domingo, diciembre 21, 2008

El Teatro de Anita Maravilla.

Empezó anteayer el festival que organiza Eugenio Navarro en La Puntual por Navidades: dos estrenos mundiales y tres espectáculos de alta calidad. Para ver la programación, pinchen en la puntual

La primera obra fue “Sarean Sun Sun”, de Anita Maravillas Teatre. Precisamente uno de los estrenos mundiales a cargo de estas tres titiriteras instaladas en Barcelona que ya admiré en el marco del Animata Cabaret presentado hace meses también en La Puntual. La expectación era alta, pues el recuerdo de sus intervenciones en el citado cabaret era imborrable, por su altísima calidad en todos los sentidos.

Pues bien, debo decir, como viejo titiritero que soy, que las expectativas fueron colmadas con creces. Fue un verdadero placer disfrutar del aire fresco y de la buena labor creativa de unas titiriteras que saben alternar el trabajo actoral con la manipulación, pasando por las diferentes técnicas del género sin dificultad alguna. Lo dicho no es pan mojado: ser buen actor y buen titiritero no es algo que todos gocemos a partes iguales. Hartos estamos de ver a buenos titiriteros que no se resignan en ser lo que son sino que además quieren lucir sobre las tablas sin dar la talla. No es el caso de las tres jóvenes de Anita Maravillas: Miren Larrea, Mireia Nogueras y Valentina Raposo, cada una según su estilo, saben estar en el escenario con gracia y mediante una presencia muy adecuada en su relación con las marionetas. Sin duda este factor es uno de los que más pesan a la hora de elevar la obra hacia cotas de agradable receptividad, allanando el camino a la función de las marionetas, que encuentran así un espacio cómodo y adecuado.

La historia es sencilla y se deja explicar sin apenas palabras: las tres manipuladoras son tres aprendices de bruja que aprenden de la abuela, una magnífica bruja aún más grande en tamaño que las tres jóvenes que la mueven. En este aprendizaje irán mostrando sus habilidades demiúrgicas. Lo bueno de este argumento es que los personajes encajan a la perfección con el de marionetista (¿pues no es el titiritero una especie de aprendiz de brujo que se multiplica en máscaras y otros seres salidos de la nada?). Esta coincidencia de función y personaje da alas y cuerda a la obra, cuyos sucesivos esqueches se hilvanan con naturalidad entre si.

La palabra mágica que aparece en el título, Sarean Sun Sun, es la llave brujeril que abre las distintas secuencias de las marionetas y su desenlace. La representación se estructura así a modo de un rito mágico del que las tres jóvenes brujas hacen partícipes a los espectadores. Hadas, duendes, demonios, seres dobles y la misma muerte son los personajes que van apareciendo, surgidos de misteriosas cajas, de un tiesto mágico o de la negra oscuridad del escenario. Marionetas de hilo y títeres movidos con la mano, una variedad controlada y bien hilvanada por las propias manipuladoras en sus papeles de aprendices de bruja.

Al final reciben el premio a sus labores: la abuela les da a cada una, a modo título y de premio póstumo, una escoba mágica. Se la han ganado. Sus maravillas han embelesado a la abuela y al público, y éste les premia a su modo, con fuertes aplausos.

Una obra que para las tres componentes de Anita Maravillas será sin duda la escoba que las llevará de bolos por los caminos titiritiles del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante,gracias.