaginación que suelen acompañarlos, el texto consigue forjar unas llaves que permiten abrir los nudos ocultos que se esconden en la ciudad de Barcelona, nudos de múltiples capas que, al cruzarse, generan algo nuevo e inesperado.

Venus (Maqueta visual)

Una novela que abre un campo de infinitas posibilidades, si el autor tiene ganas de desarrollarlas. En realidad, su otra novela, Foro de Muertos, que también presenta estos días, transita por los mismos derroteros.

Se nos afirma en el texto de presentación del libro que la novela complementa la conferencia-espectáculo que presentó en noviembre de 2022 titulada El titiritero, el doble y la sombra. Creo que hay algo de verdad en lo que dice, pero importa distinguir aquí una cosa de la otra. En ambos casos podemos hablar de ‘rituales de transformación’, pero mientras en la conferencia todo sucede en el contexto vivencial del teatro, lo que sin duda le otorga una intensidad superior (con el freno que da la premura de lo efímero), en la novela el registro imaginario de la lectura reduce el fulgor de la intensidad ritual, pero acrecienta la amplitud y el tiempo de la inusual visión topológica de la realidad, Barcelona en este caso, llena de ‘agujeros negros’ donde lo inesperado surge de improviso.

Castillo de Montjuic (Maqueta visual)

Necesario es comentar las Maquetas visuales, ‘pequeñas bombonas de oxígeno visual’, como las llama el autor, que acompañan cada capítulo. Son unos collages que sin duda pecan de ingenuidad y hasta de una cierta simpleza, pero muy bien resueltos, y que sirven para algo importante: indican al lector que lo que parece intrincado en la lectura, en realidad no lo es. También nos invita a pensar en libertad con la imaginación suelta a los vaivenes de cada uno. Y ponen luz, forma y color a la oscuridad con la que a veces vemos lo paradójico, lo inexplicable y lo absurdo. Creo que esta ha sido la razón oculta de unas imágenes que el mismo autor ha realizado quizá sin saber muy bien el porqué.

 

domingo, septiembre 11, 2022

El futur de Catalunya

(Versión en castellano)


Dos llibres acabats de llegir m'han impulsat a visitar els meus amics futuròlegs de la Barceloneta: 'Infern, Purgatori, Paradís', de Jordi Ibáñez Fanés, i 'El fill del xófer', de Jordi Amat. Una novel·la i un relat biogràfic sobre el periodista Alfons Quintà. Uns llibres que recomano a tothom i que considero indispensables per entendre la història moderna de Catalunya. La novel·la ha rebut el Premi de la Crítica 2021 a Espanya i el llibre d'Amat ha estat un èxit editorial exalçat per tots els seus lectors.


Els dos llibres ens expliquen, cadascun des de perspectives diferents però complementàries, com la deriva independentista de l'últim decenni es pot considerar el desenllaç lògic i fracassat del que s'ha anomenat el pujolisme.


Impressionat per la lectura dels dos llibres, acudeixo a veure els meus amics futuròlegs per comentar-los, encara que dono per suposat que no els hauran llegit. Els pesco quan passejaven davant del Club Natació Barcelona, ​​del qual sóc soci, i després de les salutacions, els explico les meves cuites i els dos llibres esmentats. El mar estava preciós, amb un sol amortiguat per quatre núvols. 


Per sorpresa meva, Mercadal havia llegit el llibre d'Amat, atret per les ressenyes del mateix publicades als diaris. No el d'Ibañez, que ha tingut menys repercussió a la premsa, sens dubte pel seu contingut, altament incòmode per a les elits nacionalistes catalanes i per això menystingut sens dubte pels poders mediàtics.


—La impressió que tinc després de llegir aquests dos llibres és que podem considerar el Procés com un fracàs cada cop més acusat de les pretensions del nacionalisme i la seva fugida endavant en l'independentisme. Un fracàs del catalanisme, que no va saber resistir-se a ser fagocitat pel pujolisme. Però el més estrany és que ningú parli de fracàs…


Mercadal, que coneix bé la temàtica, va ser el primer a parlar:


—No t'ha de sorprendre, Rumbau, a ningú no li agrada reconèixer que s'ha equivocat en les seves veritats, i menys els polítics, abans se n'aniran a la tomba amb elles a la boca. I sobretot quan tot l'assumpte se sustenta en una emoció, ja que això és el que passa amb aquest assumpte de les pàtries, les banderes i els pobles que diuen que són una nació. Tot és una emoció, com ho és la religió. Però mentre en el tema religiós hem arribat a acceptar una llibertat de culte i que cadascú cregui el que li dona la gana, en lo de les pàtries encara no existeix aquesta llibertat d'escollir, i els posseïts per l'emoció d'una, busquen i necessiten que els altres es pleguin a la seva fe.


—Precisament la novel·la d'Ibáñez Fanés explícita aquesta idea de fracàs, indicant-nos el que sembla l'única solució de l'assumpte: reconèixer d'una vegada per totes el fracàs de qualsevol projecte nacionalista  entestat en l'absurd impositiu de considerar que s’és un únic poble.


Bastides, que escoltava atentament la conversa, va intervenir llavors:


—En veritat us dic que tens tota la raó del món, Rumbau, en això que dius o diu aquest novel·lista, sobre la necessitat de reconèixer els fracassos col·lectius de totes les nacions. I que només quan això hagi passat al món sencer, podrem realment entrar en fases noves de civilització col·lectiva.


—Així ho posa la novel·la a la boca d'un dels personatges…


—Em tocarà llegir-la, ja que dóna al clau de l'assumpte. Una reflexió, la que fas, que ens ve com a anell al dit, ja saps que el nostre interès està en el futur, mentre que les coses del passat millor deixar-les on són, doncs per alguna cosa el passat passat està.


—De calaix, Bastides! —va exclamar Mercadal corroborant el que deia el seu company de fatigues.


—Què vols dir?


—El que és evident: lo que ens incumbeix aquí és veure quines línies mestres sorgeixen de la realitat actual, per intentar dibuixar els futurs possibles que tenim al davant. I aquí t'he de dir una cosa que no agradaria a segons qui escolti: contra el que pensen els catalans, la resta d'Espanya està més preparada a anar tirant el carro optimista del futur que la nostra estimada Catalunya. I saps per què? Doncs perquè els deliris nacionalistes a Espanya, malgrat els enquistaments que revesteixen, estan molt més derrumbats que a casa nostra, on la punxada del Procés no acaba de desinflar del tot la pompa del deliri independentista. Fixa't com aquesta Espanya Una de la dreta irredenta està avui representada majoritàriament per partits com el PSOE i el PP, l'Espanya dels quals no té res d'Una, sinó que s'estructura segons una visió gairebé federalista de l'Estat, vull dir, amb els seus poders autonòmics enaltits, cadascú defensant els seus interessos particulars sense entrar en deliris nacionalistes cantonals. Mira a Andalusia com el PP està aixecant poders locals amb tota llibertat i amb la benedicció de Madrid, com passa a Màlaga, atraient capitals i desenvolupant un projecte de ciutat metropolitana avançada, malgrat les seves dimensions reduïdes. València i Saragossa són dos altres exemples paradigmàtics, pugnant per convertir-se en pols de desenvolupament sense perdre energies en lluites absurdes i quimèriques. O Galícia i la mateixa Extremadura, cada regió amb les seves dimensions i les seves realitats. O Madrid, aprofitant-se de la seva capitalitat. A tots aquests llocs, l'energia creadora no té els frens del ressentiment cap al veí ni cap a l'Estat, com existeix a Catalunya, i tan sols han de bregar amb els condicionaments heretats per la història, els propis de la nostra Espanya centralista avui assaltada per una multiplicitat de flancs.


—Vols dir que lo que importa és tenir un fracàs ben fracassat i reconegut?


—Això mateix. A la resta d'Espanya, l'actual insurgència catalana ha servit perquè la gent obri els ulls i comprengui l'absurd d'un moviment com aquest, ja que els independentistes catalans s'han retratat, per vergonya nostra, davant dels altres com el que és: un esbojarrat aixecament de rics que de sobte s'ha inventat uns enemics que són els de la resta d'Espanya. Ells han vist l'emperador nu, mentre que els d'aquí encara es creuen vestits amb les seves vestidures revolucionàries de ‘gent bona i pacífica’ carregada d'odi. Aquesta pedagogia ha estat molt útil per als espanyols, i cal esperar que, per l'efecte mirall de reflexió, aviat arribi a la mateixa Catalunya i aquí, els posseïts per les 'veritats', comencin a veure's tal com estem tots, despullats davant del món.


—Caramba, Bastides, això és molt contundent!


—Fixa't que si Catalunya es tragués de sobre tota aquesta vestimenta inútil, i comencés a veure els veïns no com a enemics sinó com a possibles socis i amics amb qui tractar i si convé camelar, un altre gall cantaria en l'assumpte de la política, dels negocis i del desenvolupament. Amb les estructures i l'experiència que aquí tenim, tindríem tota Espanya no dic als nostres peus però sí a mercè nostra, i ells ens tindrien a nosaltres per aprofitar-se de tot allò de bo que tenim aquí. Maragall va tenir aquesta idea els seus dies bons, però el pujolisme ja s'havia fet amb la medul·la del catalanisme, marcant un camí que ens ha conduït on som, a aquest fracàs de què parles. Ara l’hem de patir, i tant de bo l'esfondrament total arribi aviat i sigui majúscol, per passar pàgina el més aviat possible. Mentrestant, caldrà seguir aprenent dels espanyols en conjunt, a veure si aconseguim veure'ns tal com ells ens han vist aquests anys: ben tocats del bolet, com diem en català.


—Perdona que t'interrompi, Bastides, però això que dius em recorda el tema de l''alteritat catalana', que alguna vegada hem parlat, un concepte que sempre m'ha interessat, en tenir a veure amb l'assumpte dels titelles (ja saps, el tema del doble i tot això). Ho dèiem així: “fins que els catalans no acceptem la nostra alteritat fonamental, que és l'espanyola, no hi ha res a fer”. El que estàs dient es refereix a això, però tenint en compte que aquesta 'alteritat' no la tenim només fora de Catalunya sinó que és a casa, en aquesta meitat de la població catalana que té l'espanyol com a llengua materna i a la qual el nacionalisme ignora o més aviat subjuga amb la seva prepotència. Com volem ser un país normal si no acceptem aquesta alteritat fonamental dels nostres propis veïns a casa?


—De caixó, Rumbau, de caixó. Però lo què importa és centrar-se en el futur. El politiqueig nosaltres el deixem per als qui volen perdre el temps en aquestes coses, i nosaltres, que ja tenim una edat, no estem per perdre el temps. Ens tranquil·litza una cosa: els deliris cauen, tard o d'hora, pel seu propi pes. Aquí s'aplica la llei de gravetat, res de l'altre món.


—I aquest assumpte del català i del 25% que s'ha imposat de castellà, com ho veieu?


—Bé, és un dels disbarats propis del Procés, el fet d'haver arribat a aquests extrems, que la llei digui que cal aplicar un mínim de 25% de temps curricular en castellà. Però bé, no diu el mateix Estatut que el castellà és llengua oficial a Catalunya? I no sap tot déu que aquí la meitat de la població és majoritàriament castellà parlant? Doncs no crec que hi hagi res més a dir. Em remeto a això que dèiem abans: com veuen l'assumpte des de la resta d'Espanya? No hi ha dubte: com un disbarat. Doncs així ho hauríem de veure nosaltres, des d'aquesta mirada exterior que no es deixa enganyar per les disfresses, les raons i les pompes inexistents.


Mercadal, amb ganes de dir la seva, va intervenir en aquell moment:


—Això de la llengua és l'altre os dur a rosegar que té el nacionalisme. Al meu parer, un parany en què ha caigut el catalanisme, ja que antigament aquesta qüestió sempre es va tractar amb molta cautela i respecte. Caramba, una llengua que es vol imposar sobre l'altra. Això feia el franquisme amb el català. Recordo que va ser una reivindicació bàsica d'aquell moment exigir respecte a la llengua materna dels catalans a l'escola, considerat un dret fonamental. Finalment es va aconseguir durant l'anomenada Transició. I de sobte, el nacionalisme capgira la truita i inverteix els termes: ara toca suprimir el castellà. Diuen: aquí la llengua materna és la territorial, i es queden tan amples. Rellops, lo mateix que deia Franco. Ho considero una trampa en la que el català s'ha ficat de cos sencer, i per més que el poder xulegi amb aquest tema, tard o d'hora s'haurà de corregir. No només per dret i per justícia social i lingüista, sinó per la pròpia supervivència de la llengua catalana: com vol perdurar si se l'acaba identificant com una llengua enemiga del castellà?


—Quin tema, Mercadal… Ja saps que parlar-ne s'ha convertit en tabú en segons quins cercles.


—Aquest és el problema de l'assumpte. I per això parlo d'auto-trampa que pot acabar ofegant el català. Tant de bo no passi i el seny i el sentit comú s'acabin imposant, però molt em temo que arribem tard i que la cosa només pot acabar malament. Haver polititzat fins a aquests extrems la llengua és el gran pecat del pujolisme i el seu règim, que ara diem que s'esfonsa. A veure si és veritat i aquesta mirada externa de l'alteritat de què parlaves arregla aviat les coses.


—Aquí ens trobem novament amb lo que dèiem abans, en que la llengua també és una emoció.


—Ho és i per això tants escriptors diuen que la seva pàtria és la llengua amb la que escriuen i parlen. Tant de bo el concepte de pàtria pogués quedar-se en les llengües. Així, en una societat plurilingüe tots tindríem tantes pàtries com llengües parlem. I per això el nacionalisme impedeix que els nens estimin i aprenguin aquí les dues llengües, perquè seria ensenyar-los a estimar dues pàtries. Per això és tabú a Catalunya parlar de bilingüisme: dues pàtries? Ni parlar-ne! Com a l'època de Franco: ¡Una, Grande y Libre! Aquesta actitud no només és perversa sinó retrògrada, antipedagògica i anticivilitzatòria. Tenir dues llengües, tenir dues pàtries, quin luxe i quina riquesa! Però això atenta contra el nacionalisme. Fixa't fins a quin punt aquest nacionalisme pujolista està impregnat de franquisme…


Cargols, quina conversa! Escoltant els meus dos amics futuròlegs vaig pensar quin gran lloc era la platja per poder parlar amb llibertat, sense por que ningú et vingui amb tabús, condemnes i males cares. Una xerrada esplèndida fomentada per dos magnífics llibres, mentre passagem per la vora de la mar a la Barcelona més popular, i només coberts per un taparrabos… Quin gust i quin luxe!




miércoles, marzo 09, 2022

Ucrania, Rusia y Europa: ¿cómo encajar el futuro?

 


Hacía tiempo que la realidad no alcanzaba semejante grado de excitación y de miedo al devenir, como el que vivimos hoy con la guerra de Ucrania. Y como ocurre en estos casos, acudo a la playa de la Barceloneta para hablar con mis amigos futurólogos.

Me los encuentro frente a los antiguos baños de San Sebastián y en seguida entro en materia, ya que tengo poco tiempo y pronto tendré que ir a las duchas del Club.

—No me diréis que las cosas no están que arden con el tema este de la guerra en Ucrania…

Responde Bastides, cosa extraña, ya que normalmente es Mercadal quien se arranca el primero en hablar.

—Ni que lo digas, Rumbau, ni que lo digas… Hace días que las cosas del presente se están complicando de forma indescriptible, estableciendo unas variables que de cara al futuro no hacen más que oscurecerlo. Menos mal que con tanta gente atrapada por las noticias, nos dejan el campo libre para mirar algo más allá. Aquí mismo, en la playa, parece que haya bajado el número de los habituales, y si vas por la calle, verás que a partir de una hora, sólo están los irreductibles y poco más. Y esto, para nosotros, es una gran ventaja.

—¿Y en qué se concreta esa visión clara del paisaje?

—Es una visión estratégica, la que se vislumbra en el horizonte. Nosotros siempre lo hemos dicho: Europa no será plenamente hasta que no haya incorporado en su seno a Turquía, Líbano, Irán y Rusia. Dejemos ahora, si quieres, los países que parecen más complicados, los del llamado Oriente Próximo, que siempre generan polémica cuando lo digo. Y fijémonos en el más europeo de ellos: Rusia. ¿Es que hay alguien que piense que Rusia es menos Europa que Polonia, Chequia, Hungría o Rumanía, por poner a algunos de sus vecinos? Yo diría que no.

—Caramba, Bastides, quizás tengas razón, pero en estos momentos, una y otra se han situado en las antípodas. Europa se está redefiniendo en oposición a Rusia, y todo el mundo dice que gracias a esta agresión en Ucrania, los europeos han encontrado la forma de fortalecer su cohesión.

—Es verdad. Y por eso hay tanta confusión. Se entiende que la historia se entretenga con estas trastadas, al fin y al cabo depende del capricho y la burrería de los humanos, que es mucha. Hombre, está claro que el Putin éste puede hacer saltar el tablero de juego por los aires, como parece que está haciendo, metiendo incluso de por en medio las armas nucleares. A la historia siempre le ha gustado caminar por el filo de la navaja, y por eso ha barrido a tantas poblaciones de este mundo, pero esto forma parte del juego de la vida, ya que siempre corremos el riesgo de que nos caiga un tiesto o una tortuga en la cabeza, como le sucedió al pobre Esquilo en Gela.

—Sí, está muy bien lo que dices, Bastides, ¿pero tú no crees que Europa puede salir muy esquilada de esta guerra?

—Por supuesto. Pero aquí lo que nos interesa es dibujar perspectivas de futuro, por una razón muy simple: las necesitamos si queremos salir del agujero en el que nos quieren colocar. Y el futuro, según nuestra visión, nos muestra una Europa que para buscarse a sí misma, necesita asociarse con Rusia. No con su sistema autocrático de ahora, una vergüenza para los propios rusos, sino con su espíritu cultural más profundo, que contiene unos valores y unas energías de las que nosotros carecemos. Tú piensa que este inmenso país ha vivido buena parte del siglo XX, como quien dice, en el congelador de la historia, sacrificados sus hombres y mujeres más nobles por el sistema comunista, provisto de una Inquisición que ríete de la española. En los deseos de libertad de los rusos actuales hay un poso de una gigantesca vehemencia soterrada, casi una espiritualidad libertaria que exuda un pathos de una trascendencia monumental. ¿Y tú crees que Europa puede prescindir de todas estas energías y valores? Sería su suicidio y no lo hará, por una razón muy simple: el mismo espíritu libertario insufla el continente europeo entero, y el impulso a la fragmentación que propugna la libertad aparece por un igual en ambos sistemas. Una fragmentación que se resuelve en la unión de la diversidad, que es el principal signo de identidad de la UE. Por eso todas las regiones de Europa, Rusia incluida, están abocadas a entenderse llevadas por estas ineludibles corrientes de fondo.


—Sí, es muy bonito lo que dices, pero mira cómo la Europa de la diversidad comienza a armarse hasta los dientes y a polarizarse con Rusia. ¿No crees que si se militariza, perderá ese espíritu de libertad?

—Sí y no. Por un lado es verdad que existe una respuesta entre histérica e hipócrita en esta reacción europea tan repentina de solidaridad armada. Pero por otra parte, es una necesidad que así sea. Además, el contacto con las armas y la guerra pone muchos puntos sobre las íes en lugares donde los puntos se habían esquilado, me refiero a tomarse con algo de seriedad ciertos aspectos que hasta ahora estaban en manos de la más absoluta frivolidad. Es evidente que las clases políticas del continente están muy deterioradas por esta exaltación de las mentiras que hemos vivido últimamente, pero cuando las cosas se ponen feas y la vida corre peligro, los vacíos se desinflan, las imposturas se desnudan, y se hacen visibles algunas de las certezas básicas. Mira cómo Borrell, que es uno de los pocos políticos inteligentes que tiene España, ha encontrado ahora su momento.

—¿Y cómo ves el papel de los EEUU?

—Es muy curioso lo que ha ocurrido con los americanos. Fíjate que sus servicios secretos habían adivinado las intenciones de Putin, pero en vez de callárselo y jugar con esta información según las leyes de la argucia y de la diplomacia inteligente, buscando detener la guerra, se dedicaron a pregonarlo. Tanto lo anunciaron, que al final parecía que lo estuvieran deseando, que los rusos metieran la pata hasta arriba invadiendo Ucrania. Creo que a los americanos esto les va muy bien: tienen a los europeos entretenidos, obligados a gastar en armamento, a militarizarse, mientras ellos se dedican a vender gas y petróleo, y a enfocarse en el Este, que es donde tienen sus problemas más grandes. Buscarán que el conflicto se pudra para que todos salgan esquilmados, se empobrecerá Europa y Rusia, y resolverá un poco su crisis y pérdida de influencia mundial.

—Pues sí que vamos bien...

—Será el momento ideal para este reencuentro entre Europa y Rusia, no desde las alturas, sino entre las poblaciones, que verán que todo es un engaño. Pero para que esto ocurra, se tiene que pudrir un poco más la situación y Europa debe reforzarse. Entonces las palabras rimbombantes, una vez salidas de las bocas de los políticos, se irán desgastando y perdiendo su fuerza hasta mostrar su vacío. Ahora es mejor callarse, escuchar y dejar que el tiempo haga su trabajo.

—Pero en Rusia, Putin parece tenerlo todo muy controlado.

—Hum... Ya veremos esto. Los rusos no son tontos y saben perfectamente a quién tienen en el gobierno. No será fácil quitárselo de encima, ni rápido. Esperemos que no ocurra como con Franco, que murió en la cama. Pero tarde o temprano vendrán los cambios.

—Y mientras tanto, ¿qué ocurre con los ucranianos?

—Este es el drama de toda esta historia, pero su resistencia tendrá en el futuro una gran importancia. Quizá pierdan la guerra pero habrán ganado un prestigio que influirá mucho en el pueblo ruso. Vendrán años trágicos de mucha desesperación, pero los vasos comunicantes con Europa serán cada vez más fuertes.

—Eso si Europa no pierde los estribos y en su polarización reniegue de los rusos, como si todos fueran Putin...

—Eso ocurrirá, sin duda; como decía antes, nuestros políticos tienen una altura muy bajita. Pero no debemos perder la confianza en Europa. Pronto verá la mayoría que donde antes estaban los estados, las naciones y los patriotismos de campanario, de repente Europa, que es una nada donde cabemos todos, tiene una fuerza y una importancia que no sospechábamos. Hasta los ingleses bajarán del burro y se acercarán a la UE.

—¿Cuándo crees que esto puede ocurrir?

—Hum..., todavía hacen falta unas décadas, Rumbau, así avanza la Historia, unas veces a trompicones, otras a paso de tortuga. Los ritmos son impredecibles, y cuanto más quiere correr un actor, más rápido se la pega. Creo que el caso de Putin es un buen ejemplo: ha querido correr y mira cómo se encuentra, estancado en un país que se le resiste, y con medio mundo mirándole como a un paria. Ha sido un trompicón, sin duda, que ha hecho tambalear el tablero de juego donde íbamos yendo más o menos a la deriva.

—Aquí muchos analistas dicen que mientras los occidentales se lo han estado mirando todo desde el día a día, eso que ahora llaman el 'presentismo', tanto los rusos como los chinos disponen de una visión estratégica a largo plazo. Y esto les da una superioridad a la hora de planificar las cosas y saber cómo actuar.

—Es verdad, pero se refiere a los políticos. En su conjunto, las cosas no son tan sencillas. Fíjate, cuando en un país hay una dictadura y sus cabecillas se ponen a planificar mirando el futuro, sin duda tendrán unas ventajas respecto a los gobernantes de los países 'presentistas', esto es evidente, pero, por el contrario, su visión será más estrecha, al provenir de una pequeña minoría de expertos, por mucho que esta minoría se sirva de las más avanzadas tecnologías de la previsión. Los planes estratégicos tienen unas desventajas importantes: condicionan y coartan la mirada colectiva de la población, al estar marcada esta por las directrices que emanan del gobierno; esto los hace muy eficientes pero poco creativos, puesto que quedan podadas las demás visiones estratégicas que podrían emerger como novedades interesantes y que se quedan sin salir del huevo. En los países liberales, que tienen sociedades abiertas, los políticos viven al día a día, cierto, lo que es muy negativo para el largo plazo, pero deja en cambio abiertas las puertas a una pluralidad de visiones estratégicas que pugnan entre sí y enriquecen la visión del futuro, que se vuelve más fecunda, real y competitiva.

—Es verdad, Bastides, pero los chinos creo que esto ya lo tienen previsto y resuelto, al concebir algunas universidades como islas liberales donde estudiantes y profesores pueden hacer lo que quieran, siguiendo los modelos de las universidades americanas.

—Sí, pero una cosa es la universidad, y otra la sociedad. Las universidades, hoy, por muy abiertas que sean, están constreñidas por sus métodos y códigos de investigación. Claro que hay muchas excepciones e investigadores geniales en todas partes, que avanzan como águilas del pensamiento. Pero las sociedades, cuando están abiertas, son el contrapeso que pueden hacer lo que las universidades tienen vetado, con el empuje de los emprendedores, artistas y empresarios que juegan a ser ellos mismos como estados independientes que hacen lo que les da la gana. Por eso digo que las previsiones que vienen del pensamiento encorsetado por el poder y por la ciencia disciplinada de las universidades, acaban convirtiéndose en delirios de la razón, que no tardan en chocar contra la realidad. Así han terminado, tarde o temprano, todos los regímenes dictatoriales, y no creo que los sistemas de rusos y chinos sean distintos.

—Muy interesante lo que dices, Bastides, pero mientras tanto, ¿qué hacemos con la invasión de Ucrania?

—Pues lo que estamos haciendo. Yo añadiría muchas tazas de tila y, sobre todo, no perder la visión estratégica del futuro europeo, que necesita a los rusos, no a los políticos, sino a su población y cultura, para llegar a ser lo que quiere y puede ser.

¡Caracoles con Bastides! Dejé a los dos amigos de la playa continuando su paseo, mientras yo me iba a las duchas, ya que acababa de sonar el himno del Club. No sé si me ha aclarado demasiado la situación que estamos viviendo, pero las palabras del zapatero futurólogo me siguen dando vueltas por la cabeza, como si realmente tuvieran una razón escondida que debiera descifrar.