viernes, septiembre 08, 2017

El final del Procés, los hechos del Parlament i el futuro



Parlament de Catalunya. FOTO: EUROPA PRESS
Llevaba meses sin ver a mis amigos de la playa, los futurólogos que con paciencia de santo pasean a diario por donde rompen las olas en la playa de la Barceloneta, sin cansarse nunca de interrogar el futuro. Una interrogación que recibe respuestas a diario, pues aunque parezca una locura, sus predicciones se adelantan hasta finales del siglo XXII, mientras uno de sus más fieles lugartenientes, el historiador Paquito Almirall, cumple las funciones de amanuense recopilador de los relatos, confeccionando una imponente y ya muy avanzada, aunque constantemente corregida, Historia del Futuro. 

Los pesqué a la altura del monumento al Quart de Casa, con sus taparrabos algo desaliñados y sosteniendo las zapatillas en una mano. Siempre acudo a ellos cuando el acoso de la actualidad, con sus noticias tremebundas como las salidas estos días del Parlament de Cataluña y tras el tenso verano vivido en Barcelona, sobrepasa mis capacidades de comprender la realidad.

- ¿Pero habéis visto adónde hemos llegado? -les suelto tras los saludos, con ganas de entrar en materia?

- ¿Te refieres a lo de Corea?

- No, Bastides, me refiero a los encontronazos de estos días en el Parlament, con la aprobación de las dos leyes que rompen con el Estatut y la Constitución.

- Sí, es cierto, pero piensa que nosotros estamos indagando en otras zonas más calientes aún, lo de Cataluña es peccata minuta al lado de lo de Oriente Medio, que está que saltan chispas, algunas de las cuales nos han salpicado este verano. 

- Sí, es verdad, el atentado de las Ramblas.

- Exactamente. Europa está en peligro no por los cuatro locos que dicen se esconden por ahí, sino por las políticas desestabilizadoras de algunos países, que mueven los hilos y mandan a sus verdugos y suicidas. Poder y dinero, y unas visiones muy torticeras de la geopolítica, Rumbau. Aquí está el peligro. Fíjate en este aviso de los servicios secretos americanos. Saben perfectamente por donde van a saltar los tiros. Por algo será.

- Seguro que tienes razón, pero qué me decís de lo de aquí. Parece que no le dais mucha importancia. 

- Por supuesto, y sobre todo ahora que se acerca el 11 de septiembre...

Recuerdo que varias veces mencionó Bastides a una sobrina suya muy catalanista que le empujaba a asistir a las grandes manifestaciones, sin poder negarse al ser el único familiar que le quedaba. Mercadal, que callaba contra su costumbre, de pronto sintió la necesidad de decir algo.

- Tienes razón, Rumbau, de estar preocupado. Y si te parece que no lo estamos, es porque nuestra mirada siempre va más allá, saltando lo del día a día, que los periódicos ya nos van informando con puntualidad. Preocuparse más de la cuenta es hacer el trabajo dos veces, repitiendo lo que tantos excelentes periodistas ya hacen en sus redacciones. A nuestra edad, tenemos que ahorrar energía, Rumbau, y los temas que nos ocupan son muy extensos, pues cubren el mundo entero. Lo que sucede es importante, desde luego, pero nos interesa más desbrozar lo que va a suceder. 

En efecto, comprendo que con más de setenta años a cuestas, estos dos humildes sabios de la playa se lo tomen todo con filosofía.

- Bueno, ¿y tenéis pues alguna idea de lo que nos espera?

- A corto plazo es fácil equivocarse, pero a medio y largo plazo, ya sabes que nuestra predicciones son claras: fragmentación de España seguida de una nueva unión mucho más ágil y operativa, que hemos llamado el Mosaico Ibérico. 

- ¿Pero cómo encajan en esta visión los sucesos de estos días?

- Ya sabes que siempre pensamos que la fragmentación empezaría con otras autonomías y fue una sorpresa ver que Cataluña se adelantaba, lanzándose con entusiasmo contra los muros del Estado. Bueno, dijimos, a ver cómo les va. La verdad es que siempre he pensado que la sociedad catalana no está lo suficientemente preparada para esta labor, no porque les falten ganas a los convencidos, de la que tienen de sobra, sino porque aquí los fragmentadores son prisioneros de esta ley inexorable que dice que 'a más entusiasmo, más estrechez social'. ¿Cómo enardecerse sin adelgazar? Lo han intentado creando esta ficción de nueva legalidad que les permite ir tranquilos, pero la verdad es que de tranquilidad nada, como se ha visto estos días en el Parlament. Su error es desdeñar a ese cincuenta por ciento que no piensan  como ellos, los cuales resulta que tienen escaños y saben razonar. 

- Pero las encuestas dicen que van subiendo...

- Eso sólo se sabrá con unas elecciones. Mira como se equivocan hoy las encuestas. 

- Así, pensáis que lo del Referéndum es un error?

- Creo que sí, táctico aunque no estratégico. Me parece que el Procés ha muerto, para bien de todos, y que las aspiraciones catalanas van a entrar en un largo compás de espera. Siempre latentes y poderosas, por supuesto, y con una gran ventaja para los convencidos independentistas: podrán descansar, ya que otras regiones del país tomarán el relevo, para fastidiar al PP y para dar una respuesta descentralizadora a esta tremenda crisis de estado. 

- Pero esto es lo que siempre han temido los independistas, nada interesados en aliarse con otros movimientos peninsulares. 

- Has dado en el clavo, sí señor. Les molestará mucho, pues así como desdeñan a la mitad de la población que se siente española, también han desdeñado los intentos descentralizadores de otras comunidades, pero su precipitación ha sido un tiro por la culata del que no pueden escapar. Podrán calentar sus motores, que seguirán ronroneando como siempre, pero deberán ponerse a la cola, esperando que otras comunidades den sus dos de pecho. Y aquí es donde puede jugar un rol primordial la alcaldesa de Barcelona, la señora Ada Colau, si es capaz de resistir el tirón de las emociones de estos días y mantener una postura al estilo de la que tenía Pasqual Maragall en sus buenos tiempos. Veremos si da la talla. 

Bastides, que escuchaba con atención, intervino en aquel momento: 

- En verdad en verdad os digo que tienes toda la razón del mundo, Mercadal. Coincido al cien por cien en lo que dices, aunque debo añadir que la nueva etapa que vamos a empezar puede convertirse en una nueva Transición con resultados muy positivos, si los actores implicados están a la altura. Fijaros que la gente está deseosa de encontrar nuevos parámetros de unión y de concordia, como se ha visto tras el atentado de Barcelona. Y la catarsis en el Parlament de estos días apunta hacia la misma dirección. Lo que más daño ha hecho a los independentistas es la imagen que han dado de arrogarse unos poderes por encima de las minorías opositoras, que en número de votos no son tan minoritarias. Una actitud de exclusión que muchos deben deplorar pero de la que no han sido capaces de prescindir. La prisa les ha obligado a pasar el rodillo e ir a por todas, y eso no gusta a la gente, sólo a los convencidos pero no a los que aún están por convencer. Por eso tienes razón al decir que ha sido un fiasco táctico aunque no estratégico, pues como digo, la onda de expansión de su atrevimiento tendrá prontos resultados en otras geografías peninsulares. 

- ¿Tiene que ver lo que dices con las últimas declaraciones del presidente de la Generalitat Valenciana?

- Ciertamente, veo que no se te pasaron por alto. Me hizo mucha gracia ver al señor Ximo Puig quejarse de que con todo el tema de Cataluña no pueden ni hacer una manifestación para reivindicar sus derechos de financiación. Este comentario es más importante de lo que parece, Rumbau, pues ilustra este deseo del resto del país de salir a la palestra, pasar página del tema catalán y subirse ellos también al carro de las reivindicaciones territoriales. Han comprendido los valencianos el secreto de porqué los catalanes, a pesar del mal trato recibido por el estado y a pesar de todo el gasto del Procés, con sus publicidades internacionales, no paran de crecer ni de recibir más y más turistas: quién no chilla, no mama. Subir al escenario y querer ser más de lo que se es. Esta es la fórmula que ha encumbrado Cataluña a su actual hegemonía económica, y que muy pronto otras comunidades adoptarán como método. Llamar la atención del mundo. Creo que los valencianos ya se han dado cuenta, y al ser ellos aún más dados a la extravagancia folclórica que los catalanes, es posible que lleguen todavía más lejos en sus pretensiones exhibicionistas de ser más de lo que son, base de su futura prosperidad. Aunque deberán esforzarse mucho, para superar las hazañas de los 11s de septiembre. Tiempo al tiempo, Rumbau, pues en las cosas del futuro no hay que tener prisas.

Mercadal, con ganas de decir la suya, añadió entonces:

- Prisas... Esa palabra fatídica que parece ser el palo que se colado entre las ruedas del Procés. Y se entiende que esta actitud de la desmesura catalana haya sido aprovechada por Rajoy, que es un maestro de los tiempos muertos. A veces me daba la impresión que con su pasividad en estos últimos años, lo que hacía Rajoy era soltar cuerda, dejando que los entusiasmos separadores se fueran calentando, con la esperanza de que a la postre acabaran ahorcándose ellos mismos con su propia cuerda. Y creo que la jugada le ha salido bien, aunque lo que no podrá evitar el Presidente es que las consecuencias le acaben afectando también a él, como es fácil predecir. Hoy  se ha puesto de moda esto de que no hay vencidos ni vencedores, algo que parece un eufemismo para disimular las derrotas, pero muy me parece que es una verdad como un templo. Pasa como cuando hay elecciones, que todos ganan y nadie pierde, aunque al final uno acabe gobernando, claro. Ya lo verás en breve, Rumbau...

Detengo aquí la transcripción de nuestras charlas y reflexiones, para no abusar de la paciencia del pobre lector de este blog, harto saturado como todo el mundo estos días de tanta noticia en los periódicos. Y tras dar la vuelta al llegar al Hotel Vela y regresar a nuestro punto de partida, me alejé pensativo de mis amigos, con las imágenes de sus visiones bailando en mi cabeza como torbellinos de un presente que se dirige raudo e implacable hacia el futuro.

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