Estos días fecundos en novedades políticas, con las elecciones aún calentitas realizadas en España y en Italia, es un gusto hablar con los dos futurólogos de la playa. Finos observadores del presente como son, no se les ha escapado un fenómeno que está a todas luces de actualidad: el fenómeno de los políticos estrella o “vedettes”, cómo los llama Mercadal. Decía éste el otro día:
- ¿Habéis visto que una de las razones de la victoria de Berlusconi es su naturaleza histriónica de gran bufón? ¡Lo que le gusta a este hombre hacer teatro! Y a los votantes, parece que les encanta la función. No por algo los italianos inventaron la ópera, y la Comedia del Arte, que tanta influencia tuvo en las escenas europeas. Tal vez a Veltroni le faltó ponerse la nariz de payaso, o la peluca de Pantaleone o la capucha de Pulcinella. Bromas aparte, lo cierto es que ahora a los políticos se les reclama dotes escénicas, sino mirad a Sarkozy, que desde que es presidente no ha parado de hacer el número. Dicen que pierde apoyo, pero si hubiera elecciones de nuevo, seguro que volvería a ganarlas. En cambio, el británico Brown no entusiasma a su público: demasiado serio, dicen.
- Zapatero sería también una excepción, pues parece un político bastante serio… -le inquiero.
- En absoluto. Lo que pasa es que utiliza otros recursos. Su sistema es sorprender a la opinión con nombramientos vistosos y desconcertantes. Lo de la embarazada Chacón es un golpe de gran efecto teatral y mediático, no lo podéis negar. Fijaros que todos los periódicos de Europa han reproducido la imagen de la ministra mandando “firmes” a los militares. Un éxito indiscutible. Igualmente su apuesta por la presencia femenina en el gobierno. Una medida que ha descolocado a media Europa. Ya puede reirse Berlusconi, en el fondo se muere de envidia, pues difícilmente podrá igualar semejante jugada en sus primeros pasos de gobierno, sobretodo cuando sus trucos y efectos son viejos y archiconocidos. Otro que también parece gustar de los focos es Puttin: hoy ha salido junto al italiano en busca de “glamour”, aunque el tiro les ha salido a ambos por la culata, con la metedura de pata ésta respecto a la pobre periodista rusa…
- Es cierto lo que dices, Mercadal –repone Bastides que escuchaba muy serio las palabras de su amigo astrólogo–, nuestras sociedades necesitan el brillo de las “vedettes” en los escenarios de la política. Es un peaje que los políticos deben estar dispuestos a pagar. En realidad, siempre ha sido así: el pueblo gusta de las pompas, y ya que los reyes no llevan mantos ni coronas, al menos que los políticos hagan un poco de teatro.
Interviene de nuevo Mercadal con las siguientes palabras:
- Bien cierto es lo que dices, Bastides. En España, Zapatero ha optado por el “glamour” de sus flamantes ministras, y en Alemania, la Merkel, a la chita callando, ha impuesto un estilo discreto de reina sin corona: esa mujer vale lo que pesa, y no me extrañaría que volviera a ganar, coalicionándose con verdes y rojos. Este mosaico de figuras en las “taifas” europeas indica el buen momento de la Unión. Por mucho que se diga lo contrario, Europa está en uno de sus mejores momentos. No lo dudes, Rumbau. Esa falta de dirección política que tanto le achacan, es precisamente su mayor riqueza. Se dice que no toma decisiones, que duda y se empantana. Cierto. Pero hay veces en que lo conveniente es ver las cosas oscuras, porque, ¿acaso es posible verlas claras? Yo creo que no, y lo mejor es reconocerlo, pues lo contrario es insistir en el error, tal como los EEUU se han empeñado con tanto ardor.
- Creo que eres demasiado optimista, Mercadal –le digo al exdoctor–, está bien no equivocarse pero dejar que otros decidan y actúen es permitir el error de éstos.
- Sí, pero alguien tiene que actuar, y ese papel de “malos y brutos” que se han otorgado los americanos, les va de perlas a los europeos para manejarse en la complejidad del mundo y asegurarse el futuro de los negocios. No dudo que haya peligros graves, como la política de caos y tierra quemada en Oriente Medio. Lo raro es que el incendio aún no se haya propagado con mayor rotundidad por el entorno. Por lo visto, algo les ha fallado a los estrategas de Bush. Y creo que la “no decisión” de Europa tiene mucho que ver con eso, pues el “agua de la indecisión” apaga el fuego de los guerreros. Un ejemplo es el de Israel y los Palestinos: sorprende que con tanto fuego, muerte y acoso, no salgan más chispas de aquel infierno. Y la razón es Europa, con su capacidad de decisión empantanada.
Bastides en aquel momento intervino para decir:
- Nuevos factores están entrando en juego que nadie se esperaba y van a dar al traste con bastantes de estas estrategias: me refiero a las hambrunas en ciernes, que asoman ya por el horizonte. Esta crisis puede desbaratar los planes americanos, a no ser que nos sorprendan con algún movimiento inesperado, cosa que dudo.
- A qué te refieres? –pregunto al adivino de la Barceloneta.
- Pues que esta crisis ha sorpendido a muchos, yo el primero. Era de esperar, pero nadie pensaba en ella. La subida del precio de los alimentos, más las tres comidas al día de las nuevas clases pudientes de la China y la India, han creado una situación insostenible y catastrófica. Sólo faltaba el invento ése de los biocomestibles y el precio del petróleo en las nubes. Hay soluciones, por supuesto, pero poca disposición a tenerlas en cuenta. Aquí es dónde Europa podría ejercer un cierto liderazgo, pues las únicas soluciones que hay no pasan por los cañones sino por un ejercicio de racionalidad compleja. Ya veremos hasta dónde llegan los aspavientos de la crisis. Pero si las alarmas se disparan finalmente, habrá que actuar, pues los peligros serán enormes.
- Parece que hay suma de factores: la crisis financiera, la subida del precio de los alimentos, el tema energético y la cantinela del cambio climático, que no por conocida deja de estar ahí cada día más presente… -digo intentando resumir la temática de la conversación.
- Así es, suma de factores que puede multiplicar los efectos –repone Bastides.- Pero ya sabes que no me gustan los catastrofismos y que suelo ser optimista, a pesar de que la razón nos empuja a lo contrario. Las crisis son de esperar, y el siglo XXI será muy denso en ellas, esto es algo evidente. Las mortaldades pueden ser apabullantes, y los desequilibrios, fulgurantes. Ya veremos como aguanta el sistema, quiero decir, los órdenes mundiales y sus poderes. Yo creo que bastante bien, con algunas bajas y unos cuantos cambios, desde luego. Veremos qué pasa con China. Aquí se juegan unos cuantos futuros, pues de la actitud que tomen sus dirigentes dependerán muchas cosas. Ojalá el pragmatismo del que siempre han hecho gala les empuje a la racionalidad, aunque muy me temo que serán sus bases las que tengan que imponerla. Y gente para apretar tienen de sobra. El Gran Dragón levantará el vuelo para zamparse a los monstruos de Occidente e instaurar un orden más humano. Bueno, eso dicen algunos, claro. Yo, en verdad, no digo nada y me atengo a los hechos.
Ante las enigmáticas palabras del futurólogo, pregunté:
- ¿Pero a qué te refieres, Bastides?
Responde Mercadal, ante el mutismo en el que de pronto ha entrado el adivino de la Barceloneta.
- Ya sabes, Rumbau, que nuestros trabajos llegan muy lejos en el tiempo, y Bastides se refiere a leyendas que sonarán en el futuro, de las que lógicamente todavía no hay constancia en el mundo. Lo cierto es que el panorama aparece confuso pero no tanto visto con la perspectiva adecuada. Desde el punto de vista de los símbolos, es evidente que Cronos está haciendo de las suyas, muy salido ya del Tártaro dónde antaño fue recluído. Y los Zeus y demás parentela no están en parte alguna para retenerlo. Muy al contrario, son Marte y Plutón, ambos amantes de la guerra, quiénes le aúpan y cabalgan en su lomo. Por eso el siglo ha nacido tan guerrero. Pero cómo habéis dicho muy bien tú y Bastides, las cosas están cada vez más complicadas. Los factores se suman y es difícil predecir el rumbo de los acontecimientos. Cronos es peligroso encarnado en minorías. Pero su socialización rebaja el grado de peligrosidad del Titán ciego.
Caray, me digo ante el discurso de Mercadal. Continúa diciendo el exdoctor astrólogo:
- …¿Y no es acaso eso lo que está ocurriendo, con esa socialización de los vertiginosos medios de comunicación, los transportes, la informática, los correos y los cruces de culturas y población? Los cambios son enormes y galopantes, y el tiempo representado por Cronos se encarna hoy en cada uno de los habitantes del planeta: la mayoría sucumben a su arrrollo, pero muchos se lo hacen suyo y aprenden a cabalgarlo. Todo dependerá si se consigue desbaratar el poder de élites y minorías, pues sólo del empuje estadístico y emergente de lo plural pueden salir nuevas racionalidades de lo complejo. Y si no se preserva la variedad de la naturaleza humana, será muy difícil encontrar soluciones.
Me quedé de piedra al escuchar las tremendas palabras de Mercadal. Comprendo que aquel par de futurólogos aficionados han llegado realmente a deducciones y cálculos tan lejanos como atrevidos, difíciles de sustentar pero interesantes en sus planteamientos. Pienso que bien valdría la pena indagar más sobre su trabajo. Pero creo que será mejor dejarlo para otro día, pues no sólo veo a los futurólogos cansados, sino que tampoco sería corrector abusar de tu paciencia, querido y sufrido lector bloguero.
2 comentarios:
Realmente, es verdad que son todos unos payasos. Pero siempre me pregunto, ¿no son acaso el fiel reflejo de lo que nosotros somos? Si hacen teatro, es porque nosotros hacemos de público, y si cobran es porque pagamos la entrada. De modo que las cosas hay que mirarlas más en positivo, o al menos, con la distancia de saber que todos somos iguales, ¿no cree, señor Rumbau?
Tiene razón en lo que dice, por eso creo que hay que tener un cierto respeto a los políticos. Al fin y al cabo, como muy bien dice, hablar de política es hablar de nosotros mismos...
Gracias por su comentario
T.R.
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