miércoles, junio 02, 2010

Dramatismos de hoy a orillas del Mar Mediterráneo

Mis últimos viajes a Portugal y al Líbano me han tenido apartado de la actualidad así como de mis amigos de la playa, los futurólogos Bastides i Mercadal, que cada día pasean por la orilla del mar buscando las claves del presente y del futuro que nos espera. Y es que al regresar a Barcelona, me han asaltado las noticias del día, tremendas como es propio del momento en el que vivimos: nueva crisis en Oriente Medio por el asalto a la llamada Flotilla de la Paz, con las acostumbradas débiles respuestas de las instituciones mundiales y una seria indignación turca. También Europa sigue renqueando con su crisis política y financiera. En cuanto a España, parece que se han despertado los furores cainitas tan arraigados en nuestros genes del todos contra todos para salvar lo que entiende cada uno por su propia patria.

Consternado, acudo a la playa a charlar con mis amigos, que suelen mirar los acontecimientos con envidiable serenidad y distancia.

- Mira, Rumbau, el momento es movido, ciertamente –me dice Mercadal muy serio–, pero no más que ayer y no menos que mañana, algo normal si tienes en cuenta que nos hallamos embarcados en un proceso de cambio monumental que nos sacude como si estuviéramos en un Tiovivo.

- Lo que pasa es que las crestas del oleaje son y serán cada día más espectaculares, de eso no cabe duda –afirma muy convencido Bastides, zapatero de profesión instalado en la Barceloneta–. Es un panorama que intuíamos pero que nos ha sorprendido por la bravura del paisaje: ¡menudo siglo veinteyuno les espera a los cachorros de hoy! Deberán acostumbrarse a navegar en mares embravecidos, acosados por tormentas colosales e inesperadas, con los consecuentes y obligados naufragios.

- Lo que quiere decir Bastides es que estamos dejando atrás y a marchas forzadas una época histórica llamada Neolítico por los entendidos. Ya sabes, toda esta cultura basada en los ciclos agrarios, el crecimiento urbano y la explotación tecnológica de la naturaleza. Todo eso ha llegado hoy a su máximo desarrollo, desarrollándose con vitalidad cancerígena hacia su propio colapso, pues qué duda cabe que ni la urbanización entera del planeta ni el delirio tecnológico de crecimiento de nuestras sociedades son sostenibles no ya en el futuro sino el día a día del presente. Y es lógico que un cambio de estas dimensiones, que sobreviene por el colapso de lo viejo, se manifieste con terremotos sociales de grandes magnitudes. Los delirios, Rumbau, sólo se detienen cuando estallan contra la realidad, y es un delirio inmenso el que está estallando ante nuestras propias narices. Un delirio de siglos de inercia que ya no aguanta más y que está siendo substituído por nuevos delirios más sostenibles y adaptados a la realidad, de los cuales, sin embargo, nada sabemos. ¡He aquí el tremendo momento en el que vivimos, fascinados por la espectacular autodestrucción de lo viejo y admirados por el nacimiento de lo nuevo que no vemos por ninguna parte! De ahí nuestros esfuerzos en futurología, intentando afinar nuestra percepción de lo que está por llegar, cuyos ribetes sin duda la actualidad revela, aunque lo haga a escondidas y con inaudita tacañería.

- Lo has explicado muy bien, Mercadal –puntualiza Bastides, siempre muy admirado de la capacidad de raciocinio de su amigo astrólogo–, éste es el marco general en el que nos movemos. Y lo que pasa en el día a día es el detalle que debe ser estudiado en relación al todo. Fíjate que Israel avanza con prisas a su propia destrucción, algo que incluso los medios y los periodistas han entendido a la perfección, pues es evidente que un país encerrado en su caparazón militarista tiene escaso futuro. Pero la cosa es más complicada de lo que parece. Digamos que el delirio del que hablaba antes Mercadal se concentra en el pequeño estado judío en toda su pureza, lo que explica que su problemática se encuentre en el corazón mismo de los conflictos mundiales, pues constituye la quintaesencia de la locura neolítica que hace aguas por todas partes. Pero fíjate también que es allí, en el conflicto irresoluble de Israel con los Palestinos y con sus vecinos, especialmente del norte, dónde se están fraguando algunas de las respuestas o adaptaciones al nuevo mundo que nos espera, pues bien conocida es la paradoja de cómo lo viejo, cuando se resiste a morir a ultranza, despierta en si mismo y en su contrario los gérmenes de lo nuevo que lo está matando, lo que explica ciertas contradicciones del mismo estado de Israel, tan avanzado en algunos aspectos y con determinadas conciencias individuales altamente evolucionadas, así como de sus más encarnizados enemigos, representados por las milicias de Hamás y Herbolá, cada día más sabias, dúctiles, complejas y mejor organizadas, más el diminuto estado libanés que refuerza con todavía más ahínco su compleja multiplicidad.

Escucho realmente admirado a Bastides. Acabo de llegar precisamente de aquella zona, dónde he actuado con mis marionetas en Beirut pero también en el sur, en la aldea de Marhjouin, allí dónde se encuentra la mayor base española integrada en la UNIFIL, las fuerzas internacionales de interposición bajo mando de Naciones Unidas. He visto con mis propios ojos la vitalidad desbordante de los libaneses, que parecen crecerse ante los desafíos de la guerra, y he visto también las ejemplares labores de los soldados españoles allí instalados, cuyas labores van mucho más allá que las de una simple interposición. Un trabajo, el de los militares, de mediación y de reconstrucción positiva, que aporta racionalidad organizativa (es decir, disciplina logística) allí dónde la destrucción de la guerra suele reducirlo
todo a apática desmovilización y a renuncia vital.

- Sí, Rumbau, en el conflicto de Palestina se ocultan muchas de las claves del futuro, motivo por el que hoy por hoy es absolutamente irresoluble, al faltar todavía bastantes décadas, por no hablar de siglos, para que los nuevos delirios de la humanidad surjan con claridad y se vuelvan operativos. Sólo entonces el conflicto se dehinchará como un globo sin gas. La velocidad de los acontecimientos es francamente alta, y estamos sorprendidos Bastides y yo de cómo corre el calendario hacia el futuro, aunque lo más prudente es dejar que sea el mismo tiempo el encargado de marcar los ritmos, sin pretender anticiparse a los mismos –dice tan tranquilo Bastides.

- La entrada de Turquía como agente activo en la zona es muy importante. Hasta ahora siempre había actuado a remolque de los dictados europeos y americanos. Ahora lo hace con voz propia. Se trata de un cambio sustancial en el mapa que ha sorprendido al mismo Israel. Pero a corto plazo, los objetivos militaristas de los israelitas han salido reforzados: parón al diálogo con los palestinos, patada en la espinilla de Obama, recrudecimiento de la tensión con el Líbano, y por lo tanto también con Irán, todo parece ir a favor de los gobernantes judíos. Piensa que su estrategia no es a corto sino a largo plazo: imponerse por goleada a sus vecinos tras haberlos niguneado, y eliminar o expulsar a los palestinos y a cualquier pretensión de éstos de instalarse como estado. Coincide con la estrategia, también a largo plazo, de las milicias de Hamás y Herbolá, obstinadas en borrar del mapa el estado de Israel. Ambas estrategias se sustentan en delirios mitológicos: el gran Israel bíblico de unos, la expulsión de los cristianos (los judíos ahora) de Jerusalén como hizo Saladino con los Cruzados. Con estrategias así elaboradas, difícilmente entrarán en soluciones tácticas duraderas. Pero lo que ignoran ambos es que la historia también avanza con su propia estrategia, que nadie conoce por suerte, la cual sólo tiene segura una cosa: acabar con los viejos delirios para imponer otros nuevos. Viejos delirios que ambos bandos en conflicto encarnan.

- ¡Pero no podemos dejarlo todo en manos de la Historia! –les replico, algo sorprendido por su actitud.

- ¡En absoluto! ¿Acaso nos resignamos nosotros? Obligación nuestra es inventarnos en el día a día el futuro. Aquí está el reto: no oponerse al Tiempo, sino ayudarlo con nuestras propias ideas y delirios. Piensa que los grandes poderes del mundo hace décadas que están en este empeño, inventándose el mundo en el que vivimos, ¿qué otra cosa es sino la tan cacareada ideología neocón? Por suerte, ellos defienden lo viejo, de modo que todo lo que inventan es un mero sucedaneo de lo nuevo, pues jamás darán ni aceptarían el veneno que los mata. En cambio, los que inventamos desde la indiferencia y la distancia, tenemos más posibilidades de dar con lo nuevo que el Tiempo y la Historia pueden incluir en su seno. Como ves, nada de resignación sino todo lo contrario: ¡elaboración decidida del futuro!, pero sin ambición alguna de presente.

Los dejo pensativo, admirado de tanto arrojo y confianza. ¡Y pensar que son dos viejos jubilados que jamás han salido de Barcelona! Su postura es clara: inventarse el propio futuro para poderlo anteponer al que nos quieren inventar los otros. Me digo que debo volver más a menudo a la playa, para pasear con ellos por las siempre tan dramáticas orillas del Mar Mediterráneo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy agudos sus amigos, señor Rumbau. Tengo que confesar que sus puntos de vista me sorprenden siempre que los leo.
Atentamente
J.P.