jueves, octubre 11, 2007

La Puntual y la III Festa de Titelles POPULART.

La Puntual presentó durante la Fiesta Mayor de Barcelona Mercè 2007 su tercera Fiesta de Títeres Populart, nombre que hace referencia a la tienda que creó Maria Antonia Pelauzy en la calle Montcada de Barcelona, dedicada a las artes populares.

Este año el programa fue especialmente llamativo, por la calidad y la noble alcurnia de los grupos participantes, algunos de ellos de reconocido prestigio y sólida raigambre. Con sólo citar los nombres de Titelles Babi, Binixiflat, los Titiriteros de Binéfar o Karromato, se entenderá lo que aquí se dice. Igualmente debutaron las jóvenes titiriteras Alicia y Mina, discípulas del fallecido Pepe Otal, que estrenaron la obra “Post-Mortem” para teatro de calle.

La verdad es que no pude asistir a todas las representaciones, incumpliendo con mis obligaciones de crítico residente de La Puntual, pero tenía excusas sobradas para ello (mi inmersión en los ensayos de la ópera “Salón de Anubis”). Aún así, pude respirar el ambiente del primer día de la Fiesta, con una inauguración a cargo de Eugenio Navarro que leyó un texto en memoria de Mariona Masgrau y Pepe Otal, ambos titiriteros fallecidos este año. A ellos estaba desdicado precisamente el Festival.

Sucedió el estreno de las dos chicas salidas del Taller de Marionetas de Pepe Otal, Alicia y Mina, con una manipulación exquisita de las marionetas, esqueléticas en su mayoría, en un espectáculo de factura callejera pensado para un público transeúnte. El porte entregado, atractivo y enigmático de las dos titiriteras gustó a los presentes, que tal vez notaron a faltar un ritmo secuencial de la acción más centrado en pautas argumentales. Un camino que su experiencia diaria sin duda les llevará a recorrer.

Un placer fue asistir a la representación de los Babi, titiriteros veteranos de Barcelona, que mantienen su frescura sin hacer caso de los años, pues para Carme y Llibert aquéllos parece que pasan en vano. Su obra “Historia de un bigote” está llena de un sano sentido del humor, de gags muy agradecidos, de acertados golpes de efecto, en un ejercicio de gran habilidad titiritil que sólo el poso de los años permite. El escenario fue un trepitante entrar y salir de marionetas y titiriteros, disfrazados éstos de personajes que complementan la acción de los muñecos. La música acompañaba la historia y sus distintas escenas con gran precisión. El público premió a los artistas con prolongados aplausos y lo que aún es más importante, con una atención ininterrumpida durante la hora larga que duró la función. ¡Felicidades a Titelles Babi!

Otro plato fuerte era Karromato, con su Circo de Madera, que no había visto todavía, a pesar de ser uno de los espectáculos de más éxito de los que circulan por los festivales de Europa. Comprendí el porqué de su prestigio: números originales, marionetas estupendas y una manipulación efectiva y exquisita. Se nota aquí el poso de la tradición checa, muy bien condimentada por el aliento popular callejero que le da el canario Luis Montoto más la finura manipuladora de Pavla Srncova. Ver actuar a la pareja checo-española es un verdadero placer pues se nota en sus habilidades, gestos y hablares el afortunado mestizaje de dos tradiciones totalmente diferentes que consiguen complementarse a la perfección: la checa cargada de años de experiencia y de sabiduría artesanal, y la española más dada a la improvisación y al gesto desenfadado. El resultado es excepcionalmente bueno, y la calidad de las marionetas, sobresaliente. Y eso que actuaban en la calle y con viento, es decir, en unas condiciones que suelen ser pésimas para las marionetas de hilo. Pues aún así, números como el del caballo, el león, los payasos, el coro de rusos, etc, mantuvieron a los espectadores entregados a la faena de los titiriteros, que cosecharon devotos y merecidos aplausos. Todo un lujo y un gran placer.

Me perdí a los Titiriteros de Binéfar, excelentes marionetistas de Aragón, unos clásicos que sobresalen por la espectacularidad de sus montajes, siempre de una factura impecable y muy efectivos en mantener absorta la atención del público. Por lo que pude oir más tarde, su actuación gustó mucho y coronaron la Fiesta de Títeres Populart con un verdadero broche de oro.

Lo mismo debo decir de Binixiflat, que se me escapó, lo que sentí mucho pues hacía años que no veía a este grupo catalán de gran prestigio residente en Arenys y que organiza desde hace años un festival en esta localidad. Biel Porcel es un titiritero de larga experiencia muy bregado en su oficio, en el que ha destacado por la originalidad de sus montajes y la buena factura de sus títeres. Encandiló al público, según supe a posteriori.

Desde la Puntual, Eugenio Navarro presentó su Caramante, obra de sombras chinescas ya comentada en este blog, con texto de Miguel Vigo y una puesta en escena de gran originalidad.

Creo que el Festival que organiza La Puntual se ha consolidado este año como una de las apuestas más interesantes de la Mercè, al combinar la exquisitez de unos montajes de gran calidad con el aire festivo y popular de los mismos, lo que no siempre es fácil de lograr. La Plaza Allada Vermell se está configurando como un marco ideal para estos menesteres, cuya teatralidad, marcada por las figuras eminentes de Santiago Rossinyol y Joan Brossa, encuentra en los títeres su vehículo de expresión más adecuado. Una teatralidad que sin duda marcará sus flechas de futuro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No comprendo,como un critico de tu nivel,puede hablar bien del circo de karromato.Me parece el peor de los espectaculos que hay circulando por europa.....Que este presente en todos los festivales no quiere decir nada,ya sabemos como funcionan las politicas de contratacion,...mamada tras mamada mutua.En fin que las marionetas del kiko son muy bonitas y ya esta.

Redacción Blog dijo...

Querido Bloguero que has escrito el comentario anterior,
todas las opiniones son respetables, y por supuesto la tuya también, pero sería más sano para ventilar críticas firmarlas con el nombre propio, pues sino se quedan en meros panfletos o exabruptos. Creo además que sería bueno evitar las riñas gremiales que existen en todas las profesiones, fruto de celos y envidias,a menudo justificadas, pues no son pocas las injusticias de este mundo, pero que pertenecen al género de lo evitable, especialmente si hay empeño de guardar las formas. Aunque a veces no se quieren guardar las formas, lo cual, si se mantiene en el ámbito del anonimato, es permisible y excusable, a pesar de que ello le reste fuerza.
Respecto a los miembros del Karromato, les recomiendo paciencia y sabiduría búdica, siempre tan aconsejable en estos casos.
Cordialmente

Toni Rumbau