lunes, junio 16, 2008

Titerenet, una experiencia singular.

Últimamente he tenido relación con esta central titiritera de la información a causa de mis cursos, publicitados en ella, y me ha parecido pertinente citarla para comentar algunos de sus aspectos más interesantes.

De entrada, la idea de crear un nudo de contactos, noticias e informaciones titiriteras en la red, centrado básicamente en el mundo hispanohablante, me parece de una utilidad y necesidad obvias e indiscutibles. Alguien tenía que atreverse a hacerlo, y quiénes lo hicieran, no podían caer en amateurismos y medios vuelos. Uno se mete en un proyecto de estas características y cuando menos te lo esperas, te das cuenta de la inmensidad del caudal existente en semejante océano. Se abren las compuertas, y la sociología del títere inunda a raudales los estanques preparados para contenerla. En unos años, Titerenet ha crecido y se ha consolidado, y seguramente sus continentes se han visto desbordados ante el acopio de grupos, noticias, festivales, espectáculos, cursos…

Tropezamos aquí con la realidad del mundo titiritil, de una riqueza apabullante en cuanto a la proliferación sociológica de sus actividades y practicantes, pues cualquier ciudad, grande o pequeña, pueblo o aldea, dispone de su y sus grupos de títeres, nacidos en su mayoría para satisfacer las demandas de las instituciones para el entretenimiento y la educación infantil a través del teatro de la imagen y de los objetos. Esto ocurre en España y en todos los países, especialmente en Latinoamérica, dónde este arte florece que es un contento. Pero también en África, Asia, Europa….

Siempre me ha sorprendido tal proliferación de personas interesadas en practicar esta disciplina, así como la profusión de festivales dedicados a ella, de modo que no hay país por pequeño que sea que no tenga un festival de títeres, algo realmente increíble. Se trata de un fenómeno propio de nuestra época que habría que analizar un día, dada su magnitud.

Titerenet ha tropezado con este fenómeno y ha intentado encauzarlo o más bien adaptarse a él. Las cifras ilustran perfectamente la situación: 582 compañías, 311 espectáculos apuntados en su directorio, y 80.000 visitantes al mes. Un éxito rotundo a todas luces. El peligro en esos casos es el siempre temido “morir de éxito”, pues las empresas que nacen con unos presupuestos y unas intenciones determinadas, no siempre están preparadas para dar el salto y adaptarse al éxito de una afluencia masiva de datos, clientes y posibilidades. La complejidad y la abundancia de la sociología del títere obligan a dar este salto y, según me ha indicado José Bolorino, principal responsable de la página, están precisamente en proceso de hacerlo.

Creo que el principal reto que tiene Titerenet en estos momentos es administrar con suficiente agilidad, claridad e inteligencia la complejidad del tejido titiritil que acude a él. Al ser un operador comercial, es evidente que el trato con los potenciales clientes debe ser cada vez más fino y exigente por ambos lados, pero a su vez, al ser una central de información que busca atraer la atención del mayor número posible de visitantes interesados en grupos, títeres, cursos o festivales, debe ofrecer dicha información con la mayor generosidad posible, sin ceñirse sólo a los anunciantes de pago. Es decir, debería poder convertirse en un buscador de referencia respecto a todo lo relacionado con el mundo de los títeres. Lo que entraña no pocos riesgos, pues debe hilarse muy fino para saber lo que se ofrece a los clientes de pago y lo que se informa sobre los que no lo son. Una problemática que sin duda los responsables de Titerenet ya tienen muy estudiada, tras sus años de experiencia.

Pero es evidente que a mayor número de visitantes y cuánto más efectivo sea cómo buscador de referencia, más los potenciales clientes querrán anunciarse en él. Me imagino que ya existen muchos casos en la red de buscadores temáticos y que han sido bien estudiados por Titerenet.

Otro asunto es que Titerenet sea también un lugar de creación o muestra de contenidos, cómo en parte ya es, con artículos, imágenes y algunos videos seleccionados. Es decir, que tenga funciones de “revista” y de “creación de opinión”. Existen dos opciones en este sentido: disponer de un espacio dónde todo cabe y en el que los contenidos se mezclan sin remilgos, o de un espacio con una línea determinada y un rigor en sus criterios de publicación. Según mi modo de pensar, deberían poder coexistir los dos espacios, pues ambos son necesarios y a la vez complementarios. Pero que hubiera una sección temática más especializada con seguimiento, por ejemplo, de determinados festivales importantes, que incluyera crónicas, posibles críticas, comentarios, etc, podría ser interesante. En cuanto a la sección de variedades variopintas propia del “magazine”, ésta siempre es de agradecer y tiene sus lectores asegurados.

Puestos a imaginar cómo me gustaría que fuera un centro de búsqueda de información sobre títeres, es decir, a imaginar mi Titerenet ideal, destaco los siguientes puntos:

- un lugar dónde fuera posible dar con cualquier grupo de títeres del mundo entero

- igualmente poder saber de los teatros y de los festivales que existen en los diferentes países del mundo, o al menos, del mundo hispanohablante

- para ello, posibilidad de encontrar los links necesarios para poder llegar a estas distintas informaciones (festivales, teatros, unimas, servidores especializados, etc)

- una sección de contenidos interesantes, con crónicas y críticas sobre festivales, estrenos importantes, reportajes sobre tradiciones del mundo, etc

- una sección “magazine” para noticias variopintas, de “sociedad”, “unimerías”, etc

- una sección de autoreflexión de Titerenet, como es el actual blog, dónde hay comunicación entre usuarios y gestores, y dónde éstos informan de novedades, etc

- un cartel de anuncios libre y manejable

- una sección de “links” generosa e internacional

En fin, ya sé que es pedir mucho, pero puestos a soñar, mejor no cortarse y ser ambiciosos, dando de paso ideas a los responsables de Titerenet, quiénes sin duda sabrán lo que vale un peine y qué es lo que se puede o no se puede hacer.

Entretanto, felicidades a José Bolorino y a su equipo por el tesón y la singularidad de su empeño.

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