Siempre es interesante ver aparecer a la luz pública libros sobre marionetas escritos por los mismos marionetistas. Es la nuestra una profesión tan rara y esquinada, que si no fuera por los propios testimonios de sus protagonistas, poca cosa se sabría de los entresijos que mueven los hilos de los artistas muñequeros. Yo mismo, sin ir más lejos, saqué en mayo un libro autobiográfico sobre mi experiencia titiritil (Malic y la Aventura de los Títeres), publicada en catalán por la Editorial Arola de Tarragona. Pendiente está la traducción al español, que deberá publicar la misma casa editorial (antes, debo acabar de traducirlo, pues también aquí se cumple implacable la ley aquélla que dice “el que siembra la lechuga, que se coma su ensalá”, lo que no es poca faena...).
El de Pepe Ruiz, consiste en un libro que podríamos denominar de “iniciación a los títeres”, tratado desde una perspectiva totalmente personal y en cierta manera también autobiográfica, en el sentido de que a través de sus páginas se puede seguir la trayectoria vital y formativa del autor. No en vano aparecen, en varios capítulos, una retahíla de nombres, biografías, citas, poemas y artículos de titiriteros considerados como Maestros, referentes obligatorios de la trayectoria artística de Pepe Ruíz.
En este sentido, el libro se constituye como una guía indispensable para entender el titiritismo latinoamericano y muy en especial el argentino, con profución de nombres y datos muchos de ellos desconocidos por los marionetistas españoles. En esta caja de resonancia elaborada con sumo respeto, afecto y admiración por el autor del libro, suenan las voces poderosas de eminentes titiriteros, muchos de ellos desaparecidos.
Ha aquí la relación de los nombrados: Héctor Álvarez D’Abormida; Herman Koncke y Horacio Casais, los dos creadores de Los Títeres de Horacio, con los que compartimos tantos momentos en los festivales de Madrid; el boliviano Hugo Molina Viañia; Luis Marcelo Claeyssen “Lucho”; el argentino-sevillano Alcides Moreno, quién fuera gran dinamizador de los títeres en la capital andaluza; el inefable y maravilloso Javier Villafañe, inspirador de tantos titiriteros, poeta y tratamundos, con quién compartí deliciosas noches en Barcelona y otras ciudades españolas; Sergei Obraztsov, que aún sin ser argentino, se le reconoce su importancia mayúscula; Elba Fabregas; Luis Olguin; el francés Ives Joly, de quién vi una de sus últimas funciones en el Festival de Barcelona del año 1977; el recientemente desaparecido Pepe Otal; el todavía vivo Bruno leone, doctor en Pulcinella; Otello Sarzi, de Italia; Guaira Castilla, eminente solista argentino; el maestro Roberto Espina; Otto A. Freitas; Rafael Teixido; Raul Titiritero; Vito Cantone…
El de Pepe Ruiz, consiste en un libro que podríamos denominar de “iniciación a los títeres”, tratado desde una perspectiva totalmente personal y en cierta manera también autobiográfica, en el sentido de que a través de sus páginas se puede seguir la trayectoria vital y formativa del autor. No en vano aparecen, en varios capítulos, una retahíla de nombres, biografías, citas, poemas y artículos de titiriteros considerados como Maestros, referentes obligatorios de la trayectoria artística de Pepe Ruíz.
En este sentido, el libro se constituye como una guía indispensable para entender el titiritismo latinoamericano y muy en especial el argentino, con profución de nombres y datos muchos de ellos desconocidos por los marionetistas españoles. En esta caja de resonancia elaborada con sumo respeto, afecto y admiración por el autor del libro, suenan las voces poderosas de eminentes titiriteros, muchos de ellos desaparecidos.
Ha aquí la relación de los nombrados: Héctor Álvarez D’Abormida; Herman Koncke y Horacio Casais, los dos creadores de Los Títeres de Horacio, con los que compartimos tantos momentos en los festivales de Madrid; el boliviano Hugo Molina Viañia; Luis Marcelo Claeyssen “Lucho”; el argentino-sevillano Alcides Moreno, quién fuera gran dinamizador de los títeres en la capital andaluza; el inefable y maravilloso Javier Villafañe, inspirador de tantos titiriteros, poeta y tratamundos, con quién compartí deliciosas noches en Barcelona y otras ciudades españolas; Sergei Obraztsov, que aún sin ser argentino, se le reconoce su importancia mayúscula; Elba Fabregas; Luis Olguin; el francés Ives Joly, de quién vi una de sus últimas funciones en el Festival de Barcelona del año 1977; el recientemente desaparecido Pepe Otal; el todavía vivo Bruno leone, doctor en Pulcinella; Otello Sarzi, de Italia; Guaira Castilla, eminente solista argentino; el maestro Roberto Espina; Otto A. Freitas; Rafael Teixido; Raul Titiritero; Vito Cantone…
(Pepe Ruiz en sus años mozos)
El libro introduce la historia y la teoría del teatro de títeres con textos de cosecha propia y otros procedentes de reputados especialistas. Quizás aún más interesante sea el capítulo dedicado a Poemas, dónde se publican textos de varios autores, todos ellos muy jugosos. O la sección de Pensamientos, compendio de textos más o menos largos dónde se reflexiona, a veces rayando el aforismo, sobre el arte titiritil.
La parte dedicada a Técnicas sobresale porque no aburre con largos textos y en cambio se proponen muchas imágenes que se explican por sí mismas, lo que siempre es de agradecer. Y acaba el libro con varias obras para títeres, unas del mismo Pepe Ruiz, y otras tres de Otto A. Freitas, Roberto Espina y Carmen García.
Un libro pues original en su factura, que quedará como referente y compendio de trayectorias titiritiles poco conocidas, un gesto de gran generosidad por parte del autor, que muchas veces parece esconderse detrás del retablo de su libro, moviendo los rostros de tantos de sus colegas, maestros y compinches de aventuras.
Debo decir aquí que conocí a Pepe Ruíz hace años, cuando teníamos el Teatro Malic abierto y por él solían actuar los titiriteros de allende los mares que recalaban por Barcelona. Son varios los nombres que pasaron por el perqueño escenario del Born (Guaira Castilla, Héctor Grillo, los Chon Chon, Silvina Reinaudi, Javier Villafañe, Horacio Peralta, por sólo citar unos pocos,...). Pepe Ruíz actuó en varias ocasiones, si no recuerdo mal, con un tipo de espectáculo que seguía la línea iniciada por Villafañe de titiriteros solistas, trotamundos y soberanos, es decir, libres y autosuficientes, decididos a escarbar las facetas ácratas, dulces y poéticas del teatro de marionetas. Los podía haber más dulces o más agresivos, más ásperos y secos o barrocos y alambicados.
Pepe Ruiz combinaba con buenas dosis equilibradas ambos extremos, pues en él había destellos de dulzura y a la vez alaridos súbitos de energía explosiva. La mezcolanza de lo ácrata con la zalamería propia del estilo argentinado de los títeres se da en su obra como expresión de un hecho incuestionable: quién maneja la obra es un rebelde pero también una buena persona.
Agradezco desde aquí el envío del libro de Pepe Ruíz, y le deseo copiosas ventas del mismo así como suerte en sus andaduras titiriteras por los escenarios de España. Para más información del mismo, dirigirse a La Calle de las Artes, c/Comendador Mesías,37, Úbeda 23400 (Jaén), España. Correo electrónico: pepe_lagolondrina@hotmail.com
La parte dedicada a Técnicas sobresale porque no aburre con largos textos y en cambio se proponen muchas imágenes que se explican por sí mismas, lo que siempre es de agradecer. Y acaba el libro con varias obras para títeres, unas del mismo Pepe Ruiz, y otras tres de Otto A. Freitas, Roberto Espina y Carmen García.
Un libro pues original en su factura, que quedará como referente y compendio de trayectorias titiritiles poco conocidas, un gesto de gran generosidad por parte del autor, que muchas veces parece esconderse detrás del retablo de su libro, moviendo los rostros de tantos de sus colegas, maestros y compinches de aventuras.
Debo decir aquí que conocí a Pepe Ruíz hace años, cuando teníamos el Teatro Malic abierto y por él solían actuar los titiriteros de allende los mares que recalaban por Barcelona. Son varios los nombres que pasaron por el perqueño escenario del Born (Guaira Castilla, Héctor Grillo, los Chon Chon, Silvina Reinaudi, Javier Villafañe, Horacio Peralta, por sólo citar unos pocos,...). Pepe Ruíz actuó en varias ocasiones, si no recuerdo mal, con un tipo de espectáculo que seguía la línea iniciada por Villafañe de titiriteros solistas, trotamundos y soberanos, es decir, libres y autosuficientes, decididos a escarbar las facetas ácratas, dulces y poéticas del teatro de marionetas. Los podía haber más dulces o más agresivos, más ásperos y secos o barrocos y alambicados.
Pepe Ruiz combinaba con buenas dosis equilibradas ambos extremos, pues en él había destellos de dulzura y a la vez alaridos súbitos de energía explosiva. La mezcolanza de lo ácrata con la zalamería propia del estilo argentinado de los títeres se da en su obra como expresión de un hecho incuestionable: quién maneja la obra es un rebelde pero también una buena persona.
Agradezco desde aquí el envío del libro de Pepe Ruíz, y le deseo copiosas ventas del mismo así como suerte en sus andaduras titiriteras por los escenarios de España. Para más información del mismo, dirigirse a La Calle de las Artes, c/Comendador Mesías,37, Úbeda 23400 (Jaén), España. Correo electrónico: pepe_lagolondrina@hotmail.com
3 comentarios:
Hoy me enteré la triste noticia de su partida. Venía todos los años a mi pueblo, AZUL,BS.AS, ARGENTINA, en los años sesenta. Yo tenía 5 años, y aún me quedan sus recuerdos de los títeres y sus figuras hechas con globos. PEPE QUE DESCANSES EN PAZ.
Buscando datos sobre Pepe... Me encontré con esto.. sabés cuando sucedió y dónde?
Hola Monica, si te referis a su fallecimiento... fue en España, no recuerdo el año. Encontré su Blog de casualidad, ya que por un post en Facebook leí que alguien lo despedía.
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