Decidí el otro día visitar a mis amigos de la playa para comentar el momento político. Hace días que no hablamos y aunque el panorama aparentemente esté tranquilo –me refiero al show ibérico de la política–, hay en estos días movimientos silenciosos y subterráneos de considerable calado. Y no lo digo yo, sino los futurólogos de la Barceloneta, que se despacharon a gusto el otro día impulsados tal vez por un impactante cielo despejado después de las últimas lluvias.
- Mira, Rumbau –me decía Mercadal tomándome del brazo–, estos días, a la chita callando, se están configurando los mapas políticos de los próximos años. Lo del PP está interesantísimo, con esta lucha sin cuartel entre facciones que nos tiene a todos intrigados. ¡Esto sí que es un culebrón de emociones fuertes! Ya veremos si Rajoy consigue imponerse. Su táctica, calificada de “gallega” por los entendidos, es interesante: calla y deja hacer, para luego pasar fumándose un puro por encima de la cacharrería con la apisonadora del aparato del partido. De momento le ha ido bien, ya veremos qué pasa cuando las cabezas chafadas griten más de la cuenta. Con la María San Gil del País Vasco ha tropezado con una buena piedra. Aunque auguro que el efecto rastrillo seguirá funcionando hasta el Congreso. Esta travesía del desierto, si sobrevive a ella, será determinante para su futuro. Así crecen las figuras: cruzando los campos de batalla. Agazapado en sus cuarteles, observa calladito Ruiz Gallardón. Su táctica del avestruz puede dar frutos, creo que ha optado por el movimiento callado, a la manera Zen, pues el sonoro no le fue demasiado bien. Pero lo más interesante es esa pugna del centro madrileño con la periferia levantina. Aquí está en juego no sólo el futuro del PP, sino del país entero. No me extrañaría que de pronto la cosa se invirtiera y el PSOE optara por moderar su autonomismo, mientras sus rivales peperos se lanzan al liguismo separatista. Sería desde luego la monda, con los partidos nacionalistas obligados de pronto a cambiar de aliados, lo que acabaría de rebajar sus reputaciones a lo mínimo.
¡Caray!, me dije escuchando al doctor jubilado, ¡menudo ambiente hay hoy en la playa!
Bastides, que escuchaba con la sonrisa en los labios, intervino para decir:
- Cierto, Mercadal, cierto, el PP está que arde, una catarsis que le irá la mar de bien. Aunque lo tiene duro Rajoy, con la prensa afín en contra y el camino lleno de minas. Yo creo que Zapatero se debe estar relamiendo los bigotes…
- Y lo del agua, ¿cómo lo veis? –les pregunto para retomar un tema que el otro día trataron con mucha excitación.
- Superado –responde Mercadal.- Fíjate que el otro día estábamos irritados con todos, pero una vez pasado el barullo, y con las últimas lluvias caídas, he cambiado de parecer y sabes qué te digo, que el conseller Baltasar, tan denostado por sirios y troyanos, no ha hecho nada más que cumplir con su deber.
- ¿Por qué lo dices? –le pregunto sorprendido, pues el otro día no dejó títere con cabeza.
- Pues gracias a él se han tomado medidas, que en definitiva es lo importante. Otro político habría escondido el ala o esperado las lluvias, pero él dio la alarma con suficiente antelación, propuso medidas, las que le pareció más racionales, políticamente incorrectas, cómo se ha visto, pero que luego han sido corregidas tras los inacabables debates. Además, se atrevió a enfrentarse a tabús intocables, como es el agua del Ebro, en aras de la racionalidad y exponiéndose a las críticas de sus propios conmilitones localistas, obsesionados con los intereses de campanario disimulados de ecologismo. En fin, seguramente no ha sido perfecto, pero abrió una caja de Pandora necesaria, y ha cumplido con su deber. Gracias a su acción, las soluciones han llegado. ¿No es acaso esto lo que esperamos de un político?
- De cajón, Mercadal –contestó lacónico Bastides.
- Otro cantar es el tema de la financiación. Aquí la nueva entente Valencia-Cataluña está rompiendo unos moldes que ya no se aguantaban por ninguna parte. Haría bien Montilla en aceptar el envite del barón Camps, y trazar las líneas del futuro desarrollo levantino. Ya lo decimos nosotros desde hace tiempo: es en Valencia y Murcia dónde se está cocinando el futuro del país.
Se refiere Mercadal a sus predicciones, expuestas con brillantez en sus Cartes als meus Conciutadans, publicadas en catalán por Arola Editors con el título de La Colla de la Platja o el Futur de Catalunya, dónde se cuenta el activo futuro del levante español, inventor del Polimonarquismo y pionero en la transformación de España en la FEAA (Federación Española de Autonomías Autodeterminadas).
- En este tema, parece que la realidad os está dando la razón –les digo animando a los dos futurólogos.
- Sin duda, Rumbau –contesta Mercadal–, las piezas se empiezan a mover y no te estrañe que en poco tiempo empiecen a emerger elementos nuevos que nos dejarán a todos descolocados. Tiene aquí el President Montilla oportunidades de oro para hacerse con un lugar en la historia de España y de Cataluña. Veremos si tendrá la imaginación y el arrojo necesarios. El tema es la relación entre Comunidades, negociando con partidos y barones, saltándose a la cordobesa la corrección centralista del PSOE. La típica distinción Norte/Sur, hasta ahora pertinente, pasaría a ser una lucha Este/Oeste, es decir, entre regiones atlánticas y regiones levantinas. Eso pone muy nervioso a Madrid, pero con un Ruiz-Gallardón afianzado en la capital (la Aguirre, de ambiciones descabelladas, lo consideraría una traición a España, es decir, a Madrid), creo que la capital del Reino podría sacar un buen jugo a la situación. Claro, para un frente levantino tienen que atraer a Albacete, Almería, Málaga y Granada. Difícil, pero posible. Con ello dividen el lobby andaluz y sientan las bases para el futuro de la zona. Montilla y Camps podrían liderarlo, si ambos se atreven y aciertan. Todo dependerá de la duración de la crisis económica: si se alarga en el tiempo, cosa que es lo más previsible, las posibilidades crecerán.
- Y el País Vasco, ¿cómo lo veis?
- Mal, como siempre –contesta Mercadal, que tenía un día de esos locuaces–, el Lendakari está cada vez más patético, creo que incluso entre los suyos empiezan a sentir vergüenza ajena o más bien propia. Por eso vemos a Zapatero tan contento: con un poco de suerte, en las próximas elecciones Patxi López se hace con el cetro de la Comunidad. El retorno de ETA viene de perlas a todos, pero sólo ganan los socialistas. En cuanto a las reacciones del PP vasco, aquí hay hundimiento y un naufragio claro. Parece mentira que la voz bronca de Mayor Oreja pueda captivar a líderes simpáticas y honestas como la San Gil, que cae bien a todo el mundo. Me imagino que aquí está la mano larga de Aznar. Pero tienen la batalla perdida. Como en el Levante, los vascos empiezan a darse cuenta de que el ombliguismo tiene sus límites, tanto el del Viva España como el del Viva Eta. Caer en esta disyuntiva en la que han caído los defensores de la españolidad es de un simplismo grave. Los socialistas han demostrado tener más cabeza y visión estratégica. Y la política de vísceras, buena para la catarsis, a la larga cansa y desgasta. Sobretodo cuando las orejas del lobo tienen forma de crisis económica.
- ¿Y qué estáis estudiando ahora? –les pregunto, consciente de que ambos futurólogos están en constante actividad, analizando y tratando el futuro del mundo en sus paseos por la playa.
- Hemos regresado a Oriente Medio. Allí la marmita hierve otra vez a todo vapor, y conviene discernir con mucha finura el desarrollo de los acontecimientos. La breve guerra interior en Líbano ha pasado rauda por los noticieros, pero es preocupante. Como siempre, la pobre tierra libanesa se ha convertido en el escenario dónde se dirimen los contenciosos globales de la región. Los meses que quedan antes de las elecciones americanas serán decisivas en la zona, ojalá Europa consiga controlar algo la situación, y Siria e Irán actúen con un mínimo de inteligencia.
Un tema que prometo seguir tratando con mis amigos en otra crónica de nuestros paseos por la playa.
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