Barcelona. |
La llamada a las urnas el día 21 de diciembre ha iniciado su
campaña electoral y las posiciones empiezan a estar claras. Sin
embargo, el desasosiego que se vive en Cataluña debido a la proclama
independentista, que ha dividido el país por la mitad, sigue afectando a todo
el mundo. Con
ánimos de saber cómo ven la cuestión mis amigos futurólogos de la playa,
siempre tan afinados en sus diagnósticos, me acerco a la Barceloneta para
charlar un rato con ellos.
Tras los saludos, entro raudo en materia:
- ¿Cómo veis el panorama? ¿Tenéis
alguna idea de por dónde pueden ir los tiros esta vez?
Mercadal, siempre dispuesto al razonamiento, toma la palabra:
- Rumbau, las posiciones están muy claras, eso es verdad, pero
eso no significa que nada esté claro. El
lado independentista es una confusión total, lógico si se tiene en cuenta que
algunos de sus líderes están en la cárcel y que su estrategia ha llevado a
Cataluña a un callejón sin salida. Puigdemont
en Bruselas la ha liado a base de bien, y la posición más insensata, que es la
suya, parece que está seduciendo a muchos de los independentistas. Lo que
demuestra el desconcierto que reina en sus filas. Los
de Esquerra Republicana, con una Marta Rovira que hace aguas por sus cuatro
costados, empiezan a estar preocupados. Al
otro lado, Iceta, para nosotros una de las posiciones más interesantes, es
atacado por todos sus flancos, poniendo a prueba las virtudes camaleónicas del
personaje, obligado a mantenerse recto cuando lo que se impone hoy es
ductilidad. Y
quizá por eso los vientos le son favorables. Ciutadans se está situando
con mucha fuerza. Las
ganas y las gracias de Arrimadas, su candidata, son evidentes, y sin duda será
una política a tener en cuenta en el futuro próximo. Parte en muy buena posición. El
misterio son los Comunes de Domènech y de Colau, ¿hacia dónde se inclinarán? Esquerra Republicana no para de tirarles el anzuelo y a ellos parece que les gusta. Pero
también saben que el independentismo es una aspiradora que no perdona, un
agujero negro ávido de tragarse todo lo que les molesta y les hace sombra. Respecto
al PP y la CUP, su transparencia es diáfana y por eso están en la cola, porque
lo que se impone hoy es la ambigüedad, la duda y el tacticismo cruzado, algo
que los extremos rechazan por purismo ontológico. Ya ves, un panorama muy
complejo.
- Entonces, ¿no estás de acuerdo con este análisis que habla
de dos frentes claros, los independentistas y los constitucionalistas?
- Hombre, constituye una táctica de los interesados de que
sea así, una simplificación maniquea de cajón, hecha para atraer a las mentes
simples.
- ¿Pero no crees que al final son las ideas simples las que
se imponen?
- Sí, pero nos olvidamos siempre de una cosa: damos por
supuesto que la gente es tonta cuando de hecho no lo es en absoluto, o en todo
caso, mucho menos de lo que pensamos. Es
verdad que las masas responden más a posiciones binarias y simplificadas que a
planteamientos complejos, pero Cataluña es una región pequeña y una de sus
características principales es la tendencia a la fragmentación fruto de
querernos singularizar sea por el motivo que sea. Por
otra parte, la sociedad catalana es una de las más politizadas del país, por no
decir del mundo, y a los catalanes nos gusta mirar la letra pequeña de los contratos,
de los políticos y de los partidos, y esto lleva al matiz y a la diferencia.
Paquito quiso dar su opinión:
- No digo que no sea verdad, Mercadal, pero me parece que
los dos bloques sí que están, ya que mientras unos son independentistas
declarados, los otros apuestan por la Constitución Española como ley de leyes.
- Esto es de cajón, Paquito, y tienes toda la razón del
mundo. Pero
no podemos olvidarnos de los matices, que es allí donde siempre saca la cola el
demonio, y en Cataluña nos gustan mucho los demonios, y hacer de Dimoni Gros o
de Dimoni Petit es una de las aficiones de la casa, como sabemos muy bien los que hemos hecho Pastorets. ¿Y
qué rol encarna Puigdemont en Bruselas sino es el de Demonio, que juega al
escondite con el ángel de la Constitución? Por
eso está seduciendo a tantos catalanes, que ven a un personaje bien conocido en
los escenarios parroquiales de sus ciudades rurales. El
problema de los demonios gordos es que siempre terminan vencidos y castigados,
mientras que los pequeños suelen ser más astutos y acaban escapando. Yo
creo que Puigdemont es de los pequeños y que del mismo modo que ha aparecido de
la nada, desaparecerá un día tragado por alguna trampa del teatro de la
Historia.
Bastides, que escuchaba con suma atención, intervino
entonces con su característico acento de la Barceloneta:
- En verdad en verdad os digo, que lo que se está dirimiendo
en Cataluña es el futuro del catalanismo. Una
lucha que hoy por hoy parece política y de partidos, pero que en el fondo es
una discusión mucho más profunda sobre cómo queremos que sea el futuro de
nuestro país, tanto de Cataluña como de España. Si
nos quedáramos sólo en el juego político actual, la verdad es que no iríamos
muy lejos. Enrocar
la polarización es la peor de las soluciones y un camino directo al desastre. Por
suerte, creo que bajo las palabras se esconden y se definen posiciones que
apuntan mucho más allá de las simples tácticas esgrimidas.
Conscientes de que Bastides había dado con alguna veta de
futuro para inspirarse, callamos con ganas de escucharlo:
- Sí, amigos míos, tres catalanismos se confrontan estos
días, tres maneras de entender el país y nuestra cultura que no
se identifican plenamente con los partidos sino que se mueven entre ellos, con
inclinaciones nítidas unas veces, y
no tanto otras. El
primero sería el catalanismo de los independentistas, que se ha identificado
con la voluntad de crear un país nuevo, de construir lo que llaman 'estructuras
de estado' y que se traduce en querer levantar unas nuevas fronteras en Europa.
Este
catalanismo unívoco, que quiere ser el único y el puro, se ha estrellado contra
la realidad. No
sólo la realidad práctica y política, sino la de la Historia, que no acepta que
un movimiento nuevo que se las da de innovador pretenda levantar unas fronteras
en una zona como es Europa donde su espíritu fundacional es
precisamente eliminar fronteras o en todo caso relativizarlas. Esta
catalanismo, frustrado por Europa y por el 155, está en un callejón sin salida
y yo lo calificaría en estos momentos de 'catalanismo unívoco enrocado': ya que
no podemos hacer lo que queremos, nos enrocamos. Quizás no
podemos ahora, pero seguimos con las mismas ideas. Opta por
la defensa, el repliegue y la terquedad.
- De cajón! -
exclamó Mercadal.
- El segundo catalanismo yo lo llamo 'binario': es aquel que
defiende la dualidad catalana y española de Cataluña. Está
muy bien representado por ese corazón que Ciutadans ha puesto en el centro de su
campaña, en el que está la bandera catalana, la española y la europea. Una
Cataluña que acepta y afirma dos identidades dentro, un catalanismo por tanto
que parte de una realidad social innegable y que explica que Ciutadans sea, hoy
por hoy, el segundo partido en el Parlament. Es
evidente que este catalanismo no es exclusivo de Ciutadans, sino que también el
PSC y los Comunes participan del mismo, cuando hablan de un catalanismo
inclusivo y no se afirman independentistas. Igualmente
los del PP podrían reivindicarlo, aunque ellos, al representar al partido del
gobierno central, se anclan más hacia el lado español de la dualidad.
- ¿Este catalanismo binario sería por tanto el
constitucionalista? ... -pregunta Paquito.
- En cierto modo y con muchos matices, pero es mejor huir de
estas etiquetas, que hablan sólo de la disputa electoral y no nos dicen nada de
sus posibilidades de futuro. Fíjate
que el catalanismo binario aparece como más abierto al futuro, por el simple
hecho de aceptar una riqueza de matices superior, algo que no tiene la opción
unívoca enrocada. Esto es evidente. Pero
por otra parte, al definirse los dos en oposición el uno frente al otro, el
enroque del uno obliga al enroque del otro, lo que paraliza las potencialidades
del binario, que se ve anclado hacia
el lado español.
- ¡De cajón!
- Y es aquí donde cabe postular un nuevo catalanismo,
implícito en los dos descritos pero nuevo y aún por definirse, que yo califico
de catalanismo excéntrico o dinámico.
- El catalanismo dinámico ... -exclamó Paquito muy atento
siempre a las palabras del futurólogo.
- En efecto, el catalanismo dinámico es el que huye del
enroque, acepta la realidad binaria de Cataluña, pero va más allá pensando en
construir un futuro basado en la afirmación y la defensa de las diferencias, en
este caso de la diferencia catalana,
pero no únicamente de la catalana, sino de todas las que configuran el mosaico
de las diferencias españolas y de las europeas, no con afanes de exclusión y de
separación, sino de unión y de colaboración de lo diverso entre sí .
- ¡Pero eso es una utopía, Bastides! -exclamó
el Corominas, el más escéptico de los amigos de la playa.- Las diferencias
hasta ahora han separado, nunca han unido.
- Lo has expresado a la perfección: 'hasta ahora', ¡pero no
en el futuro que se nos echa encima! Piensa
que el proyecto europeo no es nada más que eso, fundar la unión a partir de las
diferencias. Una unión
que no avanza cuando las diferencias no se respetan. Lo
que explica que los ingleses hayan considerado que querían separarse, como
también lo han sentido la mitad de los catalanes. Pero
las mismas negociaciones del Brèxit nos muestran cómo su salida sólo puede ser
una salida sin salida, es decir, cuando la unión de las diferencias funciona, a
pesar de sus defectos, ya no se puede salir sino es aceptando retrocesos
mayúsculos y pérdidas
descomunales que nadie está dispuesto a perder. ¿Significa eso que ya
estamos en el mejor de los mundos? En
absoluto, porque es evidente que la lucha de la homogeneización contra las
diferencias y, a la inversa, de las singularidades contra la uniformidad, es
una constante de nuestros días que sólo se puede dirimir hacia una dirección:
más unión con más diversidad y respeto mutuo de las diferencias.
- ¡Pero eso es por lo que siempre hemos luchado los
independentistas! -se exclama
Paquito.
- No, Paquito, porque al defender la separación para afirmar
la diferencia, estás cortando la relación con el conjunto y las posibilidades
de colaboración futura de las diferencias. El
error del catalanismo unívoco ahora enrocado es haber roto los vínculos con las
fuerzas peninsulares que también aceptan y defienden la diferencia catalana
dentro de España, que existen, son mucho más amplias de lo que parecen y
necesitan la complicidad catalana para poder avanzar también ellos en la defensa de sus diferencias.
El
catalanismo unívoco ha roto una lealtad que hasta ahora había sido más o menos
implícita, la cual se encontraba en la base del catalanismo surgido del
Franquismo, con la Asamblea de Cataluña y los primeros pasos de la Democracia,
cuando alcanzó el mayor consenso social de nuestra historia
moderna. Esta
ruptura, trasladada al interior de Cataluña, explica la división entre
independentista y constitucionalistas, de una peligrosidad extrema si no se
reconduce con inteligencia y rapidez.
Mercadal no se pudo contener más:
- ¡Tienes toda la razón del mundo Bastides! Y
ahora veo con claridad que este catalanismo dinámico que debe ir más allá del
enrocado y del simplemente binario, es el catalanismo del que siempre hemos
hablado, el que defendía Tarradelles y Pasqual Maragall en su primera época, y
que nunca se pudo
desarrollar por culpa de las prisas y de la persecución de la que fue objeto
por el nacionalismo y también por el centralismo de Madrid. Este
catalanismo dinámico es evidente que debe aceptar su alteridad española por un
lado, y por el otro tiene que huir del enroque y de los rencores acumulados por
el nacionalismo y su obsesión separadora de poner fronteras, buscando nuevos
objetivos de apertura y de
expansión. Y
aquí es donde veo de nuevo resurgir la idea tan fecunda de la euro-región capaz
de unir en redes de intereses comunes, regiones tan importantes como son todo
el levante español, Aragón, Cataluña, Baleares y el sur de Francia hasta llegar
a Montpellier y Lyon, huyendo de los discursos nacionalistas y
de la idea de los Països Catalans para centrarse en la realidad y el pragmatismo
de la política y la economía. Pero
no sólo eso, sino que se debe profundizar en las complicidades urdidas por las
alcaldías de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y otras que se quieran
sumar, caminos aún inexplorados tocados con mucho acierto pero con pies de
plomo por Ada
Colau, atrapada como está por la presión independentista y su minoría en el
Ayuntamiento.
- ¿Quieres decir que los Comuns son los que mejor expresan
este catalanismo dinámico?
- Creo que son varios los partidos que lo podrían
reivindicar, empezando por el PSC y por Iceta, para mí el más proclive a
desarrollar un discurso de este tipo. El
PSC ha sido históricamente el partido que mejor ha defendido esta posición. Pero
su problema es que lo ha hecho siempre a la defensiva, justificándose ante unos
y ante otros, por eso se ha ido adelgazando en estos años de polarización. Ahora
veo a Iceta más desprendido y dispuesto a afirmar sin complejos esta vía de la
complejidad binaria y dinámica, que quiere ir más allá de los enroques y de las
pérdidas de energía de la disputa por la disputa. Creo
que él podría liderar esta posición, que podría ir en paralelo a la de los
Comuns de Domènech, también abierto a un catalanismo dinámico, a pesar de la trampa
que los independentistas le han tendido apostando por su idea del referéndum,
que ha sido superada
por los acontecimientos. ¿A
quién le interesa ahora hacer un referéndum que puede decidir o no la
independencia por un 50% más 1 o menos 1? ¡Sería
perpetuar la división y el conflicto interior ad infinitum! Por
eso veo a los del PSC más libres tras haberse desprendido de estos compromisos
que corresponden a la época del catalanismo enrocado.
- ¿Y no crees que Arrimadas podría entrar también en esta
tendencia del catalanismo dinámico?
- Por supuesto, en realidad ya se encuentra en ella, y éste
es uno de los grandes retos de Iceta o de Arrimadas, si es ella la que se
impone finalmente como presidenta en el caso de disponer de los votos
suficientes: liderar este movimiento
hacia la apertura y el dinamismo, integrando la fuerza del catalanismo binario,
que acepta la complejidad y la alteridad interior pero que necesita una fuerza
nueva que le permita salir de la postura de resistencia con la que nació Ciutadans.
Hay
que tener en cuenta que este partido surge del desprecio del catalanismo
exclusivo de Convergencia hacia las alteridades interiores catalanas que se
expresan en castellano y que no tienen en la cabeza los ideales y la fe
nacionalistas. Ahora
les tocaría alzarse hacia este nuevo catalanismo abierto a una dinámica de
futuro, un objetivo de primer orden para conseguir movilizar de verdad las
energías del país. Y
te advierto, Rumbau, que si estos partidos se alzan en esta dirección, no
tardaríamos mucho en ver como los enrocados se suman al empuje del dinamismo
integrador, salvo los cuatro empecinados que seguirán hasta la muerte pensando
en la pureza de la Nación
Catalana.
- ¡De cajón! -exclama
Bastides, que escuchaba con gusto como su amigo Mercadal iba desplegando la
idea de aquel catalanismo dinámico que había visto perfilarse en el horizonte
del mar.
- No te olvides de los rencores y de los odios acumulados
durante estos últimos meses ... -dice Corominas, un viejo gato del periodismo.
- La solución es el futuro. Quien
sea capaz de alzarse hacia una posición de excentricidad y de apertura
estimulante, ganará la partida. Y parece
evidente que el catalanismo enrocado no lleva a ninguna parte. Es
un callejón sin salida que sólo sirve para salir del paso hoy por hoy. Si
sigue en su discurso de la independencia, como parece que quiere hacer, caerá
en la irrelevancia o hundirá el país en el conflicto civil y la crisis más
negra y absoluta. Estas
elecciones, las gane quien las gane, deberían abrir el camino a desarrollar
este catalanismo dinámico que dice Bastides. Abrir
puertas y ventanas al futuro, participar en la construcción de Cataluña, de
España y de Europa, para cultivar la superposición de redes de colaboración
entre estados, regiones, ideas, empresas y colectivos emprendedores. Y
aportar a Europa y al mundo lo que constituye el corazón del catalanismo más
abierto y creador: exaltar la diferencia para exaltar la unión.
Con la idea de este catalanismo excéntrico y dinámico bailando
en la cabeza, dejo a mis amigos y me voy a las duchas del Club para ver si me
baja la euforia y retorno a la dura realidad.
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