sábado, abril 22, 2006

LORCA AL PIANO. Suite Gitana de Enric Palomar.


Tuve ocasión anteayer (jueves 20) de asistir al estreno y única representación del concierto que, con el título arriba indicado, fue hecho en el Auditori de Barcelona. Estreno absoluto de una cantata sobre la obra de Lorca de tema bíblico titulada “Thamar y Amnon”, en la que Enric Palomar ponía cuatro voces de registro operístico, tres percusionistas, cuatro pianos y dos bailarines de flamenco. ¡Nada más y nada menos! Una sorpresa y una verdadera maravilla, que los asistentes tuvimos el gran lujo de disfrutar, sabiendo que era la única representación que se vería de la mismo. Se nota en esta cantata la experiencia de Palomar en el terreno de la ópera: las voces (María Hinojosa, Marta Valero, Xavier Martínez y Pablo López) se impusieron con fuerza y dramatismo sobre un conjunto instrumental muy bien combinado y de una eficacia tremenda puesta en manos del compositor catalán. El ritmo y las atmósferas sonoras de la obra imponían una constante tensión que en ningún momento te dejaba indiferente, atrapado uno al asiento siempre a punto de saltar, tal era la energía que salía del escenario. Los bailarines, con coreografía de Javier Latorre, se encajaron a la música como una segunda piel de la misma, desarrollando aspectos típicamente dramáticos de atracción y repulsión, como es propio asociar hoy en día a la música de flamenco. Pero ambos bailarines supieron estar a una gran altura, rompiendo con su gestualidad elegante los tópicos al uso.

Otro “cantar” fue la segunda parte, más flamenca y centrada en canciones muy conocidas de García Lorca. Un trabajo más de arreglo e instrumentación, para dos cantantes flamencos que al principio tuvieron que trabajar lo suyo para acoplarse a la maquinaria sonora de Palomar y su grupo de pianos y percusiones. Pero a la tercera canción, el engranaje empezó a funcionar y el recital alcanzó alturas de alto vuelo. Gran acierto los cuatro pianos: en ningún momento se echó en falta guitarra alguna. Y los percusionistas disfrutaron ellos e hicieron disfrutar al público.

Pero la guinda del concierto fue la sevillana que cerró la velada: bailada con gran maestría por lo dos bailarines (Pedro Córdoba y Eli Ayala), el arreglo instrumental que hizo Palomar fue realmente memorable. Huyendo de todos los tópicos, consiguió rizar el rizo de ejecutar una sevillana de una elegancia infinita, maravillosamente acompañada por los pianos y la percusión, algo asombroso y nunca visto.

Chapeau para Enric Palomar y felicitaciones también a Luís Cabrera y el Taller de Músics, impulsores del proyecto, siempre empeñados en dar voz a los mestizajes barceloneses desde su centro del Raval.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si lo hubiera sabido, hubiera ido. Vi la ópera Juana, en el Teatro Romea, y me gustó mucho. Lástima que no se entendiera bien la letra. Me leí el libreto, excelente texto, pero no se seguía en directo. El truco de los subtítulos que funciona tan bien en el Liceo podría haber servido allí. Este músico parece lanzado a soprendernos. Ojalá le vayan bien las cosas. No es fácil abrirse camino en este país, y menos si uno se empeña en ser creativo. Que la suerte le acompañe!
Un aficionado