viernes, diciembre 29, 2017

El declive catalán y el futuro de España



Han pasado las últimas elecciones y parece que nada ha cambiado en el panorama catalán. O mejor, sí que ha cambiado pero a peor, pues el empate del resultado augura más de lo mismo ad infinitum, malas noticias para los comerciantes y los emprendedores empresariales, que tiran del carro de la economía. Y malas noticias para la convivencia, alterada por una división como nunca antes se había visto. La pretensión nacionalista de separarse de España ha desgarrado el tejido social de Cataluña. La subida de Ciutadans es fruto de la reacción de quiénes no aceptan la separación y del buen hacer de Inés Arrimadas, que ha sabido sintonizar con las personas que se sienten tan catalanas como españolas. Iceta también lo intentó, pero sólo le hemos votado los que aún piensan que es posible estar en medio de la confrontación, una ilusión sin duda. Pinchó aunque aguantó. Y los Comuns han sido castigados por su falso no estar con nadie cuando en realidad se inclinaron hacia los independentistas, tras ser víctimas del mismo acoso emocional que ya en su tiempo sufrieron Maragall y el PSC. 

Ante el embrollo de la situación, acudo a la cita con mis amigos los futurólogos de la playa, a ver qué conclusiones han sacado de los resultados. 

- ¿Cómo veis el panorama? -les suelto para entrar en materia cuanto antes. 

Indicar sólo que hace un día soleado y hermoso, con el agua del mar ya sin los calores del verano, unas condiciones frías de temperatura que sin embargo son ideales para activar la circulación de la sangre y elevar el pensamiento hacia las alturas idóneas para el ejercicio de la futurología que practican mis amigos. 

Dice Bastides: 

- En verdad, Rumbau, estas elecciones que han servido de tan poco según los entendidos, marcan para nosotros un punto de inflexión en el mapa político del país. 

- ¡Pero si el mismo empate de antes sigue en su sitio!

- Sí y no. Ciertamente, los dos frentes contrincantes siguen en sus trece y el conflicto se enquista. Pero han cambiado las cualidades de la disputa. No es lo mismo que el partido hegemónico de los que defienden su españolidad sea PP o Ciutadans. En este punto, el salto hacia la hegemonía de Arrimadas debe verse como un paso regenerador y con perspectivas de crecimiento, mientras que el PP representa el pasado de una política carcomida por sus achaques. En cuanto a los independentistas, han vuelto a chocar contra la pared que ellos mismos han levantado: la que los separa de quiénes no piensan como ellos. Sus actos de imposición sobre la mitad del país que no quiere separarse de España han  levantado el muro que lo parte en dos. Disimulan contentos de su mayoría parlamentaria, pero el estado de shock de saber que no representan a una mayoría verdadera les corroe por dentro. Fíjate en la cualidad de las energías enfrentadas: los nacionalistas, dolidos y resentidos por lo que llaman la represión del gobierno, que no es más que la reacción del estado frente a un intento de separación; los de Ciutadans ilusionados con su victoria y con un relato de abertura en vez de separación. Los unos buscan imponer la unicidad de lo catalán puro que necesita aislarse del mundo para 'ser', los otros apuestan por la dualidad mestiza de ser catalán y español a la vez. 

- Pero Bastides, Ciutadans es un partido españolista y lo de ser catalán lo tienen más como un añadido estético que como una convicción real. 

- Sí y no, Paquito. Es verdad que ahora la polarización que existe en Cataluña obliga a exacerbar los extremos, para inclinar a las masas votantes, que necesitan de estas pendientes emocionales. Pero fíjate que a partir de ahora, quién necesita excitarse es el nacionalismo, pues para nada querría que los de Arrimadas se asomaran a ningún tipo de catalanismo moderado, que podría quitarle votos. Mientras que los de Ciutadans pueden relajarse con sus votos ganados y empezar a crear un discurso en positivo y de nuevo cuño que aúne lo catalán con lo español. Y aquí es donde está el verdadero conflicto y el quid de la cuestión: qué fuerza es la que se queda con este espacio del catalanismo dinamizador y progresista que piensa más en generar enlaces, riqueza y futuro. Un espacio que los independentistas han abandonado con sus planteamientos insurreccionales y que el PSC ha sido incapaz de articular con el gancho suficiente. Si Ciutadans consigue imponer la relajación positiva de quién no quiere separar sino unir, tendrá el terreno abonado para su crecimiento futuro. 

Corominas, el periodista jubilado del grupo y viejo zorro de la política, interrumpe a Bastides. 

- Muy bonito lo pintas, pero no debemos olvidarnos de los aspectos sociales del tema. Ciutadans es la derecha y su capacidad de atracción se debe a la polarización nacionalista. En otros contextos, la izquierda querrá imponer sus ideas, y Cataluña siempre se ha inclinado hacia la izquierda. No sé si Ciutadans tendrá mucho que decir en este escenario. 

- Has dado en el clavo, Corominas. Pero fíjate cómo la izquierda ha quedado desarbolada en estas elecciones. La derecha se ha impuesto por goleada, en uno y otro lado. Lo que indica el peso que tiene ahora en Cataluña la cuestión nacional. Sin resolver este aspecto, lo demás se queda en nada. 

Mercadal, que escuchaba con atención, quiso intervenir también. 

- Me gusta mucho todo lo que habéis dicho, y lo que me sorprende y preocupa son las pocas ganas que tienen los partidos de generar discurso. ¡Debería ser su cometido principal! En eso los independentistas han ganado con creces. En realidad, es lo único que han hecho y ofrecido, discurso, lo necesitan para enardecer a sus seguidores, lo llevan haciendo desde hace años, y ahora recogen los frutos. Aunque tienen un problema: cuando el discurso se convierte en victimismo y queja, ya no permite volar, al contrario, te deprime y pone plomo en las alas. Ese momento lo deberían aprovechar los que no quieren separarse y apuestan por la convivencia dual entre lo catalán y lo español. No sé si Ciutadans están por esta labor ni si son conscientes de esta necesidad. A Arrimadas le gustaría pero debería rodearse de gente capaz de generar ideas y escribir historias. El PSC es el que debería haberlo hecho hace años y va con retraso, aunque es el que lo tiene más cerca. Con recurrir al primer Maragall tendría suficiente. Los Comuns se han liado con el referéndum y con el victimismo de los que han chocado contra el muro del estado. En estos barrizales de las emociones poco discurso puede hacerse, como no sea la infinita queja que sólo sirve para lamer heridas, las propias y las ajenas. 

- ¡Pero es lógico que lo hagan, Mercadal! ¡Es una cuestión de solidaridad política hacia los que están en la cárcel y los que no pueden regresar al país! -reclama Paquito.

- Por supuesto, Paquito, tienes toda la razón del mundo, pero podrían mostrar su apoyo y generar discurso a la vez, aunque es más difícil y requiere más esfuerzo, desde luego. Lo malo es que las necesidades tácticas de la política impiden y borran el espacio de la reflexión y del discurso. Las emociones sirven mucho para enardecer pero poco para pensar. Y aquí lo que importan ahora son las ideas. 

- La idea de la Independencia es potente, en este sentido no puede decirse que los nacionalistas no hayan hecho sus deberes. Han creado la idea y la envoltura que la sustenta.

- Y que la realidad pincha cada día. ¿Quién se cree hoy que Cataluña puede irse de España y seguir en la Unión Europea como si nada hubiera pasado? 

- Pero la han substituido por la de irse de Europa, con floridas ensoñaciones argumentales. El discurso sigue y con ello mantienen viva la ilusión. 

- De cajón. Pero es un discurso a la defensiva. Se baja el listón y los referentes se parecen cada día más a esos países situados en tierra de nadie e infectados por crónicos problemas de división social que suelen acabar en violencia. Mira los ejemplos de Georgia, Ucraína, Bosnia, Isreal...

- Curioso que Junqueras, que dice ser tan religioso, no ofrezca visiones de concordia entre los frentes polarizados. Quizás sueñe con ellas, y luego no se atreva a plantearlas, para que no le llamen traidor...

- Sorprende, desde luego, que los nacionalistas hayan puesto su idea de nación por encima de la convivencia. Constituye seguramente su error más grande y no sé como lo pueden justificar o lo podrán corregir, si es que realmente quieren corregirlo. Aunque muy me temo que en estos momentos prima la lucha sin cuartel y el ir a por todas. Han quemado tantas naves que están obligados a seguir empujando su sueño.

- La convivencia no la han roto ellos, sino el gobierno de España con la represión y con su política de escarnio -suelta Paquito. 

- Desde luego, pero es la lógica de la acción y reacción. Y piensa Paquito que la estrategia indirecta del Independentismo, y seguramente la principal, es aprovechar la represión del estado, con sus afrentas y sus mártires, para empujar a las masas hacia la victoria final. Lo del día 1 de octubre fue una gran victoria de su discurso. Y en estas elecciones han utilizado a presos y exiliados como su mejor baza electoral. De hecho, sólo han hablado de ello. Han levantado una borrasca emocional que les ha permitido volar de nuevo, cuando es bien sabido que tienen las alas cargadas de plomo. 

- Pues tiene mucho mérito, esto tendrás que reconocerlo. 

- Y tienes toda la razón del mundo. Pero lo que nos importa a nosotros es el futuro, y aquí es donde vemos que el declive catalán va para largo. 

- ¿Tan claro lo ves?

- Piensa una cosa Rumbau, hasta ahora Cataluña ha sido la región más avanzada e innovadora del país, eso es una evidencia, y también por ello ha querido soñar en ir todavía más lejos y alejarse de lo que considera un lastre, que es el resto del país. Ahora, de pronto se ha quedado parada tras chocar contra la realidad, como si estuviera en pana, dividida la sociedad en dos bandos enfrentados, lo que es un freno indiscutible. Resulta que el supuesto lastre tiene más peso y que las amarras que lo sujetan son más resistentes de lo que esperaban. Además, el pensamiento crítico y la inteligencia local se han resentido: salvo las obligadas excepciones, pesa más la razón panfletaria y la consigna colectiva que el espíritu crítico y la mirada escéptica que trabaja con el bisturí. En cambio, me ha sorprendido cómo en los periódicos del resto de España ha aumentado la reflexión de fondo, el ejercicio analítico que busca entender lo que pasa, con estudios y artículos realmente agudos e interesantes, desde la izquierda y la derecha, algo nuevo me parece en España. O sea que la cuestión catalana ha sido bien aprovechada por el resto del país, mientras aquí nos hemos encallado con lo obvio y en la consigna del día a día. ¡Lamentable al cien por cien!

- Eso es una verdad como un templo, Mercadal, lo he constatado yo también -dice Corominas.

- Y fíjate como en consecuencia, otras regiones se han activado para aprovechar el parón catalán, esperando que se prolongue y sacar así una buena tajada. Valencia y Aragón son las más proclives a aprovechar el momento. Y la política de aislamiento de los independentistas les va de perlas. 

- ¿Será que Cataluña necesita una pausa? Tantos esfuerzos emancipadores cansan al más tenaz de los peleadores, y se impone un receso, ¿no crees?

- Sin duda, ahora le toca descansar y salir sana y salva de este marasmo. Entretanto, los demás cogerán la delantera y continuarán lo que los catalanes han dejado a medio hacer: la descentralización de España y la búsqueda de un nuevo orden en el que las diferencias asumidas y reivindicadas no impidan su unión, al revés, la impulsen. Es como ponerse al día en lo que es la esencia de Europa, pero dentro del estado, fragmentándolo pero sin romperlo. 

- La paradoja de la que siempre habláis y que me parece un imposible...

- Ver el futuro es hacer posible lo imposible, Rumbau, y la lógica de lo que será el mosaico ibérico va por estos derroteros: lograr que la diferencia una.

- Hasta ahora, hemos visto que suele separar...

- Es un salto evolutivo, Corominas, la mutación histórica que el mundo espera con los dedos cruzados, pues cuanto más tardemos en hacerla, más vamos hacia el abismo. 

- Tiene que ver con la identidad, me refiero a la individual. Todos somos diferentes e iguales. No hay humano igual a otro, y sin embargo, todos pertenecemos a la misma especie, al mismo mundo. Sólo hay que mirar a las estrellas para comprenderlo. El desarrollo de la complejidad en el crecimiento de los organismos  lleva a diferenciarnos hasta extremos inabordables, y es esta diferencia lo que excita la unión y la amistad. Lo mismo sucede entre los pueblos y las culturas. 

- ¡Pues por eso mismo Cataluña busca diferenciarse, para poderse unir desde la libertad con los demás!

- De cajón, ser un sujeto político que habla con voz propia, esto es loable y te diré incluso que es el futuro, pero no funciona si la voz única es una impostación que reprime otras voces interiores que no hablan en la misma dirección.  Por eso hay que comprender que el problema de Cataluña no es tanto su relación con España sino su complejidad interior, nunca asumida por el nacionalismo, que sólo ve un único color de la realidad, el suyo. Y ésta es la causa de su parálisis actual. 

- Realmente, es en este embrollo de la relación consigo misma donde Cataluña debe encontrar la solución. 

- Pero no la encontrarán los políticos actuales. Demasiado entregados cada uno a su causa, demasiado narcisismo y mirarse el ombligo. Se necesita otra generación de responsables políticos que comprendan la situación y acuerden dar con una voz compartida que mire hacia el futuro. 

- De ahí que se imponga un descanso. Dejemos trabajar a valencianos y aragoneses y aprendamos luego de sus  logros y descubrimientos. Más tarde, Cataluña ya hará sus dos de pecho cuando se haya integrado al nuevo orden fragmentado del Mosaico Ibérico. 

- ¿Para cuándo lo prevés?

- Yo lo llevaría hacia los años cincuenta de nuestro siglo. 

- ¡Qué largo me lo fías! ¿ Y entretanto...?

- Pues a seguir mirando de reojo lo que nos depara el devenir. Y esperar que valencianos, murcianos y aragoneses avancen en sus labores civilizacionales. Quizás algunos catalanes podrían echarles una mano.

- ¡De cajón!

Dejé a mis amigos especulando sobre el futuro de Cataluña y del ruedo ibérico, que ellos llaman mosaico, tan preocupado y pesimista como antes, pero feliz de saber que no todo el mundo ve el panorama tan negro como lo veo yo.

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