Visiones del futuro en Cataluña.



La situación que se vive en Cataluña, con este empate electoral entre las dos tendencias opuestas y la caída del peso de la realidad, que paraliza la investidura de un nuevo gobierno, hace que se la pueda considerar de impasse, un cul-de-sac que ya dura demasiado y que empieza a cansar a la ciudadanía y muy en especial a los llamados agentes económicos, es decir, a los que tiran del carro de la economía. La situación no parece importar demasiado a los independentistas, inmersos como están en sus disquisiciones táctico-estratégicas para cuadrar el círculo de la legalidad con la ilegalidad. Mal vamos si son los políticos los que buscan cómo saltarse la ley, cuando figura que son ellos los que deberían defender y, por supuesto, cumplir con la ley.

Con ánimos de comentar la situación, acudo a la playa para ver a mis amigos futurólogos, siempre al pie del cañón en estas cuestiones. Los encuentro ya casi a la altura del Hotel Vela y después de los saludos, damos la vuelta para continuar nuestro paseo en dirección al Puerto Olímpico. El día es soleado con un mar de ola larga, típico del invierno.

- ¿Cómo veis el panorama? Francamente, pienso que estamos en un impasse de difícil solución.

- Sí, en este país tenemos la manía de no querer nunca bajar del burro, una costumbre atávica de cuando éramos pobres y rústicos, pero tarde o temprano los independentistas deberán bajar a la realidad si no quieren salir con las cejas aún más chamuscadas.

- El problema es que nadie se mueve, tampoco los de la oposición. Ya sabemos que no tienen suficientes votos, pero como mínimo pronunciarse. Arrimadas lo intenta de vez en cuando, pero Iceta y Domènech callan como mejillones. ¿No creéis?

- Parece que no tienen nada que decir y aquí se equivocan de arriba a abajo. Están desaprovechando estos meses de inacción, unos tiempos preciosos para ser escuchados, para coger la iniciativa y proponer un discurso nuevo que todo el mundo espera con ansia. Hablan mucho pero de la pequeña política, sin decir nada nuevo.

- Tienes toda la razón, Mercadal -responde Bastides con ganas de decir la suya-, porque la única solución al empate actual es hacer una propuesta de futuro que incluya a toda la ciudadanía de Cataluña, huyendo de los dogmas y de las inercias enfermizas. Los independentistas nunca la harán, esta propuesta, sobre todo ahora que están enrocados en defender lo que han perdido. Es el momento idóneo para los que tienen ideas y ganas de esgrimirlas, aunque no les dejen gobernar. El futuro siempre ha sido lo que une a las poblaciones, y cuando alguien aparece con buenas propuestas, la gente las escucha y las apoya.

- Sí, pero al parecer los políticos no piensan mucho en el futuro...

- Un error descomunal.

- Vosotros siempre habláis de esta necesidad de proponer líneas de futuro, pero no es tan fácil hacerlo, cuando vivimos en la época de la incertidumbre y ni los más entendidos se atreven a predecir nada ... -les suelto con ganas de provocarlos.

- Tienes toda la razón, Rumbau, pero no se trata de predecir sino de proponer. El futuro no se predice, se inventa. Y si no lo inventas tú, te lo inventan los demás. Uno de los logros del independentismo es que se han inventado un futuro de libertades ideales y de ilusiones, que no tiene nada que ver con la realidad, pero que ha entusiasmado a una buena parte de la población, gracias a unas políticas de promoción y propaganda muy bien urdidas. Y no sirve de nada quejarse y decir que la gente es boba y crédula. Esto ya lo sabemos desde hace tiempo. Este problema lo tiene también España, que no ha producido los visionarios capaces de inventar futuros realistas y a la vez atractivos. Pero en Cataluña no tenemos excusas, cuando precisamente aquí nos es tan fácil hacer correr la imaginación y dibujar rasgos interesantes del devenir.

- Pues podríais empezar vosotros a establecer estas líneas, Bastides...

- Nosotros ya lo hacemos pensando en términos generales y a largo plazo. Hacerlo en el corto plazo de la visión inmediata es un asunto de la política y de sus estrategas. Pero no veo que sea tan complicado...

Se detuvo el adivino de la Barceloneta mirando el horizonte del mar, como buscando allí el hilo con el que extraer sus ideas. Y con el ritmo pausado y la voz ronca que lo caracterizan, empezó a hablar:

- De entrada, Rumbau, se debería invocar una visión que incorpore a la mayoría social del país, sea la gente del lado que sea. El gran error del independentismo es haber actuado sólo para sus incondicionales, despreciando al resto de los ciudadanos. Esto es un pecado político de los graves, que además ha dividido la sociedad en dos bandos ferozmente enrocados. Pues este es el primer punto que se debe tocar. No para escarnecer el enemigo, sino para afirmar la voluntad de abrazar una mayoría, aunque sepas que muchos no harán ningún caso. Les entrará por un oído y les saldrá por la otra, pero al pasar por el cerebro dejarán su huella y eso es lo que importa, hoy por hoy.

- De cajón, Bastides! -exclamó Mercadal muy interesado en las palabras de su amigo.

- Pero para poder dirigirte a esta mayoría, tienes que hablar de temas que nos afectan a todos, piensen lo que piensen. Y aquí es donde hay que empezar a tirar líneas de futuro con decisión. De este presente misérrimo y paralizado, de un país prácticamente en bancarrota moral, hay que empezar a trazar unos objetivos realistas y estratégicos en todas las direcciones. Por de pronto, en la geografía: líneas que vayan a las regiones vecinas, hacia las ciudades importantes con las que nos interesa mantener relaciones estrechas con programas conjuntos de desarrollo de proyectos: Zaragoza, Valencia, Castellón, Alicante, Palma, Pamplona, ​​Teruel, Huesca, y en Francia Perpiñán, Toulouse, Narbona hasta Montpellier y Lyon. Este punto es de vital importancia y establece ya una rotura con la absurda e infantil política de los nacionalistas, que han derrochado todos estos vínculos. Mira el ridículo de la pelea de patio por las piezas de Sijena. Por supuesto también con Madrid, una capital con la que tenemos que competir todo lo que se quiera pero desde la confianza y la amistad. Al ser la lealtad la virtud que los nacionalistas más han pisado en sus relaciones con España, la nueva visión estratégica de futuro debe insistir en esta palabra: una nueva relación de vecindad basada en la amistad, la cooperación y la lealtad.

Se detuvo para lanzar una mirada al mar, como quien tira la caña de pescar el futuro.

- Después de la geografía, deberían centrarse en la cultura, un tema poco tratado por los políticos, cuando hoy en día es uno de los más esenciales y en los que todavía la política puede decir algo. Es decir, posicionarse en el panorama cultural con ganas de invertir en este campo mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora. La razón es obvia: las poblaciones y las regiones necesitan hoy singularizarse de la manera que sea. Hasta ahora, Cataluña lo ha hecho con el independentismo, lo que le ha ido bastante bien mientras no se cruzaban ciertas rayas. Ser noticia mundial atrae capitales, turistas e inversores. Pero cuando se cruzan las rayas rojas, entonces ocurre lo contrario. Un territorio de pronto cae en la franja roja de los apestados, de los que se toman la ley a la bartola, y eso es lo que le ha pasado a Cataluña y aún le puede pasar más si no espabila pronto. Pues bien, ahora Catalunya debe buscar su singularidad de nuevo en la cultura, como siempre ha hecho, por otra parte. Un terreno que tenemos muy a favor. Además, por regla general, salvo los fanáticos de siempre, la cultura siempre ha sido el sector más abierto de Cataluña y por tanto debe ser fácil restablecer vínculos donde de hecho nunca se han acabado de romper. Pero ahora se ha de utilizar la cultura con intencionalidad y finura política, como el anzuelo capaz de ligar estas líneas estratégicas de la geografía y de la economía. La arquitectura es sin duda uno de los terrenos donde tenemos más que decir, no sólo por el patrimonio sino por los activos creadores que tenemos, por lo que potenciar la exportación de proyectos y de arquitectos catalanes podría ser uno de los objetivos. Y para empezar, habría que poner en puestos de responsabilidad arquitectos con visión de futuro, como hizo Maragall en su tiempo. También el teatro, la música y la danza están en buena posición para situarnos en la singularidad que buscamos. Y, por supuesto, todos los sectores de la investigación y la innovación en las áreas y los sectores punta de la ciencia y la tecnología.

- Has dado en el clavo, Bastides, con esto de la cultura -puntualiza Mercadal, animado con las palabras de su amigo-. un tema que los gobiernos nacionalistas siempre han mirado con desconfianza. ¿Pero no crees que en el campo del pensamiento habría algo que hacer?

- Esto es esencial, Mercadal, y haces bien en recordármelo.

- ¿Qué queréis decir?

- Fíjate que el Procés y todo eso de la Independencia ha tenido dos consecuencias nefastas: la primera, es cómo han caído los niveles de reflexión en los campos de la política y de la sociología. El bombo de los nacionalistas ha instrumentalizado hasta tal punto el pensamiento, que en estos últimos años todo ha sido una vulgar cacofonía de las cuatro mismas ideas, pura propaganda. En cambio, en el campo español, diarios, pensadores y articulistas, salvo las cavernícolas excepciones, han profundizado y analizado los hechos con una finura y una profundidad que hacía tiempo no se veía. El Proceso ha despertado el pensamiento español y ha derrumbado el catalán, un hecho insólito que hacía tiempo no se veía. Y la segunda consecuencia nefasta, es la desaparición del catalanismo abierto e integrador, aquel que nació en la oposición al Franquismo y se impuso los primeros años de la Transición, el del Maragall de la primera época, hasta que el Pujolismo, con la carcoma de su sistemática corrosión nacionalista y después el Procés, han acabado con él. Por lo tanto, lo que haría yo de Iceta y también de Arrimadas, sería refundar y proponer un nuevo catalanismo. Una operación que se debería convocar desde las instancias de los partidos interesados, que sólo pueden ser los citados hoy por hoy, juntando en un nuevo organismo pensadores de diferentes campos y procedencias, tanto ideológicas como geográficas, interesados ​​en la cuestión, con el único objetivo de pensar un nuevo catalanismo que tenga como tema principal el siguiente lema: la diferencia une. Es decir, definir un pensamiento que exalte la singularidad sin que ésta sea motivo de separación, sino al revés, que sea el máximo punto de unión entre los diferentes y las diferencias. Una sopa de ajo que siempre había sido el corazón del catalanismo abierto e integrador de las grandes ideas y los grandes proyectos, y que el nacionalismo ha pervertido al instrumentalizar la singularidad para la separación.

- ¡De cajón, Bastides! Y sería una manera de ponerse a la vanguardia en la construcción europea, ya que el problema de Europa sigue siendo el mismo: cómo articular las diferencias de manera que en vez de separar, unan...

- Un tema del que hemos hablado a menudo, es cierto ...

- Iceta debería integrar a los Ciudadanos de Arrimadas en este proyecto, ya que ellos son la clave para que este nuevo catalanismo tenga posibilidades de nacer. Fíjate que aquí está el tema tan delicado de la lengua, que los nacionalistas siempre han instrumentalizado para sus estrategias de poder, no sorprende que ahora desde Madrid quieran meter baza. Esta cuestión no se debería dejar en manos de los políticos de turno, que sólo piensan en la noticia del día y las elecciones de pasado mañana, sino que debería entrar también en el tablero de los temas a tratar por los entendidos y especialistas, en este nuevo catalanismo que busca re-inventarse. Se deberá encontrar aquí un término medio razonable capaz de satisfacer la razón de todos, sin caer en los sentimentalismos y los arrebatos patrióticos que hasta ahora han dirigido esta cuestión.

- ¿Pero quieres decir que los Independentistas no querrán decir la suya? Ellos se consideran los propietarios de Cataluña, de la lengua...

- Es evidente que sí, pero hoy por hoy es imposible. Deben comprender que Cataluña y el catalán son cosas de todos, no sólo de la mitad del país. Pero a la larga es obvio que deberán entrar, aunque sea en cuentagotas. Pero el quid de la cuestión es que esta refundación se haga fuera de su reducto, que nazca con independencia del nacionalismo. Se trata de una cuestión esencial a largo plazo. Este catalanismo debería instaurar las nuevas formas de singularización social y política del futuro, capaces de superar las veleidades de los nacionalistas de siempre, que utilizan la singularidad para crear al enemigo y conseguir el poder y la separación, que es su único objetivo.

- ¡Totalmente de acuerdo!

- Dejadme deciros que esta pretensión de inventar un nuevo catalanismo lo veo algo imposible por no decir un despropósito. Tened en cuenta que todos los votos que han ido a Arrimadas y a Iceta están hartos del nacionalismo y, por lo tanto, que se les plantee ahora pensar un nuevo catalanismo, creo que no lo terminarían de entender.

- De entrada es así, tienes razón, pero dejar el catalanismo siempre en manos de los mismos es un suicidio político a la larga. Uno de los problemas principales que hemos tenido en Cataluña es que la defensa de la singularidad catalana ha sido siempre cosa de un bando. Y debes tener en cuenta que este nuevo catalanismo no tendría nada que ver con el nacionalismo.

- Realmente, si se desarrollaran estos temas y se pusieran sobre la mesa de la opinión pública, sería un cambio sustancial en el panorama tan misérrimo que tenemos ahora... Y los periódicos tendrían otras cosas de qué hablar. Pero este catalanismo del que habláis me suena más a utopía que a realidad.

- Cierto, lo que quieres decir es que ahora este espacio de catalanismo no existe, pero piensa que los espacios de pensamiento se abren a través del lenguaje, es decir, que sólo si se propone, se habla y se cultiva, este catalanismo puede existir de verdad. Con una gran ventaja: hoy en día, todo lo que hable de cómo las diferencias son la clave para la unión, se sitúa de inmediato en las líneas que enfocan directamente hacia el futuro, al tratarse de uno de los temas principales, por no decir el que más, que debe resolverse para desatascar el futuro de la especie en el Planeta. Por lo tanto, incidir en este catalanismo que insiste y se centra en esta premisa de partida, es situarlo en la zona óptima para convertirse en el nuevo centro de gravedad cultural del presente y del futuro, en Cataluña pero también en España y en el resto de Europa.

- ¿Y no crees que eso lo podrían hacer también los sectores nacionalistas del Procés?

- Sería fantástico, pero son prisioneros de su inercia separatista: han creado el enemigo España y no se lo pueden quitar de encima. Han caído en una trampa que los conduce al callejón sin salida de los rencores irresolubles. Sólo si a su lado nace un nuevo vector de futuro con raíces sociales importantes, podrían entonces sumarse, algo inevitable a la larga, por supuesto. Por eso insisto en que este movimiento incumbe ahora a los socialistas, que siempre se han movido por estos espacios intermedios, pero con la complicidad de los Ciudadanos de Arrimadas, necesitados como están de encontrar ellos también esta centralidad que un día les puede permitir gobernar.

Nos detuvimos con ganas de ver estos espacios del nuevo catalanismo en el horizonte del mar, que es allí donde Bastides y Mercadal suelen pescar sus ideas.

- Podríamos continuar, Rumbau, pero con estos cuatro puntos sería suficiente para empezar. Otro día podemos avanzar en otras temáticas, que seguramente nos llevarán a miradas más abiertas en cuanto a la geografía peninsular...

Un buen momento para dejar esta conversación, con ganas de seguir más adelante la interrogación del futuro que mis amigos practican con tanta vocación, mientras pasean cada día por la orilla del mar.

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